Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entregarte en bandeja de plata por Chiaki28

[Reviews - 512]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola chicos!

Bueno primero un acosador anuncio general, despues de una horroroza semana demoledora me las arregle y escribi 7 continuaciones de distintos fics pero por cosa de tiempo no las puedo revisar de golpe asi que subire acosos diarios otra vez

Sobre el fic en sí, cuando uno pasa por la situación de Ritsu en la carrera igual teme por esa segunda elección, gracias a la intrucción de Hiroki Ritsu encontro esa otra profesion pero nada garantiza que le guste y pues en esos temores es donde Takano debe ser un incondicional, se necesita un soporte.

Romi, al menos tengo la certeza de que leeras este, te dedico el capitulo, mil gracias por todo el apoyo siempre en todo el sentido que abarca esa palabra.

Espero que les guste

Ritsu Pov

Por fin el semestre se terminó; medio año de tortura, de amargura, de llanto, impotencia, rabia, frustración, todo se acabó para dar comienzo a un nuevo capítulo de lo que pretende ser una mejor opción.

Ahora tengo miedo de estudiar; después de esa repulsiva experiencia entre lágrimas en los libros e inútiles movimientos con los informes, frustradas noches de cafés, sacrificios en vano, yo temó que eso me ocurra en cualquier elección que haga, estoy aterrado porque me imagino en clases con el mismo nudo en el estómago, el asco en la boca, la rabia en la cabeza siendo azotado por esas insufribles memorias; con tan solo pensar que tendré que someterme dos veces a la misma tortura entró en pánico y me paralizó como un animal.

“Puedes hacerlo, me tendrás a tu lado sí tienes miedo, sí te quieres volver a salir ya buscaremos algo más que podamos hacer, pero no te desesperes, no me iré porque te equivoques más de una vez”

En el fondo hago esto porque no quiero aceptar que soy un inútil cuyo futuro ya se encuentra escrito, resignarme a no poder escalar hacia el nivel de Masamune y  tener que lidiar con la decepción tatuada en la mirada de mi familia, yo estoy horrorizado por esa clase de cosas, tener que tragarme mi orgullo para aceptar que no tengo talento o vocación porque me desvié de mi camino; haberme perdido demasiado profundo en el bosque del desencanto.

“El 99% de las personas son infelices con lo que hacen ¿Por qué tú serias tan especial como para no serlo?” Recuerdo la rabia en las palabras de mi madre cuando le pedí permiso para renunciar; recuerdo como ellos me pidieron ocultar mi salida a la carrera al ser una deshonra para el renombre de mi padre, como me rechazaron hasta que el azabache los hizo entrar en razón; yo no tengo la fuerza para recorrer una vez más con mis desnudos pies ese camino de vidrios; me tiene enfermo el volverlo a intentar porque nada garantiza seguridad.

“Cálmate” Musite restregándome con agua fría el rostro, viendo como en mi reflejo aquellas gotas caían por mi mentón hacia el lavamanos; ahora parecía estar destilando vida gracias al sueño adquirido y a la presión levantada.

“Si yo me volviera a equivocar” Musite con angustia “¿Ellos estarían para mí?” Presioné mis pestañas para apoyar con suavidad una toalla celeste en contra de mi piel conociendo de antemano la respuesta.

No; ellos no estarían para mí, porque en esos casos ignorar el sufrimiento, omitir la verdad es mucho más sencillo y cómodo a tener que confrontarla, ellos huirían como lo hizo a Akihiko, al final acabaría aislado en mi propia depresión con Masamune como mi único apoyo; una fugaz sonrisa se me escapó al pensar en él.

“Sin importar lo que hagas, lo que me digas, como me hieras, te enfades, aunque me trates de apartar no te dejaré solo jamás; no te voy a abandonar Ritsu, no me iré cuando más lo necesites” 

Como agradecía que esas bellas frases no fueran una vil mentira, aunque la tormenta trató de arrasar con ambos él no me dejo, pudo haber corrido con las espinas con las que nos separé, él tuvo la posibilidad de lastimarme al tener la daga entre sus manos, pudo reprocharme las mentiras que le grite, sin embargo, escogió abrazarme en lugar de destrozarme y socorrerme entre sus brazos en vez de refugiarse.

“¿Te falta mucho en el baño?” Su estruendosa voz rompió mi hilo de pensamientos, con un torpe movimiento de manos intente arreglar mi caótico flequillo en frente del espejo antes de salir de la habitación.

“No seas amargado, no me demoré” Me excusé percibiendo como un hormigueo atacaba mis mejillas ante la galante imagen de mi acompañante; ¿Cómo se puede ver tan guapo con un suéter y un  sencillo pantalón viejo?

