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To feel por SP_BS

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Notas del fanfic:

Hola, es mi primer fanfic subido aquí. 

El primero que me digne a terminar. Espero les guste y lo lean. 

Notas del capitulo:

Este fic lo escribí basandome mucho en los sentimientos que puede tener una persona hacia otra, principalmente en la dependencia mutua de dos personas. 

Sentirse solo ya debería ser una costumbre, pero para Leo eso no era exactamente agradable. Suspiró mientras cambiaba de canción en su ipod, eran vísperas de navidad, afuera nevaba y HongBin no estaba a su alcance para hablar, aunque no era de las personas que hablaba demasiado, pero por lo menos, podrían hacerse compañía entre ambos. Se había acostumbrado a la cálida sensación de Binnie a su lado, mientras dormía o simplemente caminaba. Totalmente diferente a la gélida sensación que transmitía la ventana en la cual se apoyaba y veían a la gran ciudad de Seúl caer en las penumbras de la noche.

 Acercarse a HongBin nunca fue planeado, realmente había intentado mantenerse lejos de todos, a salvo, pero solo con la cálida presencia que emanaba aquel chico le había sido imposible alejarse luego de haberse acercado. Nunca olvidaría el día en que este con bromas se le acerco a hablar, a él, al extraño y callado chico que nunca expresaba nada. Seguramente no esperaba que le respondiera, pero le había sido imposible resistirse a la sonrisa ajena, a aquel brillo travieso que reflejaban los ojos del chico, aquellos cálidos pozos castaños que le observaban con expectación. Desde ese momento, HongBin se convirtió en su confidente, en su mejor amigo y se adaptó a su fría manera de ser, sin exigir nada, sin exigirle una sonrisa o alguna expresión más como los otros.

 El nudo que permanecía en su estómago desde hace dos días confirmaba en que su forma de pensar o sentir sobre HongBin no era su imaginación, su cuerpo, su corazón hasta su alma necesitaba de él desesperadamente. Las millas se interponían ahora en sus cuerpos, cada uno con sus respectivas familias, resistiéndose a la sensación electrizante y cálida que albergaba sus cuerpos cada vez que estaban juntos.

 “Wow, se siente la electricidad entre ustedes…”

Habían bromeado más de una vez algunos amigos de HongBin, quizás era cierto, para Leo estar con HongBin era como estar consigo mismo, pero más expresivo, más frágil y ciertamente, más cálido. Apoyó su cabeza contra el cristal de la ventana, su rostro con la expresión seria constante se descompuso en una pequeña mueca de desagrado, necesitaba de HongBin. Aquel pensamiento le hizo suspirar y cerrar los ojos, necesitaba de Binnie.

 

 “No eres extraño, solo eres diferente, si a alguien le molesta no es tu problema… ”

 Había expresado más de una vez su amigo echando humo por las orejas al ver la actitud de algunas personas hacia Leo, o Woonnie como alguna vez le había llamado. Luego de pasar la rabieta, HongBin se sentaba a su lado, apoyaba su frente en uno de los brazos de su amigo y suspiraba. Luego al no conformarse, levantaba a aquel brazo y se lo echaba por los hombros obligando a su mayor a abrazarle mientras él lo hacía por la cintura, y así, se refugiaba en el pecho de Taek Woon cerrando los ojos.

 

“¿Estás seguro que no te incomoda? Puedes tener más amigos, no necesitas estar conmigo siempre…”

“¿Por qué dices eso? ¿Alguien te ha dicho algo?...”

