Estaba por caer la noche el pequeño restaurant ya estaba cerrado los únicos encargados del lugar limpiaban las mesas de madera cubiertas con manteles blancos. Perdido en sus pensamientos un pelinegro recogía los platos recién lavados, la opresión en su pecho era cada día más grande el vacío en su corazón se negaba a dejarlo en paz, un sentimiento de necesidad lo embargaba de forma cada vez más profunda, deseaba tanto irse de ese lugar.
*No puedo, no quiero, extraño verlo*un fuerte sentimiento de opresión en su pecho se hiso más grande y sofocante. Un dolor casi insoportable en su corazón lo sofocaba gracias a una necesidad brutal de ver de nuevo al hombre del que había escapado.
Solo existía un detalle que le impedía irse, su mejor amigo aquel que le dio un techo y extendió su mano para ayudarlo no podía levantarse de su cama, no podía abandonarlo en esas circunstancias cuando la enfermedad estaba afectándolo tanto. Ya eran varias noches donde que se veían obligados a sedarlo para mantener calmado el dolor que le producía el tumor en su cerebro, necesitaban operarlo cuanto antes o este moriría.
-Kusama-san ¿Cómo reuniremos el dinero restante para la operación?-la situación los tenia al borde, apenas habían podido reunir el dinero que ocuparían solo para operarlo sin contar sus medicamentos o su rehabilitaciones negocio no dejaba mucho al estar cerca del desierto aun si lo vendían no podrían pagar los costos de la operación en su totalidad.
-Voy a contactar a la familia de Hiro-san, are lo que sea para salvarlo aun si eso es recurrir a ellos no lo dejare morir-odiaba esa idea, odiaba tener que ir y suplicar ayuda, a esas personas que no habían dejado de buscarla forma de separarlos y arruinarles la vida. Escapar de Japón fue la solución más sencilla que podían tomar a su desesperada situacionales métodos que la familia Kamijou uso para separarlos les arruino la vida a ambos.
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*No soporto tener que recurrir a esas personas no después del dolor y sufrimiento al que no les importo someternos, por su egoísta visión de la vida ideal* el infierno que los habían hecho pasar no era algo que pudieran olvidar tan fácilmente, mucho menos perdonarlo por más que ambos lo desearan no podían hacerlo. El resentimiento aun latente en ambos impedía un acercamiento, sus pocas y confiables amistades en Japón ocasionalmente comentaban los anuncios de la familia: Solo deseamos poder hablar con nuestro hijo, reparar nuestra relación y los errores que lo llevaron a irse de nuestro lado.
*Solo fingen estar arrepentidos para acercarse y poder destruir nuestra relación, sé que no debo llamarlos pero ya no tengo salidas* el haber pasado un año entero en prisión por su culpa podía considerarse uno de los factores que le impedían perdonarlos, ese año donde su amante no supo nada de él, aquel año donde su amado castaño se vio sumergido en un abismo de drogas y alcohol en un intento desesperado por olvidarlo.
*Ese hermoso rostro no debe llorar* un fugaz pensamiento que cruzo su mente, el recuerdo de cuando el destino se decidió a unirlos por el resto de sus vidas.
El recuerdo vivo del día en que ambos cruzaron sus caminos para no volver a separarlos. Estudiar medicina y volverse pediatra podía considerarse su sueño, siendo huérfano debía trabajar y estudiar para lograrlo, gracias a sus deliciosos platillos había podido encontrar trabajo en un restaurant como ayudante de cocina.
Trabajar en ese lugar apenas le daba el dinero suficiente para sobre llevar los gastos de su carrera y su manutención, debía aceptar que no podía renunciar gracias a que ese era el trabajo más cercano a su departamento, uno al que podía llegar sin gastar en transporte y así ahorrarse valioso dinero que podía usar en su manutención.
Temprano por la mañana había tomado el primer turno, las mañanas no eran muy atareadas pocas personas salían a desayunar a un restaurant, rondaban las 8:42 cuando vio entrar a un joven vestido de traje negro, hermosos ojos café irritados por el llanto aun pequeñas lagrimas escapaban de ellos. Las limpiaba con regularidad intentando evitar que otras personas notaran que estaba llorando.