“Te ves muy lindo para la fiesta” Mi rostro ardió ante su socarrona sonrisa y su juguetona mirada repasando mi cuerpo de manera insaciable “Aunque creo que estas yendo muy desprotegido, te estas exponiendo de más” Gruño para acercarse y abrocharme la camisa hasta los botones del cuello “Mucho mejor” Mi ceño se arqueo por esa enfermiza sobreprotección.

“¿Qué me crees? ¿Un niño?” Mi irritado tono tan solo lo hizo reír “Enserio eres de lo peor”

“No te enfades” Me pidió revolviendo el cabello que hace un par de segundo tanto me había esmerado en peinar “Mi trabajo como tu pretendiente es estar celoso ¿Cierto?” Desvié la nuca apenado al aun no poder acostumbrarme a esa clase de cercanía abierta.

Él se ha esforzado tanto, no se ha rendido conmigo, no me ha dejado, se ha disculpado por las ilusiones que causo antes de destrozar mi corazón, ha besado esas inseguridades hasta que a estas les pude perder el temor, él me ha salvado ¿Estaría mal entregarle los fragmentos que me quedan de inocencia? ¿Estaría mal volverlo a amar?

“Sí acepté ir fue por la mera insistencia de Kirishima” Me excusé cruzando los brazos sin suavizar las facciones de mi rostro “Además tú en lugar de estar tan relajado deberías estar más preocupado por la toma de ramos”

“Ya tomé mis electivos” Me rehuyó caminando de forma despreocupada hacia la puerta, apoyando sus brazos en su nuca “Exactamente las mismas clases que van a haber en tu carrera” Rodeé los ojos con agobio escondiendo toda seña de gratitud por culpa de mi latente orgullo; en el fondo esos tiernos detalles son los que me hacen caer, él siempre piensa en mí ¿Cómo no hacerme ilusiones?

“Me alegra no deshacerme de ti tan pronto” Musite sintiendo como el estómago me cosquilleaba, caminando a su lado para dejar el apartamento.

“¿No te lo dije?” Me pregunto divertido alzando una ceja “Soy un inútil sin ti, no te puedo dejar” Ante esa sonrisa satisfecha supe que mi rostro se había teñido de escarlata por culpa de esas caricias silenciosas e imperceptibles; él es un abusivo, sin importar como se lo suplique él continua devastando mi mundo.

En silencio salimos del complejo de apartamentos para caminar hacia la gigantesca facultad y asistir a esa pretenciosa fiesta de fin de año en la que el de cabellos rizados tanto nos había tentado con falsas promesas de diversión y pretextos de conocimiento.

En mitad del camino, cuando ya estábamos cubiertos por la malhumorada multitud y el ruido de los frenéticos autos, cuando las hermosas luces del atardecer ocultaban toda prueba de pecado y el brillo en nuestras miradas podía ser confundido con otro deseo además de la codicia él tomó mi mano, aunque fue un pequeño roce no pude evitar que la respiración se me fuera de los pulmones ante tan amoroso y cálido agarre; ¿Cuánto soñé porque hicieras esto?

No lo solté, no batalle por entablar más muros y distancia entre nosotros dos como hace un par de meses con el precioso sueño que represento esa nostálgica relación, sabía que era en vano; él podía sin mayor esfuerzo atravesar esas ruinas para encontrar al niño que alguna vez fui con la cabeza gacha entre las rodillas sollozando desconsolado; siempre he detestado y agradecido esa facilidad que posee para leer mis movimientos como si fuera un libro con seguros rotos.

Pude ver como sus labios esbozaron una traviesa sonrisa mientras su mente se perdía en el rojizo cielo, como a pesar del gastado tono de su suéter su piel parecía más blanca que nunca en contraste con la noche, como sus ojos irradiaban una felicidad plena de la que nunca había sido testigo y esas masculinas facciones me hipnotizaban con sus armoniosos movimientos; jamás lo había visto tan perfecto.

“¡Bienvenidos antiguos novatos!” Fue lo que nos gritó una emocionada chica con un pequeño vestido verde extendiéndonos un mapa de la facultad “La fiesta es en el campus cerca de teología, espero que no se pierdan” Exclamo antes de seguir repartiendo esos folletos a los que recién llegaban.

“Seis meses y me sigo perdiendo acá” Rio divertido el más alto deslizando su mano por mi cintura, abrazándome como sí fuéramos los únicos en aquel meloso lugar.

Los dos caminamos varios minutos sin ser capaces de encontrar el dichoso patio, sin importar las instrucciones que pedimos, los caminos ya trazados en el mapa o los vagos recuerdos de esa cede no pudimos llegar, fue cuando escuchamos los fuegos artificiales que supimos a donde ir.

