Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entregarte en bandeja de plata por Chiaki28

[Reviews - 512]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola chicos!! *-*

Acoso masivo 2/13

vera oda onodera el capitulo te lo quiere dedicar a ti, en verdad eres una chica increible y no sabes como aprecie cada palabra que le entregaste al fic <3

Mil gracias!!

Ritsu Pov

El primer amor no es lo que uno desea que resulte, mi inocente ilusión de cariño fue rechazada por un par de ojos miel que me atraparon en plena noche como si fuera su casería ingenua, mi primer noviazgo fue un fracaso amargo que se estrelló en contra del reflejo del egoísmo en sus orbes violetas; ambas experiencias a pesar de ser hermosas acabaron por convertirse en una herida expuesta que aun arde sobre mi piel.

Tener que entregarte a alguien más, el ser rechazado, ser lastimado, tragarse el orgullo para anteponer las necesidades de otro hombre, duele y aterra.

Pasar por aquella relación con Akihiko, soportar esa repentina lejanía que nos impusimos como un abismo, apreciarlo desde las sombras con ese otro castaño, tolerar ese confortamiento en donde un adiós silencioso fue susurrado; es una carga emocional que aun aplasta mis piernas y contrae mi pecho.

A pesar del trágico final que nosotros tuvimos; aunque ya ni si quiere nos soportemos al saber que entre nosotros no portamos antifaces ni mentiras vestidas de dorado no me arrepiento de lo que he pasado; porque aunque la ruptura fue amarga nuestra relación fue un dulce romance que planeó atesorar en lo más profundo de mi alma.

Lo único que me queda hacer ahora es aferrarme a esos recuerdos, continuar amándolos como cuando los viví y avanzar; seguir caminando hacia otro futuro en donde por fin  me pueda profesar satisfecho de lo que soy, respirar con deleite y orgullo por las decisiones que he tomado, bloquear ese infinito mar de lágrimas para pararme con determinación.

“Ritsu no seas terco, no le cierres la puerta al amor porque puedes tener a alguien que te ama más cerca de lo que crees” Pude percibir como mis mejillas se calentaban ligeramente ante las palabras descaradas  de sensei; ambos sabemos lo que estaba insinuando con esa preocupada mirada y traviesa sonrisa.

Ambos conocemos la verdad debajo de esas frases impregnadas con la inocencia; conocemos el significado oculto en nuestra lengua; como él me aconseja que continúe avanzando con ese azabache de soporte incondicional, como me pide que me arroje otra vez a las aguas en espera de que me arrase el tornado, sin embargo, esa idea aún me resulta aterradora.

Lancé un cansado suspiro, me aferré a la pesada mochila que cargaba en mi espalda sin detener mis pasos; con el rabillo de mi ojo aprecié la imagen de Masamune quien tenía una nostálgica sonrisa sobre la boca perdido en aquel melancólico paisaje de cerezos que alguna vez acuno mis sueños e ilusiones.

“Te ves nervioso” Su expresión socarrona trato de ocultar la intranquilidad en sus palabras.

“No veo a mis padres desde que me acompañaste a hablarles del cambio de carrera” Musite bajando la cabeza para centrarla en los pétalos que se encontraban sobre el grisáceo pavimento “¿Cómo no debo estar nervioso?”

“Oye” Su suave voz acompañada de un amoroso toque en mi espalda electrizo mi piel “Aunque les costó aceptar que eso no era lo tuyo y admitir que todos se equivocaron en esa decisión te apoyaron como la familia que son, yo creo que les hacía falta verse”

“Supongo que sí pero es extraño después de esa discusión” Sus brazos me refugiaron como antes lo solían hacer, pude percibir como ese varonil perfume se estaba metiendo en cada uno de mis sentidos.

“Para eso me tienes a mi Ritsu” Susurro con una magistral sonrisa “No dejaré que te caigas en esas cosas, soy tu soporte”

“Lo sé” Me encogí de hombros esquivando esa hipnótica mirada “Masamune ¿Qué ramos vas a tomar el siguiente semestre?” Él se rio posando su vista en el cielo sin detener sus firmes y poderosos pasos.

