Miyuki no quería salir de la cama, había pasado toda la noche anterior conversando con Mei, el cual se quedo dormido mientras Kazuya le relataba una de sus experiencias en la guardia. El menor se había acurrucado contra su pecho y el general prefirió no despertarlo. El sol ya se filtraba por las ventanas pero eso no evitaba que fuera una mañana fresca, la respiración de Mei era pausada y tranquila, al parecer sus heridas estaban mucho mejor y después de alimentarse correctamente, tenía un mucho mejor aspecto. Miyuki no pudo evitar sonreír, dormido parecía un niño inocente que no rompía un solo plato pero por supuesto estaba lejos de ser aquello, el tatuaje de dragón, que se veía a través de la tela, recordando la verdadera naturaleza del joven, pero más que eso, las cicatrices sobre la blanca piel eran un doloroso recuerdo del destino que le había tocado. Miyuki suspiro mientras acariciaba el suave cabello rubio, no tenía ni idea de cómo evitar que se negociaría con Mei como prenda de intercambio, sobretodo porque él lo había sugerido.
Aun vagaba en sus pensamientos, cuando un discreto golpe en la puerta lo hizo fruncir el seño por la interrumpió y porque forzosamente tendría que salir de la cama. Algo en su mente se puso alerta. Estaba seguro que no era Kuramochi, de serlo habría derribado la puerta, sobre todo después de lo que había visto. Así que quien fuera estaba ahí por algo serio. Cuando abrió la puerta se encontró con Raichi, el subalterno del capitán Sanada
-General Miyuki, lo necesitan en la oficina del Capitán Hiuuga, al parece hay movimiento.
Eso no le gusto en absoluto, asintió con la cabeza y regreso a cambiarse, Mei se removió entre las sabanas pero no despertó, Miyuki dejo un rápido beso sobre su frente antes de salir. Tenía que saber que estaba pasando.
Al llegar se encontró con los tres generales y los tres capitanes, solo hacía falta el, Hiuuga se veía bastante tenso, el resto solo permanecían serios
-ya que estamos todos, iré directo al grano, el ejercito del Norte se está movilizando, prepárense que entraremos en el campo de batalla a media tarde.
-pero, ¿así nada mas? –Kise hizo la pregunta que a todos les había llegado a la cabeza
-no tengo idea de cuál es su intensión con atacarnos pero les recomiendo tener cuidado con Aomine y Kagami, tal vez intenten llegar hasta aquí. –Todos entendían a que se refería –ahora muévanse, que no estoy dispuesto a ceder terreno y mucho menos por no estar preparados
Todos salieron de la oficina completamente serios, al parecer habían mandado a Raichi a informar a todo mundo. Kuramochi y Ryo ya lo esperaban fuera de la habitación, listos para recibir órdenes. Había estado tentado a dejarlos ahí, haciendo guardia por si algo salía mal y los generales enemigos llegaban hasta la base pero desechó la idea, eso no serviría más que para complicar las cosas.
Todos los capitanes gritaban órdenes y alistaban sus divisiones. Eijun y Haruichi se hacían cargo de la suya, no eran los soldados de más alto rango pero a nadie le molestaba que ellos organizaran todo. En realidad lo hacían mucho mejor que el propio Narumiya.
Kasamatsu apareció para supervisar que todo estuviera listo. Aomine y Kagamiya esperaban. Mientras que Yuki y Jun hacían lo propio y solo esperaban las ordenes de Yukio
-Sawamura y Kominato vienen conmigo, preparen sus arcos -los mencionados parpadearon, no esperaban esa orden -¿algún problema?
-señor, creímos que tal vez podríamos ir...
-lo siento Haruichi, no hay manera que permita eso. La última orden de Narumiya fue que ustedes dos permanecieran a mi lado y hasta que no regrese yo no la voy a cambiar
-¿esta movilización es para recuperarlo? -Kasamatsu estrecho la mirada mientras veía hacia el campo de batalla
-no estoy seguro, pero después de esto tendrán que actuar
-solo esperemos que su actuar no implique matar a Mei
--¡¡Eijun-kun!!!
-no lo creo Sawamura, no lo creo… Y basta de charla ¡muévanse! –Kasamatsu había respondido pero no estaba del todo seguro, bien aquello podía acelerar la muerte de su general. Aunque de algún modo confiaba en que Hiuuga no fuera tan estúpido.
Cuando Yukio se formó delante de sus filas, notó que todo aquello podía salir terriblemente mal. Aomine y Kagami tenían la mirada seria pero su silencio y su quietud solo podían significar problemas, aquel asunto ya era personal y se dejarían llevar solo por sus instintos lo cual podía terminar en una horrible masacre sin sentido. Ante el inminente enfrentamiento Yukio solo esperaba que Akashi no se hubiera equivocado.
