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JAULA DE AMOR por rurufusu

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Notas del capitulo:

n.n..hola aqui trayendoles un nuevo capy espero lo disfruten

Podía sentir como su cuerpo poco a poco comenzaba a pesar, su mente poco a poco se apagaba, la cálida mano de su esposo sostener la suya. Amaba demasiado a su pareja, no podía concebir su vida lejos de él algo que su familia debió entender, antes de hacer esa horrible atrocidad contra ellos.

-Hiro-san te amo, se que saldrás de eso y volveremos a nuestro hogar-sujetando con cuidado la pálida y delgada mano deposito un beso en ella, no deseaba soltar esa mano le aterraba el solo pensar que podría ser la última vez para tener esa mano entre las suyas.

-Eres un idiota...solo serán unas horas y volveré-cansado de tantos preparativos solo deseaba entrar de una vez al quirófano. Manteniendo su orgullo se había negado a perder su cabellera a manos de algún desconocido, siendo Nowaki quien afeitara su cabeza.

-Te amo no lo olvides ¿De acuerdo?-beso los pálidos y resecos labios, sintiendo una punzada en su pecho, le dolía pensar que esa podía ser su despedida.

-Debemos llevarlo al quirofano, no podemos perder más tiempo-la voz preocupada del medico los obligo a separarse.

Resentía la ausencia de su amigo, deseaba tenerlo a su lado a pesar de escuchar por boca de Nowaki que este había regresado con su amante, un hombre muy posesivo al grado de mandar una escolta para llevarlo de regreso a su lado. Aun dudando de la historia había llamado al hombre y solo unos minutos después su amigo confirmaba la historia, agregando de paso que su celoso amante se negaba a dejarlo un minuto más fuera de su vista.

La mascarilla de oxigeno fue lo último que pudo sentir, su mente comenzaba a divagar entre dolorosas memorias de una vida que detestaba desde niño.

*Debes ser educado, refinado, debes seguir el camino más adecuado para la familia*

*Solo la perfección espero de ti Hiroki, nada inferior será aceptado*

*Los Kamijou solo aspiramos a la perfección, jamás debes ser inferior a eso*

Las palabras que sus padres repetían a cada momento, todas sus acciones estaban encaminadas a complacer a su cruel padre, que nunca parecía complacido con sus logros a sus ojos insignificantes, sin tomar en cuenta que su hijo solo era un niño.

Diferente a cualquier otro niño Hiroki Kamijou no podía darse lujos como lo era jugar o simplemente tener amigos, cada minuto del día estaba ya ocupado, lecciones de literatura y caligrafía por la mañana, piano, violín, kendo, pintura por las tardes a pesar de solo tener 4 años su vida ya estaba planeada, sus padres ya habían decidido que carrera estudiaría y con quien se casaría al cumplir los 20: Kaoroku Usami su prometida.

-Me duele la cabeza, quiero descansar hoy-las lagrimas escurrían de sus irritados ojos, su cabeza punzaba y todo su cuerpo se encontraba adolorido. Rara vez se enfermaba, cuando lo hacia los sirvientes lo atendían solo que hoy para su mala suerte no había encontrado ninguno que pudiera ayudarlo.

-Hiroki deja ya tus berrinches, tus lecciones empezaran pronto-haciendo a un lado al niño paso a su lado, ignorando las lágrimas de este. El rechazo de su madre le dolía más que sentirse enfermo. Sentía su cuerpo adolorido demasiado para poder cumplir sus deberes, buscando a su madre en la mansión trato de pedirle que lo dejara faltar a clases.

-Si te importara un poco verías que tengo fiebre-murmuro para sí, resignado a no lograr nada camino de regreso al salón principal, no podía retrasarse más.

Sin opción se dirigió a sus lecciones, solo para caer inconsciente a la mitad del día por la fiebre que se había intensificado. Aun siendo un niño pequeño se dio cuenta que a sus padres no les importaba su salud, esa misma tarde él caía inconsciente y sus padres salían a divertirse a una fiesta organizada por un amigo.

Odiaba profundamente la caligrafía y el kendo solo que era consciente que no podía elegir que hacer, no era bueno tocando el violín, el piano no era muy complicado al igual que la pintura, sabía que al no lograr la perfección sus esfuerzos eran en vano sus padres nunca reconocían nada que no fuera la perfección absoluta.

