No esperaba verlo de nuevo en aquel lugar, se alejó un poco de él, sintiendo su corazón correr a mil por hora por la cercanía que tuvo con aquel chico.
-Tú, ¿qué haces aquí?
Pregunto el pelinegro mientras se recuperaba.
-¡Me mentiste!
Reclamo el castaño, a lo que Changjo solo pudo poner una cara de duda ante aquel reclamo.
-Dijiste que volverías y, ayer no viniste, ¡eres un mentiroso!
Pudo ver el leve enojo en los ojos del castaño que se enderezaba mientras cruzaba los brazos en su pecho y fruncía el ceño para mostrar su disgusto.
-Tú… ¿no te habías ido? ¿Qué haces aquí?
-Yo… no me cambies el tema, ¡me mentiste!
-No te he mentido, estoy aquí.
-¡Pero ayer no!
-¿Y eso qué? ¡Puedo venir cuando quiera!
El castaño se cayó, sin saber que responder, bajo la mirada y no hablo más. Changjo pensó irse en ese momento, pero tenía curiosidad sobre aquel chico.
-¿Qué haces aquí?
Aquel chico no respondió.
-¿No te ibas? ¿Qué haces aquí?
Silencio, Changjo sin saber porque, sintió que quien había mentido era aquel chico y no él mismo, aunque eso no debería de importarle. Se dispuso a levantarse e irse de aquel lugar, cuando sintió como una mano tomaba la suya.
-No te vayas.
Volteó a ver a aquel chico que tenía la cabeza gacha.
-¿Qué?
-No te vayas, siéntate.
Pidió el castaño suavemente a lo que Changjo accedió sin saber bien porque.
-¿Qué pasa?
-Yo… bueno, no sé cómo decirlo, esto…
Aquel chico era un manojo de nervios, y podía sentirlo ya que la mano que sujetaba la suya temblaba, trato de deshacer aquel amarre de sus manos pero el otro apretó más.
-¡No!
Levanto la cabeza y pudo ver como su rostro estaba teñido de un rojizo claro.
-Podemos hablar sin que estés sujeto a mi mano.
-No, si lo hago te irás, desaparecerás y te irás.
Vio un deje de tristeza en sus ojos, no entendía porque aquel chico hacia aquello.
-No me soltare si me dices porque estás aquí.
Respondió, y el chico lo miro sorprendido por aquello.
-Yo…
Changjo comenzó a removerse de nuevo de su agarre.
-No, está bien, te lo diré, solo no te sueltes.
El pelinegro paro y dejo su mano estar.
-Yo, bueno, no me iba a ir de esta ciudad, yo…
-¿Me mentiste?
-Hmm bueno, sí.
Changjo río al notar como apretaba más su mano al decir lo último.
-¿Y me reclamabas que yo te mentí?
-Lo siento, pensé que si te lo decía volverías, quería volvería a verte.
Aquella declaración sorprendió un poco a Changjo, aquel chico ¿quería verlo? ¿Quería volver a verlo? ¿Por qué? Sí apenas se vieron dos veces, aunque en extrañas situaciones.
-¿A si? Puedo preguntar ¿porque?
-Es un poco difícil.
-¿Difícil?
-Sí, es que yo, bueno…
Sintió de nuevo los temblores de aquel chico en sus manos.
-Está bien no tienes que decírmelo, pero ¿podrías…?
Changjo miro a sus manos unidas.
-Oh, sí, pero, ¿no desaparecerás?
-No, no tengo motivos.
El castaño se soltó de la mano de Changjo y se sentó mirándolo.
-¿Cómo te llamas?
Pregunto sonriente el castaño.
-Changjo.
-Qué bonito nombre, yo me llamo Niel.
-Que poco común.
-Sí.
El castaño sonrío de una manera que no sabía explicar cuando lo vio. Luego de un silencio el castaño siguió.
-¿Vives cerca de aquí?
-¿A qué viene esa pregunta?
-Solo quería saber, como vienes a este lugar.
-Un poco.
-Oh, ¿qué edad-
Changjo interrumpió al castaño que parecía no terminar con sus preguntas.
-Espera, ¿porque tantas preguntas?
-Bueno, solo quería conocerte un poco más.
Niel se encogió, mientras se le ruborizaban las mejillas, por la intensa mirada que le dedicaba el pelinegro.
-Veinte.
-¿Ah?
-Tengo veinte años.
-Oh, yo tengo veintiuno, soy mayor que tú, wow.
Changjo no pudo aguantar la risa ante aquella respuesta, la manera en la que aquel chico sonreía y se sorprendía por la más mínima cosa era realmente hilarante.
-¿Q-qué? ¿Qué es tan gracioso?
-Tú, ¿Cómo puedes ser así de…
Tierno e inocente. Se detuvo antes de decirlo, ¿porque le parecía tierno e inocente aquel chico? Bueno aparte de que lo era, era extraño, se estaba acostumbrando a él, pareciera que se estuvieran convirtiendo en amigos.
-¿Así de?
-Nada, no es nada, solo me dio risa.
Respondió dejando la risa y volviendo a su semblante un tanto serio. El silencio volvió al lugar.
-Debería irme, ya es tarde.
Se levantó aunque no era tarde, tan solo que tener a ese chico al lado lo ponía un tanto nervioso.
-No te vayas.
Sintió que su mano era tomada de nuevo.
-Debo ir a hacer cosas importantes.
Mintió, ahora aquel calor sobre su mano era extraño, sentía que su cuerpo temblaba ante el contacto.
-Por favor.
Insistió el chico, apretando más la mano de Changjo, quien se volvió a sentar.
-¿Porque quieres estar conmigo? Apenas me conoces.
