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Un encuentro inesperado por Yukine Kazuya

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Notas del capitulo:

Esta vez tarde un poco mas en actualizar pero aqui esta. Me disculpo pero entre el día de las madres y algunos trabajos, fui dejando un poco el cap. 

Pero mas vale tarde que nunca 

Me hago a un lado para que puedan leer 

Una vez en su cuartel Aomine y Kagami parecían un par de fieras encerradas en una jaula, no paraban de dar vueltas mientras maldecían y contestaban de mala gana, Isashiki también gritaban tratando de controlar a los otros dos. Yuuki permanecía callado y solo los observaba, callado de vez en cuando a Isashiki, Eijun y Haruichi esperaban afuera de la oficina. Los dos tenían una expresión de terror, no podían cerrar los ojos sin ver a Mei bañado en sangre y terriblemente inmóvil. Sawamura apretaba los puños también de impotencia pero permanecía callado y eso preocupaba aun mas al capitán Kasamatsu, que estaba sorprendentemente mas calmado y callado de lo que se podía esperar.

 

Observo por largo rato a los otros dos que seguían enfurecidos hasta que se sintieron agotados y completamente derrotados se sentaron frente a Yukio

-¿Qué vamos a hacer? –era tiempo de hablar y encontrar una solución, los tres capitanes suspiraron y los dos que se encontraban parados también tomaron asiento

-la situación es la siguiente: no tenemos idea de si sigue vivo o no pero para que Midorima se tomara las molestias de llevárselo me dice que no pretende dejarlo morir tan pronto.

-¿Qué sugieres entonces?

-no nos queda de otra mas que esperar –las palabras de Yuuki fueron como un golpe en el estomago para los otros dos generales

-¿esperar? ¿A qué? ¿A que Midorima nos entregue su cadáver?

-claro que no pero no son tontos, puede que consientan un poco el capricho de Shintaro pero después trataran de negociar, lo usaran como el rehén que es. Ellos tienen mas que perder, para bien o para mal seguimos ganando la guerra.

 

Aomine y Kagami guardaron silencio mientras que en sus ojos se instalaba por completo el terror ante la idea de perder a su amigo. Isashiki y Yuuki tenían que informar sobre la situación a su majestad, no les agradaba la idea pero era necesario. Cuando salieron solo recibieron un gesto de cabeza completamente ausente por parte de los generales. Afuera los otros dos habían escuchado, Haruichi lloraba mientras que Eijun lo abrazaba, dos lágrimas silenciosas recorrían sus mejillas mientras se mordía el labio para evitar perder el control. Los dos capitanes sintieron tristeza por ambos chicos. Isashiki revolvió el cabello de ambos y les hablo con completa seguridad

-vamos a recuperarlo, ese engreído es uno de nuestros generales y no vamos a permitir que nuestro enemigo se quede con él. Ahora los dos tienen que calmarse.

 

Los menores asintieron mientras se limpiaban las lágrimas creyendo completamente en las palabras del escandaloso capitán. Ninguno de los dos había tenido una familia pero desde que estaban bajo el mando de Narumiya  ambos imaginaban que tal vez así era como se sentía tener hermanos. 

 

Kasamatsu seguía contemplando a sus dos generales, era la primera vez que los veía tan afectados, ni siquiera cuando se enfrentaron al horror de su primera batalla habían actuado de esa manera. No podía culparlos jamás se habían separado, desde que los conoció habían permanecido juntos y a donde fuera uno iban los otros dos. No conocían otra manera de actuar, en ese momento imagina que se sentían como si una parte de ellos les faltara, él personalmente estaba también bastante preocupado pero no podía darse el lujo de perder el control.

-¡que ironía!

 

Justo cuando Mei faltaba Yukio se daba cuenta del largo camino que había trascurrido desde que los había encontrado. Sin proponérselo rememoro aquel entonces.

 

 

Kasamatsu seguía siendo general y había sido mandado a la región árida del reino detrás de un infiltrado que además estaba haciendo contrabando de armas desde su reino hacia el enemigo. Yukio detestaba viajar a esa parte del reino, era donde generalmente se comercializaba con esclavo. El no era partidario de esa práctica pero era un soldado no podía desobedecer las órdenes, mucho menos ir en contra de una tradición tan larga como aquella.

 

Dio un suspiro cuando vio pasar una caravana repleta de niños. Aun cuando estaba preparado para ver aquello seguía molestándole. Entro en la taberna donde se encontraría con su contacto sin embargo lo que se encontró lo dejo aun mas sorprendido. Un enorme hombre discutía con un chico, que en ningún momento se veía intimidado por el tamaño del otro, se notaban que el menor no era precisamente de esas tierras: piel demasiado blanca y ojos de un azul tan profundo y cargados de una completa determinación, un poco más atrás había otros dos chicos, podía notar que eran de la misma edad, eran más altos y estaban completamente atentos a lo que pudiera ocurrir, los tres eran compañeros. El hombre perdió la paciencia y le soltó un golpe que el pequeño evito sin ningún esfuerzo. Con movimientos fluidos y muy rápidos derribo al grandote y lo inmovilizó.

 

Kasamatsu sonrió, hacia mucho tiempo que no veía algo como eso. El chico actuaba únicamente por instinto y aquellos movimientos no eran más que su talento innato para el combate, los otros dos que lo acompañaban también irradiaban el mismo tipo de aura. Era todo un hallazgo el que acaba de hacer, si se llevaba a esos tres sus fuerza se vería reforzadas. Alguien noto su presencia y llamo al orden, los tres chicos inmediatamente voltearon a verlo con sorpresa y se alejaron antes de que Yukio pudiera detenerlos.

 

Se acercó a la barra y llamo al cantinero, le sirvieron una bebida y aprovecho para obtener información

-¿Qué fue todo eso?

-¡ah¡ un percance sin importancia, ese hombre siempre está molestando a esos chicos,  supongo que hoy estaban particularmente irritados y no toleraron mucho

-y ¿quiénes son ellos?

-¿supongo que no es de por aquí general? –el otro negó –pues son Daiki, Taiga y el pequeño es Mei. Son mercenarios –abrió los ojos aparentando sorpresa, pero algo como eso ya se lo esperaba –se que se ven muy jóvenes pero son bastante temidos, nadie quisiera ser su objetivo. Son como fieras hambrienta. –si eran mercenarios ya sabía como atraerlos

-bien, es bueno saberlo y ¿dice que son los mejores?

-así es mi señor, deles un objetivo y se irán sobre de él sin titubeos

-excelente, quiero que avise especialmente a esos tres que tengo un objetivo que les podría interesar. Estaré en la base militar.

 

El hombre afirmo con la cara, ese tipo de pedimentos ya los había escuchado con anterioridad. A Kasamatsu ya no le hacía falta su contacto, mataría dos pájaros de un tiro. 

Notas finales:

Hasta aqui llega este capitulo, por fin se podra saber un poco mas sobre el pasado de esos tres. 

Espero fuera de su agrado el capitulo y como siempre espero con gusto sus comentarios y sugerencias y quejas.

 

Saludos 


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