Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reservoir por sleeping god

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No tengo ninguna excusa valida que dar así que unicamente pido disculpas y les indico que continuo.

No quisiera...

No quisiéramos.

Sí, tienes razón. No quisiéramos parecer anticuados pero, bueno, ¿han escuchado esas canciones pegadizas de la época rock clásico e incluso durante la disco? Estamos seguros que tendrán alguna en mente y podrían incluso usar esa pero en nuestro caso convendría mezclarla con My Sharona de The Knack para la historia que desarrollamos juntos.

Que gusto que la recuerdes, Shizu-chan.

No es difícil, Izaya.

Debe ser raro, lo sé. Tomados de la mano, mirándonos a los ojos sin ningún tipo de odio, paseando por la ciudad y sonriéndonos como enamorados. Justamente es por eso último: estamos enamorados.

¿Y cómo ocurrió eso? Es una pregunta muy buena ¿verdad, mi amor?

Lo es ¿Quieres que lo cuente yo o tú?

Oh, por favor, hazlo tú.

Seguramente tú puedes narrarla con más detalles.

Pero me gusta tu voz.

Está bien. Puedes agregar lo que quieras cuando quieras.

 

En retrospectiva, más bien, viendo hacia el futuro que ahora es el pasado. Como sea. Debemos o nos veremos bastante ridículos. Enamorados, justo ahora eso…sonaba raramente posible y, al mismo tiempo, lejano y ajeno a siquiera una posibilidad.

No podría haberlo sabido.

-Buenos días, Shi-zu-chan—me dice frente a mi rostro con natural diversión—Durmiendo como caballo. Solo una bestia podría hacer eso.

Es verdad. Me he quedado dormido mientras le miraba a él. Aquí y de pie. Maldición.

-Pediré algo de desayuno así que báñate para que reaccionen tus piernas.

Quisiera gritarle pero a este ritmo, de llevar una pierna delante de la otra con un horrible y doloroso hormigueo, no me place empezar mal el día.

Al salir de la ducha ya está en la mesa bebiendo café y masticando una rosquilla con su mano derecha mientras con la izquierda manda mensajes desde dos teléfonos que va intercalando sobre la mesa.

Al sentarme agarro una taza y le pongo dos cucharas de azúcar.

-Más tarde debo ir de compras. Namie quiere cocinar sopa de miso—me informa sin mirarme, siguiendo en sus teléfonos y dando sorbos de café.

-Bien. También debo comprar algunos víveres y cigarrillos.

Al concluir toma su chaqueta y salimos. Parece que lloverá pues hace una humedad pegajosa en el ambiente cálido. A las dos cuadras ambos ya estamos sudados.

Ni el tiempo que tomé en ducharme.

Justo frente a la calle veo un local con un gran oso panda con un letrero anunciando que venden helado.

-Vamos. Compraré un par—le digo y va tras de mí. La ciudad está calmada. Debe ser este maldito calor—¿de qué lo quieres?

-Limón.

-Dos de limón.

Mientras lo comemos vamos al supermercado en total calma y monotonía. Igualmente volvemos a su departamento a dejar los alimentos, después me llevaré los míos, y hacemos algo de comer. El continúa en la computadora y yo me dedico a ver un programa cómico mientras fumo y esperamos… Quien sabe que esperamos.

Al caer el sol y con ello el calor me acerco a su escritorio y cierro su computadora.

No tengo idea de por qué lo he hecho.

-Ven, siéntate. Veamos una película.

Me sigue al sillón y nos sentamos con pocos centímetros de espacio entre ambos. Durante el transcurso del filme solo nos levantamos dos veces. Una para hacer palomitas y otra para ir al baño. Cuando terminamos de ver la televisión (vimos otra película justo después de esa). Me levante a prender sus luces para volver con él y besarlo. No se quejó. Empezó a desvestirme y durante horas estuve haciéndole el amor en el sillón. Esa noche sí dormí, con Izaya abrazado a mi pecho.

Salí temprano esa mañana, dejándole una nota diciendo que podía llamarme. Y estuve trabajando hasta el mediodía cuando recibí un mensaje de él: “Estoy en tu departamento”. No decía más.

-Debo irme, Tom—le informé para ir a casa. Volvimos a hacerlo y se quedó a dormir. Esta vez fue el quien se ducho y salió temprano dejando una nota: “Llámame después de las 6”. Eso hice para ir a verlo.

Hace una semana que así es. No hemos vuelto a pelear pero apenas hablamos. Y es porque algunas palabras que decimos nos hacen pelear (sé que Shizu-chan no sabe por qué así que lo explicaré).