*Lo odio, odio todo esto*

*Cada día odio mas esta vida*

Las eternas clases de modales y lenguaje, como sentarse correctamente la forma de tomar los cubiertos, como debía moverse en la mesa todo le era impuesto bajo la severa mirada de sus padres. La continua presión de su familia comenzaba a volverse una tortura total, una simple caricia o un alago eran lujos de los que carecía.

-Joven amo, esa postura no es adecuada no puede subir los codos a la mesa-su institutriz una mujer amargada cercana a los 50 años, era muy severa en cuanto sus lecciones de etiqueta y modales no dudaba en reprenderlo de forma severa.

-Lo lamento, fue un descuido no volverá a pasar-corrigiendo su postura retomo la forma correcta de sentarse, sin apoyar de nuevo los codos en la mesa "era vulgar" hacerlo.

-Bien. Retomemos el uso de los cubiertos ¿Sabe para que se usa cada uno? ¿El orden de las copas?-sosteniendo una varilla de metal se paseo de un lado a otro evaluando el comportamiento del joven, un niño de 6 años en realidad.

-Si señora, conosco su uso. Descuide no lo olvide ¿Pasamos a otra lección?-manteniendo la mirada baja solo esperaba terminar la lección lo antes posible y salir de ese horrible lugar.

Cada movimiento equivocado traía consigo un golpe de la varilla, dolorosamente aprendía como debía actuar.17 golpes de varilla le había tomada aprender a diferenciar el tenedor de carne del de ensalada, no recordaba cuantos en las cucharillas ni en las copas, corrigiendo sus "tontos" errores azotaba esa varilla contra la piel del pequeño niño.

*Eres la futura cabeza de esta familia, no puedes seguir siendo tan inútil*

*Me decepciona tenerte de hijo, eres un fracaso incapaz de lograr algo del nivel de esta familia*

Su infancia avanzaba entre tareas impuestas por sus padres, lecciones que odiaba y tener que empezar a valerse por si mismo. Su madre una mujer dura y superficial de quien desesperadamente deseaba obtener un simple mimo, pero ella solo lo veía con desprecio por no ser un hijo digno de su estirpe que decía poseía sangre de nobles, su padre a sus ojos era un cruel hombre que gozaba humillándolo y tratándolo como un simple sirviente.

*No puedo fallar, no puedo equivocarme*

*No puedo seguir esta camino sin sentirme vacio*

Por más que se esforzaba en lograr la excelencia la presión de ser siempre el mejor  muchas veces lo habían llevado a sobre esforzarse, la presión muchas veces lo había llevado a enfermarse y bajar su nivel. Su padre lejos de apoyarlo solo le hacía notar sus errores, sus fallas por pequeñas que fueran, aplastando el orgullo y auto estima del pequeño niño.

*No cuento con nadie en este lugar, solo me tengo a mi mismo*

*Mis logros y avances jamás serán suficientes*

Hiroki había detestado por completo su infancia, los lujos y las cenas de alta sociedad donde sus padres exponían su dolor por tener un hijo indigno de ellos. A pesar de que Hiroki tenía el primer lugar en rendimiento, era un verdadero prodigio en el piano y sus pinturas destacaban por su belleza y elegancia, el no poder tocar el violín y ser un desastre total en caligrafía lo hacía ver  como un perdedor ante su familia.

Forzado por un accidente había dejado de practicar kendo a los 14 años, volviéndose un duro golpe a su familia y su larga tradición de destacados caballeros expertos en kendo, una vergüenza imborrable para sus padres. Hiroki soportaba cada vez menos esa clase de vida tan vacía que le imponían, no tenía derecho a decidir en su propio futuro.

Estudiaba economía por elección de su padre, solo se relacionaba con los hijos de empresarios cuya "amistad" resultaría conveniente en un futuro. La relación con su prometida era tan fría como un hielo, Karouku también estaba siendo forzada a casarse por conveniencia para su familia podía ver en ella también la tristeza en su mirada.

Ella a pesar de todo le resultaba agradable. Las pocas veces que se habían tratado mantenían agradables platicas sobre sus gustos personales a quienes nadie parecía importarles, así Hiroki supo que ella amaba la repostería y soñaba con poder estudiar gastronomía y abrir su propio negocio, un sueño que sus padres no apoyaban dado que ella solo debía comportarse como una esposa ejemplar, estudiar o trabajar una vez casada seria mal visto por su familia al descuidar su matrimonio.

