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Overtime por Nielie

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Una declaración que nunca espero escuchar. Aquel chico frente a él le daba una mirada sincera, de verdad pareciera ser un ser completamente inocente, descubriendo nuevos sentimientos en su interior. Se le quedo mirando unos segundos, sabía que el castaño esperaba una respuesta, pero el apenas empezaba a sentir algunas cosas, que no tenia del todo claras.

 

-Gracias.

 

Fue lo que dijo, y la mirada del castaño se entristeció de nuevo.

 

-¿Solo me dirás eso?

 

¿Qué debería de responder exactamente? Era la primera vez que se enfrentaba a una situación así, pero no cabía duda que sentía algo, aunque ese algo apenas estuviera floreciendo dentro de él, pero no sabía si con aquello podía decir las mismas palabras del castaño.

 

-Bueno… yo, no lo sé muy bien, estoy algo confuso.

 

Confesó con nerviosismo, recibiendo una sonrisa del contrario.

 

-Creo que me precipite al decir aquello… pero es lo que siento.

 

Sus miradas aun unidas, parecían inmersos cada uno en la mirada contraria, un cómodo silencio los invadió, solo se miraban, como si con eso llegarán a conocerse más profundamente.

 

La voz ya conocida por el pelinegro lo despertó de aquel trance, sintiéndolo muy cerca de ellos dos. Tomo la mano de su mayor y lo arrastro de nuevo al lugar donde estaban antes escondidos.

 

-Y… ¿Quién es entonces?

 

-…Mi abuelo.

 

-Oh.

 

Ambos quedaron sentados detrás de aquel árbol, ocultos por ese ancho tronco y variados arbustos, con sus manos sujetas.

 

-¿Tendrás que irte?

 

Pregunto temeroso el castaño.

 

-Sí, bueno, puedo quedarme un poco más.

 

Ambos sonrieron, el rubor que estaba en  las mejillas del castaño le pareció tan adorable a Changjo. Luego de unos minutos de cómodo silencio, mientras se acariciaban con suavidad sus manos con los dedos, el pelinegro sintió como su acompañante comenzaba a temblar levemente, y como no, si solo tenía una polera simple y pantalones, la noche comenzaba a posarse en la ciudad.

 

-¿Dónde está tu casa? ¿Quieres que te acompañe? Te resfriaras si te quedas así más tiempo.

 

Le preocupaba el chico, lo veía tan frágil, ya podía verlo estornudando y con fiebre.

 

-Yo… no te preocupes.

 

-Dime donde está, te acompañare.

 

Sentencio el pelinegro para levantarse y  levantar con cuidado al castaño.

 

-No, yo iré solo.

 

Niel mantenía la cabeza gacha, y hablando con un poco de miedo.

 

-Solo dime donde queda, o me puedes guiar.

 

Dirigió con delicadeza su mano hacia el mayor, y suavemente tomo su mentón haciendo que lo mirara, sus ojos tenían algo extraño, tanto que en cuanto se encontraron con los suyos, estos miraban a otros lados para no encontrarse con el del menor.

 

-Llévame.

 

Y el mayor lo miro con algo de duda, luego comenzaron a salir de aquel escondite, una vez cerca del banquillo, el delgado se detuvo.

 

-¿Me llevarás?

 

-E-es… aquí.

 

Termino el castaño mientras se volteaba a ver la reacción del pelinegro, la cuál era solo de sorpresa.

 

-¿Como que aquí?

 

-Aquí, yo… vivo aquí.

 

-¿En el parque?

 

-Sí.

 

El mayor se encogió de hombros, y el contrario tan solo tenía más dudas rondando su mente.

 

-¿Enserio?

 

-Sí.

 

-¿Por qué?

 

-Bueno, es algo complicado.

 

-Cuéntame.

 

Se miraron unos segundos, luego el pelinegro se sentó en el banquillo, palmando al lado suyo, indicándole al castaño que se sentará, a lo que este accedió. Se acercó a él quedando bien juntos, esperando aquello le diera algo más de calor al castaño. Como deseo el haber traído algo más con él, le estaba dando pánico ver el cuerpo de su acompañante comenzando a temblar levemente de nuevo.

 

-Simplemente aparecí aquí.

 

-¿Cómo?

 

-Desperté entre los arbustos de allá.

 

El castaño apunto hacia el lado contrario de donde se habían escondido anteriormente.

 

-Tengo leves recuerdos de alguna cosas, pero casi nada, solo lo básico, mi nombre, edad, y que no debo irme de este lugar hasta que algo que no se bien que es ocurra. He salido… he querido ir a algún lugar para comer y abrigarme, pero algo me devuelve a este lugar, como si mi cuerpo no quisiera dejarlo.

