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Reservoir por sleeping god

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Notas del capitulo:

Una disculpa por la tardanza pero no se me ocurria un titulo, aunque pareciera tan obvio al momento de escribir el capítulo.

El fin, continuo.

Deberíamos esperar a Kida, seguro que él podría explicar mejor las cosas en esta ciudad, ¿no es verdad, Sonohara-san?

Sí. Bueno, quizá podríamos decir qué es lo que estamos viendo en este momento.

Quizá sí. Está bien. Estamos ambos saliendo del Russian Sushi… ¡no, no es una cita!

¿Cómo?

No, solo como… como amigos.

Sí, amigos.

Está bajando el sol y nos sorprendió a nosotros como a todo Ikebukuro que Orihara y Shizuo fueran de la mano, el primero dando saltitos y el otro con la cara hacia el piso pero sin soltarlo.

¿Crees que deberíamos preguntarle si está bien?

No, creo que sería lo peor.

-¡izayaaaaaa!

-¡Será mejor irnos, Sonohara-san!—ya han empezado a volar las máquinas expendedoras.

 

Ya estamos a una distancia segura y he dejado a Sohohara-san en su casa. La verdad es que la invité a comer pero algo así como una cita…, he intentado pedirle una pero… ¡perdón, me he desviado del tema! Sí, hace un par de semanas se supo por la página de los Dollars que Shizuo-san había matado por fin a Izaya-san, sin embargo a la semana lo vimos bien, incluso molestando de más a Shizuo-san, sin embargo ahora se corre el rumor de que mantienen una… relación amorosa. No sé hasta qué punto es cierto. Quizá Kida sepa más.

 

Mikado ha insistido en que cuente la versión de los hechos que es cierta, así que aquí la tienen la verdad: y la verdad es que no lo sé. Acabo de llegar y suficiente sorpresa ha sido ver a esos dos tomados de la mano, no solo eso, Shizuo actuando con tanta caballerosidad, colocando su chaleco sobre un charco, retirándole el cabello de cara, comprándole helado… sí, los estoy siguiendo al igual que…. ¡¿de dónde salieron?!

-Lo siento, ella insistió—Yumasaki no parece muy contento de ver esto. Lo mío es mal sana curiosidad por Izaya.

-¡Se ven tan lindos! ¡¿Podría ser que este  busca un favor más tarde?! ¡¿Y si Izaya así lo quiere?! ¡Quizá se obliguen mutuamente! ¡¿Quién jode a quién?! ¡Ahhhhh!

Será mejor alejarme de ella.

Mirándolos un poco más de cerca…

Jeje, venia preparada, cuando Mikado me contó sobre esto tuve que traer unos binoculares.

Como iba decidiendo, viéndolos más de cerca lucen contestos, pero no en ese sentido, sino en el de fastidiarse mutuamente. Estoy seguro que algo más ocurre ¿Qué podrá ser? ¿Estarán ambos tan enfermos que ya han llegado al punto que no hayan como más joderse la existencia?

-Nos gustaría algo de espacio, Kida-kun.

Ya he aceptado demasiada curiosidad sobre este asunto y quisiera mantenerlo entre Shizu-chan y yo.

-Descuida, quizá sea tiempo de que les hable de esto.

-Ya era hora.

-No, Shizu-chan. Le explicaré a ellos, no a ti. Así que ¿Por qué no me traes unos chocolates, cariño?

-Enseguida, amor—¿no les encanta que sus pasos retumben?

Comencemos con ese día y lo que pasaba por mi mente.

 

No es que siempre salga con la idea de encontrarme con Shizu-chan, sino que es precaución llevar siempre mis navajas, sí, ellas tienen una relación con él pero en realidad tengo ganas de ver una película que no sean sobre el estúpido hermanito de la bestia. Son siempre tan ridículas.

Tengo entendido que hay una nueva que ha tenido buenas críticas, quizá vea esa o bien puedo ver que más hay en la cartelera.

No es que piense mucho en Shizu-chan pero es la costumbre que ha llegado hasta mi cuerpo, a recorrer el camino largo para el cinema y pasar por donde está su departamento.

Ah, hacerlo rabiar un poco me hará el camino al cine más entretenido.

Sentí las navajas mientras veía la cara molesta de Shizu-chan gritando mi nombre. No saquen otras ideas, simplemente es una pequeña obsesión el no poder manipularlo, nada más.

Subí las escaleras silenciosamente, no quería delatarme aunque admito que tiene una capacidad innata de detectar un olor que ni siquiera yo mismo huelo.