“No, pero sabes que mi actitud no les es cómoda a otros y se alejan de ti porque pasas cerca de mi…”

“No es tu actitud, es tu forma de ser. A mí no me importa, yo puedo expresarme lo suficiente por ambos”

“No puedes hacer eso, no quiero que se alejen de ti debido a mi causa, debes entenderme”

“¡No lo entenderé! Me niego a dejar que te cierres nuevamente, ¿Lo oyes? Si ellos no quieren conocer el tesoro que llevas dentro, ellos se lo pierden”

 HongBin había gritado esas palabras perdiendo la compostura, sin importarle que alguien le escuchara, la desesperación irradiaba de sus castañas orbes mientras miraba a Leo. Seguramente nunca entendería la obstinación del otro chico a dejarle, pero necesitaba de él, así que sin pensarlo, envolvió ambos brazos por los hombros del más bajo y lo pegó a su cuerpo sintiendo como lentamente este se deshacía en temblores, estaba sollozando. Siempre era así cuando le proponía alejarse, que no se sintiera comprometido a quedarse a su lado, que podía buscar diversión con otras personas. Pero su amigo se cerraba a aquella idea, cambiaba su alegre expresión a una desconsolada, sus ojos se ensombrecían y explotaba en preguntas por si alguien le presionaba a hacerlo para luego sollozar. Sonrió levemente pegando su boca a la mejilla ajena, beso aquella área lentamente y cerró los ojos, lo veía claramente, no lo consideraba su amigo, sí como alguien que le entendía, que buscaba protegerle pero más importante, veía amor, en su forma de mirarle y como el menor le veía.

 

 Un sonido lo saco de sus recuerdos, era su celular sonando por segunda vez, pero reconocía ese sonido, no era una llamada, era un mensaje. Se levantó tranquilamente para tomarlo de la mesa pequeña que se encontraba en una esquina de la sala. Desbloqueó el aparato y el nombre “Binnie” resplandeció indicando un mensaje, deslizo su dedo para abrir aquel mensaje.

“¿Dónde estás?”

 ¿No era obvio? Estaba en la casa de sus padres, como suponía que también debería estar el menor, obviamente en la casa de sus respectivos padres. Pero al parecer no era así. Sin pensarlo dos veces, presionó dos veces el nombre correspondiente y le llamó. Espero pacientemente, el tono paso dos veces hasta que descolgaron pero nadie hablo.

 -¿HongBin? – Se atrevió a hablar. Espero unos segundos pero nada paso, solo escuchaba la respiración agitada del otro lado de la línea. Apretó el aparato con la mano con que lo sostenía. -¿Dónde estás? –Se atrevió a cuestionar nuevamente, cerró los ojos esperando, si no recibía respuesta era capaz de utilizar cualquier medio para llegar a él.

-En... –Silencio por unos segundos. –Estoy en el parque, el del centro… -Murmuró, aunque se notaba en su tono de voz una leve angustia, igual a cuando este lloraba.

-Iré, ¿Esta bien? No te muevas, bebé –Dijo automáticamente, sin pararse a pensar en lo que había dicho o de qué forma, ahora solo necesitaba ver a HongBin. Salió de su casa apresuradamente, sin olvidad pasar una amplia bufanda por su cuello y ponerse sus botas, la nieve llevaba cayendo desde temprano, seguramente tendrían que haber unos cuantos centímetros acumulados por las calles.

 Llegando a una esquina, tomo un taxi, era la forma más rápida de llegar al centro, no caminaría, no cuando se trataba de HongBin, no cuando su bebé, si, “su bebé”, se estaba congelando de frío allí fuera. Al llegar al parque, deslizo el dinero por la mano del conductor, sabiendo que había de más pero no se iba a detener a esperar el cambio.

 Caminó por el parque pero ni rastro del cabello oscuro del menor, debía estar allí, o eso le había dicho. Suspiró recorriendo aquella área, hasta que diviso a lo lejos un bulto blanco sobre una de las bancas de madera. Al acercase notó que aquel bulto era una persona, con una gran chaqueta blanca, llevaba puesta la capucha que le ocultaba el rostro, las mangas tapaban sus manos, las piernas las mantenía cerca de su cuerpo mientras las envolvía con ambos brazos, obviamente aquella persona llevaba mucho tiempo bajo la nieve y sufría los efectos de esta, se estaba congelando allí, arriesgándose a convertirse en una estatua en aquella banca.