“Increíble” Ese balbuceó se fugó de mi boca sin mi consentimiento al encontrar a una gigantesca multitud bañada por el éxtasis de la música, alumbrada solo por una fogata improvisada y entretenida por la pirotecnia ilegal.

“Te dije que debíamos venir” Murmulló el azabache con orgullo por culpa de mi infantil expresión.

“¡Ritsu!” La galante silueta de Kirishima hizo su aparición abriéndose paso con dificultad entre la hambrienta y emocionada aglomeración “Me alegra que si hayas podido venir con Takano” El nombrado le regalo un flojo saludo de manos sin apartarse de mí; sus celos son ridículos pero lindos; es lo que siempre deseé.

“No podía faltar con esa insistencia tuya  por mensaje” Bramé frunciendo las cejas y los brazos.

“Necesitabas salir a divertirte” Se excusó endureciendo sus rasgos con una impropia seriedad “Escuche muy tarde lo que ocurrió contigo sobre tu renuncia a la carrera, sí yo lo hubiera sabido antes como tu sempai te habría ayudado pero” Le entregue una negación con la cabeza y una sincera sonrisa.

“No te sientas culpable” Le pedí manteniendo ese confiado tacto visual con decisión “Yo y esa profesión no nos gustábamos mutuamente y ya”

“Espero que al menos ahora te puedas divertir” Aunque él me entregó un aliviado suspiro y una amistosa expresión en su tonalidad pude leer la culpa “Por cierto, tengo conocidos en tu nueva facultad y ya les avise de tu llegada, espero que te guste el cabello de color azul y la harina en toda la cara para cuando entres”

“¿Otra bienvenida?” Le pregunte percibiendo como un escalofrió recorría mi columna vertebral.

“Solo espérala” Proclamo antes de entregarme un guiño, morderse el labio con una actitud traviesa y volver a desaparecer en medio de la sudorosa, extasiada y hormonal multitud.

“Tranquilo” Musito acariciándome los cabellos “Sí tienes que volver a pedir dinero yo te ayudaré”  Siempre entregándome alguna red en donde caer, siempre atento a mis movimientos con la preocupación como pretexto, con el cariño destilando en cada uno de esos gestos; ¿Cómo no me podría confundir con eso?

“Vamos cerca del escenario” Lo incité jalándolo del brazo para disfrutar de esas extrañas actividades.

En el estrado rodeado por cientos de personas había una improvisada banda de adolescentes tocando estruendosos temas conocidos mientras el público en las áreas libres bailaba alrededor saltando y cantando con su último aliento; antes de que me pudiera percatar Masamune y yo habíamos sido arrastrados por ellos para ser incluidos en aquel ridículo ritual.

Mis pies chocaban con fuerza en contra del pasto, mis hombros se estrellaban con los demás sin que lo pudiera evitar, mi garganta ardía ante los afónicos gritos que arrojaba cuando el cantante del grupo pedía que lo acompañáramos, los acordes de la guitarra electrizaban hasta mi último poro, el sudor se comenzaba a hacer presente en mi frente; esta ridiculez  era muy divertida.

Cerré mis ojos consintiendo que esas melodías fueran lo que tomará posesión de mis pensamientos relajando mis músculos, una tonta sonrisa se esbozó cuando la sangre me burbujeo y el pecho me cosquilleo por haberse librado de esas cadenas de cristal; por haber sido capaz de quitarme el estrés para compartir un rato a su lado.

Entre esa multitud habían un par de chicas repartiendo botellas de cerveza y refrescos para el acalorado encuentro, al ver como Masamune tomaba una y se le tragaba sin respirar escogí hacer lo mismo permitiendo que ese amargo liquido ardiendo destrozará toda mi garganta y mis sentidos se noquearan con un repentino mareo.

“¿La están pasando bien mis viejos novatos?” Pregunto el cantante de lacios cabellos negros, con euforia respondimos un grito al unísono “¡Bien! Me gusta verlos así de animados” El guitarrista le hizo una seña con la mano indicándole que se acercara para susurrarle algo al oído.

“Me hacía falta un momento así” Musito el más alto a mi lado tomando otro trago de la botella, permitiendo que el líquido se deslizará por la comisura de sus labios para cristalizar su cuello; él podía enloquecerme a su merced, gatillar las chispas de mis ennegrecidos pecados, volverme un esclavo de sus ególatras deseos; él siempre ha tenido ese poder.

“Mi amigo me acaba de informar que quiere tocar un tema más o menos romántico ¿Están de acuerdo?” La respuesta no existió tan solo otro aullido incoherente por el éxtasis “¡A buscar pareja entonces!”

