Habían vuelto a perder… Narumiya Mei les dio el golpe de gracia. Todo pasaba frente a sus ojos en cámara lenta, el festejo y el sufrimiento por igual, el cátcher de Seido apretó con fuerza los puños, se mordió el labio pero en ningún momento derramo lagrima alguna como el resto de sus compañeros…
Recorrió cada rostro buscando a una sola persona y lo encontró aun parado en la caja de bateo, manteniendo el control mientras que el se encontraba de rodillas incapaz de levantarse.
-Miyuki ¿Cómo eres capaz de mantenerte tan firme? Ellos dijeron que te arrepentirías –Kuramochi simplemente no entendía, mucho menos entendió cuando Miyuki comenzó a caminar hasta él, le extendió la mano y lo levanto mientras le hablaba con una voz completamente exhausta:
-vamos Kuramochi, cálmate un poco…
En un acto involuntario, Yoichi se levanto para recargar la cara sobre el pecho del contrario y llorar sin que le importara nada más. Miyuki tampoco supo por qué pero lo estrecho aun mas contra su cuerpo y le acaricio la espalda tratando en vano de consolar al campocorto que se aferraba a la parte trasera de su playera, con el temor de no ser capaz de sostenerse por sí mismo
¿Por qué Miyuki?
El traslado y la cena fueron una completa tortura para todos. A donde quiera que mirara, sus compañeros lloraban, pero no él… tenía que mantener el control, alguien tenía que ser fuerte y aguantar el duro embiste de la realidad. Sus ojos no se mantenían quietos, era doloroso mirar a sus mayores pero tampoco podía ver a los menores, Sawamura estaba completamente deshecho y el sentía parte de la responsabilidad. Miyuki quería encontrar un consuelo, un poco de calma pero en ese mar de lágrimas parecía simplemente imposible hasta que por fin lo vio entrar al comedor, lucia tan devastado como el resto pero por lo menos el de ojos perspicaces ya no lloraba y ese era un alivio. Sin embargo cuando hicieron contacto visual sintió la urgencia de salir corriendo del lugar, algo le advertía que tenía que alejarse, que se encontraba al límite…
Y sigues sin mostrar tu dolor
Esa noche sería imposible dormir, Yoichi daba vueltas en su cama. Cada vez que cerraba los ojos pasaban frente a él las imágenes del partido pero inevitablemente se detenía en aquella voz cansada y en esos ojos que brillaban menos
-un momento… –murmuro para si mismo -¿Por qué no lo vi antes? ¿Cómo pude no notarlo? Sus ojos no brillan y le gritaban que huyera… Kazuya ¿Por qué? ¡Demonios! ¿Por qué?
Sin desperdiciar un segundo, bajo de su cama y se dispuso a salir mientras escuchaba los sollozos de Sawamura y los leves quejidos de Masuko-sempai.
Se detuvo frente a la puerta no muy seguro de que hacer. Pasaba de la una de la madrugada y si tocaba seguramente no le abriría. Suspiro y recargo la frente contra la puerta
-¿Qué estás haciendo? ¿A caso eres idiota?
Aun discutía consigo mismo cuando escucho un leve quejido amortiguado proveniente de la habitación, se mordió el labio y lentamente deslizo su mano hasta la perilla, la giro despacio y con sumo cuidado para sorprenderse al ver que estaba abierto. En completo silencio abrió lo suficiente para entrar. Se quedo helado ante lo que se encontró…
Estaba completamente oscuro pero él podía distinguirlo en aquella solitaria habitación, a diferencia del resto no tenia quien lo acompañara en ese dormitorio, su corazón se comprimió al escuchar los sollozos de un Miyuki arrodillado frente a su cama que ocultaba el rostro contra las sabanas y que apretaba con fuerza las mismas mientras ligeros temblores lo recorrian, todo en el desprendía sufrimiento. Y Kuramochi lo sintió como propio.
Avanzo hasta el sin que el otro se percatara de su presencia, se agacho detrás de él y deslizo sus brazos para abrazarlo desde atrás, hundiendo su cara en su espalda. Kazuya se sobresalto ante el contacto pero imaginaba de quien se trataba, el único que podía ver a través de él, el único que siempre estaba a su lado.
-aun no me decido entre si eres demasiado fuerte o demasiado idiota… -Kuramochi se apretó aun mas fuerte al sentir como el otro se movía, pero Miyuki no tenía la intensión de soltarse solo quería ver aquel rostro.
Los dos contemplaron cada aspecto del rostro contrario, en algún momento Yoichi también había comenzado a llorar. Era el único al que le mostraría ese rostro lleno de dolor y hasta cierto punto vulnerable, el campocorto deslizo sus manos por el cabello del cátcher mientras este hundía su rostro en el hombro contrario y se aferraba con fuerza a la camiseta del otro. Los sollozos volvieron con fuerza pero poco a poco se fueron calmando.
-déjalo salir, no te contengas, basta de cargar con ese dolor. Este será nuestro secreto…
Cuando por fin se calmo, Miyuki levanto el rostro, se soltó y llevo sus manos hasta las mejillas de Kuramochi, limpio con los pulgares las lagrimas que aun resbalaban y contemplo el tenue sonrojo que lo volvía adorable a los ojos del cátcher. En un movimiento lento y delicado rozo aquellos labios que le correspondieron el beso. Se dejaron llevar pero no dejo de ser solo un beso tierno cargado de sentimientos guardados que ninguno de los dos había dicho. Miyuki encontró su voz…
-no te alejes, quédate junto a mí que podría destruirme.
Yoichi le dedico una tierna sonrisa mientras le murmuraba sobre los labios
-no lo hare idiota –para después volver a besarlo
Volvieron a abrazarse mientras por sus mentes pasaba la misma promesa
-te llevare a Koshien… no quiero volver a ver tus sueños destruidos…