----Bang relatando------------
~Soy un buen padre~
Un hombre vivía felizmente con su familia que consta de una esposa y dos hermosos hijos, un niño de 4 años de edad y una hija con 2 meces de nacida
---narrando desde el punto de vista del padre---
Mi familia era todo lo que más anhelaba, por lo que me rompía la espalda 6 días por semana y teniendo apenas solo unos momentos de convivencia con mis hijos y esposa pero todo ese esfuerzo valía la pena.
Mi esposa y yo trabajábamos y dejábamos a nuestros hijos con una niñera que al parecer, hacia un buen trabajo. Mis hijos parecían quererla mucho pero se notaban más felices cuando nosotros estábamos.
Mi hijo estaba en la edad de conocer las cosas, todo era nuevo y maravilloso y yo como padre, tenía que ayudarle a conocerlo. Así es, ayudarle, no se lo decía completamente, él investigaba la mayoría de las veces y yo solo le daba un “empujón” hasta que estuviera totalmente satisfecho. Mi hijo será un gran investigador.
Era sábado en la noche, y tendría el día de mañana libre para poder salir con mi familia, los domingos eran siempre especiales para mí y siempre los guardaba en mi corazón.
Estaba arropando a mi hijo para que se durmiera mientras mi esposa arrullaba a mi hermosa hija.
Un ruido en el closet sobresalto a mi hijo y se escondió debajo de las sabanas, temblando. Yo me senté a su lado y con dulzura pero firmeza le dije
-hijo ¿Qué sucede?- se quitó las sabanas, dejando ver su inocente carita con ojos abiertos y asustadizos
-tal vez es un fantasma. Me han dicho que se comen a los niños o se los llevan- su vos fue agudita y con miedo. Tenía muchas ganas de abrazarle y decirle que eran cuentos, pero esa no era forma de criar a una persona que será exitosa. Tenía que ayudarlo y que él comenzara a sacar sus propias conclusiones
-acaso ¿has visto en los periódicos que se reporten a niños robados por fantasmas del closet? O ¿Qué han sido comidos?- e dije en tono bajo y tranquilizante. Él se quitó las sabanas completamente y se quedó pensando un buen rato. Amaba verlo así. Concentrándose, arrugando un poco el entrecejo y pensando rápidamente
-n-no….-
-¿qué crees que sea?- murmure
-¿es seguro investigar?- aún tenía que pedirme permiso obviamente y yo se lo concedí.
Se levantó ágilmente colocándose sus pequeños zapatitos de casa y fue directamente al armario mientras yo le seguía por detrás.
Al principio tomo aire y abrió decidido la puerta del closet. Unos colores se habían caído y él sonrió victorioso y calmado.
A la mañana siguiente, habíamos decidido ir a un lugar tranquilo, como el parque.
Mi hijo jugaba con unas burbujas que le había comprado. Yo las soplaba y él intentaba atrapar la mayoría de estas. Una burbuja se alejó bastante y mi hijo la siguió. Yo lo seguía con la mirada y regreso un poco preocupado.
-¿Qué sucede, hijo?- le pregunte
-hay una señora que nos está viendo- me señalo a un punto que supuse que estaba atrás del árbol. Discretamente, me asome lo suficiente y vi una anciana que estaba espiándonos sigilosamente
-papi, ¿Por qué está viéndonos?- sonó curioso e inocente. Yo fruncí el entrecejo.
-no lo sé-
-¿es seguro investigar?- me pregunto animado, pero al ver mi cara seria se extrañó.
-me temo que esta vez no, será mejor irnos- bajo la cabeza, a veces había días en los que no podía dejarlo investigar.
Le avise a mi quería esposa y ella estuvo de acuerdo con irnos. Les compre un helado para que se animaran y no perdieran la felicidad del día. Seguidamente fuimos al cine y jugamos un juego de mesa familiar en el que podía participar mi hijo mientras la pequeña descansaba en su cuna, durmiendo.
Una semana paso y mi pequeña bebe se enfermó. No salimos ese fin de semana por cuidarla y mi hijo no se divirtió mucho. La bebe ardía en fiebre.
Llego de nuevo el lunes y la bebe seguía enferma. Yo había salido temprano del trabajo y la niñera se había ido. Mi hijo estaba jugando con un juguete bastante complicado para niños de su edad, es bastante listo mi pequeño. Los amo.
Mientras veía entretenido como mi hijo jugaba, mi bebe dormía y un mensaje hizo sonar mi celular
Amor, mi auto se averió y necesito que vengas a recogerme.
Era de mi esposa
-hijo. Saldré por tu madre. Tú quédate aquí y cuida de tu hermanita. No tardare- le di un beso en la frente y cuando iba a salir él me llamo.
