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¿Como murió Akashi? por MemeDrogasLocas

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Notas del fanfic:

NO SÉ solo sucedió y ya 

Notas del capitulo:

Disfrutenlo <3

¿Cómo murió Akashi?

Primera muerte. Se suicidó

Su cabello ondulante, rojo como el cielo del día en que murió. Su sonrisa suave y serena, de alguien que sin miedo se enfrenta a la muerte. Sus ojos tristes y llenos de lágrimas, como los de aquel que dice adiós por última vez. Su cuerpo frágil, inclinándose lentamente hasta caer. Y yo… paralizado por el horrible terror, el terror de entender que… él acaba de saltar.

Yo lo… ¿amaba? Sí, yo amaba a Seijuuro Akashi.

Y eso es algo que Takao jamás logró hacerme olvidar. “haré que deje de doler, Shin-chan” me dijo entre lágrimas aferrándose a mí y yo, por despecho creí en él. Jamás debí hacerlo, le lastimé y eso es algo que jamás me perdonaré. Más, el egoísmo de mi amor seguía clamando lo mismo, una y otra vez. Yo lo quería a él, pese a todo, lo quería. Aun si era un idiota obsesionado con la victoria, aun si fuera un anticuado chico principesco de métodos extremos… daba igual, yo le quería, le quería tanto.

El amor jamás podría darse entre nosotros.

Todo sería promesa vacía.

Ninguna flor crecería en el jardín.

Akashi tenía algo que era diferente, algo que… no puedo explicar con palabras cenicillas. Yo pude verlo desde antes, siempre temí ese día, siempre temí ese momento y aun así no hice nada. Tuve miedo, fui indiferente, cubrí mis ojos y dejé de ver el problema de frente, fui egoísta y dejé que lentamente los engranajes y pernos se descarrilaran. ¿Por qué no hice nada? ¿Por qué jamás hablé con él?

Akashi, cuando le dije que le amaba, me dijo que… él no quería amarme. Me destrozó el corazón y como niño inmaduro eché sus palabras en saco sin entender que, cuando él dijo que no quería amarme, significaba que… ya me amaba, pero no quería decirlo, no quería amarme más puesto que sería doloroso, ¿doloroso? ¿Por qué? Amar siempre es bello, eso dicen algunos. Me encolericé con él y dejé de hablarle. Mi corazón dolía cada vez que lo veía. Me preguntaba ¿por qué tuve que conocerlo? ¿Por qué tuve que enamorarme de él? Para colmo, ambos hombres, no es algo fácil de digerir.

“Akashi, no te entiendo” le dije un día.

“No espero que lo hagas más de lo que ya lo haces, Shintaro” me dijo, sereno.

¿Entenderle? Sin duda yo hacía todo menos eso.

“Yo… no te comprendo” musité molesto.

“Lo haces, porque tú y solo tú… ya has visto el demonio dentro de mí” y posando una mano son suavidad en su ojo de color dorado, me dedicó una suave y delicada sonrisa, parecía estarme diciendo ‘gracias por haberlo notado’.

“Akashi…” una punzada atravesó mi pecho. Él dio la media vuelta pero yo le sujeté, con todas mis fuerzas lo abracé y le dije, “no eres un demonio, nunca lo serás” y él me regaló un beso.

“Mi destino ya está sellado, Shintaro”, poco después de esas palabras él desapareció.

Nunca entendí esas palabras. Cambié de escuela y conocí a Takao. Él pareció quererme desde el inicio y, aunque el al inicio le rechazaba amablemente, un día le conté todo sobre Akashi. Takao se lanzó a mis brazos, me besó y me pidió que por favor le diera una oportunidad, que lo amara a él, que él me cuidaría y muchas más promesas.

Debí decirle que no.

Un día, cuando estaba por decirle “te amo” a Takao, un mensaje llegó a mi celular.

“Shintaro… gracias por haberme amado. Adiós”

Me paralicé unos segundos. Takao me miró aterrado, él comprendía lo que mis ojos expresaban. Intenté darme la vuelta y correr, pero él me detuvo, diciéndome que, con él tendría un futuro, felicidad, risas… una vida real, me rogó en llanto y yo… soltando el celular, me zafé del agarre y le dije un simple “perdón” antes de salir corriendo. No tengo idea de cómo supe dónde estaba Akashi o porqué lo intuí pero algo me guio directo al lugar.

Choqué con mucha gente, estuvieron a punto de atropellarme muchas veces y aun así jamás me detuve.

Corrí hacia la azotea del colegio, ahí estaba Akashi.

“Shintaro… viniste…” me dijo al verme.

“Akashi… ¿Qué estás?...”

“Ya no quiero más dolor… ya no puedo más”

“¡Akashi! ¡Detente! Esto… no tiene sentido”

“No quería amarte… no quería enamorarme… porque si lo hacía, me aferraría a la vida. Gracias por haberme querido y entendido, gracias por haber visto a través de mí cuando nadie más pudo…Shintaro… yo también te amo”

Y sin decir más, se lanzó. Para cuando pude mover mis piernas, él ya había muerto. Se escuchaban gritos de terror… y… lo último de aquel que amé, quedó hecho trisas.