Le he escrito: “ven a las 8” pero el pulso frente al número parece amenazante. Quisiera ponerle algo como Shizu-chan, o bestia, quizá hasta un “ya sabes para que”. Y en algunos momentos para simplemente escribir algo como ¿no que apestaba? Es mi naturaleza burlarme así como la suya enojarse. Y ahora esta parece la mejor paz que logremos. Nos entablamos. Nos encerramos.

Es lo mejor que podremos lograr así que mejor voy por un cenicero para cuando llegue, el ultimo lo rompimos. Son las 7:30 por lo que no hay prisa.

Estos humanos no han sospechado en sí de nada. Sospechaban más antes, cuando nos peleábamos, ahora que actuamos como conocidos que de vez en cuando están juntos creen que simplemente nos hemos logrado tolerar, ni siquiera que hemos llegado a una amistad.

No es que me preocupe, es solo… es solo que… he visto tanto a los humanos y son tan curiosos y folklóricos en sus demostraciones de afecto. Van de la mano, se besan, se dicen cosas lindas y es tan obvio y extraño. Y nosotros no.

-Jajaja… estúpido—he tenido que reírme. Nosotros dos no somos humanos. Mejor me apresuro a comprar su cenicero.

 

Que extraño. Izaya-kun comprando un cenicero y nunca lo he visto fumando.

-Sonohara-san.

-Ryuugamine-kun—le saludo y vamos caminando por los pasillos del centro comercial, dejando de mi vista a Izaya-san.

Le he pedido que me acompañe a hacer las comprar después de la escuela pues quiero saber si está bien. Ha actuado por extraño últimamente y estoy preocupada. Pero no dice nada, a pesar de lucir tan tranquilo por fuera y querer actuar natural no parece el mismo. Desde que Kida-kun se fue algo parece haber cambiado entre nosotros.

-Sonohora-san—me llama Shizuo-san así que me alejo sin que lo note Ryuugamine-kun que atendió una llamada—Disculpa. Quería verte desde hace tiempo y es una suerte que te topara. Quería pedirte una disculpa por el pedido que te hice el otro día. Debió ser muy sorpresivo y grosero de mi parte.

-N-no… no, está bien. No tienes que disculparte por eso. Está bien, Shizuo-san.

-De acuerdo. Nos vemos.

-Nos vemos.

Me ha puesto nerviosa.

-¿Sonohara-san?

-¡Voy!—espero que Ryuugamine no lo haya visto.

 

Ese chico, Ryuugamine Mikado, parece tener una mirada algo fría. Como sea, debo llegar con Izaya. He comenzado a decirle Izaya desde hace ya un tiempo. Llevamos con esto un par de semanas y aunque me parece un gran avance de alguna forma no lo parece. No sé muy bien que estamos intentando.

Paso a su casa y suena mi teléfono. Es Varona.

-Dime.

-Quería saber cómo seguía el estado de nuestra misión. Haz dejado de informarme.

-¿misión?... Ah, sí. Sobre ello, ya no es necesario que hagas nada. Gracias por haberme ayudado. Nos vemos mañana.

-Entendido.

-¿Quién era?—pregunta Izaya quitando el papel periódico de un cenicero que remplazará el que rompimos la vez que tuvimos sexo sobre la mesa.

-Varona.

-Ah…

Pensaría que si somos algo él debería sentir celos o algo. Incluso no debería sentirme tan tranquilo diciendo que me llamo la chica que le hizo ponerse extraño la primera vez, la misma que me besó en los labios.

Realmente… ¿Qué estamos haciendo?

-Ya he cenado—me informa así que lo llevo a la cama para comenzar a tener relaciones.

 

Al despertar sigue a mi lado, despierto y con un cigarro en los labios.

Me levantó para ducharme e irme. Al salir del baño él está arreglado también.

-Trabajaré solo medio día—me dice terminando de acomodarse su moño. Por un momento recordé que las parejas arreglan las corbatas y moños del otro—Podemos dar una vuelta por la ciudad.

-Está bien. Te veré en el Russian Sushi.

Salimos como unos desconocidos.

Quizá, con mucha suerte, hoy será la última vez que ambos toleremos esto.

Terminaremos esta relación.

 

 

¡Hola! ¡Han vuelto! Primero tomen el folleto. El fin de semana habrá 2x1 en anguila, deberían probarla. No es tan salada como muchos dicen. ¡Es deliciosa y barata!

. Pueden sentarse mientras doy los volantes.