Antes de que pudiera reaccionar el hombre de preciosa mirada miel me había cogido de la cintura y apegado a su pecho en busca de crear alguna especie de seguro entre nosotros, cada uno de mis músculos se destrozó al sentir como sus manos me recorrían con tanta confianza.

“¿Qué haces?” Le pregunte sin disimular el pánico en mi voz “Tú odias esta clase de cosas cursis Masamune, podemos ir a comer algo en este rato” El mayor tomó mi mentón hipnotizándome con sus felinas e intensas orbes para después rozar mis labios.

“Quiero bailar contigo” No vacilo o me esquivo como le era común “Desde que lo hicimos en la graduación lo he querido repetir” Tan solo me pude ruborizar con fuerza y asentir con la cabeza gacha por la pena.

Cuando la canción empezó con un grito casi animal del baterista sus caderas se comenzaron a restregar en contra de las mías y sus manos a juguetear con mi cuerpo delineándolo con seducción, no me resistí, no me opuse; solo me deje llevar por sus masculinos movimientos y moldear por sus arrogantes ansias.

La sangre me quemaba las venas con sus roces, mis sentidos ya no respondían al encontrarse inundados por el alcohol y ese exquisito perfume de nostalgia, mis ojos no se podían apartar de esa mirada cazadora ni de desear grabar este momento para el resto de la eternidad.

Mis problemas pronto se esfumaron, los temores de fracasar, la amargura por haber manchado mi promedio con esas mediocres notas, mi familia, la ruptura, todo él lo borró con una sonrisa resplandeciente y una mirada galante que comprimieron mi corazón.

Él me dio vueltas aferrándose a mi vientre con ambos brazos y apoyando su cabeza sobre mi hombro, moviendo ambas caderas al lento y tortuoso ritmo de las notas musicales. La oscuridad, el ambiente, el sabor de la cerveza en mi boca, mis manos apoyadas sobre las suyas; esto siempre fue lo que deseé.

“Parece que te estas divirtiendo” Musito en mi oreja estremeciendo hasta mi médula espinal.

“Si me vas a molestar mejor” Sin poder terminar ese gruñido él me volteó para quedar de frente sin detener ese frenético vaivén “¿Masamune?” Él tomó mi mentón alzándolo para robarme el aliento con sus tentadores labios de menta.

Enrollé por inercia mis brazos alrededor de su cuello y presioné mis pestañas saboreando aquella toxica sensación, permitiendo que él llenará y desbordará todo lo que era con sus eléctricas caricias y descarados toques.

El beso adquirió una intensidad que jamás había percibido, sus labios devoraron los míos con ansias e impaciencia, su lengua me dominó al recorrer y marcar cada parte de mi cavidad, su saliva mezclada con la cerveza fue lo que enloqueció mis sentidos; unas agradables y destructivas cosquillas conquistaron mi cuerpo volviéndome un mártir de este amor.

Al apoyar mis manos sobre su pecho sintiendo la increíble rapidez de su latido él se apartó con una sonrisa desbordante de satisfacción ante el intenso rubor sobre mis mejillas y la atontada expresión que debí haber dibujado.

“Aun no me acostumbro” Un pequeño tartamudeo salió con esas palabras, ni siquiera la multitud empujándonos o el cambio de ritmo en la banda me distrajo.

“¿Te desagrada?” Negué con la cabeza “Entonces lo seguiré haciendo hasta que te acostumbres a verme de esa manera” Sonreí acurrucándome en su pecho sin saber cómo reaccionar ante lo irónica y amarga que era nuestra situación.

Continuamos bebiendo y bailando hasta que la oscuridad tuvo el dominio completo del lugar y los gritos adolescentes se convirtieron en el acorde de las irritantes melodías; temblé asustado cuando de la parte de atrás de la multitud nos mojaron con una manguera industrial para que no nos diera calor en pleno festejo, él más alto bufo molesto al ver mi deplorable apariencia y mis incomodas ropas pegadas.

“Sí quieres me quito el suéter y tú lo vistes para que no estés tan incómodo” Mi rostro rápidamente hormigueo ante la idea de que él quedará con el pecho expuesto por mi culpa.

“Estoy bien” Mi respuesta pareció desagradarle pero no dijo más.

Seguimos bailando con torpes saltos, cantando con gritos de muerte debajo de letras sin sentido siendo pronunciadas por un par de amateurs, los de cursos superiores nos mojaron en repetidas ocasiones como si fuéramos ganado incitando que la locura siguiera, cuando me encontraba completamente empapado él me sacó de la multitud para ir a secarnos al fuego.

Junte mis puños en busca de generar calor abriéndonos paso hacia una de las improvisadas e ilegales fogatas, antes de poder llegar volví a temblar al sentir como un chorro escurría por mi espalda y descendía colándose por mi pantalón.

