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JAULA DE AMOR por rurufusu

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Notas del capitulo:

n.n..hola¡¡

espero disfruten el nuevo capitulo

Estaba fastidiado de todas esas juntas, el papeleo se acumulaba sin piedad sobre su escritorio no importaba cuanto trabajara, revisando cada contrato y corrigiendo algunas incoherencias dentro de los mismos, maldecía la hora en que Haruhiko sin avisar se marcho dejándolo ahogándose en todo el papeleo, le frustraba no poder avanzar con los contratos gracias a que su mano derecha desapareció sin dar explicaciones.

-Maldición...ese imbécil se fue sin darme oportunidad de prepararme-frustrado jalo sus cabellos estando a punto de arrancarlos, la cabeza le dolía por la falta de sueño y por la preocupación de no saber dónde estaba su amante. El solo recuerdo de su amante le traía un dolor casi imposible de soportar, su corazón dolía tanto que bien podría ponerse a llorar sin descanso todo un día se hubiera derrumbado de no ser por su hija.

Sonrió con un idiota al recordar la suave y cálida voz de su pequeña, su gran tesoro.

*Papá ¿Sabes que terminaron las clases? ¡Podre regresar a casa!*

*¡Claro que lo sé! eres mi hija, tengo todo listo para tu llegada*

*Te extraño mucho papá, no quiero seguir lejos*

*Lo lamento tanto amor, quisiera tenerte siempre aquí...el trabajo me lo impide*

*...Lo sé... ¿Aun no tendremos a mami en casa?*

*Tal vez encontré una, aun no sé si pueda ser una mami adecuada*

*¡Lo será! si ella es buena y cariñosa ¡Es una buena mami!, quiero que me cuide, cocine comida rica y nos trate bien*

Su hermosa hija, su más preciada joya regresaría en un par de días a la mansión por las vacaciones de fin de curso, no podía darse el lujo de caer en pedazos y abandonar a su pequeña hija solo debía soportar el dolor agonizante de no tener a su amante cerca. De nuevo debía poner una falsa sonrisa en sus labios, sonreír y fingir que no pasaba nada, no podía mostrarse destruido ante su pequeña por mas dolor que estuviera sintiendo.

*Maldición ¿Que imbécil llama a esta hora? ¿Qué rayos quieres Haru? ¡Es casi media noche imbécil!*

*¡Cállate! solo te aviso que me iré unos dias, por una vez en tu vida trabaja en serio en mi ausencia  ¡no dejes botado tu trabajo!*

*¡¿Que estás diciendo maldito idiota?! No puedes irte así de repente*

*¡No te estoy pidiendo permiso idiota!, salió algo urgente debo irme*

Usami Haruhiko no era un desobligado que botara su trabajo de buenas a primeras sin ningún motivo, una pequeña casi inexistente esperanza nacía de poder recuperar a su hermoso ángel una diminuta posibilidad de haberlo encontrado. Realmente no quería hacerse esperanzas bien podría ser por alguna emergencia en la salud de Misaki, sabia lo delicada que era la condición del joven y lo fácil que su salud podía caer en picada.

*Takafumi mi amor ¿Donde estas?* jalo frustrado sus cabellos, quería gritar toda esa maraña de sentimientos acumulados en su pecho, llorar toda su impotencia y destruir todo a su alcance no sabía cómo reaccionaría al tener enfrente a su amante, lo que menos deseaba .Un mes entero sin saborear sus suaves labios, tocar su piel cual seda y escuchar su hermosa voz que lo enloquecía hasta niveles imposibles de describir, volviéndolo un verdadero adicto a ese cuerpo endemoniadamente sensual, cerro con fuerza sus ojos dejándose llevar por las sensaciones llenas de pasión y éxtasis de todos sus encuentros en la cama.

Lagrimas de frustración e impotencia se acumularon en sus ojos, su pecho dolía con un punzante dolor con cada minuto de separación al punto de estar por volverlo loco. Le dolía tanto no poder tocar la suave piel de su ángel, ahora podía ver cuán idiota había actuado con su hermoso ángel ¿Si no hubiera sido una bestia aun estaría a su lado? ¿Cuántas veces lo habría hecho sentir como una puta?, ahora solo se sentía como una verdadera basura humana por tratar de esa forma a ese delicado y hermoso hombre.