Karouku era la única que conocía su deseo de estudiar literatura, convertirse en maestro y enseñar en una institución privada. Ambos compartían amargas experiencias de su desafortunada infancia y el rechazo de sus padres.

-Sabes Hiroki, nuestro matrimonio será un infierno ninguno de los 2 será feliz-tomando la taza dio un sorbo a su te, observando atreves de la ventana el inmenso patio de la mansión de su futuro esposo y su futura prisión.

-Sera un verdadero infierno casarnos sin amor, pero sabes que este matrimonio solo es un contrato -tomando un poco de su café negro, su mirada se lleno de dolor, su propia vida dejo de ser suya cuando sus padres le impusieron el camino a seguir.

-Te dejare plantado en el altar y huiré del país tan lejos que no me encuentren-dejando la taza casi vacía en la mesa observo fijamente a su amigo, el único que tenia realmente.

Aunque pareciera una broma  por el tono serio que había usado, esa declaración no podía ser tomada como una broma. Hiroki deseo tener esa determinación para huir dejando todo atrás, sin tener que estar atrapado a una miserable vida como la que llevaba ahora.

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Otro duro golpe para su familia era la huida de Karouku en la ceremonia, la joven dama ni siquiera había pisado la iglesia. Arreglada perfectamente y luciendo un hermoso vestido de novia se encontraba frente al hombre que sería su esposo, la vigilancia en aquel hotel donde los tenían recluidos era muy baja, podía asegurar que solo los 3 guarda espaldas en la recepción eran los únicos "vigilantes" dentro de aquel hotel.

-Eres mi amigo, se que puedes ayudarme a escapar de esto-su prometida venia a pedirle ayuda, sabía muy bien que ella no deseaba casarse por obligación.

-Conoces bien mi respuesta ¿Eres consciente de las repercusiones de esta decisión?-dejando de anudar su corbata de seda roja miro con detenimiento a su futura ex prometida, notando la decisión en sus ojos, conocía muy bien esa mirada.

-Por favor perdona mi egoísmo, se lo que esto ocasionara. Seré marginada por mi familia perdiendo su apoyo, lo único que deseo es decidir mi propia vida-la voz suplicante de su amiga lo conmovió, ella sin duda era mas fuerte y valiente que él, estaba más que decidida a intentar forjarse un propio camino lejos de las redes de manipulación de su familia.

La novia salía una hora antes del hotel como se tenía previsto con la gran diferencia de la ruta a tomar, la limosina era conducida al aeropuerto donde una novia corría por los pasillos directo a un vuelo que la sacaría del país y el infierno donde vivía como "muñeca".

El escándalo por aquel incidente fue como arrojar leña al fuego, ambas familias asumieron la humillación pública inconcebible para ellos, la huida de la novia se convirtió en un escándalo que duro meses hasta verse relegado poco a poco en el olvido.

*Espero seas feliz Karouku, deseo tanto poder escapar de esa vida tal como lo hiciste*

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Tenía días sin dormir corrigiendo el registro de unas inversiones, las cuentas no coincidían a pesar de haberlas revisado varias veces, dejándole en claro que el contador no estaba realizando un buen trabajo con las facturas y registros de compra. Sumándole que además hoy se encargaría de firmar un contrato con alguna de las múltiples empresas con las que tenían contacto, a diferencia del anterior encargado no se dejaría deslumbrar por el nombre de la empresa, firmaría en base a los beneficios que obtendría.

El error que lo tenía atrapado en esa oficina con una pila de papeles se debía al ex jefe de contabilidad y el próximo ex jefe de ventas los idiotas se habían dejado impresionar por el renombre de una empresa sin tomar en cuenta los beneficios reales de haberse tomado la molestia de revisar el contrato harían visto las inconsistencias en esta y los altos costos.

Los costos de la producción de los unidades resultaba un 30% más caro, solo después de sufrir un desfalco revisaron los contratos encontrado muchas lagunas con esa compañía, una vez al frente de los nuevos contratos Hiroki había revisado por fuera los beneficios con otras compañías descubriendo como por casi 5 años la empresa había perdido fuertes cantidades de dinero, con contratos costosos y sin ganancias reales.