“Los mismos que tú” Proclamo sin vergüenza alguna “Aunque ahora estemos en carreras diferentes nuestra malla tiene una raíz en común y utilizaré cada uno de mis electivos para continuar a tu lado, después de todo soy un desastre sin ti” Con el ceño ligeramente arqueado encubriendo la pena golpeé su abdomen.

“No seas tan aprensivo Masamune” Lo regañe tratando de darme valor antes de llegar a mi hogar.

“Debo cuidarte como lo prometí, además creo que sin mí no durarías mucho en la universidad por los nervios” Rodeé los ojos ante esa actitud altanera permitiendo que sus brazos me envolvieran y solo por esta vez dejando que mi respiración se descompasara.

Después de un agradable silencio en donde el ruido de nuestro ritmo cardíaco fue el único sonido y las flores con el viento fueron lo que centro nuestros sentidos llegamos a mi casa en donde mi madre nos esperaba en la puerta.

Como si fuera un pequeño cachorro regañado baje la nuca y apreté las manos esperando otra de sus memorables reprimendas y más de esas hirientes palabras, sin embargo, lo que pude percibir fueron un par de finos brazos envolviendo mi espalda y una tierna sonrisa ser esbozada sobre sus labios.

“Ya era hora de que nos vinieras a visitar” Murmullo dándome un empalagoso beso en la frente “Mi irresponsable niño”

“¡Mamá!” Grite con el rostro ardiendo ante la socarrona sonrisa del azabache.

“Bienvenido Masamune, te has puesto muy guapo” Cubrí mi rostro ante esas frases ingresando rápidamente a mi casa.

“Nosotros vamos a ir a mi cuarto” Más que una suave petición aquello se escuchó como una agresiva advertencia; antes de que pudiera caminar hacia mi refugio sus manos adornadas por un par de ostentosas pulseras me detuvieron.

“Les compré un par de bocadillos que deje en la cocina; llévalos contigo” Me limite a asentir e ingresar a la nombrada habitación.

Aprecié sobre una bandeja de plata una gran variedad  de galletas, pasteles y otras cosas dulces, encogí mis hombros con una traviesa risa ante las atenciones que mi madre tomaba cada vez que veníamos; es bastante amable cuando se lo propone, supongo que equivocarse es inherente en ellos dos.

Tomé con fuerza aquel objeto encaminándome al comedor, al percibir un par de amigable murmullos detuve mis pasos para abriré la puerta sin hacer ruido y escuchar aquella confiada conversación.

“Masamune yo te quería pedir una disculpa por todo lo que te dije la última vez” La mujer a pesar de lucir apenada mantuvo su mirada firme.

“No tiene por qué preocuparse, comprendo que solamente me hayan visto como un intruso en temas familiares” Declaro tranquilo, determinado, centrado; ese es uno de los aspectos que más me gusta de él.

“Ritsu me contó que estaba enamorado de ti cuando estaban en la escuela” Mis piernas temblaron al igual que esa bandeja sobre mis brazos “Debí suponer que ustedes eran pareja, debí darte el espacio que merecías en lugar de enfadarme como si fuera una chiquilla” Él se rio con tranquilidad enseñándome una tierna expresión de vergüenza.

“Así que le había dicho” Musito con nostalgia.

“No tienes porque apenarte” Mi madre pasó sus manos por los cabellos del azabache “La cercanía que has tenido con mi hijo siempre ha sido sospechosa, supongo que me negaba a verlos por temor antes de que él me lo dijera” Mi corazón dio un aterrado brinco ante esa ilusa risita que se posaba sobre sus labios.

“Lo amo” Proclamo sin vacilar “Estoy enamorado de ese terco”

“Y sé que lo cuidaras bien como lo has hecho hasta ahora” El suave tono que adquirió la castaño solamente consiguió aumentar mi ansiedad “Te quería agradecer por siempre velar por él, parece mucho más feliz que la última vez que vino”

“Es porque ya acabó el semestre en esa pesadilla” Masamune se tocó el brazo con incomodidad “Fueron días difíciles para todos”

“Confió en que lo sigas cuidando como lo has hecho hasta ahora” Antes de que las cosas subieran la tensión en el ambiente con pasos firmes ingrese a la sala de estar sosteniendo la bandeja entre mis brazos con el rostro hormigueando.

