Matthew Blake feat. Katie Boyle - Saved Me Now [NCS Release]
https://www.youtube.com/watch?v=EKNjECcosJc
Cuando la música empezó, lentamente inició un movimiento errático que no lo hacia el mejor bailarín de esa noche, pero sí el que más miradas atraía. Su propósito no era ese. Su propósito era bailar toda la noche con los ojos cerrados y sentirse libre entre todos esos cuerpos que también se movían. La música y el baile lograban ese sentimiento de libertad, en el que su mente, se libraba de todo y ya no existían para él personas que lo juzgaban u opinaban sobre lo que hacía. Estos momentos eran los que más disfrutaba, una buena canción, un club lleno a reventar, él libre de bailar como quería, un buen nivel de alcohol en su cuerpo y una mente en blanco. Mientras Key bailaba no se daba cuenta de las miradas que le daba la gente a su alrededor, no se daba cuenta que varios ojos lo deseaban y otros lo juzgaban. Nada de eso existía para él en estos momentos.
Ni siquiera existía aquel hombre alto, corpulento y con una mirada que podría atravesar su alma. Aquel hombre, Minho, con una actitud estoica, miraba el cuerpo delgado de Key moverse, deseando bajar de su balcón hacia la pista de baile y tomarlo de la cintura y llevárselo, encerrarlo, alejarlo de todos los ojos y tenerlo solo para él. Desde que ingresó al club y sus ojos se posaron en aquel grácil cuerpo, no había podido apartar sus pensamientos de esas caderas y labios que sutilmente entonaban la canción.
….Save me now….
- ¿de qué quieres que te salve? – se preguntó a sí mismo Minho cuando veía la boca de aquel muchacho moverse.
Decidido a todo o nada, Minho bajo las escaleras hacia el primer piso y, sin preocuparse mucho, se hizo camino hacia el centro de la pista. Rodeo con sus brazos la pequeña cintura de Key, quien ni se inmutó por la cercanía de ese fuerte cuerpo. Solo, siguió bailando.
Key sintió fuertes brazos en su cintura, pero el cuerpo detrás de él no se movía. Era como si solo estuviera ahí marcando territorio y dejándose deleitar por un sexy baile de él, así que por qué no darle un buen espectáculo, se preguntó. Sus caderas descendía, sus manos delgadas tocaban lo que pudieran del otro cuerpo y su cabeza se recargaba en el fuerte torso.
- ¿de qué quieres que te salve? – Minho repitió la pregunta, pero esta vez en el oído de ese delicado hombre que estaba entre sus brazos. Minho se estaba deleitando del baile hasta que el otro hombre se dio la vuelta, y mirándolo con sus profundos ojos rasgados, le regaló una sonrisa ladina para cogerlo de su cuello y poder empinarse hasta acercar su boca al oído ajeno.
- de mí – dijo Key en la oreja del otros y después con un ágil movimiento, que al parecer el otro no se lo esperaba, se zafó de los fuertes brazos y empezó a caminar hacia la salida serpenteando entre la gente.
Cuando Minho reaccionó, ya veía el cuerpo delgado pasando entre la gente lejos de él. No iba permitir que se escapara, no otra vez. Minho lo siguió y lo único que no perdía de vista era esa cabellera ahora rosada. Era inconfundible. Así que lo siguió y vio como este se daba vuelta antes de salir y le guiñaba el ojo. Ante esa provocación, Minho aceleró el paso y siguió a Key cuando este a había salido por la puerta y se encontraba corriendo por los pasillos de aquella casa que escondía un club en el subsuelo. Minho empezó a correr y lo siguió mientras Key subía las escaleras tratando de escapar, pero no contaba con la agilidad del fuerte hombre que subía los escalones de dos en dos y rápidamente lo alcanzó. Por un momento, mientras el delgado se giro, Key lo beso con hambre, con sed, con pasión. Key besó a Minho como si necesitará dejar en claro algo, al mismo tiempo nublar su mente.
Minho gozaba el besó del otro, pero ya no iba a dejar más que el otro hiciera lo que quisiera con él, como siempre sucedía. Con eso en mente, Minho estrelló el cuerpo de Key contra la pared obligado al otro a subir sus piernas y enrollarlas en su cadera. Minho parecía que quería comerse a Key mientras tocaba todo lo que encontraba a su paso. El beso fue tan profundó que Key ya no sentía nada más que a Minho entre sus piernas, su espalda fuertemente estampada en la pared y una boca destrozando sus labios.
- ya no más – dijo Minho sin despegar la boca de Key – ahora yo mando – le repitió mientras fuertemente volvía a estampar la espalda de Key contra la pared
- siempre lo has hecho Minho - afirmo Key mirándolo fijamente – no te das cuenta que siempre hago lo que tú dices – acepto el pelirosa
- quiero que repitas esa frase todos los días a ver si algún día te lo crees – dijo Minho – mientras te lo dejaré en claro – repitió con fuerza Minho y lo beso de nuevo – vámonos antes de que explote – dijo Minho a la vez que agarraba la mano de Key y empezaban a correr escaleras arriba.
Cuando alcanzaron la puerta que daba hacia la calle siguieron corriendo sin parar hasta que escucharon fuertes gritos y veían como la gente salía disparada de la casa corriendo y buscando como escapar de la situación, mientras los carros de policía se acercaban.
Minho subió a Key dentro del auto y rápidamente se perdieron entre calles. Huyendo se daban cuenta como detrás de ellos se desataba el caos. Perdieron de vista lo sucedido para correr más rápido en su auto rumbo a la siguiente ciudad. No podían parar hasta que amaneciera y estuvieran lo suficientemente lejos de ese conglomerado urbano.
- ¿A dónde vamos ahora? – le preguntó Key a Minho mientras delicadamente posaba su mano en la pierna del otro –
- Primero ponte el cinturón, ya – ordenó Minho y Key acató – vamos camino a Kusan –
- quiero descansar Minho – dijo Key juguetonamente – necesitamos un noche sin correr –
- podemos descansar en algún pueblo si quieres – ofreció Minho mientras cogía la mano de Key - ¿estás bien?
- necesitamos comprar mis pastillas porque ya quedan pocas y no quiero volver a escuchar las voces – se quejo Key dejando atrás esa actitud sexy y dando paso a un tierno joven
- Esta bien. Me dices sí necesitas algo –
- Solo a ti Minho, siempre es solo a ti – Dijo Key
- duerme un rato – le dijo Minho a Key después de besarle la mano y regalándole la más dulce sonrisa que podía-
- Minho, nunca me dejes – dijo Key entre sueños
- Nunca lo haré, lo juro -