El domingo de películas era sagrado en el apartamento de GOT7, y estaba terminalmente prohibido saltártelo –salvo que obviamente tuvieran que hacerlo por un tema extremadamente importante- porque era el único día de la semana que lo podían dedicar a relajarse. Y como cada domingo tocaba una película que se escogía por sorteo, cada uno escribía el título de alguna y se ponían todos los papeles dentro de un bote para que después Bambam, que era la mano inocente del grupo, sacara uno.
Ese domingo salió elegida una película de miedo, y después de que hubiera quejas porque no saliera la película que cada uno quería y de que se prepararan los snaks, le dieron al play y empezaron a verla.
Como siempre Jackson y Mark se sentaban juntos, igual que también tenían como costumbre otras cosas. Mark se sentaba a la derecha y Jackson a la izquierda, y al lado de estos los demás. Como todos no cabían en el sofá se iban turnando en quien se sentaba en el suelo, y ese día les tocó a Youngjae y a Yugyeom, que aparte de tener que lidiar con estar sentados en el incómodo suelo tenían que ir pasándoles la comida a los pesados que estaban sentados cómodamente en el sofá.
—Youngjae-ah pásame las palomitas —susurró Jinyoung, seguido de quejas por parte de los demás porque estaba a punto de pasar algo importante en la película.
Sabían que algo iba a pasar, porque se intuía, pero aún y así se asustaron y gritaron. Unos más que otros. Pero quien parecía que peor lo estaba pasando era Jackson, el cual justo en el momento de asustarse cogió la mano de Mark y la apretó.
—Jackson, me estás haciendo daño.
—Lo siento —dejo de apretarle, pero siguió sujetando su mano.
Todos sabían que a Jackson le daban miedo las películas de terror, pero aún y así le obligaban a verlas porque decían que así perdería el miedo –aunque la realidad era que les gustaba ver al sexy y salvaje Jackson gritando como una niña.
Durante la segunda mitad de la película todo se calmó un poco, por lo que todos pudieron dejar los cojines a un lado y ponerse más cómodos. Mark, como de costumbre, puso sus piernas por encima de las de Jackson y su cabeza recostada en su hombro. …ste, al contrario, puso sus manos por encima de las piernas de Mark y empezó a jugar con sus manos, más que nada para intentar evadirse de la película que estaba consiguiendo que no pudiera dormir esa noche. Suerte tenía que al menos no dormía solo.
Después de unos cuantos sustos que hicieron saltar a más de uno, y a Jackson abrazar fuertemente a Mark y esconder su rostro en el hueco de su cuello –después de que esté quitara su cabeza del hombro-, la película acabo y decidieron irse a dormir. Era ya muy tarde y mañana tendrían que levantarse temprano para ir a presentar el comeback a otro programa de música.
—Mark.
—¿Mh…?
—¿Estás dormido?
—Sí, y te estoy hablando desde mi décimo sueño.
Jackson se quedó callado. Sabía que las horas de sueño para Mark eran sagradas, ya que apenas tenían tiempo de dormir por culpa de los ensayos, las promociones, los programas de televisión y las entrevistas en la radio.
—Perdona —Mark se disculpó y se giró para quedar mirando hacia la cama de Jackson—. ¿Qué te pasa?
—Esa película daba miedo, ¿verdad? —Jackson tardó en contestarle porque le daba vergüenza hablar de ello—. Creía que iba a ser más suave, al menos es lo que parecía en la portada.
—Sí, pero son mejor si no te esperas que va a pasar.
—Sí, tienes razón…
Volvió el silencio a la habitación, y gracias a la poca luz que entraba desde la ventana Jackson pudo ver que Mark había vuelto a cerrar los ojos. Era egoísta y obvio que no podía pedirle a Mark que se quedara despierto con él, hablando de cualquier cosa y evadiéndole de las escenas terroríficas que se creaban en su mente, así que hizo un esfuerzo por cerrar los ojos e intentar dormir.
—Ven aquí —Jackson abrió los ojos y pudo ver como Mark abría las sábanas y le hacía sitio en su cama.
—Pero ahí no cabemos los dos —se levantó para poder ver bien a Mark—, el futón es pequeño para dos personas.
—Buf —Mark bufó y se levantó de la cama—. Y que sea yo quien haga esto siendo tú el que tiene miedo.
Mark cogió el futón azul que había en medio de la habitación y lo apartó para poder poner ahí el suyo. Miró a Jackson, pero no pudo decir nada ante la sonrisa coqueta que le regaló. «Que pena que hoy no pueda hacer nada más que dormir contigo» pensó mientras se tumbaba a su lado.
—Y no es porque tenga miedo, es solo que no me gusta dormir solo —eso último lo dijo en un susurro casi inaudible mientras se acercaba a Mark, el cual gracias a que no había ningún ruido pudo oírle perfectamente.
Sonrío y entrelazó sus dedos debajo de las sábanas.
—¿Así mejor?
—Sí —Jackson le devolvió la sonrisa y la mirada, y le dio un beso en los labios—. Gracias.
—No hay de qué —Mark volvió a sonreír.
Estuvieron hablando más de media hora de cosas triviales que hacían a Jackson no pensar en nada. Bueno sí que le hicieron pensar en algo, en que había tenido suerte de tener a Mark como compañero de habitación y todavía más en poder tener con él algo más que una relación de trabajo. Se complementaban bien juntos, Mark era la tranquilidad que Jackson necesitaba y para Mark Jackson era la locura que le hacía sonreír detrás de tanto silencio. Las cosas que se daban uno al otro era lo que les caracterizaba: la tranquilidad y la locura.
—Buenas noches Mark —le sonrío con cariño y apretó el agarre de sus manos que aún se mantenía.
—Buenas noches Jackson —le sonrío también y le devolvió el beso que anteriormente Jackson le había dado.
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