-papi. ¿Por qué mi hermanita está muy caliente de la cabecita?- le mire por unos segundos sin decir nada, no sabía cómo explicarle – ¿es seguro investigar?- me pregunto sonriendo dulcemente. Le devolví la sonrisa
-investiga un poco, cuando regrese con mami terminaremos la investigación contigo- Salí. Sabía que él querría terminar la investigación antes de que llegáramos pero no creo que lo solucione bien.
Llegue con mi esposa y dejamos su auto con un mecánico. Tardamos 20 minutos y llegamos a casa apresurados para ver a nuestros dulces hijos.
Entramos a la casa y un silencio la inundaba. Pasamos por las escaleras y por enfrente de un armario que estaba abierto y la caja de herramientas casi vacía. No recuerdo haber dejado eso afuera, siempre soy muy cuidadoso con esas cosas por tener hijos pequeños en casa así que los nervios comienzan a recorrer mi cuerpo y mi esposa esta igual o peor que yo, me miro asustada al ver lo mismo que yo y vamos corriendo literalmente hasta el cuarto de mi hijo. Estaba vacío, recorrimos otras habitaciones pero no lo hallábamos, solo faltaba una habitación por recorrer y era la de mi hija.
De un momento a otro, el ambiente que ya estaba demasiado tenso y nerviosos por no encontrar a mi hijo. Estábamos parados en frente de la puerta que daba a la habitación de la bebe.
El tiempo se detuvo y un silencio más sepulcral que antes se expandió. Mis sentidos se agudizaron y podía percibir sonidos extraños a través de la puerta. También un olor conocido pero el que ahora no identificaba bien por los nervios que traía encima. Todo esto daba muy mala espina.
Abrí la puerta y nunca hubiera estado preparado para lo que vi.
Mi hijo estaba lleno de sangre en el rostro, la ropa y más que nada, en las manos. Esa sangre no provenía de él, sino de la bebe. Mire lentamente para abajo, paralizado. Y mi pequeña bebe tenía la cabeza totalmente deforme, abierta por quien sabe cuántas herramientas. Parecía que habían metido su cabecita en una licuadora pero sin despegarla de su cuerpo
-papi, intente investigar por qué le dolía la cabeza a mi hermanita, pero no encontré nada raro- me dijo sonriendo con inocencia y decepción. Voltee a ver a mi esposa y estaba tirada en el suelo, seguramente desmallada.
Soy un buen padre, porque ahora mis dos hijos están en el cielo y mi esposa está cuidándolos
-----fin de la narración---
----Bang---
Los chicos me miraban con un terror que no querían dejar salir tanto pero era imposible, sabía que esa historia por lo menos les desagradaría un poco por la bebe.
Himchan se veía mareado, al parecer no estaba tan acostumbrado a ese tipo de historias y Youngjae miraba a la nada con el ceño fruncido, seguramente imaginando la escena
-nada mal para ser una historia- dijo Daehyun alzando el pulgar dando a entender que le agrado.
JongUp y Zelo asentían con la cabeza sonriendo
-estoy cansado, creo que es hora de dormir- dijo JongUp bostezando y echándole un vistazo a la hora, sabía que me había tardado contando la historia por la velocidad tan lenta que llevaba pero no pensé tardarme tanto.
La fogata seguía encendida y estábamos dispuestos a irnos en parejas a las tiendas de campaña. A himchan y JongUp les toco en la orilla derecha. Daehyun y Youngjae en medio y a Zelo junto conmigo en la orilla izquierda. Tome la precaución de acomodarlas lo más separadas posible, para que todos tengamos un poco de intimidad con su compañero, como la que necesitábamos Zelo y yo.
Entramos y eran las 10:30 pm estábamos todos cansados de tanto nadar y comer. Sentía que si me recostaba, podría caer dormido totalmente. Pero recordé lo que le había dicho a Zelo y un hombre de verdad siempre cumple con sus promesas.
La campaña estaba iluminada por una linterna que teníamos nosotros, iluminaba lo suficiente para ser un tanto erotico y eso me traía vuelto loco.
Zelo se acurruco a mi lado. Nos acostamos abrazados esperando escuchar la conversación de los demás pero no se escuchaba nada
-crees que están dormidos o que estén hablando- me susurro Zelo al oído
-no lo sé-
-¿es seguro investigar?- me dijo Zelo riendo un poco, reí con él
-sí, es seguro- dije con vos grave. Zelo se levando y abrió la casa de campaña sigilosamente, yo lo seguía por detrás y nos acercamos con cuidado de no hacer sonar algunas ojos o ramas que estaban en el suelo y llamar la atención de los demás. Nos acercamos a la casa de campaña donde se hospedaban himchan y JongUp. Las tres casas eran impermeables y con doble tela gruesa. Estábamos a medio metro y apenas se escuchaba como conversaban, y yo convencido un 90% de que hablaban normal, sin susurrar. Mi sospecha fue aclarada al escuchar a himchan reír fuerte, claro que apenas era audible para nosotros y no escuchábamos bien de lo que hablaban.
