Baekhyun se aferraba al borde de la cúpula de plástico que cubría el vaso de nieve de limonada como si de ello dependiera el que no soltara todas las palabras que quería confesar. Jongin parecía querer hablar después de decir que se había encariñado mucho con él, aunque lucía muy tranquilo después de aquello.
Tan tranquilo que le desesperaba.
En la mesa de Ben & Jerry’s que estaba frente a ellos, una pareja se besaba como si el mundo alrededor de ellos no existiera. Como si el cantar de los pájaros fuese la música de fondo de su amor, como si los árboles y el sol les dieran el perfecto enfoque a la fotografía que un profesional estuviese a punto de tomar. Lucían adorables y Baekhyun les envidiaba.
Sus finos dedos de pianista jugaban entre sí como si intentase tocar una mala pieza sobre la cúpula del vaso, y su respiración era pesada, difícil.
—Me siento muy atraído por ti.
Jongin soltó de repente. Baekhyun se lo esperaba pero a la vez no. Su cabeza había imaginado tantas veces aquél momento, pero ahora que era realidad, parecía estar tan hueca como un coco sin pulpa.
Baekhyun sonrió tímidamente, miró los labios del moreno que estaba a su lado y deseó poder decirle todo lo que sentía, incluso la envidia que le carcomía al ver a la pareja del frente.
—También me atraes, mucho, desde que te conocí.
Anteriormente, la tensión entre ellos podía cortarse con una sierra eléctrica de tan fuerte que era. Los silencios entre ellos durante las clases eran usualmente cómodos, no faltaban palabras, pero Chanyeol le había dejado a solas con él para escaparse con su amigo chino, el tal Wufan y entonces…
Entonces ellos fueron a recoger sus tesis impresas, incluyendo la del gigantesco Chanyeol. Jongin se había acercado tanto a él cuando les estaban atendiendo, él había colocado la mano en su espalda mientras acariciaba su costado como si le rascase, y Baekhyun jamás pensó que su tacto le provocara tantas cosas. Cuando el dependiente se había ido, el más alto le observó desde su posición, apoyado en la barra del mostrador mientras Baekhyun trataba de ignorar aquella mirada intensa que le desnudaba sin piedad. Quiso no sentir algo en aquél momento, quiso no devolverle la mirada, pero terminó haciéndolo y el moreno se la sostuvo.
En Ben & Jerry’s, la tensión se liberó mientras se miraban el uno al otro. Baekhyun soñó con aquella confesión, sus amigos sabían que existía algo entre ellos, pero no esperó que ocurriera tan pronto ni de esa forma.
Y sin embargo, sentía que podía explotar en cualquier momento por aquél instante tan bello. Y la pareja de la mesa del frente desapareció, y fue como si los pájaros dejaran de cantar para estar atentos a ese momento entre ellos dos, y los niños jugando parecieron haberse quedado quietos para admirar la intensidad y dulzura con la que se miraban el uno al otro.
—Es difícil no fijarse en ti, no cuando eres tan inteligente, guapo y una gran persona. —Jongin dijo, Baekhyun sabía que le observaba, y le devolvió la mirada con ternura— También tienes una mirada muy dulce, aunque a veces eres malo conmigo, pero tienes tu lado lindo.
—Sólo contigo, debo decir —el más bajo le miró apenas un poco más para después, sonrojarse, bajar la vista y morderse el labio con nerviosismo.
— ¿Pero sabes? No deberíamos.
—Lo sé. —«Respuestas cortas a cuestiones cortas», Baekhyun pensó—. Aun así hay tantas cosas que quisiera decirte.
—Dímelas todas entonces.
Baekhyun rio sin gracia, su mirada descendió a sus manos aun jugando con el vaso y se armó de valor para hablar. Ellos eran amigos, ahora, habían ido un paso más lejos.
—Me haces sentir nervioso, ni siquiera puedo mirarte a los ojos —de pronto, Baekhyun volvió a ser consciente de los niños al otro lado de la calle, de la pareja frente a ellos que ahora sólo conversaba con gracia y del sonido del canto de las aves, pero su atención no dejó de centrarse en Jongin—. Me gustas mucho, más de lo que debería.
Jongin sonrió. Despegó la espalda de su asiento y apoyó sus antebrazos en la mesa para mirar más de cerca a un Baekhyun tembloroso por el nerviosismo.
— ¿En qué piensas? —preguntó al mayor, quien miraba al frente sin observar algún punto en específico. Ni siquiera podía pensar.
—En que me intimida tu mirada, ni siquiera puedo sostenerla con la mía. —Con el rabillo del ojo, Baekhyun distinguió la mano del menor acercándose a su rostro para posarse en su mejilla izquierda y girarle el rostro para mirarse de frente—. Me gustas mucho, Jongin, es la primera vez que me siento así por alguien.
El pulgar de Jongin recorrió su pómulo, y entonces le soltó.
—Dime qué más es lo que quieres, Baekhyun.
—Ahora mismo, quisiera tanto besarte —dijo sin arrepentirse, y le miró a los ojos.
— ¿Quieres que te bese? —Jongin preguntó, como si quisiera cerciorarse de que sus oídos y sus ilusiones no habían hecho equipo para traicionarle. Un «sí» a secas pero lleno de cariño le llegó como un banquete a su corazón famélico—. Entonces acércate —susurró, y se percató de que sus rostros estaban tan cerca que respiraban el mismo oxígeno.