*¿Podrás perdonarme Takafumi? ¿Podre ganarme tu perdón?*

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*No sé si sea una buena decisión, no sé si este sea el camino correcto Hiroki*

*Lo extraña tanto que duele, deseo tanto verlo y sentir su calidez*

*No sé porque no soy capaz de seguir mi camino sin añorar estar a su lado*

*Soy tan idiota para aferrarme a un hombre que no me ama, lo amo y duele ser tratado como un objeto, quiero tanto que me ame*

*Zen Kirishima ¿Que soy realmente para ti?

Bajo la cabeza mordiendo su labio, nervioso jugaba con su café ya frio o próximo a estarlo. Tratando de calmarse no quería verse nervioso frente al hombre que esperaba en ese pequeño restaurant cerca del límite con el desierto perdiéndose en la vista del desolado lugar, tan carente de vida solo las ráfagas de aire levantar polvaredas para desaparecer en el inmenso desierto. Una parte se moría de angustia al no saber si su decisión era la correcta, su corazón adolorido gritaba hasta dejarlo sordo que debía regresar corriendo a los cálidos brazos del hombre que hasta en sueños extrañaba con una necesidad sobre humana.

-No esperaba que me llamaras-sin esperar ni un minuto tomo asiento frente al joven hombre, no podía aun creer que fuera él quien lo hubiera llamado. El lugar donde se encontraban cerca del desierto y escondido por las montañas estaba demasiado alejado de la ciudad, demasiado lejos de cualquier lugar, ahora entendía porque no habían podido encontrarlo por más detectives e investigadores pusiera a buscarlo en las ciudades.

-Usami-san ¿Cumplirá con todo lo que pedí?, regresare por mi propio pie si cumple-bajo la mirada nervioso, no podía creer estar sentado frente a ese hombre a un mes de haber  escapado de su prisión. Haruhiko tomo el portafolios sacando varios cheques entregándolos en las manos al pelinegro, este suspiro aliviado al verlos por fin podrían pagar la operación de Hiroki todo puesto a nombre de Nowaki, su expresión mostraba alivio.

-Me sorprendió recibir una llamada tuya, aun no creo que me buscaras-una taza de café negro fue puesta frente al empresario, su mirada no dejaba de observar las reacciones del otro hombre. Poco falto para sufrir un infarto al contestar aquella llamada, reconociendo como la voz temblorosa de Yokozawa delataba su ansiedad, la nerviosa voz solo pidió una cosa para revelar donde estaba: Dinero cerca de 350 mil dólares a nombre de Kusama Nowaki, sin derechos a replicar solo debía entregar el dinero.

Haruhiko se sorprendió al ver esa expresión tan dulce, jamás creyó poder ver esa mirada  llena de ternura en ese hombre a quien nunca vio con una sonrisa solo podía recordar las lagrimas caer de sus ojos con la cara llena de dolor. Tenía curiosidad de saber quién era la persona por la que había aceptado regresar a su cautiverio, se apresuro a terminar su taza de café debía asegurarse que no escapara aunque dudaba que lo hiciera, lo conocía demasiado para saber que no haría algo tan cobarde.

Un hospital pequeño fue su siguiente parada, aclarando un poco las dudas de Haruhiko resultando más que claro para que hubiera pedido el dinero. Se vio forzado a apresurar sus pasos para estar a la misma altura de Yokozawa, recorriendo los pasillos llegaron la sala de espera junto al quirófano, un hombre alto claramente demacrado esperaba su cara hundida en las palmas de sus manos impedían ver su rostro, con cuidado el pelinegro se sentó junto al otro hombre, este al sentir las manos sujetar sus hombros levanto la cara demostrándole a Haruhiko las ojeras, su rostro pálido y casi sin vida uno muy parecida al que tuvo cuando Misaki sufrió aquel accidente y espero por horas fuera del quirófano.