“¿De qué hablan?” Les pregunte molesto.

“Nada que te interesé Ritsu” Esas palabras juguetonas vinieron acompañadas de una irónica mueca “Ya no les quito más tiempo, se pueden ir a jugar toda la tarde si lo quieren” El más alto comprendió mis señas con la cabeza para subir a mi habitación.

Tragué con dificultad tratando de ponerme una pretenciosa máscara de seguridad con la respiración explotando en mi cuerpo; que él sea tan honesto es extraño, no me desagrada pero me eriza la piel que pueda pronunciar esas palabras con tanta facilidad y naturalidad después de todo lo que vivimos.

Ingresamos a mi cuarto para sonreír con melancolía; mis libros, mi cama, nuestras fotografías sobre la cómoda, la pequeña televisión, la consola de juegos, todo seguía donde lo había dejado; el azabache me ayudo a colocar la bandeja sobre la mesita de madera para después recostarse con un pequeño salto sobre mi cubre; yo me limite a estirar mis brazos sobre mi cabeza dejando esa pesada mochila en el suelo.

“Por fin” Susurré relajándome ante ese familiar aire de confianza “Me hacían falta unas pequeñas vacaciones aunque fueran a mi casa” Él libero una traviesa risa haciendo una seña con la mano para que me sentara a su lado.

“No seas tan orgulloso y deja que te abrace” Me pidió con una mirada burlona alzando ambas cejas consecutivamente.

“Hace mucho calor para eso Masamune” Mis brazos se cruzaron en señal de terquedad “Me quiero dar un baño, poner ropa cómoda y jugar el resto de la tarde, acá podemos gastar el calefón que queramos sin pagarlo” Recordé con un travieso mohín.

“Eres un mal hijo que les da más cuentas que pagar” Mi rostro cosquilleo ante esa expresión mientras caminaba a asearme.

“Idiota” Susurré ingresando en el baño.

Con rapidez me despojé de todas mis prendas para dar la llave del agua y consentir que esta recorriera sin inhibición los rincones de mi cuerpo apartando los problemas con las finas gotas sobre mi piel, nublando mis pensamientos con ese agradable vapor con olor a jazmín, relajando mis músculos con ese tentador ardor.

Venir acá con Masamune; volver a sostener su mano con confianza, aceptar ese recio carácter que tantas noches me encantado me pone nervioso; puedo percibir como mis emociones me traicionan al desbordar cuando sus labios chocan con mi cuello exhalando mi perfume, como mis aprendizajes se caen al estar a su lado.

Amar es aterrador porque conlleva consigo dolor, yo deseo mantenerme lejos de todo ese campo minado con la cabeza entre las rodillas y los poros congelados, no obstante, cuando él está a mi lado es como si todas mis tristes memorias se esfumaran siendo esparcidas en la noche para que el ruido de su corazón latiendo en su perfecto pecho sea lo único que resuene.

“No has aprendido nada Onodera Ritsu” Me dije a mi mismo como un reproche repasando mis húmedos cabellos “Ya no deberías esperar esos finales de cuento de hadas porque no existen” Me recordé con amargura.

Trato de cerrar con llave la puerta de mi alma para que esta herida con la que me marcaron jamás se profundice, intento poner un muro de espinas para lastimar al que se atreve a tocarme, a hundir en el infierno a esos hipócritas, no obstante, esos brillante ojos miel me pueden leer y atravesar sin esfuerzo; Masamune siempre será mi debilidad.

Con esa clase de tontos pensamiento salí del agua para secarme y ponerme las viejas prendas que escondía debajo del lavabo; la gran polera blanca que lleve a la playa cuando él me secuestro sin mi consentimiento y un suelto pantalón negro que llevé a nuestra gira de estudios “Tan tonto” Me dije peinando mis cabellos frente al empañado reflejo de cristal.