 

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?

 

-Contando hoy, son tres días.

 

Tres días, tres días en este parque, solo, dos en la noche oscura y fría. ¿Cómo pudo haber soportado aquello? El corazón del pelinegro se estrujo al pensarlo.

 

-¿Cómo? ¿Cómo has sobrevivido? ¿Tienes dinero? ¿Comes? ¿Bebes?

 

-Sí, de hecho, cuando desperté al poco tiempo, una persona vino a este lugar y me ayudo, me dio comida y agua, dijo que volvería en unos días más para ver como estaba, de hecho esta mañana ha vuelto y me ha dado este cambio de ropa, es una persona muy amable, pero es un tanto extraña.

 

Un suspiro ahogado. No sabía porque pero quería encontrar a aquella persona y darle las gracias por su buen acto.

 

 Flash Back

 

-Oye ¿Tienes hambre?

 

Un chico de baja estatura y rubia cabellera  se acercaba a un chico hundido en sí mismo sentado en la banquilla del parque.

 

-¿Uh?... sí.

 

-Toma esto, es para ti. Verte así es demasiado para mí, quien diría que pudieras verte de esta manera.

 

El rubio le regalo una sonrisa.

 

-Lo siento, em, dime ¿cuál es tu nombre?

 

-Niel.

 

-Un gusto… Niel.

 

 

El chico delgado comía con ansias los alimentos que el rubio le había regalado, mientras lo escuchaba atento.

 

-¿Te sientes mareado?

 

-No. Antes lo estaba un poco, cuando… desperté.

 

-Ya veo, ¿Hace cuánto despertaste?

 

-Una hora y media más o menos.

 

-Debes tomar mucho líquido, no debes descuidar tu cuerpo. ¿Recuerdas algo antes de despertar?

 

-Mmm, no, la verdad solo pocas cosas.

 

-Ya veo.

 

Fin Flash Back

 

-¿Quién es?

 

-Un chico bajo, aunque creo que es mayor que yo, rubio, siempre está sonriendo. Cuando lo vi por primera vez, pensé que estaba loco, ya que me hablaba como si lo conociera desde antes, pero luego me hablo como si me estuviera conociendo por primera vez, me hizo algunas preguntas, y me dio alimento y agua.

 

No, no estaba celoso, en absoluto, aquello lo puede hacer cualquier persona, además, el chico gusta de él, y no de ese rubio.

 

-¿Qué te pregunto?

 

-Si me sentía bien, si recordaba algo… y, bueno cuando volvió esta mañana, me pregunto si conocí a alguien interesante mientras él no estaba. Era extraño, me dijo que volvería en dos días más.

 

Changjo vio como el castaño comenzaba a abrazarse a sí mismo, el frío comenzaba a empeorar. Pensó en llevarlo a su casa, después de todo hay una pieza vacía, pero su abuelo no lo dejaría, definitivamente no.

 

-Espérame aquí.

 

Dijo para levantarse rápidamente, sorprendiendo al delgado.

 

-No, no te vayas.

 

Decía temeroso el chico, mientras se levantaba con los dientes levemente castañeando.

 

-Volveré, solo espérame, ve donde duermes…

 

Aquello lo estremeció, el saber que aquel chico había dormido dos noches entre los arboles le dolía.

 

-Espérame ahí, yo volveré en unos minutos.

 

-Está bien.

 

Y salió corriendo del lugar, mientras el castaño obedecía y trataba de alejarse del frío, estaba acostumbrándose, pero aquella noche no había luna, y hacia más frío de lo normal.

 

Changjo corrió sin detenerse ni una sola vez hasta llegar a su hogar, corrió hasta su habitación y tomo tres de sus chalecos, poniéndose uno, y metiendo una gruesa frazada en una bolsa. Espero unos minutos hasta que sintió que su abuelo se acostaba, siempre dormía temprano, salió cautelosamente y corrió de vuelta al parque. Una vez entro, busco a Niel con la mirada y recordando el lugar que este antes le había señalado, avanzo hasta el lugar mientras tranquilizaba su respiración, vio al castaño hecho bolita temblando de frío, mientras estaba sentado apoyado de lado a el tronco de un árbol.

 

-¡Niel! ¡Niel! ¿Estás bien?