Baekhyun no esperó sentir unos labios tan suaves ni una carrera de latidos en su corazón, así como tampoco la lengua húmeda de Jongin abriéndose paso en su boca. El chasquido de los labios de ambos no se hizo esperar, y Baekhyun se sintió en un sueño del que no quería despertar.
Las manos finas del más bajo recorrieron la nuca de Jongin, y sus dedos se aferraron a sus mechones de cabello mientras sus besos parecían no tener fin. Pero entonces, Jongin lo finalizó y les hizo fundirse en un abrazo que no supo distinguir si era de amor o de pasión, pero definitivamente necesitado. El mayor sintió la pesada respiración del moreno en su cuello y quiso quedarse así para siempre.
—Quisiera tantas cosas contigo, Jongin. Nunca creí poder sentirme así por alguien.
La sonrisa en su rostro se borró cuando Jongin se separó de él y le miró de diferente forma, como si le hubiesen dado la peor noticia del mundo. Apoyó su codo en la mesa y su rostro en la palma de su mano, entonces le miró acongojado.
—No quisiera ir más allá contigo y lastimarte, tengo novia y la amo, y pues no quiero…
—No quieres engañarla.
Una pausa corta, Baekhyun deseó saber qué era lo que Jongin pensaba en esos momentos, deseó saber qué era lo que realmente quería y lo que el futuro les esperaba. Pero también deseó golpearle y reclamarle de dolor. Si la amara, no se habría fijado en él, no le habría dicho que se siente atraído por él ni hubiese correspondido a sus deseos de besarle.
—Ya la he engañado. —Dijo con simpleza.
— ¿Debería alejarme de ti entonces? —Preguntó sin esperar una respuesta en particular.
—No quisiera que te alejaras, después de todo eres una gran persona y un buen amigo. Tenemos mucha química nosotros juntos… muchas cosas en común y somos parecidos el uno al otro; casi podría decir que estamos hechos para estar juntos. Congeniamos muy bien y te tengo mucho cariño, pero si sigo conociéndote mejor, tal vez termine mal. Creo que… no quisiera lastimarte, no sé…
—Crees que es algo pasajero…
—Sí, tal vez —se apresuró a corregirse—. Quiero decir, tú también puedes conocer a alguien cuando salgamos de la escuela, y me vas a olvidar.
—No creo poder olvidar a alguien que me hace sentir tantas cosas al mismo tiempo sin necesidad de tocarme ni decirme cosas bellas.
—Entonces no me vas a olvidar.
—No quisiera olvidarte a ti, ni tampoco este momento —Baekhyun le miró necesitado.
—No quisiera que lo olvidaras.
—No dejes que lo haga entonces.
Sin una palabra más, Baekhyun se acercó para besarle nuevamente sin despegar sus manos de la mesa. Esta vez, se detuvo al rozar sus labios y grabó el espectáculo en su mente de Jongin con los ojos entrecerrados, mirándole con necesidad y cariño, con una media sonrisa y sus ojos ahora haciendo un tour por su rostro. Entonces rompió los espacios y le besó con intensidad.
—Ven, abrázame —Jongin susurró luego de separarse apenas para poder tomar la mano del mayor y hacer que se aferrara a sus firmes hombros. Acarició los cabellos de Baekhyun en señal de afecto mientras sus besos demostraban todo lo que ante los demás no deberían. El beso se prolongó más que el anterior, pero no duró tanto como Baekhyun hubiese deseado.
Baekhyun se mordió el labio y miró nuevamente hacia la nada, su nuevo refugio.
— ¿Estás triste? —Preguntó Jongin después de un rato.
—No soy la clase de persona que llore por eso, no de frente a la otra persona.
— ¿Entonces llorarás?
Baekhyun dudó en responder.
—Sí, probablemente. —Esta vez, Baekhyun le miró, y en los ojos dilatados de Jongin pudo ver un brillo de tristeza—. Pero no quiero hacer que tomes una decisión o que elijas entre ella y yo, conozco mi posición en esto y sé que no debo entrometerme más. Pero no me pidas que olvide lo que siento, porque no sé si pueda, no ahora.
Sus propias palabras, el «me he encariñado mucho contigo» y el «me siento muy atraído por ti» resonaron y tambalearon en su cabeza. Respiró profundo para contener un deje de tristeza y la probable aparición de lágrimas. Debía mantener su palabra de no llorar frente a él.
—No quisiera hacerte sentir que te he utilizado. Quiero decir, te mereces a alguien que no te haga el segundo en su vida, sino el único.
—No te preocupes, Jongin —Baekhyun le miró con ternura— soy responsable de mis sentimientos y sé en lo que me estoy metiendo. No esperaba que vinieras corriendo hacia mí una vez que te confesara lo que siento —y el «pero no sabes cuánto pude desearlo» se quedó atrapado en su boca, haciendo mella en sus rasgados sentimientos.
—Eres una persona muy madura, Baek.
El mayor sonrió con la mirada en los ojos del otro y dejo salir una carcajada seca.
—Creo que deberíamos irnos ya —dijo antes de desear echarse a llorar de tristeza o reír de la emoción por un momento como aquél—. Gracias, Jongin. Nunca me había sentido tan bien de confesarle a alguien lo que siento.
El menor tomó el vaso de Baekhyun con apenas un resto de nieve en el fondo y el suyo ya vacío para depositarlo en el basurero.
—A veces está bien compartirlo para no explotar en el interior. —Dijo antes de voltearse hacia él—. Pero dime, ¿jamás lo habías hecho antes?
Con una sonrisa y un beso sutil en los labios por iniciativa del mayor, Baekhyun le respondió con cierta picardía:
—No, Jongin, eres el primero.