 Iba a hablarle hasta que lo notó, los hombros ajenos temblaban ligeramente, se estremecían envueltos por aquella tela blanca. Se acercó lentamente y desplazó la capucha, descubriendo la cabellera ajena, grande fue su sorpresa cuando no se encontró con la acostumbrada cabellera castaña que adoraba, ahora esta era de un pálido color rosa que se vio reemplazada por unos hinchados ojos castaños cuando su menor levanto la mirada. Sus tristes orbes demostraban todo, estaba sufriendo, los cálidos pozos que le observaban constantemente estaban convertidos en un mar de tristeza que su dueño no sabía contener.

 Sin esperar reacción ajena se inclinó besando la frente ajena, sus manos se deslizaron por los brazos que envolvían las piernas del menor, le obligó a soltar a aquel agarre y que bajara las piernas de la banca. Una vez conseguida su meta, deslizo ambos brazos por los costados ajenos y le pegó a su cuerpo a medida que se acuclillaba en el suelo sin importarle lo frío que este podía estar. Aquella chaqueta estaba fría, como el hielo, tanto que filtraba aquel frío a su ropa y le hacía temblar, suspiro y se acomodó entre las piernas ajenas. Con su propia nariz rozó una de las mejillas del menor para luego rozarla con la nariz ajena, la imperceptible sonrisa ajena no pasó desapercibida para su vista, elevó la mirada para toparse con los cálidos orbes castaños que ya extraña a rabiar, y estas mismas le reflejaron algo que ya sabía.

 Por primera vez a vista de su menor sonrió, levemente pero lo hizo causando que el otro abriera los ojos impresionado, lo había hecho otras veces pero siempre cuando HongBin no podía verle, como cuando le abrazaba mientras este sollozada y le tocaba tranquilizarlo. Ahora entendía muchas cosas, los sollozos cuando le proponía alejarse eran meramente de desesperación y al no creerse correspondido, que tonto había sido, si solo su menor supiera que era mucho más que correspondido. Aun mirándole, se acercó aún más, tanto que su respiración chocaba con la ajena, causando que las mejillas de este se volvieran de un color rojo bastante perceptible ante la blanca piel del menor. Le miró con cierta diversión ante lo que podía provocar en el cuerpo ajeno, aunque no podía negar que su estómago era atacado por las clichés mariposas al mirarle tan de cerca. Posó ambas manos en las caderas ajenas, sosteniéndole y sin darle tiempo a reacción junto sus labios con los ajenos, suavemente, sin prisas. Lentamente los labios ajenos comenzaron a corresponderle y vio su cuello envuelto por los brazos ajenos que le pegaban a la reciente calidez ajena.

 No necesitaban palabras, no ellos, no con su forma de ser, sabía que HongBin lo veía como era, que se había preocupado de notar como sus ojos expresaban cosas que los demás no notaban y le llamaba su tesoro cada vez que podía intentando pasar desapercibido aunque claramente, nunca pasó desapercibido, menos cuando este por las noches se colaba en su cama y le abrazaba. Antes había buscado alejarse de todos, pero aquel chico de cálida sonrisa se le había metido bajo la piel solo con su forma de ser, había buscado hacerse irremplazable y lentamente lo había logrado. Ahora no necesitaba de nadie más, solo de él, de sus suaves labios y su calidez que lo hacía sentir en casa, en el lugar correcto, junto a lo que muchos llamaban almas gemelas.

 

 

 

Grabó en mi cuerpo tu sonido

Y cada vez que quiero soñar

Solo hace falta pensar en el inicio y en lo que nos traerá el destino… 

Notas finales:

Solamente eso ha nacido. Si quieren continuación, pueden pedirla pero principalmente, siempre lo pense como un one shot, pero quedaron cosas inconclusas que aún pueden servir para una segunda parte. 

 

Gracias a todos los que leyeron, y se dejan algun comentario (no lo sé, si algo les gusto, o le falta algo al fic. Cualquier crítica es bien recibida) es el doble de gracias(?). 

 


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