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Caprichos del Destino por Letbell

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Notas del fanfic:

Disclaimer:

Ninguno de los hechos acaecidos en este relato ha ocurrido en la realidad; todo es pura y completamente ficticio.

La autora del relato no posee ninguna clase de derecho ni propiedad sobre los artistas citados en él, ni está vinculada en modo alguno con ellos, sino que utiliza sus nombres sin su consentimiento explícito. Con su trabajo, no pretende ofenderlos o causarles perjuicio alguno, sino, simplemente, crear una forma de entretenimiento para ella y quien quiera disfrutarla, sin obtener beneficio económico de ninguna clase.

Notas del capitulo:

Es cortito más que nada porque esto principalmente es una redacción que tuve que hacer para la clase de castellano, y como la hice KaiLu por qué no ponerla aquí, ¿verdad?

 

Espero que os guste~

La vida de Luhan desde siempre había sido difícil, pero después de 21 años de existencia se había dado cuenta de que o seguía adelante o la oscuridad de su pasado iba a consumirle por completo. Después de la muerte de su madre y que su padre le culpara de ello, decidió que lo mejor era irse de casa y buscarse la vida por su propia cuenta.

Encontró un trabajo después de tener que dejar el colegio; tendría que convertirse en un sirviente de una de las casas más ricas de Seúl, pero si eso le aseguraba un futuro -aunque fuera de esa manera- le servía.

—¡Luhan! —de nuevo la señora de la casa le llamaba con un desprecio notorio en la voz.

—Si señora.

—Está a punto de llegar mi hijo, así que por favor prepara su habitación.

—Claro.

Llevaba trabajando en esa casa hacía ya cinco años y algo había oído sobre que la señora tenía un hijo, pero nunca había pisado la casa desde que él estaba allí.
Según le contó Krystal, la cocinera, Jongin -que así se llama el hijo- estaba estudiando en Inglaterra porque sus padres querían que aprendiera el idioma y también, según ellos, las escuelas allí eran mejores.

Cuando hubo acabado de arreglar la habitación del joven señor, bajó abajo porque su turno de trabajo ya había acabado. Trabajaba a tiempo completo, pero a partir de las siete de la tarde se les daba tiempo para asearse, cenar e irse a dormir para rendir al día siguiente.
Entró en la cocina dispuesto a coger algo pequeño para llevarse a la boca antes de entrar a la ducha cuando el mayordomo principal de la casa entró para comunicarles algo:

—La señora me ha pedido que les diga que se aseen lo antes posible y se pongan su mejor gala porque el señorito Jongin está a punto de llegar.

—¿Tendremos que estar todos presentes? —preguntó Kyungsoo, otro de los sirvientes jóvenes de la casa.

—Eso es lo que quiere la señora, sí —Joonmyun, que así se llamaba, se dio media vuelta—. Y deprisa, en una hora debe de estar todo listo.

Luhan fue directo a la habitación que compartía con Baekhyun y Jongdae, otros de los sirvientes jóvenes, y después de quitarse la ropa se metió en la ducha y en menos de diez minutos ya estuvo fuera y con la ropa puesta. Más le valía estar allí temprano si no quería que hubiera consecuencias.
Una vez que sus compañeros de habitación también estuvieron listos salieron los tres hacia el salón principal donde ya estaban las demás personas del servicio más los señores de la casa.

—Ya están todos aquí señora —le dijo Joonmyun, que estaba colocado a su lado.

—Muy bien —la señora empezó a caminar por la sala—. Quiero que quede una cosa bien clara, mi hijo debe de ser tratado como un príncipe. Así que no quiero que ninguna queja salga de su boca. ¿Entendido?

—Sí señora —dijeron todos al unisón.

Pasaron unos escasos cinco minutos cuando la puerta principal de la casa se abrió. Primero aparecieron los choferes, que llevaban unas cuantas maletas, y detrás de ellos apareció el tan esperado hijo de los señores: Kim Jongin.
Todos fueron a saludarle, pero sin perder el respeto de sirviente-señor, salvo Luhan. Luhan se había quedado parado en su sitio, sus piernas no respondían y su garganta se había quedado seca. ¿Qué le estaba pasando? ¿Por qué su cuerpo había dejado de moverse en ese preciso instante?
Pero para su sorpresa fue Jongin quien se acercó a él con una sonrisa que le brillaba a kilómetros.

—Hola soy Kim Jongin, pero puedes llamarme Kai —hizo una pronunciada reverencia—. Encantado.

—H-hola, soy Luhan —le costaba que le salieran las palabras, pero si no quería ser castigado después necesitaba hacer un esfuerzo.

Jongin, o Kai, le dedicó otra sonrisa y fue hacia su madre que le indicó donde debía sentarse para que pudieran empezar a cenar. Solo eran tres los que cenaban: el señor y la señora Kim y el joven de le la familia, pero en el servicio en ese mismo instante estaban trabajando unas diez personas. Tres sirviendo los platos, un sirviente para cada miembro de la familia, cuatro haciendo la cena y otros tres fregando los platos. Todos opinaban que era demasiado excesivo incluso para la familia Kim, pero no podían mostrar su opinión más allá de esas paredes.

A Luhan le tocó servir a Kai, el cual cada vez que le veía acercarse con un plato le sonreía y le daba las gracias antes de que volviera a la cocina a por el siguiente. Luhan se sentía extraño porque jamás nadie le había sonreído tanto y sin motivo, pero algo aún más extraño sentía en su estómago pero no podía definir realmente lo que era.
La noche acabo temprano porque al día siguiente los señores Kim tenían que ir a arreglar unos papeles en el nuevo colegio al que asistirá Kai.




Desde el momento en el que Luhan había conocido al hijo de los Kim su vida había cambiado de una manera desmesurada. Trabaja durante el día en la casa, haciendo todas las tareas como había hecho cada día durante los cinco años que llevaba ahí, pero por las noches se escapaba con Kai al bosque que había detrás de la casa.
Su relación se había estrechado porque cada uno daba lo que el otro necesitaba; Luhan a Kai le daba algo que nunca había tenido: alguien que escuchara sus problemas y le apoyara por encima de todo, y Kai a Luhan le daba un cariño de verdad, algo que Luhan no había tenido nunca.


Aunque no podían admitirlo abiertamente, se habían enamorado el uno del otro. Pasaban las noches contándose sus secretos más íntimos y dándose el cariño que no habían recibido durante su niñez. Eran inexpertos en cuestión de sentimientos, Luhan más que Jongin, pero no les importaba porque estaban hechos el uno para el otro. La oscuridad guardaba los momentos íntimos que hacían que los dos llegaran a tocar el cielo.
Aunque al principio a Luhan le daba miedo incluso acercarse a Kai, porque las consecuencias podían ser horribles, éste le había prometido que nadie se enteraría. Y si alguien lo hacía no podrían separarles porque por primera vez en la vida había encontrado a alguien que le hacía realmente feliz y no tenía pensado, por nada del mundo, dejar que se lo arrebataran.
Notas finales:

Y esto es todo~ 

Espero de verdad que os haya gustado ^^

 

Os dejo por aquí mi Ask.fm por si os surge cualquier cuestión sobre el fic: http://ask.fm/Letbell

 

Nos leemos pronto :*


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