-Me siento cómodo contigo y siento como si te conociera de algún otro lado, suena estúpido ¿Cierto?
Volteo a verlo, y se encontró con una sonrisa tímida y sus ojos viendo a otro lugar. No sabía que responder, podía presentir lo que aquel chico sentía aunque no se lo digiera y eso lo estremeció un poco, el calor de su mano, su piel suave rozando con la suya, se le quedo mirando un buen tiempo, irónicamente quiso que el tiempo se detuviera para poder así examinarlo con más cuidado, pero despertó de inmediato al escuchar la voz de su abuelo que le reclamaba sobre el precio al señor que vendía frutas en la esquina de afuera del parque. Rápidamente se dio la vuelta, para ver que no estaba pasando por enfrente del parque, si su abuelo lo veía ahí y con alguien más le haría muchas preguntas, se suponía que no debía de hacer contacto con nadie del “exterior”. Se levantó aun con la mano tomada, ignorando las palabras de su acompañante, quién le preguntaba que le sucedía, miro a los alrededores y escucho los pasos de su abuelo, tenía que detener el tiempo e irse a otro lugar, pero no podía hacerlo. Su mano.
-Suéltame.
Ordenó el pelinegro al extrañado castaño.
-No.
-Que me sueltes.
-No lo haré, lo harás de nuevo, desaparecerás, te irás.
-Sí, eso haré, ahora suéltame.
Trato de separarse, pero el castaño no tenía intenciones de soltarlo.
-Vamos tengo que irme, suéltame.
-No.
Al percatarse que el castaño no se soltaría lo arrastro con el hacia los arbustos detrás de un árbol, el castaño lo siguió sin reclamar, una vez estando detrás del árbol Changjo se sentó a lo que Niel lo siguió sentándose al lado de él.
-¿De quién te escondes?
-No importa.
-Me arrastraste hasta aquí, dime quién es.
Reclamo el castaño, y a Changjo le extraño aquello.
-No te he arrastrado, tú no querías soltarme.
El castaño no quito aquella mirada de indignación al ver que no respondían su pregunta.
-Dímelo, ¿es alguien importante?
-No.
-¿Entonces porque te escondes? ¿Quién es? Dímelo.
-Nadie.
Era algo molesto aquello, y Changjo no hallaba la hora de irse en aquellos momentos.
-Es alguien, ¿Es tu novia? ¿Tu novio? ¿Quién?
Así que eso era, ¿o no? No era tonto, a pesar de que nunca pudo tener una pareja por sus habilidades y reglas que le impusieron no significaba que no supiera cuando alguien sentía algo más por otra persona, pero habría que comprobarlo.
-Sí.
-¿Ah?
-Es mi novio.
No sabía bien porque dijo novio en vez de novia, simplemente había salido de él en una corazonada.
-¿T-tú novio?
Vio como la cara del chico se deshizo de a poco, mordió levemente sus labios, soltó su mano y se levantó torpemente.
-Lo siento.
Su voz sonaba un tanto quebrada, ¿entonces era cierto? Aquel chico, ¿sentía algo por él?
-¿Te vas?
Changjo pregunto esperando que diría.
-Sí, yo… lo siento, adiós.
Lo vio salir del lugar en el que se encontraban, pasaron diez segundos más y paro el tiempo, salió de donde estaba y se dirigió al chico y se posiciono frente a él. Vio su rostro con lágrimas corriendo por él, una opresión en el pecho lo martilleo, aquel chico estaba llorando por su causa, no sabía bien que pensar, pero por acto reflejo limpio aquellas lágrimas, sorprendiéndose al notar que el tiempo no volvía a correr.
-¿Sera solo si toco sus manos?
Aquel rostro triste, con un leve rubor lo enterneció, era la primera vez que veía a alguien así por su causa, sin saber cómo de a poco se acercó a su rostro, recorriendo con la palma de su mano su rostro, podía sentir la suave piel de Niel contra su mano, paso un dedo por sus labios, y sin saber que exactamente lo llevo a eso, unió sus labios a los de aquel chico, un beso suave, sintió lo esponjosos que eran, y dio otros cuantos suaves y cortos besos más. Paro un momento para verlo a los ojos, aquellos tristes ojos, lo abrazo de manera suave y protectora, he hizo que el tiempo volviera a correr, sintiendo aquel saltito de sorpresa de él en sus brazos.
-¿Changjo? ¿Qué haces?
Niel escondió su rostro en el pecho de Changjo, no quería que lo viera llorar por su causa, aunque este ya lo hubiera hecho.
-Estamos iguales.
-¿Qué?
-Tú me mentiste y yo también.
Niel se separó un poco de él sin romper el abrazo por completo mirándolo de frente, viendo la sonrisa de Changjo.
-¿No era tu novio?
-No.
Un puchero se formó en sus labios, como también un ceño fruncido en su rostro.
-Estúpido, tonto, tonto, tonto, tonto.
Repetía mientras golpeaba levemente el pecho de Changjo, este solo reía por lo bajo ante aquello. Niel se veía tan tierno a sus ojos, tan frágil y hermoso. Al parecer su castaño amigo no era el único que empezaba a sentir cosas por el otro.
-Me vas a dejar moretones.
Reclamó el pelinegro, mientras reía un poco.
-Te los mereces, por mentirme.
-Entonces ¿También debería hacerte algunos a ti?
-Tonto, ¿Por qué lo hiciste? ¿Porque me dijiste que era tu novio?
-Quería saber qué harías.
El castaño lo miro algo confundido, pero luego entendió, y sus mejillas se volvieron a ruborizar por ser tan obvio.
-Changjo. Yo… yo creo que me gustas, me gustas.