Nowaki se levanto al notar la presencia de Haruhiko, limpiándose las lagrimas trato de poner su mejor sonrisa en un intento por no parecer patético frente al hombre que acompañaba a Takafumi, podía deducir que ese era el conocido al que había pedido ayuda para costear los gastos de la operación. Yokozawa le había revelado un poco sobre su amante un hombre de negocios, los escasos datos que daba decían que ambos ya se habían reconciliado y su amante costearía los gastos además de pedirle su regreso inmediato.

-Nowaki Kusama un honor conocerle-extendiendo la mano de forma Cortez, trato de saludar de la forma más educada posible. Por su forma de vestir y como se encontraba parado de forma tan elegante Nowaki dedujo que el hombre seria del mismo nivel social que Hiroki antes de huir de Japón, sentía un fuerte repudio por casi todas las personas de clase alta por como habían sido tratados por mano de los Kamijou.

-Mi nombre es Haruhiko Usami, es un placer-sintiendo una fuerte empatía por el hombre al recordar su propio sufrimiento formo la sonrisa más cálida que podía, intentando relajar la tensión en el ambiente. Yokozawa se retiraba dejándolos solos, Nowaki recuperaba el rostro de angustia. Haruhiko deseaba saber quién era la persona en aquel quirófano, aquella por la que el pelinegro renunciaba a su libertad, sabía lo importante que era en la vida del joven.

-Disculpe ¿Podría saber a quién está operando?, deduzco que es un gran amigo de Yokozawa-san-no quería parecer inoportuno con esa clase de preguntas, solo que su curiosidad estaba carcomiendolo, no podía evitar desear saber quién era esa persona.

-Descuide creo que merece saberlo, su nombre es Hiroki Kamijou un amigo intimo de Yokozawa-san se conocen desde hace 5 años no se mucho de su relación-Nowaki suspiro fastidiado el dolor de no saber cómo resultaría la operación, habían dejado avanzar demasiado el tumor y no había garantías que saldría bien la operación.

El silencio incomodo fue roto por el propio Yokozawa, apartándose a una distancia prudente les dio espacio para despedirse, Nowaki recibía los demás cheques junto a un fuerte abrazo por parte del pelinegro una clara despedida silenciosa, ambos sabían la nula posibilidad de volver a ese lugar a ver de nuevo a Nowaki y Hiroki. Haruhiko espero paciente a que ambos hombres se despidieran, antes de incitara a Yokozawa a seguirlo a un automóvil estacionado a unas cuadras del hospital, el mismo que los llevaría a la ciudad desde donde llamaría a Kirishima para informar el paradero de Yokozawa.

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Su corazón latía desbocado, había corrido todo el camino hasta esa habitación su agitado pecho dolía, un dolor penetrante no sabía interpretar si era por la angustia que sentía o felicidad por estar a un paso de volver a verlo. Trato de regular su respiración no debía verse en tan lamentable estado, sus manos temblaban al ser acercadas al pomo de la puerta obligándolo a detenerse debía calmarse y no verse tan desesperado por verlo.

Mandando al diablo el trabajo tomo un jet privado a arizona, una sola y simple llamada de Haruhiko basto, una sola noticia: Yokozawa estaba bajo su custodia.

No podrá verse más patético, más necesitado su torpe mano apenas había podido tomar una pluma, un trozo de papel donde anotaba la dirección del hotel donde Haruhiko y su ángel estaban hospedados. Ignorando toda su agenda salió corriendo al aeropuerto donde su jet estaba listo para salir llevándolo a donde estaría su hermoso ángel esperándolo, el camino tortuoso parecía demasiado largo, demasiado lento la forma de avanzar de su automóvil. Una fuerte punzada de dolor abarco su pecho invadiendo todo su cuerpo, sentía ira, frustración y una mezcla de alivio por al fin saber que su ángel estaba a salvo.