Porque aunque esperé los peores finales a su lado no me puedo resistir, debo ser masoquista para aun permitirme tener esta clase de ardientes pasiones por un par de tóxicos labios, sin embargo, el corazón no escoge a quien amar con cada endeble sonido de latir.

Cuando estuve listo salí hacia mi habitación en donde mis piernas temblaron; con vergüenza me dedique a apreciar las prendas del azabache quien vestía una polera delgada sin mangas que dejaba expuestos esos protectores y fuertes brazos con un suelto pantalón de tela gris.

“¿Donde?” Balbuceé con la cara enrojecida consiguiendo que soltara una divertida carcajada.

“¿Tan bien me veo para que te sonrojes de esa manera?” Bromeó con arrogancia “La encontré en tu armario, al parecer aun guardas ropa mía”

“¿Qué hacías husmeando en mi armario?” Le pregunte a la defensiva volteando la cabeza y cruzándome los brazos para subir esos muros.

“Cada vez que te ibas de tu cuarto yo espiaba tus cosas” Se mofó acercándose a mi rostro, permitiendo que respirara ese intenso aliento a menta y mi piel se erizara con un pequeño beso sobre mi mejilla “No te pongas de malhumor”

“No hagas eso Masamune” Me queje con vergüenza caminando al frente de la televisión para encender la consola y tomar uno de los controles.

“Extrañaba verte perder debajo de mis habilidades” Aunque su voz se escuchaba altanera y egocéntrica esa mirada llena de calidez y ternura era la que me perturbaba; porque siempre acabó imaginando cosas y perdido en mis fantasías, construyendo castillos sobre las nubes, idealizando una presuntuoso romance.

“Solo siéntate y compórtate como el adulto que eres” El azabache se posiciono al frente de mi cama apoyando su espalda en esta mientras sus manos rodeaban mi cintura y sus piernas se ponían a mis costados encerrándome en un tenso ambiente.

“Me gusta tenerte de esta manera” Musito como un pequeño niño apoyando su rostro sobre mi hombro, comenzando con una de nuestra viejas partidas mientras aspiraba mi aroma sin vergüenza alguna.

Los movimientos en mis dedos temblaron y fallaron, mis ojos jamás se concentraron en la pantalla ante esos descarados tactos, mis piernas se removían de forma impaciente al chocar con las de él, mi corazón se retorcida con un dulce dolor ante esos electrizantes toques; ¿Cuántas veces más debo convertirme en su esclavo para aprender?

Aunque Masamune me ha apoyado, confesado con retraso esas embriagadoras palabras que tanto deseaba escuchar mi egoísta corazón, aunque él se ha profesado como la muleta en la cual me apoyé nuestra relación continua en línea de fuego sometida bajo un tomentoso huracán.

Yo jamás he sido capaz de verlo como un amigo, desde hace años esas cercanas caricias han desmoronado mi mundo, sus palabras se han grabado en mi memoria, esos hermosos ojos convertido en el fantasma de mis pesadillas, si permito que esto continúe de esta manera sé cómo me acabaré rompiendo.

“Eres realmente malo jugando” Se burló presionando con más fuerza su control en contra de mi vientre, aumentando mis nervios por aquel íntimo y tierno ambiente.

“Solo me falta practica” Mi espalda golpeo su pecho apreciando la intensa velocidad con la que este se encontraba respirando.

“Excusas” Con una máscara embustera sobre mi rostro intente levantarme pretendiendo una falsa molestia para escapar de esa cercanía, dejar que esta condena se termine en lugar de someterme y enterrarme más abajo en esa orbes.

“Si solo te vas a reír me voy” Fue la estupidez que dije sin poder liberarme de sus brazos, el azabache me arrojo en contra del suelo encerrándome entre sus piernas, subiéndose a mi regazo.

“No seas mal perdedor” Se mofó llevando sus manos hacia mi abdomen para comenzar a hacerme cosquillas sabiendo que esa era mi debilidad.

“Por favor no” Musite entre tímidas risas retorciendo mis piernas debajo de su regazo como un patético intento por liberarme “¡Masamune!” Lo llamé logrando que esos hábiles dedos acariciaran con más fuerza mi vientre, ingresando debajo de mi polera.

