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Wild Sense por HiromiMurasaki

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Notas del fanfic:

Mi primer fanfic aquí, solo espero que les guste :3

Las cortinas de mi habitación siempre permanecían cerradas, la noche no era mi amiga pero tampoco significaba que fuera mi enemiga, la soledad me acompaña casi desde que tengo memoria, no me dejan salir de estas cuatro paredes y para tener apenas 12 años ya estoy harto, he considerado escapar un par de veces pero no es fácil engañar el olfato de un licántropo...Dios, estoy hasta mi límite.

-¿Haru?- escucho decir a una voz fuera de mi ventana, luego toca tres veces y me pongo de pie para ver de quien se trataba.

Abrí ligeramente la cortina y me encontré con la rubia figura de un chico que casi podía considerar como mi amigo, abrí la ventana y él entró; su nombre era Daiki, lo había conocido en una de las salidas de mi padre a una de sus reuniones increíblemente aburridas, habíamos logrado entablar conversación pero no creí que pudiera ser algo a lo que llamara "amigo".

-Creí que estabas dormido- dijo el rubio mirándome con sus curiosos ojos azules adentrándose en mi habitación.

-No...Si lo dices por la oscuridad dentro de mi habitación es porque no debo abrir las cortinas- respondí con tranquilidad cerrando la ventana sin ver hacia el exterior.

-¿Por qué no puedes?- preguntó él

-Soy un lobo, no puedo ver por ninguna razón la luna- respondí sentándome en el borde de la cama.

-¿No se supone que es peligroso solamente cuando ves la luna llena?

-No lo sé…solo me prohíben verla, debo cerrar las cortinas a las 6 de la tarde exactamente…

El chico me miró en silencio y terminó por sonreír, se acercó a mí y se sentó a mi lado pasando uno de sus brazos por mis hombros.

-Te aseguro que si sales ahora te divertirás mucho…quiero presentarte a dos amigas que seguro te van a caer genial- susurró el rubio muy cerca de mi oído haciéndome estremecer ligeramente.

-No quiero meterme en problemas…-Respondí yo mirando hacia el suelo

-No tienes por qué meterte en ellos, seguro que te preocupan tus padres, ¿no?

-Yo no tengo padres, vivo con mis abuelos

-Entiendo… ¿no quisieras ser libre de una vez por todas?

Lo miré confundido y su sonrisa no se había esfumado, se levantó y abrió la ventana sacando una de sus piernas a punto de marcharse, me miró, me extendió su mano para que me marchara con él a un mundo libre…y yo tomé su mano…

*-Seis años después-*

Desperté con el primer rayo de luz que atravesó las cortinas de mi habitación, miré a mi alrededor, apoyé mis manos en el colchón y con algo de esfuerzo me incorporé, como siempre había amanecido boca abajo sin recordar en que momento había dado vuelta; tomé mis lentes y los coloqué frente a mis ojos teniendo una mejor visión de mi entorno, logré sentarme y en ese ademán logré también deshacerme de mis sábanas, tres suaves toques a mi puerta me hicieron saber que no era el único despierto, una dulce voz femenina preguntaba por si podía pasar, recibió una respuesta positiva de mi parte y con un suave movimiento la puerta se abrió dejando pasar Hiromi, una de mis compañeras de piso, una demonio de cabello completamente negro y ojos del color de la sangre cubiertos por los lentes que llevaba permanentemente ella también, preciosa, pero yo no me interesaba en las chicas.

-Buenos días, Haru, el desayuno está listo- avisó ella sonriendo.

-Gracias- respondí yo y ella cerró la puerta.

Estiré mis brazos y todo mi cuerpo, salí de la cama y vestido apenas con un pantalón de pijama y unas pantuflas me dirigí al comedor, todo estaban allí, Hiromi servía el desayuno junto con Mizuki, una vampiresa que es la dulzura en persona, y Daiki, un vampiro que conocí cuando tenía doce años, devoraba con la mirada las delicias que se servían en su plato que no era más que hotcakes cubiertos de sangre…si, sangre.

Me quedé un rato en el umbral de la puerta mirando la escena, era casi increíble en mi mente que me llegara a enamorar de Daiki, un vampiro fiestero y alocado que tenía a casi todas las chicas en sus manos, un mocoso que me había convencido de huir de casa con él y dos niñas más, un rubio creído que sabía que tenía el mundo a sus pies…mi polo opuesto…el chico del que me había enamorado por siempre estar ahí…y la historia apenas comenzaba.


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