Esa noche, llorando, con todas mis fuerzas desee una oportunidad para cambiar las cosas.

Segunda muerte: Se sacrificó.

Conocí a mi amigo Akashi de forma normal, en la escuela como usualmente uno conoce a sus amigos. Nuestra mutua compañía era agradable, aunque teníamos choques de pensamiento no era mucho problema. Sin embargo, en Akashi algo estaba mal. O mejor dicho, alguien lo hacía comportarse mal... ¿mal? Cruelmente quizá.

Nadie se había dado cuenta de esto antes que yo, pero lo callé mucho tiempo ¿de qué me servía decirles que en Akashi había una segunda personalidad que, de vez en cuando aparecía para desparecer inesperadamente? Me llamarían loco sin duda, además la teoría en sí carecía de pruebas reales.

Las cosas salieron mal, no hace falta que lo diga.

"Shintaro, quisiera morir" me dijo un día.

"¿Por qué dices eso?" pregunté algo sorprendido.

"Porque... quien esté a mi lado sufrirá" respondió tranquilamente, una sonrisa amarga y dulce se dibujó en sus labios.

Y yo, no pude hacer nada, no pude dar alguna palabra coherente o preguntarle del tema. Callé, y en silencio ambos permanecimos el resto del día.

Luego vino un tiempo de paz, suave y dulce, los días de verano lucían hermosos, largos y anunciaban la prosperidad de la vida. Akashi sonreía y reía junto con los demás. Algunos dices que tenía que ver con Atsushi, y a mí no me importaba, solo esperaba que esas palabras que él había pronunciado con tanta amargura quedaran en el pasado, que olvidara eso y fuera feliz. ¿Quiénes somos nosotros para juzgarlo? La mayoría tenemos a nuestros padres, tuvimos infancias dulces y sencillas, y la vida ha sido un camino de rosas a comparación.

Pasó el tiempo. Un día, de lluvia, a pocas semanas de entrar a la escuela, me topé de nuevo con Akashi.

"Sabes Shintaro.... quisiera que él fuera siempre feliz..."

"'¿Hablas de Atsushi?"

"Sí, no quiero que él dependa tanto de mí, me asusta eso..." de nuevo sonreía. ¿Por qué sonreía con tanta dulzura cuando sus ojos estaban llenos de amargura y dolor? Me hacía enojar, tenía ganas de golpearlo y hacerlo entrar en razón, pero... jamás me atreví.

"Tranquilo, él estará bien aun sin ti" dije simplemente.

"Quiero creer eso"

Y entonces, el día de ingreso a clases.

Llovía, desde temprano pese al calor. Salí de casa con paraguas en mano. Observé mi reloj. 7:30. Aún era temprano.

Cuando llegué al salón me sorprendió que... una banca estaba vacía, la de Akashi. ¿Estaría enfermo? debería ser grave, usualmente él venía sin importar que, contra viento y marea.

Pasó el día, y nadie comentó nada sobre el asunto. Atsushi se fue temprano a buscarlo, pero nunca volvió ni nos mandó un mensaje.

Regresando del colegio admiré la tarde, tenía un suave color dorado similar al que Akashi tenía en sus ojos. "La heterocromia es algo interesante" murmuré, no había nadie que me escuchara. Las voces de las personas acallaban todo. Un enorme estruendo de zapatos con prisa y voces de toda clase se mezclaban con la marea de personas.

Y entonces, le vi. Su cabello rojo inconfundible. Pero pasó corriendo. Solo unos segundos pude verle, él a mí no me vio. Su expresión... jamás lo olvidaré, era de terror.

Movido por algo más fuerte que la corazonada o el instinto le seguí.

"¡Akashi! ¡Detente! ¡Por favor!"

Y nada.

La gente me tapó la vista pero seguí intentando no perderle el paso.

Sentí miedo, sentí horror y preocupación. Pues cada momento, cada sonrisa amarga, cada mirada triste y cada palabra resonó en mi mente.

"¡Akashi!, espera... ¡AKASHI!"

Pero, para cuando lo alcancé ya era tarde.

Vi su cabello rojo ondulante y una suave sonrisa, luego, nada. Fue atropellado, y murió en esa calle.

Atsushi estaba al otro lado de la calle, observando aterrado lo que acaba de pasar.

Akashi se había quitado la vida, con una sonrisa dulce en el rostro.

Tiempo después hablé con Murasakibara y el, frente a la tumba de Akashi, murmuró “Mido-chin, él no se suicidó, él me salvó… yo era quien iba a quitarse la vida…”

De nuevo no pude salvarlo.

Tercera muerte: Lo maté.

 

Deseaba tenerle solo para mí más que nada en ese mundo, lo deseaba tan alocadamente que incluso llegué a pesar esto era una enfermedad. Lo amaba al punto de ser asqueroso y doloroso. El amor de mi corazón tan grotesco y deformado sangraba veneno negro. Sin embargo me aferré a ese sentimiento, me aferré a él tan intensamente que perdí la cordura. Yo amaba a Akashi Seijuuro y deseaba tenerle en mis brazos… vivo o muerto.