Justo en el último escalón vi una moneda de 100 yenes rodando.

Nadie podría haber pensado mal de ello pero me dio un enojo inmediato haber desviado la mirada a ello. Fue algo tarde cuando la puerta me golpeó y vi las escaleras.

Pensé que moriría. Estaba enojado con Shizuo por ello. Me había ganado y yo había muerto. Es un horrible sentimiento morir odiando.

 

Buenos días, soy el doctor que estuvo a cargo de Orihara Izaya, me ha pedido que de una breve explicación de por qué aparentemente estaba muerto.

No hablaré con palabras técnicas pero intentaré que sea lo más específico posible. Cuando Orihara-san cayó por las escaleras sufrió varios golpes pero uno de ellos fue en su cabeza, en las cervicales, solo que provocó el desmayo, contrariamente a lo que se pensaría eso le salvó la vida, pues con su cuerpo relajado la caída causó menos daño, aunque uno de esos golpes le abrió la piel del cráneo por no decir el astillamiento de dos costillas, los hematomas, cortadas y un golpe en la cabeza que le sacudió el cerebro, probando una leve hinchazón. El desmayo fue fuerte y los golpes del cerebro dejaban la duda si habría un sangrado intracraneal, ese fue el motivo de su hospitalización, sin embargo se recuperó bien.

Siempre tenía la misma visita, ese muchacho de rubio cabello que insistía en que lo había matado. Aunque, admito, estuvo cerca.

 

Mi doctor ya les ha dicho como es que no morí. Ahora pasemos a lo que los humanos curiosos de Ikebukuro no dejan de comentar.

Cuando desperté en el hospital lo primero que se me ocurrió fue que debía encargarme de Shizu-chan, de cualquier manera. Sin embargo ahí está él, dormido en la silla y una vez me dijeron que venía diario pasó por mi mente que él se sintió culpable, que quería redimirse, que tenía miedo, que era humano. Humano como todos los demás. Y él tenía miedo ahora del odio que me tenía.

Volví a dormir  y cuando se fue me propuse molestarlo hasta que el mismo se marchara o se suicidara.

Esa fue la primera parte de una palabra que ahora veo su ambivalencia: joder.

 

Primera parte de la ambivalente palabra joder.

 

-Estúpido, bestia, animal sub desarrollado, cerebro de perro…

-¡CÁLLATE!—ahí. Eso era lo que quería ver: que levantara una máquina expendedora y a unos metros de caerme encima el mismo me salvará.

Así es, Shizu-chan teme matarme.

-Ara, Shizu-chan, creo que fallaste ¿apropósito?

-¡Cállate!—se levanta enfurecido pero él mismo me pone en pie. Aunque es molesto que no le cueste nada—Solo vete de aquí.

Debemos hacer otra prueba. Justo ahí, apenas sacó un cigarrillo lo corto  con una navaja al igual que el moño de su cuello. Ups, creo que lo corte un poco a él, jeje.

-¡IZAYAAA!

Espero.

Se vuelve a parar a unos centímetros de mí.

No pueden culparme, por fin puedo manipular a Shizu-chan. Se ha vuelto humano ¡yo amo a los humanos como el!

 

No hace falta comprender a la maldita pulga para explicar la primera valencia que le dio a la palabra joder.

No quisiera hablar de ello pero es preferible tomar mi turno ahora en vez de explicar lo segundo que hizo para joder.

Bien, empezó ese día donde con una máquina expendedora volando por los aires pude ver su pecho inflándose y desinflándose, sus ojos parpadeando y hasta el mínimo detalle de la vena de su cuello dando pequeños brincos por la sangre corriendo. Él estaba vivo. Y me recordó a verlo en el piso sin ninguno de esos gestos. ¿Qué debo decir? Tuve miedo de volverlo a dejarlo tirado sin vida.

Ahí empezó todo.

 

Pareciera que mi expresión le divierte, que mis brazos cruzados con fuerza para no estrangularlo fuera un placer, que mi vena a punto de reventar fuera un buen chiste.

-¡¿Puedes ya parar?!—le hice la pregunta con un pequeño deseo de que pensará que aun podía herirlo aunque no fuera cierto. Ese brillo en su mirada me era aterrador porque podía apagarse.

-No—y sigue cortando uno a uno los trajes que me dio Kasuka.

Entró en mi casa como si fuera la suya y apenas los encontró empezó con esta mierda. No he podido hacerle nada. Lo amenacé, le grité y maldije, más no funcionó.