Un mes entero atormentado con las peores posibilidades sobre su amante, moría cada día de dolor y angustia creyendo que jamás lo vería de nuevo o peor aun creyendo que su delicado ángel se hubiera suicidado. El dolor punzante de crear cada día en el peor escenario posible de donde o como podría estar su ángel imaginarlo de horribles formas herido o muerto en algún lugar, mezclado con la desesperación su mente se veía invadida por una ansiedad abrumadora una que no podía apartar por más que lo intentara.

Abrió la puerta lentamente, no quería asustar a su ángel entrando de forma apresurada, su respiración aun resultaba agitada delatando su ansiedad, su corazón dio un vuelco en su pecho al ver la delicada figura de su ángel sentado en la cama dándole la espalda. Hermoso, no había otra palabra que pudiera describir esa vista de su amante.

-Takafumi...-su voz apenas salió de su garganta, atorándose casi a la mitad. Las emociones mezcladas en su pecho empezaban a desbordarse, creyó imposible controlarse si lo tenia de frente como ahora. La delicada espalda de su amante se tenso al escuchar su voz, una reacción por demás hiriente ahora que era totalmente consciente de lo bestia que había actuado con ese hermosa ángel a quien trataba de arrancarle las alas.

Tragando en seco, se levanto de la cama donde había estado sentado por horas esperando la llegada del hombre a quien extrañaba con una desesperación imposible de describir. Formando escenarios de como seria su reencuentro después de un mes de no verse, de estar separados, ninguno de sus posibles escenarios resultaba romántico todos lo llevaban a la misma conclusión: verse sometido y violado con brutalidad por ese hombre.

-Zen...yo...-unos fuertes brazos aprisionaron su cuerpo, temblando espero ser sometido con brutalidad, cerro sus ojos con fuerza esperando lo peor. Sentir como el abrazo se volvía cada vez más desesperado aferrándose cada vez más a él sin intenciones de soltarlo. El silencio se formo entre ellos, fundidos en un abrazo que se negaba a ser roto por alguno de ellos, dejandose llevar por las emociones acumuladas en su pecho ambos hombres quedaron unidos en un abrazo.

Sujetando con delicadeza su barbilla levanto su rostro para ver esos hermosos ojos azules que tanto amaba, un ligero rubor en sus mejillas delataban lo nervioso que estaba su hermoso ángel. Paseando con delicadeza sus dedos por la suave piel del más joven delineo su rostro, sus dedos comenzaron a jugar con los suaves labios del pelinegro incrementando el rubor en sus mejillas por aquella atención, no deseaba forzar el momento no cuando disfrutaba la suave sensación de esa piel tan delicada como la seda misma.

-No volverás a irte de mi lado jamás-atrayendo el cuerpo de su hermoso ángel lo aprisiono de nuevo, dejándose embriagar por su aroma. Lo había extrañado tanto que dolía cada segundo separados sin saber donde estaba, sabía que se volvería loco de dolor si no lo encontraba, sabia lo tonto que era haber enamorado de esa forma por aquel hombre.

Su corazón amenazaba con salirse de su pecho el abrazo del castaño estremeció cada fibra de su ser, un cómodo silencio se estableció entre ellos, cerro sus ojos disfrutando del calor del otro cuerpo, había extrañado a ese hombre con una desesperación capaz de carcomerlo desde lo más profundo de su ser. Su adolorido corazón se calentaba inundado por sentimientos abrumadores con cada minuto gracias a presencia del hombre que amaba.

*Quiero quedarse en tus brazos por siempre Zen*

*Deseo tanto que me ames con la misma intensidad con la que te amo*

*¿Podre ser para ti algo más que un simple desahogo sexual?*

*Te amo tanto, me duele saber que jamás podre obtener tu corazón*

Un suave beso lo saco de sus pensamientos, calmado sin mostrar lujuria simplemente necesidad, la necesidad de unir sus cuerpos en una caricia intima. Su piel se erizo ante la sensación de ver su boca recorrida por una experta lengua cada rincón era saboreado arrancándole débiles gemidos de su garganta, sus mejillas se calentaban cada vez más al sentir como su cintura era tomada por las manos del castaño atrayendo su cuerpo, el calor emanado de la piel del otro comenzaba a colarse a su propia piel.