Pronto en la habitación lo único que se escucharon fueron mis risas histéricas y el sonido de nuestros cuerpos chocando en una batallar por levantarse; mis manos se encontraba en su pecho intentando apartarlo, cada uno de mis poros era envuelto por la estática de nuestro encuentro mientras mi mirada por inercia lo buscaba.

En un movimiento de descuido acerque mi rostro demasiado al suyo en donde la tensión aumento y las risas se perdieron con el viento; estábamos tan cerca que pude percibir su aliento golpear mis labios, mi rostro fue encendido de carmín ante ese romántico momento, no pude obligar a mis ojos a ser apartados de los suyos. No pude forcejear, tan solo llevé una de mis manos hacia sus lastimados pómulos para acariciarlos quemando cada lugar en donde nos encontrábamos.

“Aun tienes marca” Musite con un aire de molestia repasando aquella mejilla “Te pedí que no te metieras en problemas y es lo primero que haces” Su expresión se endureció; sus brazos me tomaron del hombro para susurrarme en la oreja.

“¿Por qué te preocupas tanto por ese tema? ¿Aún lo amas a él?” Tragué con dificultad ante ese ronco y suplicante tono de voz “Ritsu respóndeme”

“No sé si el amor desaparezca con varias semanas de lejanía” Le explique esquivando esa reprochadora mirada “Akihiko siempre será importante, fue un hermoso recuerdo, pero es mejor dejarlo ahí”

“Entonces no lo sigas buscando” Musito rozando sus labios en contra de mi oreja, permitiendo que su aliento se impregnara en mi ser junto a esas palabras.

“Si lo sigo buscando es porque necesitamos cerrar todo esto, no quiero que quedemos con ese amargo adiós, al menos debería pedirle una disculpa por mi infantil comportamiento, un lo siento por no haber sido lo que esperaba, al menos debería darle eso” Masamune me miro con seriedad repasando mis facciones con su hambrienta expresión sin entablar distancia entre nosotros, su mano comenzó a tocar mi ruborizada mejilla con esa calidez que solamente él podía transmitir.

“Sé que debería dejarte ir con él y que solucionen las cosas con su despido pero me da miedo soltarte  Ritsu” Sus dedos chocaron con mis labios incitándome a guardar silencio “Porque ya hice eso una vez y casi te pierdo”

“Tienes miedo a que volvamos a ser pareja” Especulé sin ocultar la felicidad que me causaba ver con transparencia su alma y acariciar sin inhibiciones sus temores.

“Sí” Él ladeo su cabeza para apoyarla en mi pecho, sin poder soportar el peso mi espalda acabó tocando el suelo de mi habitación “Me da miedo perderte por siempre”

“Masamune” Murmullé aferrándome a sus hombros, permitiendo que ambos pechos se rozaran y latieran con la misma intensidad “Yo amé mucho a Akihiko, fue una relación ilusa de la que no me arrepiento pero estas semanas de distancia, esta repentina frialdad con la que nos hemos comenzado a hablar, la forma enfurecida en que me mira, las cosas jamás volverían a ser como antes”

“Aun así” Susurro hundiéndose con más fuerza en mi pecho “Lo único que trato de hacer es protegerte y siempre acabo lastimándote con mis inseguridades” Mis facciones se suavizaron ante esas dulces confesiones.

“No seas modesto contigo” Le pedí acariciando sus cabellos para que alzará la mirada “Tú siempre cuidas de mí Masamune, yo me habría derrumbado sin tu ayuda, no habría podido salir de esa repentina depresión sin tu apoyo” Una silenciosa sonrisa fue intercambiaba mientras él se levantaba de mi cuerpo.

“Tú eres quien se tiende a ver en menos” Musito dándome la mano para que me sentara sobre mi cama “Eres demasiado lindo” Susurró besando mis cabellos para encaminarse a la mochila que me forzó a cargar y revolver en esta.

Lleve una mano a mi agitado corazón mientras él se encontraba de espaldas negando con la cabeza, me mordí el labio con angustia percibiendo como la sangre me comenzaba a arder por culpa de esos irresistibles toques.