Al mirar su reloj noto que llegaría tarde si no salía ahora de la oficina, se sentía mareado por no haber podido dormir, ahora debía enfrentarse a los errores que un par de idiotas habían armado, tomando los folder con la información de los contratos salió. A pesar de sentirse al punto de un colapso se encamino con pasos temblorosos a esa sala de junta.

Conocía demasiado bien a uno de los vendedores un hombre cercano a los 50 y un verdadero idiota responsable de su actual desfalco, el otro no le resultaba conocido un joven pelinegro vestido pulcramente de negro el representante de una muy joven empresa multi-funciones por los rumores parecía una muy buena opción para la nueva mano factura de unas computadoras, siendo un nuevo producto pocos se atreverían a firmar.

Aun con el dolor punzante de su cabeza podía fácilmente ver como de nuevo trataban de venderla un contrato basura bajo "los beneficios son excelentes", solo que él no se dejaría convencer como los ineptos a un paso de ser despedidos, odiaba que ese hombre tratara de verla cara como un estúpido, la tranquilidad del otro hombre resultaba extraña.

*Mi compañía no puede ofrecer esa clase de beneficios a corto plazo, nuestro contrato piensa en los beneficios a largo plazo*

La forma tan calmada en la que joven hombre le hablaba exponiendo los planes a futuro y no a corto plazo resultaban más convincentes, el contrato mismo resultaba más sólido que el de la otra compañía. Solo después de analizar a detalle las clausulas de ambos contratos opto por el de la nueva compañía a pesar del costo más alto de inversión.

*Espero tener una buena alianza con su empresa*

*Le aseguro que no se arrepentirá*

*¿Y bien cuál es tu nombre?*

*Takafumi Yokozawa ¿Usted es?*

*Hiroki Kamijou un honor conocerle*

No podía imaginar cuán importante se volvería ese hombre en su vida, una inusual relación de amistad resumida a salir algunas veces por semana a beber unos tragos. En ese pequeño tiempo podía quitarse la pesada mascara que usaba frente a todos, Yokozawa se volvió su confidente, su paño de lagrimas y aquel que lo aconsejaba guiándolo, además de ser el único que conoció el infierno que era su vida dentro de la familia Kamijou.

Hiroki era cada vez menos capaz de soportar la presión de su padre y sus humillaciones, ahora se vio obligado a bajar la cabeza, recibiendo una humillación más.

*¡¿Cómo demonios puedes ser tan inútil?! ¡Maldición! algo tan simple y lo hechas a perder*

*Padre, yo no redacte ese balance, el error es del contador*

*No culpes a otros de tus errores, este es tu proyecto es tu error*

*Padre este no es un lugar para hablar de esto...*

Una bofetada y la humillación pública fue más de lo pudo soportar, no era un secreto en la oficina las repetidas humillaciones del dueño sobre su hijo aprovechando cualquier excusa por mas estúpida que fuera, sin poder aguantar más e ignorando los gritos de su padre las lagrimas de impotencia y dolor escaparon de sus ojos salió corriendo de esa infernal empresa. Él jamás quiso heredar esa compañía, no quiso estudiar esa carrera que le fue impuesta y no quería esa vida.

El llanto fluyo incesante, sus ojos ardían al igual que sus pies tenia horas vagando, el hambre pronto llego obligándolo a parar en un pequeño restaurant, antes de entrar limpio lo mejor que pudo sus lagrimas antes de adentrarse en el local, el lugar parecía acogedor y muy calmado sin mirar nada más que la mesa mas apartada se dirigió a ella.

Las traicioneras lágrimas escurrían de nuevo por sus mejillas, limpiándolas con la manga de su saco vio aparecer una rosa frente a sus ojos y una luminosa sonrisa de parte de un galante hombre, aquellas hermosas palabras se quedaron grabadas en su corazón.

Nowaki Kusama la luz que iluminaba su camino, desde ese día una sutil rutina de ir a ese restaurant buscando la atención de Nowaki se instalo, por más pequeño que fuera su logro a los oídos de Nowaki parecía ser algo titánico fue gracias al joven que había empezado a sentirse valorado, importante con cada paso que daba. Nowaki a su vez le contaba sobre su vida así supo sobre su carrera en pediatría, su gusto por cocinar.

