"10 cosas que amo de ti y 10 cosas que odio de ti"
~Tu sonrisa.
-Que la uses tan poco.
~Tus labios, porque hacen que el mundo pierda total importancia, logran que desee ahogarme en ti.
-Tus labios, porque a veces el rechazo se nota en ellos. Hay momentos en los que quieres alejarme de ti, pensando en que me proteges de esa forma.
~Tu voz, al avergonzarte cuando acorto la distancia entre nosotros.
-Tu voz cuando me recriminas mis errores.
~Tu personalidad, porque tienes mil facetas que me enamoran cada día.
-Tu personalidad, porque llegas a ser un sabelotodo insufrible.
~Tu ojos, tan azules y ardientes como un mar reflejando un furioso atardecer, los cuales en ocasiones dejan escapar una mirada de amor, que casi siempre intentas ocultar.
-Tus ojos cuando pierdes el control y decides olvidar que estoy aquí para ti, que puedes confiar en mí.
~Tu fuerza, porque es parte de ti ser tan imponente, tan seguro, tan amable.
-Tu fuerza, porque que a veces, apoyándote en ella, te dañas.
~Tus celos, los que por poco me matan el día en que me visitó una no muy casta ex-novia. Sentí todo el tiempo tu mirada rojiza en mi nunca. Luego te besé y aún más incitado por tus murmullos acusándome de mujeriego.
-Tu desinterés, por como demuestras, referente a tus metas, lo poco que vale mi opinión.
~Tus manos, cuando cálidamente abrazan a las mías.
-Tus manos, porque en ellas están esas cadenas que dominan tu alma.
~Tu pasión, cuando te dejas llevar por mis caricias.
-Tu aversión, al entrar en razón luego de que seamos uno.
Te amo, me duele hacerlo, pero no voy a dejarte, no podría, sería suicidio...
Te odio, porque me has atado a ti sin querer y me has dejado seguirte sin condiciones ni promesas. Amo este odio.
Te amo, Kurapika.
ווווו
Cierto rubio estaba limpiando distraídamente en esa tarde de verano. En algún momento decidió prestarle atención al armario en el que Leorio guardaba sus camisas y al abrir la puerta, un cuadernito de cuero y una pluma cayeron al suelo, rodando unos centímetros y quedando frente a los pies del joven Kuruta, el cual se inclinó a recogerlos.
-¿Qué es esto?- pensó sorprendido -No sabía que Leorio escribía...-
Dio una lectura rápida y mientras avanzaba sus ojos se agrandaron y sus mejillas enrojecieron notoriamente.
-Kurapika ¿Sabes dónde está la maceta de aloe vera?- el oportuno médico entró a la habitación sin tocar y vio al rubio, quieto de espaldas algo inclinado frente al mueble. Preocupado, se le acercó colocando una mano en su hombro -¿Oye estás bien...?-
Apenas Kurapika sintió su tacto, quitó la mano aprisionándola con la suya. Por un momento Leorio pensó que le estaba dando uno de sus ataques "no me toques" pero ese movimiento significó todo lo contrario. El rubio girándose de golpe miró fijamente al mayor al tiempo que decía.
-Cállate y bésame-
¿Quién podría negarse a esa orden? Pensó el doctor.
Fin~
ווווו ווווו ווווו ווווו ווווו
"10 cosas que amo de ti y 10 cosas que odio de ti"
~Tu sonrisa.
-Que la uses tan poco.
~Tus labios, porque hacen que el mundo pierda total importancia, logran que desee ahogarme en ti.
-Tus labios, porque a veces el rechazo se nota en ellos. Hay momentos en los que quieres alejarme de ti, pensando en que me proteges de esa forma.
~Tu voz, al avergonzarte cuando acorto la distancia entre nosotros.
-Tu voz cuando me recriminas mis errores.
~Tu personalidad, porque tienes mil facetas que me enamoran cada día.
-Tu personalidad, porque llegas a ser un sabelotodo insufrible.
~Tu ojos, tan azules y ardientes como un mar reflejando un furioso atardecer, los cuales en ocasiones dejan escapar una mirada de amor, que casi siempre intentas ocultar.
-Tus ojos cuando pierdes el control y decides olvidar que estoy aquí para ti, que puedes confiar en mí.
~Tu fuerza, porque es parte de ti ser tan imponente, tan seguro, tan amable.
-Tu fuerza, porque que a veces, apoyándote en ella, te dañas.
~Tus celos, los que por poco me matan el día en que me visitó una no muy casta ex-novia. Sentí todo el tiempo tu mirada rojiza en mi nunca. Luego te besé y aún más incitado por tus murmullos acusándome de mujeriego.
-Tu desinterés, por como demuestras, referente a tus metas, lo poco que vale mi opinión.
~Tus manos, cuando abrazan a las mías en un cálido abrazo.
-Tus manos, porque en ellas están esas cadenas que dominan tu alma.
~Tu pasión, cuando te dejas llevar por mis caricias.
-Tu aversión, al entrar en razón luego de que seamos uno.
Te amo, me duele hacerlo, pero no voy a dejarte, no podría, sería suicidio...
Te odio, porque me has atado a ti sin querer y me has dejado seguirte sin condiciones ni promesas. Amo este odio.
Te amo, Kurapika.
ווווו
Cierto rubio estaba limpiando distraídamente en esa tarde de verano. En algún momento decidió prestarle atención al armario en el que Leorio guardaba sus camisas y al abrir la puerta, un cuadernito de cuero y una pluma cayeron al suelo, rodando unos centímetros y quedando frente a los pies del joven Kuruta, el cual se inclinó a recogerlos.
-¿Qué es esto?- pensó sorprendido -No sabía que Leorio escribía...-
Dio una lectura rápida y mientras avanzaba sus ojos se agrandaron y sus mejillas enrojecieron notoriamente.
-Kurapika ¿Sabes dónde está la maceta de aloe vera?- el oportuno médico entró a la habitación sin tocar y vio al rubio, quieto de espaldas algo inclinado frente al mueble. Preocupado, se le acercó colocando una mano en su hombro -¿Oye estás bien...?-
Apenas Kurapika sintió su tacto, quitó la mano aprisionándola con la suya. Por un momento Leorio pensó que le estaba dando uno de sus ataques "no me toques" pero ese movimiento significó todo lo contrario. El rubio girándose de golpe miró fijamente al mayor al tiempo que decía.
-Cállate y bésame-
¿Quién podría negarse a esa orden? Pensó el doctor.
Fin~