Ay Ritsu; la lección debería estar aprendida, las palabras grabadas en tu piel con escarlata, las lágrimas derramabas y el final escrito, las cosas las deberías dejar como están en lugar de crear más confusiones y devastar a todo lo que conoces como una tormenta sin piedad pero….

“Lo había olvidado te traje algo” Siempre termino rindiéndome como el prisionero que soy de esas despampanantes orbes miel; sometido por sus tactos, hipnotizado por su voz; sigo siendo el mismo toxicómano adicto a Masamune en espera de sobrevivir con el melódico sonido de sus risas.

“¿Un presente?” Respondí embobado por la esa dulce expresión con la que sacó un paquete envuelto por un papel verde.

“Para felicitarte oficialmente con tu cambio de carrera, te lo debí entregar ayer que se acabó el semestre pero pensé que sería más especial  y significativo si lo hacía en la casa de tus padres” Con el aire  robado y el cuerpo temblando de la ansiedad sostuve aquel regalo sin poder disimular mi felicidad.

“Gracias” Murmuré esbozando un sincero mohín; comenzando a rasgar con mis uñas el hermoso envoltorio con cinta azul que con tanto esmero había armado; cuando tiene esa clase de gestos conmigo no puedo evitar pensar que soy alguien especial.

 Mi corazón se detuvo con mis movimientos al apreciar un libro de tapa roja con letras doradas; no pude contener mi traviesa risa acariciando con sorpresa aquella portada, aspirando el delicioso aroma de las letras, devorando su áspera textura, leyendo incontables veces el título.

“¿Cómo?” Le pregunte logrando que él riera ante mi infantil comportamiento.

“Sé que esta descontinuado pero era el único que le faltaba a tu recopilación, al final acabé comprándoselo a un coleccionista de otro país” Un fuerte abrazo en su pecho detuvo sus palabras, pude escuchar como dejo que el aire le escapará de los labios nervioso.

“Gracias” Musite acomodándome en su fuerte pecho.

“Deberías leer lo que escribí en la primera página como dedicatoria” Me pidió acariciando mis cabellos de esa manera tan protectora y única que él tenía para tocarme.

Me limite a asentir con una tonta sonrisa sobre mis labios para abrir la tapa del libro y apreciar como en la primera página con el autor y los datos de la editorial habían un par de letras negras escritas con una envidiable cursiva.

“¿Qué es lo que hace un hombre ante la cobardía? ¿Qué es lo que puede hacer un héroe al confrontar la incertidumbre? Este autor me enseño que hay dos simples reacciones que absorbe la mente; huir o luchar.

Ritsu yo fui un cobarde quien en lugar de darte la mano cuando lo necesitabas optó por la primera y te dejo solo creyendo que tú seguirías las reglas de un juego en el que no fui capaz de encerrarte, te acabé condenando  y exponiendo al mundo por culpa de mi egoísmo y cegado por el temor.

Porque amarte implicaba poder perderte; eso abría una oscura posibilidad a que rompiéramos y me dejaras, yo al tener la certeza de que mis piernas se quebraría ante tu lejanía me aferré a ti de las maneras que pude, con mentiras, con engaños, sabiendo que este corazón solamente latía por ti me puse una venda adornando de dolor esos hermosos ojos esmeralda en los que poso mi vista cada vez que puedo.

Sé que un perdón no arregla las cosas, esa sencilla palabra gastada no borran ni el daño ni las lágrimas que fueron derramadas, también tengo la certeza de que tú eres quien está arrastrando con la amargura y las inseguridades porque amas proteger mi ego y cuidar de mi frágil certeza.

Exigirte que me ames una vez más no es lo que deseo hacer, comprendo que lo arruine, sin embargo, sí te atreves a escogerme otra vez, sí te arriesgas a enamorarte una vez más de este idiota embobado con todo lo que haces no solo te entregaré el amor que siempre has tenido, sino que te daré la relación que tanto esperabas.

Pasé lo que pasé con nosotros estos años, las vueltas que tenga deparada la vida para ti; yo te continuaré amando de manera incondicional,  tú seguirás siendo aquel iluso chico quien alumbro mi mundo cuando estaba atrapado en las garras de la oscuridad.