Hiroki empezaba a ser consciente que sus sentimientos por Nowaki empezaban a cambiar, la cautivadora voz del pelinegro y su presencia pronto comenzaba a afectarle demasiado, sabía que dentro de poco no podría seguir con esa rutina sin desear tener a Nowaki como algo mas, incluso Yokozawa en sus reuniones de copas se había dado cuenta de que estaba enamorado y aconsejándole encarar esa situación antes de perder el control.

*Me gustas no puedo solo ser tu amigo*

*No puedo decirte que me gustas cuando no es verdad*

*¡Por favor déjame retirarme con la dignidad que aun posee o!*

*No me gustas, te amo Hiroki*

Limpiando las lágrimas de su amado, beso con ternura sus labios deseando jamás separarse de ese hombre del que se había enamorado tan perdidamente.

No pasó mucho tiempo antes de sentir que los  besos ya no eran suficientes, un día tormentoso ambos se resguardaron en el pequeño departamento de Nowaki, sutiles caricias empezaron a subir de intensidad hasta tener a ambos desnudos sobre la cama inmóvil mirándose con gran pasión mezclado con amor.

*Nowaki, nunca me dejes*

*Hiro-san te amo, nunca me iré de tu lado ni te dejare*

*¡Promételo! ¡Promete que jamás me dejaras!*

Hiroki carecía de cualquier experiencia sexual, su vida se veía reducida a su trabajo en la empresa que mas detestaba y sus escasas salidas con su amigo a tomar unas copas para desahogarse, nunca se había interesado en tener esa clase de relación física ni pensado en siquiera tocarse para darse un poco de placer, arrepintiéndose de no hacerlo.

Ahora  se encontraba desnudo y sin idea de que hacer sentado sobre el vientre de su pareja, armándose de valor se decidió a besarlo recorriendo con sus manos el torso acariciando cada milímetro de piel tratando de ocultar su nerviosismo, se maldecía por no saber ni qué punto erógeno podía tocar en el cuerpo de su pareja para excitarlo maldecía por ser un virgen de 23 años sin idea del sexo.

Nowaki se enterneció al ver las inocentes acciones de su castaño podía ver sus manos temblar, resultándole claro que su hermosa pareja: era virgen, para su satisfacción el saber que sería el primero en saborear esa virginal piel y esos labios de los que seguramente también había robado su primer beso.

A diferencia de Hiroki poseía mas experiencia en ese tipo de situaciones, contando ya con 2 relaciones previas la primera con una hermosa jovencita del orfanato donde había crecido con quien mas de una vez había mantenido relaciones sexuales a escondidas de los encargados y de la que jamás pudo enamorarse dando por terminada la relación poco antes de irse a vivir por su cuenta.

La segunda relación se dio con un ex compañero de pediatría por el cual se había sentido atraído, ambos parecían compartir una atracción salvaje capaz de desatar una pasión bestial en la cama, lamentablemente solo había atracción sexual y no amor lo que llevo a un rompimiento a solo unos meses de haber iniciado la relación. Hiroki carecía de experiencia no podía negarlo pero era capaz de encender sus más bajas pasiones, sus torpes caricias y sus tímidos besos lo incitaban a manchar la pureza de ese cuerpo.

Perdidos en la pasión no supieron cuando sus cuerpos se unieron en uno, las fuertes embestidas de Nowaki arrancaban sonoros gemidos de la garganta de Hiroki, este se aferraba a la amplia espalda del pelinegro aguantando el dolor y vergüenza de esa situación solo se dejaron llevar por la pasión y amor que sentían.

Su felicidad solo duraría un año...

La cruel sonrisa de su padre al arrojarle un sobre con fotografías de Nowaki y su esposa lo destrozo sin piedad, era consciente del porque su padre lo detestaba desde niño un motivo por demás estúpido y sin sentido: ser hijo bastardo de su tío, las malas lenguas decían que él era hijo nacido del insano amorío entre su madre y su tío. Hiroki creía en su madre, ella a pesar de ser fría y distante juraba jamás haberse involucrado con el hermano de su esposo, en secreto había hecho pruebas de paternidad demostrando que era mentira ese rumor.