“Parece que sí se divirtieron con la banda” La burlona voz de Kirishima provoco que Masamune frunciera el ceño “No pensé que te importara mojarte más después de como quedaste” Se mofó observando con orgullo la pistola de juguete que tenía entre sus manos.

“Si estamos yendo hacia la fogata es porque nos queremos secar” Bramó enfadado el azabache sin romper el intenso tacto visual.

“No seas amargado Takano, es un reventón, cojan algo de comer, beber y quédense a ver la otra función de fuegos artificiales” Nos recomendó extendiendo los brazos de manera despreocupada “Sera divertido”

“¡Zen!” El rostro lleno de frustración del de cabellos negros de hizo presente “Deja de estar de vago, tú organizaste la fiesta, al menos asegúrate que los refrescos alcancen para todos” Yokozawa al percatarse de mi presencia me sonrió  enseñándome unas gigantescas ojeras antes de entregarme un flojo saludo “Perdónenme pero me debo llevar a este irresponsable”

“Por favor” Gruño el de preciosa mirada miel para tomarme de la mano y sentarnos el rededor de las potentes y peligrosas llamas.

Apoyé mi espalda en contra de un roble plantado en mitad de la facultad, me incline y extendí mis manos sobre mis rodillas para que el calor secará mi camisa en ese mágico ambiente, deje que un suspiro de alivio escapará cuando su mano se posó en mi rodilla y su cuerpo se apoyó sobre mi hombro derecho.

“¿Recuerdas esa fiesta que dieron a principio de año?” Baje la cabeza perdiéndome en las formas que el fuego tenía para ocultar la nostalgia “¿Esa en donde conociste a ese idiota?” Reí por la celosa manera de llamar a quien alguna vez sostuvo mi corazón y lo dejo caer.

“Sí” Me limite a responder.

“Sabía que querías besarme” Me trate de apartar para huir por la pena sin resultado al ser abrazado con dominio “Y en el fondo sabía que yo quería besarte pero no lo hice por temor” Su juguetona tonalidad cambio a una áspera y seria “Nunca más dejaré que algo así nos pasé Ritsu, jamás permitiré que pongas esa cara de decepción” Sus yemas rozaron mis mejillas electrizando hasta mi cordura.

“¿Vale la pena nombrar algo que pasó hace tanto Masamune?” Su aliento acaricio mi nariz, el ritmo de mi respiración se había descompasado con furor, unos infantiles nervios me poseyeron al apreciar que el fuego que se reflejaba en esas doradas orbes no era el de la fogata.

“Soy tu persona incondicional porque es conmigo que puedes hablar de todos los temas sin miedo o pudor; quiero limpiar todo malentendido antes de voltear a un nuevo capítulo contigo” Nuestros alientos se mezclaron, mi cara se calentó por su cercanía, mis manos no quisieron apartarlo al entrelazarse con sus dedos.

“Tengo miedo de tomar carreras separadas” Confesé sometido por su mirada “¿Qué pasará si nos distanciamos más por la falta de tiempo? Yo no soy un chico equilibrado, no puedo priorizar y temó apartarte de mi lado” El solo rio impregnándome de un amor que creía muerto, entregándome sus armas para quedar expuesto en plena batalla.

“Aunque no te pueda ver en meses te seguiré amando” ¿Cómo puede devastarme con una simple frase? “Comprenderé si no tienes tiempo para mí porque eres una persona sumamente exigente, sé que las notas te importan mucho” Su sonrisa no se borró “Yo seré flexible con tus horarios, nunca te dejaré plantado a la hora que acordemos, buscaré las maneras de ayudarte y no te forzaré a escoger” Hundí mis hombros en esa húmeda camisa sin poner resistencia a su agarre en mis mejillas.

“Eso me hace quedar como un egoísta” Mi histérica risa no ayudo “No voy a dejarte toda la carga a ti, también debo poner de mi parte” Su dedo índice sobre mi boca detuvo esas estrelladas palabras.

“Ritsu te conozco desde que somos niños” Sus labios besaron mi frente “Sé cómo eres en el tema del estudio, no te pediré que cambies, estoy seguro que en un par de meses estarás repleto de textos y libros y ni tiempo para un mensaje vas a tener” Una cruel verdad que trataba de ignorar por mi obsesiva personalidad “Solo quiero que comprendas que en mí siempre vas a encontrar un apoyo incondicional” La caja de mis temores se había abierto dejándome desnudo en frente él, ya no había marcha atrás.

“¿Qué hago si fracaso en mi nueva carrera?” Sus ojos se abrieron con incertidumbre.

“¿Qué?” Balbuceó.