Te amo Ritsu y aunque quizás la palabra perdió valor por su demora, mis emociones por ti solo crecen con cada mirada que intercambiamos.

Takano Masamune, el idiota quien todo este tiempo te deseo”

“¿Qué?” Balbuceé atónito por cada una de esas palabras percibiendo como todos mis músculos se estremecían y unas irreprimibles ganas de llorar me atacaban.

“¿Crees que te puedes enamorar otra vez de alguien como yo?” Me pregunto rozando con sus dedos cada una de mis facciones, delineándome como suyo.

“Ahora eso implica muchos riesgos Masamune” Me trate de negar, de apartar mi mirada de la suya, de alejarme y esconderme en ese refugio lleno de espinas que construí como muros, sin embargo, mi cuerpo rogándome que lo tocará freno esta clase de dementes frases.

“Amar siempre implica riesgos, eso lo aprendí mejor que nadie” Bromeó acortando la distancia entre nosotros “Pero esas heridas y esos temores valen la pena por una persona como tú, por ti puedo derrumbar todo lo que soy”

Presioné mis parpados para memorizar aquellas hermosas frases, pude percibir una agradable presión sobre mis labios junto a un insistente cosquilleo en mi estómago, esta vez en lugar de apartarlo y escapar como estaba acostumbrado decidí confrontarlo y exponerme una vez más como el impulsivo que era.

Con timidez comencé a mover mis labios al compás de los suyos percibiendo el intenso y agitado latir de mi corazón; con lentitud me comenzó a recostar sobre el colchón dejando que su crujir fuera lo que rodeara la habitación; sus manos comenzaron a acariciar mis cabellos profundizando más el tacto, las mías se aferraron a su espalda dándole el arma de mi condena.

Su adictivo sabor era lo único que podía sentir; su calidez, como la sangre me hervía con sus toques y los músculos cosquilleaban por sus caricias; no me podía resistir a esa sensación, no me quería resistir a ese apasionado amor.

Di un pequeño salto sobre el colchón al percibir la traviesa manera en que su lengua recorría cada parte de mi cavidad, cuando nuestras lenguas se encontraron una batalla de electricidad y estática acompañada de un par de necesitados jadeos nos sumieron en el infierno.

Me aferré con necesidad a su espalda consintiendo que esos tóxicos besos sellaran mi muerte, sus labios repasaban los míos con fuerza; nuestras salivas ya se habían mezclado creando un delicioso sabor a menta y almíbar; el sabor de la nostalgia.

Con lentitud él se separó de mi boca limpiándome con sus dedos la comisara de mis labios; con vergüenza expuesta alcé mis parpados apreciando una brillante y tonta sonrisa sobre su boca junto a un iluso suspiro.

“No sabes las noches que soñé con esto, como te he deseado desde ese primer beso que tuvimos” Confesó rodeándome con sus fuertes brazos “No sabes cómo estuve esperando volver a sentirte mío”

“Masamune” Musite correspondiendo a ese tierno abrazo para perderme en él.

“Déjame dormir contigo como lo hacíamos antes Ritsu” Me pidió besando mi mejilla “Déjame intentar hacer las cosas bien”

Ambos nos acomodamos sobre mi colchón aunque las luces del atardecer se colaban por la cortina de mi ventana; con una sonrisa imborrable, las manos entrelazadas y los pies jugueteando ambos nos limitamos a mirarnos en silencio dejando esos temores que tantas veces nos encadenaron; siendo testigos de la genuina libertad.

Notas finales:

Siempre va a dar miedo comenzar algo con la persona que tienes a tu lado, con quien es tu incondicional porque el panico a perderla es real, pero es mucho más frustrante perderla por cobardia a dejarla ir por una diferencia pucha que le costo a Takano aprender eso pero ya tiene a su castaño.

Aun asi Ritsu y Usami deberan hablar algun día para solucionar las cosas, es muy feo que esa linda relacion se haya debastado con ese final.

Espero que les haya gustado <3 <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).