Su pecho se estremeció calentándose, el dolor comenzaba a desaparecer al sentir la calidez del hombre a  quien hasta en sueños extrañaba, la intensa mirada de esos cautivantes ojos café calaban hasta su espina dorsal, una sensación de cosquilleo comenzó a recorrer su piel entumeciéndolo con cada caricia, nublando su razón dejándose arrastrar por su deseo.

-No quiero forzarte-beso la piel del cuello dejando un camino de besos húmedos, quitando uno a uno los botones de la camisa exponiendo el pecho y los hombros besando cada centímetro de piel expuesta, sentía como se estremecía con cada caricia y beso, no sabía si era por miedo o porque en realidad deseaba seguir sintiendo sus caricias.

-Zen...-beso con delicadeza los labios del castaño, colocando sus brazos alrededor de su cuello profundizándolo, dejándose despojar de la ropa esta era prácticamente arrancada de su cuerpo, su sangre comenzó a hervir al sentir la caliente piel rozar contra la suya. Estando completamente desnudo fue recostado en la cama, cada parte de su piel era recorrida con esos labios y la caliente lengua podía sentir como su piel estaba siendo marcada.

-Te amo Takafumi, te amo tanto-la ansiedad comenzaba a recorrerlo, deseaba tanto poseer ese cuerpo, no quería repetir la bestialidad de sus anteriores encuentros sexuales, esta vez se tomaría el tiempo de prepararlo hacer ese encuentro especial. Su boca se apodero del erecto miembro succionando y lamiendo con un ritmo frenético logrando arrancarle una sinfonía de gemidos, estaba decidido a darle una experiencia placentera.

Los gemidos comenzaban a volverse gritos, no podía creer que fuera su voz quien emitiera esos sonidos tan obscenos, sus manos sujetaban con fuerza el suave cabello en un desesperado intento de evitar que el castaño se apartara. Cerro con fuerza los ojos acompañado de un sonoro grito, su cuerpo se convulsiono con violencia ante su liberación en la boca de su amante quien recibía gustoso su caliente semen, su errática respiración delataban la oleada de éxtasis que aun consumía su cuerpo jamás creyó tan placentero la felación, la boca experta de su pareja en solo unos minutos lo llevo al paraíso.

Sus piernas separadas por el cuerpo de su amante, sus brazos se aferraron a la espalda de su pareja a pesar de haber sido preparado con cuidado le estaba resultan donde doloroso ser penetrado, mordiendo su labio ahogo un gemido de dolor al verse invadido, extrañaba tanto el calor de ese cuerpo el embriagador aroma que ahora lo envolvía. Las lagrimas comenzaron a escapar de sus ojos una mezcla de dolor y alivio, sus piernas se aferraron a la cintura de su amante, sus uñas se clavaron en la piel de la espalda acompañado de gemidos, las fuertes embestidas sacudían su cuerpo llevándolo al borde del éxtasis.

El ritmo frenético de las embestidas comenzaba a nublar su razón, estaba ahogándose en un mar de placer al sentir como aquel punto dulce dentro de él comenzaba a ser golpeado sin compasión, sus uñas empezaron a rasgar la piel de su amante, su garganta comenzaba a doler por todos los gritos de placer. El último golpe más fuerte, más violento hizo que manchara su vientre con su semen, sus paredes anales presionaron estimulando la liberación se su amante en sus entrañas.

Atrayendo el cuerpo a su regazo, lo envolvió en sus brazos sintiendo la agitada respiración de su amante, el sudor perlo sus cuerpos, el aroma del sexo inundo la habitación. Acariciando el húmedo cabello negro atrajo aquel delicado cuerpo hasta dejar reposar la cabeza en su pecho, atrapándolo en un desesperado abrazo el miedo regreso, el miedo a perderlo de nuevo de no poder retener a su ángel a su lado.

*No importa si me odias*

*No me importa si me detestas jamás te dejare ir*

*Eres mío Takafumi no dejare que nadie más te toque*

*Entrégame tú corazón*

*Ámame y nunca me dejes de nuevo*

 

Notas finales:

n.n..hasta la proxima


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