*Mi nombre es Nowaki Kusama, es un placer conocerte. Ese hermoso rostro no debe llorar* movido por un extraño motivo y sensación fue a la mesa del hombre regalándole una rosa y las palabras que unirían sus vidas, iniciando una rutina muy sutil entre ellos una convivencia armoniosa un acuerdo silencioso de amistad.
Hiroki Kamijou, un empresario obligado a estudiar economía por el bien de su familia, comprometido con la hija de un socio de su padre con solo 4 años de edad, tenía una vida planeada donde no estaba contemplada su felicidad. Él amaba la literatura no ambicionaba más haya de ser maestro en una universidad privada, por más que se esforzaba nunca parecía complacer las altas expectativas de sus padres, más de una vez se vio humillado por su progenitor frente a los empleados de la compañía.
*Estoy enamorado de ti Nowaki, no puedo ser solo tu amigo* una relación madura, nacida de una amistad casi accidental, no tardo más que un par de meses en rebasar la línea que dividía amor de amistad, su relación avanzo por un año siendo un secreto para muchos no para aquellos que la vieron nacer, aquel pequeño local se volvió el refugio de su amor, donde podían verse y amarse sin miedos, a ser separados.
El romance de ensueño termino cuando la familia lo supo de boca de un empleado que los había visto besarse en aquel restaurant, usando su dinero y contactos lo habían acusado de robo sin dejarlo defenderse solo fue enviado a prisión, su encierro estaba por volverlo loco al no saber nada de su amada pareja, consumiéndolo con una angustia y desesperación aterradora al no saber que fue de su amante y temer que fuese herido por esas personas.
*4 veces trataron de matarme para alejarme de Hiro-san. No voy a renunciar a ti jamas, saldre de este lugar y juro que te encontrare* las cicatrices en su espalda y muñecas eran una prueba de los intentos de asesinato que había sufrido por la familia Kamijou, la misma amenaza "aléjate de Hiroki o te mataremos".
Un año de su vida le fue robado antes de ser puesto en libertad, perdiendo todo lo que tenía en el proceso: su trabajo, la carrera en pediatría y su amante, con el alma desgarrada por la desesperación inicio una frenética búsqueda de su pareja, aquella que había desaparecido 11 días después de ser encerrado y de la que nadie sabía nada.
*El hijo de los Kamijou desapareció sin dejar rastro, lo más seguro es que fuera secuestrado* miles de teorías rondaban los medios sin llevar a nada concreto, teorías de las que no podía fiarse en su desesperada búsqueda lo llevo a un lugar que jamás creyó pisar: los barrios más pobres donde la drogadicción y el trafico eran comunes, en específico un basurero que funcionaba como un prostíbulo donde se escuchaba las personas se drogaban, el lugar más nauseabundo y corrompido que conoció en su vida.
El saber por un empleado de I.G.N que su pareja vacío sus cuentas unos días antes de desaparecer y no llevarse su pasaporte indicaban que no dejo el país. Investigando cada posible escondite que creyó la familia ignoraría en los barrios más pobres, meses buscándolo siguiendo cada rumor posible piso los lugares más bajos, recorrió las calles infestadas de traficantes buscando a su amado, a punto de rendirse un rumor llego a sus oídos.
Uno donde lo llevo a ese nauseabundo lugar donde pudo encontrar a su castaño hundido en el alcohol y las drogas, su cuerpo casi en los huesos, su largo cabello claramente sucio, la ropa en extremo sucia y desgastada delataban lo que había hecho todo ese tiempo: drogarse y beber hasta perder la conciencia, la visión del cuerpo demacrado e irreconocible de su amado partió su corazón no imagino encontrarlo así.
Fue doloroso ver en ese estado tan lamentable a Hiroki, más aun ver que entre las botellas vacías y la basura de las envolturas de la droga claros indicios de condones usados, su corazón aun dolía al saber que su amado podía haberse prostituido para obtener drogas y alcohol. Nunca tocaba ese tema por más molesto que pudiera estar con su pareja, no tenía derecho a reclamarle algo que sabía no fue ni seria su culpa, si su familia no hubiera metido manos en su relación ninguna de las desgracias sufridas ese año habrían pasado.