“¿Qué hago si lo odio?” Pude percibir como mis ojos ardieron por culpa del pánico que había reprimido “Si no puedo con la presión, si me terminan enfermando los temas, si fracaso” Perdí el aliento ante esa expresión “¿Qué hago si descubro que no estoy hecho para esto?” Sus hombros se relajaron, sus manos no se apartaron de mis mejillas, su cuerpo tan solo me abrazo con más fuerza.

“Buscamos otra opción” Murmulló con tranquilidad “No te sientas presionado a acabar algo que detestas, solo ve probando, y si no es lo tuyo me tendrás a mí de soporte para buscar tu sueño” No pude esconder mi tonta sonrisa de enamorado ante esas dulces palabras “No se trata de encontrar el camino correcto, se trata de formarlo mediante errores”

“Gracias” Musite cerrando mis parpados para recostarme en su hombro sabiendo que sin ese hombre ya me habría devastado.

Siempre tan comprensivo, tan dulce, tan único; Masamune es el único que me puede calmar en estos momentos de histeria, es más que mi familia, es más que una amistad; él es indescriptible, un travieso mohín se dibujó en mis labios al comprender esa enfermiza necesidad que él tenía por denominar como ambiguo lo de nosotros, ahora lo comprendo.

Esas cosas como el miedo y el pavor no van a desaparecer porque las expectativas son muchas; fue un golpe demoledor el haber soñado toda una vida con literatura para aborrecerlo, es intimidante haber sido forzado a elegir una segunda opción y ahora lazarme a ella sin conocimiento previo, lo único que en estos instantes me trae paz es que él no se apartará; sin él no me podría mantener de pie.

En medio de la oscuridad, la música y el éxtasis observamos un rato los fuegos artificiales maravillados por la forma en que una capsula de color creaba tan celestiales y hermosas figuras, siendo envueltos por una comodidad y confianza que pensaba que se había perdido entre nosotros; estoy nuevamente cayendo por él.

Después de una hora apreciando divertidos la pirotecnia nos devolvimos a nuestro apartamento abrazados, escondidos en el manto de la noche omitiendo el temor que ambos sufríamos porque al contrario le ocurriera algo; es peligrosa la dependencia.

Con pasos acelerados, corazones descompasados, y un ansioso agarre llegamos a nuestro apartamento en donde apenas cruzamos la puerta él me sometió con una deliciosa presión en mis labios y un posesivo mimo en la cintura.

Cerré los ojos permitiendo que él guiara los movimientos de mis piernas, consentí que el aliento me fuera arrebatado por su inasible lengua electrizando hasta mi último pensamiento con sus lascivos toques e instinto animal; me percate de donde me encontraba cuando escuche el rechinar del colchón y sentí la dura textura de mi cama chocar con mi húmeda espalda.

Sus manos se apoyaron en mi pecho tratando de desabrochar los botones pegados con el agua con dificultad, las mías estaban temblando sobre las frazadas quizás de temor, tal vez de ansiedad; ya no importaba, lo único que me permití hacer fue disfrutar del goce que ese hombre me provocaba y escuchar el estridente latir de mi palpitar.

“Ritsu” Musito apartándose para capturar mi oreja entre sus dientes tirando levemente de esta, consiguiendo que un penoso jadeo fuera liberado “Me he estado conteniendo como no tienes idea cuando te tengo cerca, he tratado de reprimirme porque no te quiero forzar a nada pero ya no puedo más” Alcé mis pestañas nervioso siendo rebalsado por lo que era él.

“Yo” No supe cómo seguir.

“Me estoy muriendo por poder tocarte” Mis orejas ardieron con esa segura declaración, su cuerpo se apoyó sobre el mío ubicándose entre mis piernas “¿Puedo?” Sus manos se metieron dentro de mi camisa electrizando hasta el último poro de mí ser.

“Esa clase de cosas” No fui tan fuerte como para sostener una mirada “Ya no tienes por qué preguntarlas” Y aun así pude apreciar como una sonrisa satisfecha se trazaba sobre sus labios.

Él tiro con fuerza de mi camisa aflojando los botones para dejarme indefenso a su merced, su boca volvió enviciar y a sentenciar la mía, sus dedos sobre mi húmedo cuerpo me estaban enloqueciendo forzándome a rogar por más de este amor.

Su amargo sabor a cerveza mezclado con su espesa y dulce saliva me enloqueció; su lengua jugaba de manera traviesa con la mía retándola a una batalla de dominio que ya tenía perdida, sus dedos se apoyaron en mis pezones erectos por el frío para derretirlos con esos salvajes toques de fuego.

El vientre me cosquilleó con cada uno de sus tactos, la sangre me ardía, la cara se me había calentado con una insoportable presión; estaba perdido; mis piernas temblaron separándose para darnos más cercanía al sentir como me pellizcaba con malicia.