“Shin-chan… ¡estas mal! ¡Solo mírate! ¡Te has desquiciado por él!” me gritaba Takao, llorando “Esto está mal… tu obsesión tiene que terminar…”

“Yo lo amo, Takao. Eso es todo” respondí con una sonrisa, torcida, enferma “Quien dude de mi amor hacia él… debería morir”

Luego de eso no volví a hablar con Takao. Sonriendo dichoso porque el amor de mi vida esperaba en casa me fui temprano. La casa era tan linda y podíamos compartirla solo nosotros dos. Cuando entré todo estaba en silencio. Alegre preparé la cena y subí al piso superior. Abría la puerta y ahí estaba Akashi, tan hermoso como siempre. Las heridas en su piel eran la mejor joya. Las cadenas le sujetaban en la cama y… no, no estaban sus ojos. No me gustaba verlos siempre llenos de lágrimas así que se los quité, lo último que el vería es a mí. ¿Por qué necesitar a otros teniéndome a mí? Es obvio que no necesita ver, con que escuche mi voz y clame mi nombre está bien.

“Akashi, la cena está lista…”

“Shintaro… ¿Cuándo me quitaras las cadenas?” Jamás, jamás lo haría, de lo contrario él otra vez…

“Hice tu favorito, incluso compré pastelillos de arroz”

“¿Dónde está Atsushi?” No… no quería que pronunciara el nombre de otro.

“Y el té verde está delicioso…”

“¡Shintaro, contéstame!” gritó desesperado, comenzando a forcejear, pero el dolor que eso le producía le hizo detenerse. Yo, como si no comprendiera sus palabras, tomé su rostro, tembló al sentir mis manos, yo comprendía muy bien lo que sucedía… él estaba aterrado de mí.

“No necesitas saberlo… Akashi…”

“Shintaro, ¿por qué haces esto?” su voz sonaba como si estuviera a punto de llorar, sin embargo ya no podía.

“Porque te amo, Akashi y… quiero evitar que te alejes de mí” dije con ternura, besándolo.

“Shintaro… has perdido la cordura” me dijo con desprecio y nuevamente algo dentro de mí volvió a quebrarse, mi mente era como un espejo lleno de grietas y cada vez, los pedazos iban desprendiéndose poco a poco. Hace tiempo que comprendí… que si quería evitar que el demonio de Akashi lo matara, yo me haría su demonio y lo ataría a mí, sin importar que debía sacrificar o hacer.

“Sí, podría decirse”

Y ahí, nuevamente, en mi desesperación de transmitir mis sentimientos, le hice el amor, o eso fue lo que mis ojos cejados por el pútrido amor vieron. En realidad lo violé, una y otra vez hasta que dejara de pedir ayuda y suplicar, hasta que clamara solo mi nombre y pensara solo en mí.  

Entonces comprendí que él jamás podría amarme.

Aun si me esforzaba, si lo protegía, si lo amaba tan profundamente… No importaba, el resultado siempre sería el mismo.

El destino está sellado… Shintaro.

Recordé eso y no pude más, si el destino estaba sellado… al menos esta vez quien le daría final a la vida de Akashi sería yo, yo y nadie más.

“Akashi, te amo, te amo, te amo, te amo… te amo, te amo… ¿por qué no lo entiendes?”

“Shin… ta… ro…¡ahg! N-no puedo… r-respi…ra…r ah…” mis manos sobre su hermoso cuello, tan blanco y suave. Su voz en asfixia, él se intentaba aferrar a mí, pero, yo ya no podía parar.

“T-Te amo, Akashi, eres lo único para mí, me volví loco por ti ¿no te es suficiente? ¿POR QUÉ NO ES SUFICIENTE? ¿¡POR QUÉ JAMÁS ES SUFICIENTE?! ¿POR QUÉ NUNCA PUEDES SER MIO?”

“Shin…yo… s-siemp… te… am…”

El aire se escapó de sus pulmones así como la fuerza de su cuerpo.

Lo maté.

Y por más que lloré… él jamás volvió.

¿Cómo murió Akashi? Murió de muchas maneras y todas ellas estaban ligadas al amor. Se suicidó al no poder soportar el dolor, amaba tanto a Midorima que sufría por no estar a su lado, porque sabía que le iba a lastimar, que lo iba a dañar con su amor, su existencia era un peligro mientras siguiera teniendo a ese demonio dentro suyo, que, lejos de desearle la vida solo buscaba su muerte sobreprotegida. Murió para proteger a otro, murió por otros, siempre, una y otra vez, el destino estaba sellado, su infelicidad era la sombra de su alegría, la muerte siempre estaría bajo sus pasos, las cadenas le ataron y le condenaron a lo mismo, sin importar cuantas veces sucediera.

Midorima comprendió esto.

Pero decidió alterar el destino.

Porque… cuando Akashi por caer en las vías del tren, una mano lo detuvo, y… un chico de lentes, con un artículo de la suerte y ojos verdes murió, no sin antes decir “Te amo, vive”

¿Cómo murió Akashi? Solo él lo sabía. 

Notas finales:

¿Les gustó? Nos leemos luego <3


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