La noticia lo devasto, su corazón se rompió cuando Nowaki no contesto ninguna de sus llamadas o mensajes, por 3 días no desistió en buscarlo rompiendo su corazón al descubrir que el departamento fue desocupado y nadie sabía nada de Nowaki. Sin descanso lo busco en los lugares que creía estaría el pelinegro: su departamento, el restaurant y la facultad.

Un duro y mortal golpe esa desaparición, su único amigo Yokozawa lo buscaba por su cuenta creyendo conveniente hacer 2 búsquedas por separado para prevenir alguna sospecha de su familia. Después de 11 días de llorar día y noche la traición de Nowaki decidió no saber nada más de ese asqueroso mundo que gozaba torturándolo.

Tomando unas mudas de ropa y el bolso que Nowaki había olvidado en su departamento meses atrás, tomo sus cuadernillos de ahorro dispuesto a vaciar sus cuentas y desaparecer solo quería olvidar el rostro del hombre que amaba y el que solo lo uso traicionándolo de la forma más cobarde que existía, no le resulto difícil tomar sus miserables ahorros obtenidos del pobre salario que su padre le daba, guardarlos en su bolso el dinero se decidió e ir a la zona más pobre de la ciudad, aquella donde solo había bares, hoteles y prostíbulos donde se vendía droga un lugar que la policía evitaba a toda costa.

Durante 2 meses se dedico a llenarse de alcohol ahogando su dolor en el primer bar que vio, rentando un diminuto cuarto en un hotel de la muerte continuando con su plan beber hasta morir, no tenía contemplado drogarse al menos no hasta que el bar-man le ofreció un sobre plástico con unas pastillas un regalo para iniciarlo en la adicción, aquel hombre detrás de la barra era un distribuidor de droga dueño de ese bar y un prostíbulo cercano.

Lo único constante en su día era el dolor insoportable que su ex amante había dejado, el alcohol solo borraba su recuerdo momentáneamente, para golpearlo con más fuerza y destrozarle de nuevo su corazón al recordar el rostro de Nowaki, sus falsas promesas de amor y el futuro que habían planeado juntos.

El solo beber comenzó a ser insuficiente, su cuerpo comenzaba a ser dependiente de las drogas que consumía mezcladas con el alcohol. La adicción comenzó a mermar no solo su dinero su cuerpo pronto empezó a resentir los excesos, por más que su amigo le suplicara dejare ese camino de autodestrucción se negaba a irse de ese lugar.

Algo fuera de sus planes además de drogarse fue llegar a prostituirse, el vacio de Nowaki no parecía llenarse con nada solo saturarse con más soledad. La primera vez que abrió sus piernas a otro hombre fue por su parecido que aquel distribuidor guardaba con Nowaki, sexo a cambio de droga y una falsa ilusión de tener a Nowaki a su lado.

Mantener relaciones sexuales fugases con hombres parecidos a su ex amante lo ayudaban a soportar la soledad, ni las drogas o el alcohol habían resultado un remedio para su corazón roto, solo deseaba morir y no sentir más ese dolor en su corazón ni su alma. Los excesos pronto comenzaron a notarse en su delgado  cuerpo comenzó a parecer más huesos sobre piel, dolido y desesperado aumento la dosis de droga y alcohol esperando no despertar esta vez, no quería abrir los ojos y afrontar una vida sin Nowaki.

Despertar de ese sueño y verlo, dolió al recordar porque lo había dejado...

*¿Porque paso esto? ¿Como pudieron hacernos esto?*

*Hiro-san, no podremos estar juntos si tu familia lo sabe*

*No podre vivir si te pierdo de nuevo Nowaki*

*Tenemos que irnos lo más lejos posible, desaparecer de Japón*

Yokozawa fue un apoyo incondicional en todo esa carrera al abismo donde pretendía hundirse la firme mano que le impidió ahogarse y aquella que intentaba sacarlo de ese infierno, fue un apoyo en su recuperación al ser el encargado de su alimentación a pesar de no conocer a Nowaki gano fácilmente su confianza, con la ayuda de Yokozawa y mentor de Nowaki, el castaño logro controlar su dependencia lo suficiente para intentar un desesperado intento por huir del país ayudado por los 2 hombres.

Huir al aeropuerto escondidos entre maletas, cajas con demás cosas en una vieja camioneta, con solo sus pasaportes y un puñado de dinero reunido por los 2 hombres que los ayudaban a dejar atrás ese infierno, su apoyo incondicional  los animaba a seguir adelante con su plan.