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Después de 4 días Hiroki había reaccionado saliendo de los efectos del alcohol y las drogas, la reacción del castaño al verlo fue algo que no espero este lo golpeo con todas sus fuerzas partiéndole el labio, su rechazo fue doloroso más de lo que pudiera imaginar. No podía entender porque actuaba así porque lo golpeaba e insultaba de esa forma.
*¡¡Lárgate, vete a revolcar con la zorra por la que me abandonaste!! Déjame en paz y regresa con tu esposa y tu hijo ¡¡No puedo aceptar compartir tu amor y rebajarme a ser tu amante!!* Gruesas lagrimas escaparon de sus ojos opacos, las negras marcas debajo de ellos indicaban el poco tiempo que dormía por estar drogandose, su herido corazón no quería saber de nada sin Nowaki a su lado, busco una salida para olvidarlo.
*Nunca te deje, jamás podría abandonarte. Tú familia me envió a la cárcel acusándome de robarles una fuerte suma de dinero ¡Mira bien estas marcas, trataron de matarme intentando que renunciara a ti!*Hiroki no podía creer lo que veía, Nowaki dejó al descubierto su espalda y abdomen llenas de cicatrices de cuchillo. Caminando hasta él mostro las cortadas en sus muñecas, las mejillas de su amante se llenaron de lágrimas mezcladas con dolor y felicidad al saber que todo resulto una cruel mentira.
*Mi padre me mostro fotografías tuyas con tu familia, vi a tu esposa y tu hijo. No pude soportarlo cuando ese día desapareciste y no supe más de ti* no podía entender porque su familia había hecho esa atrocidad, dejándoles en claro que estos harían cualquier cosa para separarlos si eran encontrados por ellos, temían no volver a verse jamás.
Sin ninguna posible salida, nadie en su sano juicio iría en contra de la familia Kamijou, Nowaki cavilo a quien pedirle ayuda tenía muy pocos conocidos y solo uno de confianza: un doctor retirado que lo había ayudado a ingresar a la universidad, el único que lo visito en prisión y supo la verdad de su falso crimen. Tomando su celular marco el número del viejo doctor esperando ser ayudado a salir de ese problema, tal vez él podía salvarlos.
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-Nos costó mucho poder salir de Japón Yokozawa-san no habríamos podido lograrlo si no hubiéramos contado con la ayuda de un antiguo tutor mío, el logro sacarnos del país. Hiro-san tenía una fuerte dependencia a las drogas tenía un año usándolas, antes de huir del país tuvimos que someterlo a un tratamiento para evitar una recaída o un ataque de ansiedad-ambos le debían tanto al hombre que no podrían pagarle jamás, si no fuera por su ayuda no habrían podido huir escondidos en un avión de carga. El incómodo viaje entre las cajas de mercancía había valido la pena cuando pisaron américa por primera vez.
-Kusama-san existe otra salida, conozco a una persona que podría ayudarnos-se mordió los labios desviando la mirada al recordar el rostro de su captor aumentando el sentimiento de vacío en su corazón, inconscientemente toco su pecho. Sus ojos ardían conteniendo las lágrimas que se acumulaban en sus ojos, realmente no sabía porque deseaba tanto llorar con solo recordar el rostro del que fuera su amante por casi medio año.
-¿Lo extrañas no es verdad? ya son 17 días desde su separación, aun no lo has llamado ¿Fue tan seria su pelea?-el hermetismo sobre su relación era casi total, rara vez mencionaba al hombre con el que mantenía una relación. Aunque el pelinegro no lo sabía algunas veces lo habían escuchado llorar, era más que claro lo mucho que extrañaba a su pareja.
-No sé porque. Extraño tanto ver el rostro de Zen, extraño su presencia que me es sofocante estar lejos-agacho su mirada intentando evitar la del otro hombre, era la primera vez que aceptaba extrañar al que fuera su pareja sexual. Realmente no sabía el motivo para sentirse de esa forma, el profundo vacío en su corazón y la necesidad de regresar corriendo a los brazos del castaño se hacía más grande cada día que pasaba.
-Si extrañas tanto ver su rostro, escuchar su voz y su presencia significa que amas demasiado a esa persona, sabes que es amor si no puedes vivir sin estar a su lado-la radiante sonrisa en sus labios inquieto al más joven, obligándolo a reflexionar sobre esas palabras que parecían de nuevo hacerlo dudar sobre su decisión de huir del lado de ese hombre.