-¡2x1 en anguila el fin de semana! ¡Rico! ¡Barato! ¡Sushi!

-Gracias.

Esa chica, la de las dos coletas. Esa joven conoció a Izaya. Pero eso seguro ya lo saben. Aun así, ella aun siendo tan joven ahora sabe dos cosas: lo que es desear suicidarse y que siempre alguien parece ser algo que no es.

Debo quedarme aquí. Vayan con ella. Nos veremos más tarde. Tomen, otro volante.

 

Ese chico de cabello negro fue todo un engaño… aunque por él aún estoy viva. No sé si igual hubiera podido brincar de aquel techo sin nadie, por mi propia voluntad.

A veces los problemas son… grandes. Muy grandes para uno mismo. Incluso el morir pareció demasiado pesado para mi sola. Me engañó y me dio una lección.

Entre toda esta gente que  vemos en la ciudad, cruzando la calle, comprando mangas, paseando con su pareja, espiando a sus amantes y demás, están quienes planean y engañan. Seguro crees conocerlos a todos pero al menos uno de ellos miente en tu vida. Y no lo sabes, ese es el punto. Al final, ese es el punto.

 

Antes de llegar al restaurant me taclea nuevamente esa niña pequeña y vuelve a tratar de matarme, esta vez con unas tijeras de carnicero. Se las quité y me quedé hasta que alguien viniera por ella.

-Ya he llamado—me dice sentándose en la banqueta.

Miro la hora. Quizá debería llamar a Izaya.

-¿Ibas a ver a esa chica?

-No, esta vez veré a… otra persona.

Baja la mirada y me dice casi con reproche.

-¿Es tu novia esa persona?

-N…—¿Qué podría ser? Siendo sincero no somos eso. Esto más bien parece ser algo que queremos pero no logramos.

Creo que le pedí verlo hoy para hablarlo. No, no podemos hablarnos. Fue para terminarlo.

-No, no es mi novio—le respondo y se detiene un auto frente a nosotros. Se sube al lado de un hombre con el cabello rojizo, bien vestido y con una cicatriz sobre su ojo.

-Gracias por cuidarla—me agradece y se marchan.

Será mejor darme prisa.

 

Shizu-chan no fue el único en demorarse, a mí me paso lo mismo pero con su hermano.

-¿Ya han arreglado sus diferencias?

-No exactamente. La verdad es que nos veremos hoy para terminar.

-Entiendo. Creí que llegarían a otra solución.

Tiene unos ojos bastante fríos. El hermano de Shizu-chan es fascinante, es difícil de leer en su cara y aun así es tan humano en todos los aspectos; quiere a su hermano, tiene una novia, protege su verdadera identidad, actúa frente al público. Tan diferente de la bestia.

-Izaya-san—me llama antes de marcharse, se acerca y con una posición predecible pone su mano en mi hombro y pronuncia—si vas a romper el corazón de mi hermano, quizá sería mejor que lo hicieras literalmente.

Ridículo. Yo no temo matarlo.

 

Nos encontramos antes de entrar. Ambos hemos llegado tarde.

-Shizu-chan, ¿Podrías prestarme tu encendedor?

Me lo entrega.

-¿Tienes cerillas?

Con una mueca de duda busca en sus pantalones hasta encontrar unas.

Rompo el encendedor y arrojo el líquido sobre la bestia, después prendo la cerilla y al arrojarla me veo soplando antes de que le caiga.

-¿Qué diablos fue eso?

Sin saber por qué… me he puesto a llorar.

 

Fue raro, muy raro. Tenía ganar de mandarlo a volar por casi prenderme fuego pero cuando sus ojos se llenaron de lágrimas mejor lo abrace.

Mucha gente nos miraba pero nadie se detenía.

-¿Podemos ser novios?—me cuestionó con ese tierno gesto que no odio ni es monótono.

¿Qué queremos lograr? Al menos Izaya lo sabe.

-Te quiero—agrega. Nunca lo vi tan adorable.

-Podemos—le confirmo a ese Izaya, mi Izaya.

 

Nunca antes había pisado un lugar de estos en mi vida. Lleno de adolescentes bailando entre ruido, alcohol, drogas, sudor y luces multicolores. Un centro nocturno.

-¡¿Seguro que aquí quieres estar?!—le pregunto a Izaya que va feliz de la vida cruzando la pista de baile sostenido de mi mano.

-¡Sí! ¡Hagamos algo normal!