Llegar a un lugar desconocido sin tener ningún conocido les había resultado difícil para superar los problemas de comunicación sumándole además los tratamientos de Hiroki para recuperar su peso, temiendo que fueran perseguidos habían decidido esconderse en un lugar muy alejado, lo mas retirado de las ciudades en un pequeño poblado cerca del desierto aprovechando los conocimientos de Nowaki en cocina, usarían sus escasos fondos para iniciar un negocio en un pequeño local en el poblado.

Su inicio fue accidentado y algo penoso con su pequeño local, en un lugar apartado sus ingresos por escasos que fueran los ayudaban a salir adelante solo una vez habían sido forzados a pedir prestado a Yokozawa, gracias al conocimiento de Nowaki su pequeño restaurant empezó a salir adelante permitiéndoles expandir su negocio.

Todo parecía ir bien hasta un desmayo de Hiroki, los análisis revelaron un tumor...

-No me dejes Hiro-san ¡No te vayas de mi lado!

*Idiota no me iré, no volveré a dejarte*

-Te amo no me dejes, no te alejes de nuevo de mi lado

Sentía la calidez de esa mano sujetar la suya, más pequeña y fría comparada con aquella que lo sostenía. Abrió los ojos con pesadez aun su cabeza dolía y sentía las suturas en su piel un logro para  él haber salido vivo de esa operación, no podía confiarse solo los análisis demostrarían si haberse operado valió la pena, ahora solo podían esperar.

Sonriéndole a Nowaki trato de calmarlo, no tenia caso preocuparse por lo demás deberían esperar al menos 9 días para realizar el primer análisis y ver si el tumor había sido eliminado por completo, de ser necesario tendría que someterse a otra operación o tratamientos a base de medicamentos no podían saber nada con certeza hasta el primer análisis.

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Adoraba compartir sus días con Hiyo, la niña era adorable capaz de iluminar su día ayudándolo a soportar su encierro, aun con Sorata de compañía poder hablar con otra persona lo distraía por completo de su situación. Despertaba al sentir las pequeñas manos de Hiyo haciéndole cosquillas en su cintura hasta arrancarle una estruendosa risa.

-Buenos días Mami, tengo hambre- acurrucándose sobre el fuerte pecho de su madre fijo sus ojitos color miel en la cálida sonrisa del pelinegro, este acariciaba sus cabellos con ternura por tan tierna forma de despertar, casi 11 días encerrados juntos habían estrechado  su relación forjando un lazo muy especial entre ambos.

-Bien vayamos a la cocina, ¡arriba princesa!- sujetándola debajo de sus bracitos logro sentarla en la cama el tiempo suficiente para levantarse y estirarse un poco relajando sus músculos, con ternura vio a su niña sus brazos se estiraban hacia él, sin esperar mucho la tomo entre sus brazos acurrucándola en su regazo salieron del cuarto.

-Mami ¿Jugaras conmigo?- tímidamente saco su cabeza del pecho de su madre, observándolo fijamente esperando una respuesta. Podía ser pequeña para entender las cosas, más aun para saber que un hombre no podía ser una madre verdadera.

-Primero desayunas, te bañas y jugamos después de limpiar- acariciando su  cabeza le regalo una cálida sonrisa, otro aprovechado de la situación era Sorata el gato se veía muy consentido por Hiyo quien no podía dormir sin el gatito a su lado.

Sorata se paseaba a sus anchas por toda la casa siguiendo a Hiyo, si Takafumi perdía de vista a su pequeña solo buscaba al mimado y casi malcriado gato. Había intentado evitar que el gato se quedara en la cama con ellos, logrando únicamente ver los ojitos de Hiyo llenarse de lágrimas al no poder dormir con el gatito en brazos, teniendo que rendirse ante su niña.

Hiyo había empezado a llamarlo "Mami" unos días atrás casi por accidente cuando horneaban unos panques ella pareció no darse cuenta de lo dicho, de forma inconsciente empezó sustituir "Onii-chan" por "Mami" al principio le pareció un poco raro e incomodo no tardo mucho en empezar a sentirlo como algo normal.