Ambos sonreímos traviesamente. Estando a medio metro de distancia apenas los escuchábamos, nos sentíamos mucho más seguros al saber que cada campaña tenia más de 5 metros de distancia.
Tome a Zelo de la mano y lo lleve hasta nuestra casa. Lo introduje con cuidado y después me metí yo, cerrándola detrás de mí.
Apenas voltee y Zelo me ataco, besándome salvajemente la boca con más lengua, como cuando ya estábamos teniendo sexo, o mejor dicho, haciendo el amor.
Estábamos ambos hincados de frente besándonos y acariciándonos salvajemente, desesperados. La temperatura de nuestros cuerpos subió rápidamente y unos minutos después ya estábamos sudando. Yo me acerque más y poder frotar mi rodilla contra su miembro un poco brusco. Zelo tiraba de mi pelo hacia atrás cortando el beso, dejando salir gemidos no muy fuertes y desesperado busco contacto de nuevo con mis labios.
Le quite la camisa y los pantalones después. Dejándolo en ropa interior en un abrir y cerrar de ojos. Zelo se quiso poner encima de mí y lo permito, parecía más ansioso que yo
-has estado esperando mucho… humg… ¿verdad?.. Hooo~- hiso que gimiera mientras frotaba su mano en mi pene, encima de los pantalones
-si… ¿te gusta?- su reparación era entrecortada. Su mano se coló por debajo de mi ropa interior y tomando mi miembro fuertemente me hiso gemir mas
-hooo~ eres genial…- me sorprendía como podía cambiar de un niño tan dulce y tímido a uno salvaje y brusco pero, mierda, me fascinaba.
Me quito la camisa y los pantalones junto con la ropa interior. Seguía masajeando mi miembro con rudeza y me arrancaba más gemidos graves. Sentí como frotaba su pene en mi pierna. Sintiendo su dureza y tibieza.
Dejare solo esta ves que él tome el control y que tanto él como yo experimentemos cosas nuevas. Y qué manera más genial de probar más cosas nuevas que estando en otra posición que no he hecho antes pero sí que la he visto.
-quítatelos- le dije a Zelo mientras me incorporaba, preparándome para algo que a ambos nos gustara. Zelo en cambio me obedeció deseoso y sudado. Me miro esperando a que fuera yo el primero en hacer algo y así fue.
Lo tome de los hombros recostándolo y con las piernas un poco flexionadas y bastante abiertas. Mi boca pasó desde sus labios hasta su miembro, dejando marcas de chupetones que delataban mi recorrido y mi falta de atención en algunos lugares.
Cuando llegue hasta su sexo. Comencé a lamerlo bastante, tratando de excitarlo más, pero por lo erecto que estaba, no creo que dure mucho. Bese la punta de su pene succionándola
-aaahh… si sigues así...m-me vendre- lo voltee a ver jadeante y le sonreí de lado, me miro con mas deceo y no pude aguantar mas mis planes. Me apoye enl los codos y deje que mi miembro estuviera a plena vista de él dejándolo enfrente de su cara y el suyo quedo en el mismo estado.
Comprendió de inmediato lo que planeaba así que no esperamos más.
Ambos nos metíamos el pene ajeno a la boca sin piedad alguna, dando quejidos de placer ahogados y tratando de dar más placer uno a otro, consiguiendo Zelo que yo me corriera primero no aguantando más placer.
Por el gemido que di, su miembro salió de mi boca por unos momentos, haciendo que Zelo encogiera las piernas por la falta de calor de mi boca.
Me calme un poco y seguía teniendo la erección en frente de mí, esperando terminar. La mire con ojos somnolientos por el orgasmo. Continúe con mi labor anterior pero esta vez, más salvaje, bajando con rapidez la cabeza sintiendo como me mareaba por el movimiento tan veloz.
Sentí a Zelo removerse más y sus piernas no sabían si cerrarse a abrirse más bajándolas y volviendo a doblarlas. Al final las termino doblando para poder levantar su cadera y moverse haciendo más profundo todo eso.
Dejo salir un gemido más fuerte pero moderado, consciente de que tal vez si gemía alto, los demás podrían darse cuenta de lo que hacíamos. Y eso es lo que menos queremos en momentos como este.
-eso es muy nuevo para mí- respiraba agitadamente Zelo, bajando y subiendo su pecho notablemente y limpiándose sensual mi semen que tenía en el labio inferior.
-también para mí, aunque en mi opinión tú lo hiciste muy bien- le sonreí después de darle el cumplido. Guiñándole el ojo después.
-pues tú tampoco lo hiciste tan mal- nos abrazamos y volvimos a besarnos. Tranquilos y con todo el tiempo del mundo. Tome la manta y nos cubrí a ambos. Así mismo, durmiéndonos cerca uno del otro con nuestros cuerpos desnudos brindándonos calor.