Presentaciones por Letbell

Era la primera vez que Jongin volaba en avión. Había tenido oportunidades en el pasado, pero siempre se habían cancelado por temas externos. Pero ahí estaba, junto al hombre que amaba de camino a China a conocer a sus suegros.

Luhan le había repetido mil veces que no tuviera miedo de conocer a quienes serían sus suegros por el resto de sus días, y esas habían sido sus palabras exactas. Se habían repetido muchas veces que lo que tenían no era solo algo pasajero, sino que serían el uno del otro para siempre. Y aunque llevaban apenas año y medio juntos lo tenían muy claro.

Luhan ya había conocido a los señores Kim con anterioridad, puesto que vivían en el mismo país que ellos. Como era de esperarse lo aceptaron perfectamente, e incluso empezaron a llevarse muy bien. Algunos fines de semana que la pareja podía escaparse de la gran ciudad iban y les visitaban para acabar pasando allí el día.
Pero ahora era el turno de que Jongin conociera a los padres de Luhan, los cuales –según le había contado Luhan- le aceptarían encantados. E incluso acabarían rendido a sus pies, como había pasado con los señores Kim, porque ¿quién no lo hacía con Jongin?
Pero justo en ese momento por lo que Jongin tenía miedo no era por conocer a los padres de Luhan, sino por el hecho de que era su primera vez en algo que volaba por encima del mundo.

La azafata empezó a recorrer el pasillo recordándoles a los pasajeros que tenían que abrocharse los cinturones durante el despegue, por lo que Jongin con manos temblorosas se lo abrochó y se cogió a él creyendo que eso le daría más seguridad. Luhan, por otra parte, le observaba divertido. Él ya había volado en varias ocasiones, muchas de ellas para visitar a sus padres en China. Nunca había entendido cómo la gente tenía miedo a subirse a un avión teniendo en cuenta que es uno de los transportes más seguros del mundo.

—¿Te encuentras bien?

—¿Eh? —Jongin quitó su vista del cinturón para mirarle con ojos temerosos—. Sí, ¿por qué lo preguntas?

—Porque tus manos están rojas de tanto apretar el cinturón, además de que estás a punto de romperlo.

Jongin volvió a mirar el cinturón y quitó sus manos de él mientras se reía de su propio miedo. Al minuto siguiente las azafatas avisaron de que iban a despegar por lo que Jongin se apoyó bruscamente al asiento y cerró los ojos.

—¿Listo?

—Siempre —bufó Jongin y se agarró fuertemente al posa-brazos.

El avión, como las azafatas habían dicho, empezó a despegar. Y como era usual éste se movió un poco, causando aún más miedo a Jongin.

—¿Por qué se mueve tanto? No debería moverse tanto.

—Jongin tranquilo, es normal.

La respiración de Jongin era entrecortada, lo que hizo que Luhan empezara a preocuparse. Se juntó un poco a él y entrelazó sus dedos para intentar darle algo de seguridad. Cuando notó la mano de Luhan abrió sus ojos y le miró con miedo, pero justo después le regaló la misma sonrisa que Luhan le estaba regalando.

—Miedica —Luhan esta vez se acercó pero para juntar sus labios con los de Jongin, el cual le devolvió el beso con temor pero con ganas.

—No es que sea miedica —le dio otro beso—, sino que me gusta mi vida y me gustaría conservarla.

—No seas exagerado —Luhan río bajito para no molestar a los demás pasajeros—. Mira.

Jongin miró hacia donde el dedo de Luhan le señalaba, que era la ventana. Se asomó un poco mientras apretaba la mano de Luhan con fuerza y pudo ver lo preciosa que era Seúl desde la distancia.

—Wow —se acercó más y dejo de apretar la mano de Luhan—. Es increíble. Todo parece tan pequeño.

—Y nosotros tan grandes —Luhan apoyó su barbilla en el hombro de Jongin y observó también por la ventana.

Siguieron mirando por ella hasta que se cansaron y se apoyaron de nuevo en el respaldo. Pusieron una película para que el viaje se hiciera más ameno, pero a media película Luhan se quedó dormido sobre el hombro de Jongin. Sus manos seguían entrelazadas, por lo que Jongin la apretó cariñosamente y siguió viendo la película.

Una vez que ésta acabó apagó la pantalla y miró de nuevo a Luhan, el cual seguía dormido y con una sonrisa en sus labios. Jongin suavemente le quitó el pelo que le caía sobre los ojos, y Luhan pareció sentirlo porque se movió ligeramente. E igual que Jongin había hecho anteriormente Luhan apretó el agarre de sus manos y sonrío aún más.
Ahí se dio cuenta de cuán enamorado estaba del chico peli-rosa que estaba apoyado en su hombro -Luhan siempre se había caracterizado por teñirse de colores fantasía, y no se podía negar que esos colores parecían estar hechos para él. Se conocieron al terminar la universidad cuando Chanyeol y Baekhyun les presentaron en la fiesta de despedida. Aunque fue amor a primera vista les hicieron falta un par de citas para empezar a salir oficialmente. Pero para irse a vivir juntos no les hizo falta demasiados meses. Jongin sabía que Luhan era su media naranja, a quien había estado esperando durante toda su vida. Había tenido líos antes que Luhan, pero ninguno había calado tan dentro suyo como aquel chico chino que se presentó ante él con una sonrisa y un color despampanantemente rojo en el pelo.



—Jongin cariño ya hemos llegado —Jongin, quien se había quedado dormido después de apoyar su cabeza en la de Luhan se desperezó para abrir los ojos después.

—¿Ya hemos llegado?

—Sí —la voz de Luhan se oía con alegría e ilusión de volver a estar en su país de origen.

Jongin sonrío al ver como éste sonreía viendo Hong Kong desde la ventana. Era pequeña, igual que lo había sido Seúl una vez estuvieron en el cielo.

—Qué bonito es desde aquí arriba —Jongin también miró.

—¿Verdad que si? —asintió—. Pues ya verás una vez estemos tocando tierra.


Esperaron a que el avión estuviera tocando pista para levantarse. Luhan fue el primero, seguido de Jongin, y le cogió de la mano para tirar de él fuera del avión.

—Mis padres nos están esperando fuera, así que démonos prisa en coger el equipaje.

Jongin le siguió, aún con sus manos unidas, y cuando ya tuvieron su equipaje empezaron a caminar hacia la salida.
Aunque el miedo y los nervios hacia horas que habían desaparecido, volvieron a recorrerle por dentro. Durante el viaje no pensó en que una vez pisara tierra tendría que presentarse oficialmente como el novio de Luhan frente a sus padres, y le aterraba la idea de no ser aceptado –aún y sabiendo por Luhan que eso no iba a pasar. Tenía miedo de que para la familia Lu él no fuera lo suficientemente bueno para su hijo, porque lo que más le importaba era Luhan y quería estar junto a él para siempre




Una vez pasaron la puerta de salida divisó a lo lejos una pareja con un cartel en la mano que ponía: Bienvenidos a casa Luhan y Jongin. Luhan apretó tiernamente el agarre de sus manos, lo que hizo a Jongin girarse hacia él y ver como Luhan le sonreía con cariño. Eso le dio la confianza suficiente como para coger aire y presentarse oficialmente delante de sus suegros.

—Encantado de conocerles señores Lu. Soy Kim Jongin, el novio de Luhan.