Su pequeña niña parecía muy tímida los primeros días, apenas era notable su presencia intentando no molestarlo se mantenía muy quieta sin hacer casi ruido, comportándose un poco mas mimada empezó  a pedir cosas pequeñas y fáciles de hacer. La consentía demasiado sin poder evitarlo, más al escuchar que ese lindo angelito no tenía una madre.

*Papi dice que esa mujer no nos quería y nos dejo después de que nací*

*Ya veo, no conoces a tu madre ¿Tu padre te cuida?*

*Papi trabaja mucho y no puede cuidarme, me cuidan las maestras ¡vivo en una escuela grande! ¡Es como un castillo!*

*Debes sentirte muy sola, lejos de tu padre y tu hogar*

*No estaré siempre sola, papi dice encontrara una mami que nos cuide y ame mucho*

Dejándola con cuidado sobre una de las sillas del comedor ingreso a la cocina, prepararía un desayuno ligero tomando en cuenta que su pequeña no comía mucho y no toleraba comidas pesadas, tenía un muy desagradable recuerdo al darle comidas pesadas logrando que su niña terminara vomitando todo y con dolor de estomago.

Ahora veía a su pequeña con su cabello revuelto hecho un desorden, usando una de sus camisas "estilo camisón" por su pequeño cuerpo, sus pequeñas y redondas mejillas teñidas de un rubor miraba tímidamente al pelinegro, debatiéndose entre decirle o no su idea. Los ojos miel miraron de reojo un pequeño bolso de gatito color rosa sobre el sofá.

-Mami ¿Podrías jugar conmigo? yo...quiero hacer una fiesta de té-arrugando la tela de la camisa, mordio su labio anciosa ante la respuesta de su madre.Se habia prometido decirle a su padre que ya no buscara mas  una madre, ella solita sin ayuda ya la habia encontrado.

-No sé mucho de esas cosas, tendrás que explicarme como jugar- sonrió colocando los platos en la mesa, antes de jugar debían desayunar.

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No entendía como demonios había terminado así sentado en  suelo con su pequeña sobre la cama cepillando su cabello, entre sus manos unas ligas rosas con las que haría unas coletas. La tierna e inocente mirada de Hiyo al pedirle que lo dejara arreglarlo le cerró las posibilidades de negarse a esa petición.

Con las coletas hechas y adornadas con moños de color rosa, Takafumi ahora esperaba paciente a Hiyo, esta había baseado su bolso de gatito sobre la cama revelando su contenido: un juego de  cosméticos infantiles, ligas y listones.

Hiyo tomo un estuche de sombras después de pensar que color se vería mejor en su madre, el rojo le pareció el mejor color tomando el aplicador empezó a esparcir las sombras sobre los parpados, su mano temblaba dificultando su tarea se esforzó en hacerlo perfecto, estando satisfecha con el resultado tomo un labial rosa pastel teniendo cuidado tiño los labios, observando a su madre supo que no había pintado sus uñas algo que soluciono con un barniz de agua de un rojo intenso quería que su mami se viera igual de hermosa que las mujeres en las revistas que leían sus maestras.

-¡Listo! te ves hermosa mami- sonrió llena de ilusión al ver a su madre peinado y maquillado, bajando de la cama con ayuda de Takafumi, su madre había aceptado ponerse un vestido para jugar con ella.

-Hiyo prepara todo iré en cuanto me cambie-ella asintió saliendo del cuarto, Takafumi no tenia vestidos así que solo se pondría una sabana encima acomodada para aparentar un vestido.

En el cuarto de alado donde su madre ya tenía listo el té y los bocadillos, Hiyo acomodaba su cámara en forma de oso quería grabar su juego, colocándola sobre la mesa de noche se aseguro de ponerla en un buen Angulo para grabar gracias a que estaba programada tomaría fotos cada minuto y así ella podría mostrarle a su padre que había encontrado una exente madre.

-Hiyo, empecemos...aun no termino de limpiar y no puedo jugar mucho-Su sonrisa se ensancho al ver entrar a su madre con un "vestido blanco" sin que Takafumi sospechara que era grabado empezó a jugar con su querida niña, no deseaba verla llorar por negarse a jugar con ella y menos por resistirse a que su niña lo arreglara.

Notas finales:

https://www.facebook.com/pages/El-rincon-de-Ruru/444147119125676?fref=nf

ya tengo pagina para resolver sus dudas

dar spoiler y demas¡¡


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