Sus dientes apresaron mi labio tirando de el para descender hacia mi cuello y clavar sus colmillos como si fuera un animal, sus manos tiraron mis pezones con fuerza, su lengua se paseó hambrienta por las gotas de nervios, sus dientes me rasgaron sedientos por la lujuria, él sorbió con tanta intensidad que podría haber jurado entrar en la locura.

Ansioso le retiré el suéter dejando expuesto su trabajado, perfecto y fuerte pecho, con las manos me dedique a recorrer todo su abdomen saciando un anhelo que tanto tiempo me atormento; con vergüenza posé mis labios sobre su cuello imitando con torpeza sus movimientos, tratando de manchar esa perfecta piel con ligeras y tímidas mordidas.

Me separé aterrado cuando sus caricias se congelaron para quedar paralizado por la resplandeciente sonrisa que me entrego “Pareces bastante ansioso” Musito con arrogancia observando con orgullo la tenue mancha cerca de su hombro.

“Claro que” Sus dientes mordieron mi pecho, sus labios succionaron hambrientos, su aroma me envolvió en un toxico encuentro.

“No tienes idea de cuan ansioso me siento yo” Murmullo satisfecho por el tono granate que había adquirido mi piel; presionando mi entrepierna a través del pantalón con su traviesa mano “Nunca te he deseado tanto Ritsu” Nuevamente caí por él con tan solo un par de palabras.

Su dientes rozaron mi cadera con sensualidad, su boca dejo un camino de húmedos y marcados besos por todo mi abdomen hasta llegar a mi pecho en donde saboreo mis pezones, sus manos me trataban de quitar el cinturón consiguiendo que unas infernales cosquillas recorrieran todo mi vientre para rebalsarme con la excitación.

El ruido de mi pantalón cayendo al suelo con el tacto de sus manos recorriendo mis piernas me trajeron de regreso a la realidad, me mordí el labio con angustia centrando mi atención en el techo al sentir como él presionaba mi hombría sobre mi ropa interior condenándome a un dulce sufrimiento; una insoportable presión fue lo que me ahogo.

El bóxer se deslizo por mis muslos, me estremecí al percibir su fría respiración chocando contra  mi intimidad, antes de que pudiera reaccionar él se encontraba lamiendo mi miembro con una demente lentitud provocando que cientos de agujas se clavaran en mis músculos, que la sangre me desgarrará hasta convertirse en cenizas en mi vientre; un placer indescriptible me azotó.

“Para” Jadeé al sentir como sus labios apresaban mi hombría mientras su lengua recorría de forma traviesa toda mi extensión, con un escalofrió en la espalda me senté sobre las sabanas encontrándome con esa felina y profunda mirada atenta a mis reacciones.

La tensión crecía con cada segundo, mis piernas temblaban sin que lo pudiera evitar ante las sensaciones que él me provocaba, me estremecí al sentir como rozaba con sus dientes mi miembro solo para después seguirlo recorriendo, pronto una tibia sensación dominó mis emociones, una insufrible presión encendió una pesada muerte en sus labios.

Sin que lo pudiera evitar acabé por correrme en su boca con un desesperado suspiro, agotado  eché la cabeza para atrás cayendo rendido una vez más en el colchón provocando un estruendoso rechinar de los resortes.

El azabache con una actitud impregnada por el orgullo y el dominio se repasó la boca con la lengua para después regalarme una arrogante sonrisa desbordante de satisfacción; el aire se me fue de los pulmones ante la lujuria con la que tenía encendida sus orbes doradas, sabe cómo hacerme enloquecer.

Él besó mis piernas hasta llegar a mis músculos en donde nervioso se detuvo a acariciarlos para quitarse el pantalón junto con la ropa interior liberando su excitada hombría, mis ojos se encontraban empañados por el éxtasis y la pasión esperando ansiosos  el siguiente movimiento.

 Mis mejillas ardieron cual lava cuando sintieron como sus manos agarraban mi trasero levantando sin pudor mis caderas, apoye nervioso los codos sobre la cama antes de que una dolorosa y rígida intromisión hiciera presión en mi entrada.

“Relájate” Gruño antes de cerrar los ojos y dejar escapar un suspiro placentero al abrirse paso en mi interior.

“M…Masamune” Lo llamé  apretando las suaves sabanas, intentando separar las piernas para que el contacto fuera más sencillo.

El azabache tomó mis caderas entre sus manos recorriéndolas de manera traviesa, me beso los labios superficialmente en señal de apoyo antes de comenzar con ese desgarrador vaivén entre nuestros cuerpos; el ambiente ya no se podía soportar.