 

Corrió hacia él, y lo movió levemente, sus labios estaban comenzando a ponerse levemente morados y sus dientes parecían castañas. Rápidamente le puso los dos chalecos que trajo consigo. Se sentó apoyado en el tronco de uno de los árboles, y atrajo a Niel hasta él, acunándolo en su pecho, mientras sacaba aquella gruesa frazada de la bolsa, y los envolvía a ambos. De a poco pudo sentir que Niel recuperaba el color normal en sus gruesos labios y sus dientes dejaban de castañear, de a poco el sujeto despertó encontrándose a Changjo frente a él, sonrió débilmente.

 

-Gracias.

 

El menor solo lo acerco más procurando darle el mayor calor posible.

 

-Me quedaré contigo esta noche, duerme tranquilo.

 

El rubor invadió las mejillas del mayor que oculto su rostro en el pecho del menor, quien yacía con una sonrisa en su rostro.

 

Para Niel fue lo más reconfortante que su poca memoria podía recordar haber tenido. Los brazos de Changjo lo protegían y su calor se colaba por cada poro de su piel, de un momento a otro ambos estaba ya durmiendo.

 

-

 

Hace unos pocos minutos el sol había salido y los pájaros de aquel parque habían comenzado su canto, mientras una bolita apoyada en un árbol estaba quieta, nada molestaba a aquellos dos que estaban envueltos cómodamente entre una gruesa sábana. Uno de ellos había despertado hace poco, mientras observaba a su acompañante dormir entre sus brazos, sus cabellos un tanto revueltos por haberse movido varias veces en el pecho del menor mientras dormía, y sus labios un tanto entreabiertos. Después de que una ardilla lo sorprendiera, se dio cuenta de que no había tenido su pesadilla diaria. ¿Sera por él? Se preguntó, y si así era cierto, una idea sobre él y su ahora acompañante despertando juntos siempre apareció en su mente, sonrió ante aquella idea.

 

Corrió los mechones castaños del rostro del mayor, sintiendo como este despertaba de a poco hasta hallarse por completo despierto.

 

-¿Dormiste bien?

 

-Sí.

 

Aquella sonrisa que le dedico el mayor fue suficiente para sentirse la persona con más suerte del mundo, aquel chico había hecho que sintiera tantas cosas en tan poco tiempo que sentía que estallaría por una sobredosis de aquellos sentimientos.

 

-¿Deberíamos salir?

 

-No, quedémonos un poco más así. Se está muy bien.

 

El castaño se acurruco más en el pecho del menor, mientras sonreía. Así se quedaron una hora más en aquella posición.

 

-Debo ir a ver a mi abuelo.

 

Hablo en pelinegro y el castaño solo soltó un leve quejido.

 

-¿Volverás?

 

-Sí.

 

-Te esperaré.

 

Entre quejas el castaño se separó del pelinegro,  hasta quedar completamente separados, guardaron todo, y el menor indico que dejara las cosas aquí por si las volvía a necesitar. El menor no se fue hasta que el mayor hubo comido y bebido algo debidamente.

 

Una vez en su hogar, el mayor pensaba una y otra vez en un lugar donde poder tener al mayor, no quería que pasara más noches en aquel frío parque. Su lado lógico le decía que lo llevará a una comisaría para que averiguaran de donde es, y lo regresaran con su familia donde estaría seguro, pero su lado egoísta se negaba, ya que quizás no lo volvería a ver.

 

Cuando estaba por ingresar a su cuarto, su abuelo lo intercepto.

 

-¿Dónde estabas?

 

-Oh, Salí a trotar temprano.

 

-Bien. Changjo debo hacer un pequeño viaje, quizás me demoré unos tres a cuatro días, es algo importante, en el tiempo que no este, no quiero que salgas fuera de esta casa, ¿entendiste?

 

Una fuerte chispa se encendió dentro de Changjo, tratando de ocultar lo mejor posible aquella sonrisa que amenazaba con salir.

 

-Entiendo.

 

-Se están moviendo.

 

-¿Quiénes?

 

-Los cazadores, puede que vengan por ti, por eso iré a ver a los ancianos, pediré guardianes, al menos la barrera de esta casa es fuerte. No salgas.

 

Y diciendo eso último el abuelo se giró y se encamino al lado contrario.

 

Era perfecto, traería a Niel a la casa mientras su abuelo no está, se encargaría de comprar todo lo necesario, sabía que su abuelo no decía aquellas cosas en vano.

 

Una vez sintió que su abuelo salió de aquel hogar, busco dinero y salió rumbo al parque, donde esperaba ver a aquel chico sentado en la banquilla mirando al cielo. Y así efectivamente paso, el castaño estaba tomando el sol en el banquillo con su mirada en el cielo.

 

-Has regresado.


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