Mei no podía dejar de admirar cada detalle de Miyuki mientras se cambiaba. Era una persona completamente diferente, totalmente serio y concentrado. No le hablaba solo, se cambiaba en silencio, aquella actitud le hizo darse cuenta el abismo que existía entre ellos a la hora del combate. En ese punto con el tiempo corriendo, Mei estaría emocionado incluso feliz de demostrar lo fuerte y imparable que podía ser, tendría la adrenalina al límite, no podría mantenerse quieto, estaría deseoso de entrar al campo de batalla. Sin embargo, Miyuki era diferente había en él una fría y calculada actitud, casi podía creerlo capaz de controlar cada aspecto que lo rodeaba. Kuramochi y Ryo aparecieron en la entra con la misma actitud seria. Los tres voltearon a verlo y fue en ese instante que una horrible y pesada sensación se instaló en su pecho, el miedo a no volver a verlo…
-por favor sonríe, no te vayas dándome esa mirada.
Los tres asintieron y Miyuki regresó por su espada, que se encontraba en la cama. El general hizo el intento de llevar su mano a la mejilla de Mei pero se detuvo a medio camino y la bajo.
-nos vemos
Mei vio la salida de Miyuki en cámara lenta, pasaron varios minutos después de que la puerta se cerrara para que Narumiya se moviera en automático hasta la cama y se dejara caer con la cara boca abajo. Sería la primera vez que se daba un enfrentamiento y él no estaría en medio de todo.
Definitivamente ese estaba siendo el peor enfrentamiento de todos. Ninguno de los generales había podido mantenerse al margen, solo Hiuuga y Kasamatsu se mantenía observando y dando órdenes, aquello era un caos. Miyuki imagina que el ejército del Norte estaba más feroz que nunca gracias al prisionero que Midorima había obtenido y que no pensaban marcar la retira, ellos pretendían ganar cada centímetro de terreno posible. Sin contar que Aomine y Kagami se movían a una velocidad y con un índice de daño impresionante, no se mantenían quietos y no se entretenían demasiado con un solo rival, frenarlos se estaba volviendo una tarea titánica y sobretodo de suma importancia, si esos dos no avanzaban, el resto no lograba mucho. El capitán Sanada ya se dirigía hacia Aomine y ese enfrentamiento habría valido la pena verlos pero no podía distraerse. Uno tras otro seguían intentando abrir huecos para su avance. Incluso Kuramochi y Ryo estaban teniendo problemas.
Mei se paseaba de un lado a otro de la habitación, estar en espera era una completa tortura. El sonido de la batalla llegaba hasta sus oídos y le resultaba aterrador. No podía dejar de temblar, desde afuera aquello era completamente diferente; los gritos, el choque de acero, el olor a quemado, solo hacían a Mei creer que estaba dentro de una pesadilla. Pero era aun peor la certeza de que ahí abajo estaban sus amigos y Miyuki. Que no había garantía de que sobrevivieran a ese día, a ese combate. Que ser muy buenos y talentos no significaban nada en el campo de batalla. Quería que todo aquello parara y que esa puerta se volviera a abrir.
El enfrentamiento se estaba prolongando demasiado, la fatiga empezaba a afectar a todos dentro del terreno. Miyuki buscaba con la mirada a sus oficiales y a los capitanes, era tiempo de marcar la retirada. Sanada y Kiyoshi se las habían arreglado para frenar a Kagami y Aomine pero eso no duraría para siempre. Hiuuga se impacientaba sobre su caballo, ya no aguantarían más tiempo.
Ryo se mantenía al pendiente de Kuramochi y de Miyuki. Defendían una amplia zona y habían quedado algo separados, aun así podía ver que estaban controlando la situación pero ya les costaba respirar, sin mencionar que el mismo empezaba a fatigarse. Una oleada de flechas surco el cielo en otro de los flancos. Ellos estaban cerca pero no al alcance de las flechas. Busco a Hiuuga esperando algún indicio de retirada, después regreso su atención al capitán Kasamatsu y ahí fue cuando lo vio… justo en el lado derecho de Yukio, un soldado de cabellos rosados apuntaba su flecha, listo para disparar en el momento en el que alguien amenazara a su capitán. No podía ser otro, Ryo lo reconocería en cualquier lugar, estaba tan cerca. Su hermanito estaba ahí, en el mismo campo de batalla que el. Se quedo paralizado
-HARUICHI
Miyuki y Kuramochi voltearon al escuchar el grito. Ryosuke estaba inmóvil con la mirada fija en donde se encontraba el capitán Yukio. El alma se les fue al piso a los otros dos al ver como una lanza surcaba el aire en dirección a Ryo. Kuramochi corrió con desesperación, sabiendo que no llegaría, estaba demasiado lejos. Miyuki también corrió…
Mei sintió como todo se sumió en el completo silencio y la opresión en su pecho se volvió aun más intensa, al grado de costarle trabajo respirar.
Hiuuga marco la retirada… Ryo parpadeo al impactar el suelo, había alcanzado a ver la lanza en el último instante… sin embargo no lo había impactado, un ligero quejido lo hizo abrir hasta el límite los ojos y comprender porque aun estaba ileso. Miyuki había llegado a tiempo…