La sangre me burbujeaba con sus feroces estocadas, el dolor se convirtió en una lenta y dulce muerte en la que me codiciaba poder fundir, mis manos pronto se aferraron a su espalda clavándose de esta para volver a perecer en sus labios.

Podía  percibir como hasta mis orejas habían enrojecido por culpa de la vergüenza, como las gotas de sudor se habían hecho presentes en todo mi cuerpo mezclándose con las de él por eso hambrientos movimientos, podía apreciar como su respiración golpeaba mi cuello mientras su mirada me absorbía en esa intensa oscuridad y no lo detuve.

“Me gusta ver tus expresiones” Jadeo de imprevisto besando mi nariz con galantería.

“¡No!” Cuando trate de cubrirme el rostro él me tumbo en la cama para volver a devorar mis labios.

Su lengua me devastó con su venenosa esencia desmoronando todo a mí alrededor, el tiempo se paralizó en ese infierno de placer con esa brusca intensidad, podría percibir como mi sangre pasaba a través de mi garganta junto con un estruendoso latir; me estaba perdiendo.

Un gemido ahogado murió en nuestras bocas, sus manos recorrían mi espalda electrizando mi columna, su cálida temperatura me asfixiaba; aspiré su adictivo aroma a menta mientras  se abría paso por mis entrañas con una fuerza animal fundiéndonos en este derroche de moralidad.

Las cosquillas en mi vientre intensificaron cuando su mano comenzó a masturbar con brusquedad mi hombría; sus dedos recorriendo mi extensión, sus ansiosos movimientos, sus dientes mordiendo con recelo mis labios, era mucho como para poderlo soportar; tan solo pude presionar mis parpados y consentir que un par de lágrimas de éxtasis y gozo corrieran por mis pómulos.

“Ritsu” Me llamó besando esas finas gotas por mis enrojecidas mejillas sin dejar de enloquecerme con los toques en mi hombría “Concéntrate en mí, no en el dolor”

“No” Un gemido salió con esa palabra “Esto se siente muy bien” Suspiré incitando a que sus embestidas me destrozaran, a que él me marcará.

Enredé mis piernas en su cintura, solape mis labios con los suyos, clave mis uñas en sus cálidos y húmedos hombros mientras las sensaciones ya no se podían tolerar, con un fuerte espasmo azotando mis poros me corrí en su mano tensando mis músculos.

Él gruño acariciando mi vientre para aumentar la velocidad e intensidad de sus movimientos; ambas respiraciones ya se habían fundido al igual que el ritmo de nuestros corazones, nuestras manos se encontraban entrelazadas al igual que nuestras miradas, sus cabellos jugueteando se pegaban en su frente con esas intensas embestidas.

El hundió sus uñas en mis caderas antes de acabar en mi interior con un ronco murmullo, me sonroje cuando un caliente liquido inundo mi ser y una expresión se pura satisfacción se tatuó en esas masculinas y perfectas facciones.

“Eso fue increíble” Musito agotado dejándonos caer a ambos en mi cama “Jamás había sentido tanto” Insistió apoyándome sobre su pecho, acurrucándose a mi lado sin dejar de acariciarme.

Sus ojos me absorbieron debajo del manto de la oscuridad, aunque estábamos desnudos con la piel cristalizada por culpa del sudor no tenía frío a su lado, mi intenso latir me alertaba de las emociones que con tanto esmero había ocultado temiendo caer en esta tentación.

“Ritsu no te voy a dejar, no tengas miedo por favor” Una amorosa sonrisa fue intercambiada “Pasé lo que pasé me mantendré a tu lado, no correré de lo que estamos teniendo” Aunque yo era una persona con carácter pesimista elegí creer en esas hermosas promesas.

“Y yo me mantendré al tuyo” Murmullé apenado ocultando mi rostro en su agitado pecho; abrazando con timidez su vientre para poder finalmente descansar envuelto por esa agradable calidez.

“Te amo” La boba sonrisa con la que me embeleso me lo confirmo; mi mirada sincera de enamorado fue la que respondió.

Notas finales:

Yo soy partidaria de que uno vive un gran primer amor, me gusta bastante esa creencia, sin embargo, si pienso que se pueden amar a distintas personas de forma romantica en diversos contextos, solo quiero aclarar que aunque las cosas ocurrieron como en contexto de fiesta la entrega si tuvo su significado para ambos.

Takano ha sido una persona que a pesar de la tontera cometida en los primeros capitulos destila amor por el castaño, a él le dolio esa relacion que llevo con Usami y no se aparto, en esos momentos dificiles en donde uno anda depresivo e idiota no lo dejo y ahora lo esta apoyando ¿Como no despertar ilusiones y cariño? Era cuestion de tiempo para volver a confiar.

Espero que haya sido de su agrado


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).