Tan pronto acabó su travesura se fue y yo también, a destazar lo que fuera.

 

Al día siguiente volvió, esta vez a arrojar con una grata sonrisa y risa mi ropa interior por el balcón. Esta vez lo agarré de la chaqueta y lo colgué de ahí mismo, hasta que comenzó a soltárseme y tuve que subirlo. Mi corazón latía muy asustado y él me sonrió. Recuerdo que me dijo:

-La vida humana es muy frágil, monstruo.

 

Sería hasta la tercera visita, donde prendió fuego a la cocina, en la que comprendí que mejor era sentarme y quemar mi ira en un cigarrillo mientras sus carcajadas me taladraban en cerebro.

 

Un par de días después dejó mi casa para molestarme en público. La primera… ah, la primera fue la más humillante y encabronante que me pudo pasar.

Un golpe leve tras la cabeza.

-¡Izaya!

-¿Qué harás, Shizu-chan?

Nada.

Pero tenía una idea.

Huir. Eso era, huir de sus bromas o terminaría matándome a mí mismo en una gastritis.

 

El primer lugar al cual recurrió, me honra decirlo, fue conmigo: su jefe. Le di asilo en un sillón y de cenar.

Hablando aquí en privado, admito que jamás espere ver a Shizuo tan asustado y lo peor era que no me dijera por qué escapaba de Izaya. Nunca antes había hecho algo así. Ya no que no nos escucha creí que tenían algo y que quizá olvidó un regalo, una fecha o alguna cosa por el estilo ¿Qué les diré? Siempre me parecieron como una pareja.

Lo curioso es que cuando Izaya dio con él perdí esa idea. En cuanto comenzó a molestarlo para que saliera de mi casa fue como verlo con cualquier otro ser humano.

Ahí, incluso ustedes lo notarán, nunca se ha visto tan humano como ahora. Ven eso, es tan predecible. Si Shizuo tiene miedo, no hay nada que pueda hacer por él.

 

Me sorprendió bastante que viniera conmigo, aunque me ofendió que dejara a su hermano menor como segunda opción. Sin embargo lo dejé quedarse. Sí, me contó todo. Y antes de que pudiera decir que seguramente Izaya solo quería su atención apareció ese chico en mi ventana, ordenándole salir. Mi hermano nunca fue obediente pero le hizo caso. Se fue corriendo bastante rápido. No alcance a decirle a ninguno de los dos que fueran lo suficientemente maduros para tener una cita y parar de causar daño.

Supongo que es natural, la única persona que volvería humano a mi hermano es Izaya, solo desearía que dejaran de comportarse como niños tímidos.

 

Creo que ya lo han entendido, intente escapar a casi todos lados e igualmente me encontraba. Me sentía miserable, débil y estúpido.

Así que en vez de escapar decidí dormir ahí mismo y esperar a que siguiera jodiendo.

No, maldición, lo parezco pero no estoy triste. Saben que, déjenme en paz. Ya no hablaré más de ello.

 

Ara, parece que han hecho enojar a Shizu-chan ¿yo? Claro que no, yo no le hecho nada ¿Llorando? Oh, tienen razón. Es natural, los humanos lloran cuando se siente incapaces de hacer nada ante una situación.

No, claro que no merece ninguna disculpa. Él me mató aparentemente. Debo hacerlo sufrir. ¿Y que si no fue su intención? Él siempre tuvo la intención de matarme. Yo también pero a mí no me acobarda la idea de hacerlo realmente.

No haré nada, lo dejaré ahí llorando como una pequeña niña y vendré mañana a seguir jodiéndolo.

 

Tanaka: ¿Lo supieron?

Setton: ¿Qué cosa?

Bakyura: ¿De qué hablas?

Tanaka: Vieron a Shizuo corriendo por la ciudad

Kanra: Todo el mundo lo sabe, idiota.

Setton: Eso es desde hace una semana.

Bakyura: Pero yo sé algo nuevo.

Tanaka: ¿Qué?

Setton: ¡Cuéntalo!

Bakyura: Vieron a Izaya cubriéndolo con su chaqueta. También que Shizuo lloraba.

Kanra: No es verdad.

Bakyura: Es verdad, yo lo vi mientras iba a tomar el metro.

Setton: ¿Por qué nadie más lo vio?

Bakyura: No lo sé, se debe estar atento.

Kanra: Debe ser una broma, Izaya ha estado jodiéndolo mucho.

Nakura: Sí, jodiéndolo.

Bakyura: ¿Qué clase de jodiendo?

Notas finales:

Gracias por leer.


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