-¡Podríamos ir a tomar algo! ¡Yo no bailo!—parece no convencido de lo que le digo. Me mira y al cambio de la canción decide bailar solo frente a mí, con una sonrisa que me sigue impresionando.

Igualmente me niego a bailar.

-¡Por favor!

-¡No!

-¡Por favor, por mí!—agarra mis manos y las mueve a su ritmo. Aunque poco gente nos mira esto me avergüenza—¡Solo esta canción!

Bien podría haberlo mandado hasta el otro lado de la ciudad o simplemente repetir que no pero… no pude. Era mi Sharona.

Nunca antes me divertí tanto. Y fue con él. Al salir se le notaba agotado y aun así iba insistiéndole a tener sexo, lo quería conmigo, deseaba poseerlo y jamás dejarlo ir. Ya sus besos durante toda la noche no me satisfacían.

-Izaya…

-No, Shizu-chan—me decía caminando con letargo en la calle deshabitada. Suponía que serían las tres o cuatro de la mañana pero mi cuerpo se negaba a dejarlo ir a descansar.

Era tal su cansancio que pude seguirlo a su casa y colarme en ella sin que emitiera ninguna queja.

-Mañana—me pidió cuando me recosté con él en la cama.

-Ahora.

-¿Por qué no puedes esperar a mañana?

-Porque justo ahora estoy loco por ti.

Se sonrojó. Le abrace y puse mis labios sobre los suyos.

-Te quiero, Izaya.

Descendí mis manos a su playera para retirarla mientras parecía agobiado con el sentimiento hasta besarme el mismo con un erotismo que no había expresado hasta el momento. Le seguí el paso desasiéndome de mi ropa hasta el pantalón, pues recordé que le gustaba como me veía con el puesto, no así permití que permaneciera con el suyo.

-Shizu-chan. Dilo de nuevo.

-Te quiero—le abrace y él hizo lo mismo para elevarlo a meterme en su interior, dio un suspiro para después reírse tontamente. Como unos tontos. Algo nos había pasado y parecía que continuaba con nuestras salivas mezclando, el sudor, los fluidos y el sonido.

Me he jurado quererlo tanto como en este preciso instante. Aunque jamás estuve tan fuera de mi como durante My Sharona.

 

En adelante, desde esa noche, hemos estado junto día y noche, a excepción cuando debemos trabajar. Solo necesitábamos dar ese paso para estar juntos. Pero claro, han de tener en mente como llegamos a…

“Pero para el asombro de todos los que estábamos en la calle, vemos que Shizuo-san no se lanza a salvar a Orihara, sino que lo hace el mismo y le grita con un odio que nunca escuché, uno grande, uno real:

-¡Qué estúpidos fuimos!”

Bueno… Shizu-chan, podrías alejarte un poco, me distraigo contigo cerca.

-Seguro.

-Gracias.

Es difícil de creer ¿verdad? Hay que analizarlo todo, detenidamente, porque las pistas son vagas pero existentes. Algo está mal aquí, desde antes. O podría ser alguien ¡Diviértanse con los humanos! ¡Entre ellos hay alguien haciendo algo fabuloso que los hará amarlos! Aunque por ahora, mi corazón pertenece a Shizu-chan.

 

Kasane Kujiragi es mi nombre. Han venido conmigo por las sospechas que guardan. Sí, lo admito, es algo lógico dirigirse a mi persona después de pensar que deben encontrar al mentiroso en todo esto. No soy yo pero puedo ayudarles un poco. Por supuesto que Izaya y Shizuo deberán estar entre los posibles sospechosos. Deberemos agregar a Varona y Kasuka. Los demás quizá les sean más sorpresivos: Mizuki Akabayashi y, aunque no lo crean, Ryuugamine Mikado.

 

Solo haré una pequeña presentación pues me han encontrado en medio de un trabajo. No debo distraerme del camino. Al parecer mi nombre (Egor) y oficio les ha parecido adecuado para volver esto con tintes detectivescos y de mafia. Muy bien. Ayudaré, reduciré sus posibilidades de acuerdo a mi experiencia.

En este caso los sospechosos serían  los siguientes:

Ryuugamine Mikado: Mr. White

Varona: Miss Blonde

Heiwajima Kasuka: Mr Brown

Orihara Izaya: Mr.Pink

Heiwajima Shizuo: Mr. Blue

Misuki Akabayashi: Mr. Orange.

Listo, ahora puedo formar sus supuestos. Mi recomendación es que nunca confíen plenamente en nadie.

Notas finales:

Gracias por seguir leyendo a pesar de las largas esperas. De verdad, muchas gracias.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).