Todo era un caos, todo en su vida lo era. Loki casi quería soltar una carcajada ante la situación, ya le resultaba irónico que todo en su vida desde que tenía consciencia terminará de la misma forma, como si cada sendero terminara desembocando en el mismo desastre.
-¿Ya nos es costumbre encontrarnos en situaciones de crisis, no es así Thor?-Sonrió pulcramente el Dios del caos mientras su cuerpo se ponía a la defensiva.
-Hermano, no tengo tiempo para esto- Thor afianzo el agarre de mjolnir.
El viento rugía en su alrededor, todo Asgard se sacudía con el clima, gotas ligeras se esparcían entre ambiente y un frío tremendo se apoderaba del Reino a cada instante.
-Nunca has tenido el tiempo- Dijo Loki para luego retroceder dispuesto a marcharse.
El Dios del trueno estaba desesperado, había acudido a Asgard después de haberla abandonado para hacer una nueva vida al lado de la mujer que amaba y luchar por el Reino que juró poroteger al lado de sus nuevos y peculiares compañeros. Heimdall le había alertado atónito sobre el caos que se levantaba en el Reino Dorado. Una enorme embestida climática, como ninguna antes, había azotado Asgard, el problema yacía en que la causa no vislumbraba a simple vista, pero quien debió hacerle frente era el Rey de aquel sitio: Odín.
¿Pero que podía hacer un cadáver de sangre real contra la catástrofe? ¿Cómo podía Heimdall no haber notado semejante tragedia?
Thor palideció por el comentario de su hermano, en su mente se cruzaron las palabras “nunca has tenido el tiempo”, su corazón dio tumbos figurándole que saldría de su pecho y recuerdos empolvados del pasado relucieron en su consciencia –Loki ya para, no me hagas esto-. Susurró Thor casi como un suplicio –Te creí muerto, te creí digno y redimido ¿Y ahora?, ahora vienes frente a mi acompañado a la destrucción ¿y me pides tiempo?, solo dime, ¡¿qué has hecho esta vez?!-
El compañero de la destrucción dirigió su altiva mirada al Dios, le miro con odio, como ya había acostumbrado –Creíste lo que te pareció conveniente y ahora prefieres creer en lo que resalta a simple vista, crees lo que es más fácil creer, te es mejor cerrar los ojos y culpar al primero cuando los abres, ¡basta ya de esa fe falsa que tienes de mí! ¡Basta ya de mostrar sentimientos hacia mí que no tienes! ¡Ve, anda, lárgate y predica tu falso sentir a otro lado porque has errado en el culpable! ¡O ven y mátame para que tu estúpida consciencia se satisfaga por fin!-. Grito Loki con enojo y demencia, sus manos empuñadas estaban blancas por la fuerza y sus uñas estaban tan encajadas en sus palmas que casi sentía sangre correr por el dolor, pero no era aquello lo que más le dañaba sino su interior, como siempre era ese corazón que nunca pudo arrancarse el que más le dolía.
Dientes blancos y amenazantes relucieron entre los labios de Loki, su mirada furiosa contemplo a Thor, le miro tan ferviente y firme como siempre, fuerte y alto como en el pasado y seguro y fiero como en cada batalla -¡Mátame ya! Deshazte de este monstruo con el que asustan a los niños-. Aquellas palabras se escaparon de Loki con ardor y casi como tortura, habían sido inintencionadas, habían sido sinceras, ya estaba cansado de esta realidad en la que había terminado.
Thor nunca despejo la mirada de su hermano menor, ese que no tenía su sangre pero si su cariño. Una punzada ataco de nuevo su pecho y sintió todo a su alrededor temblar, perdió la noción de si la causa era debida a la acalorada pelea verbal o al problema naciente en Asgard, pero de lo que estaba seguro era de las palabras de Loki, le creía, ¿Por qué? Se preguntó así mismo, ¿Por qué seguía creyendo en él? ¿Por qué si le había mentido tantas veces siempre terminaba cayendo? ¿Era tal vez el creer que debajo de ese odio aun podía ver al niño con el que creció y jugó? Y entonces sus dedos amenguaron la fuerza y mjolnir resbaló de entre ellos cayendo al suelo, el ruido fue sordo.
-Perdón- susurró Thor, como deshaciéndose de su orgullo - Te estoy culpando sin saber nada al respecto-. Sus palabras adquirieron mayor volumen y sus pies avanzaron hasta Loki, quien ya estaba avanzando lejos de él. Tomó su hombro para hacerlo girar y verle a los ojos, las pupilas de Loki yacían brillantes por lágrimas que amenazaron en salir. Algo dentro de Thor se rompió con esa imagen-Nunca he sido cuidadoso con mis palabras ni mis acciones, te pido perdón Loki-.
El cielo se ilumino con un rugido y estremeció la tierra, los suelos se sacudieron con ferocidad y los pies de ambos Aesir titubearon ante el bamboleo. Loki aprovecho para retroceder del agarre de Thor, la cabeza le daba vueltas y no sabía cómo reaccionar a la disculpa del mayor, no quería fingir que todo significaba nada después de aceptar las palabras pero tampoco quería negar aquello que necesitaba desde hace tanto tiempo.
-Loki no te vayas-. Suplico Thor recobrando a su martillo.
Loki avanzo sin titubear, había venido a Asgard con el propósito de deshacerse de Odín y tomar el trono tras fingir su muerte, pero algo en todo eso no había funcionado, no había contemplado que una vez llegando a Asgard todo sería diferente, todo en él y su entorno habría cambiado.
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Thor se marchaba frente a mí, caminaba con la decisión de un Rey, pero había declinado al trono por una mujer, había rechazado todo por una vida nueva, y ahora le veía partir con una efímera felicidad, mi disfraz de Odín no podía ocultar el dolor que sentía al verlo, pero no entendía porque si ya había conseguido deshacerme del futuro Rey desapareciera no podía vivir la dicha que esperé. A mis ojos era deplorable verle abandonar lo que siempre añore.
Camine con paso firme por las salas del palacio dorado, mármolcubría los suelos y oro los pilares y muros. Entre a la habitación del soberano, del caído Odín. Contemple con frialdad el cuerpo de quien tanto dolor sembró en mi pasado; mis manos se empuñaron y asesté un golpe salvaje e irracional contra la pared.
Ira corría por mis venas, coraje por ver al hombre que odiaba caído por las manos de un desconocido. Ese a quien tanto rencor profese yacía tirado vulgarmente a mis pies, regrese de la pelea contra Malekith añorando la gloria de una pelea contra el viejo regido, el acabado Odín, y termine encontrando el trabajo hecho, regalo nada satisfactorio.
Una amarga sonrisa se dibujó en mis labios, tal vez nunca sería capaz de devolver todo el sufrimiento que me habían provocado, nunca tendría la oportunidad de sacar el puñal que se encajaba con los años en mi pecho, mismo que destrozaba y se enterraba a su paso con avaricia.
Lleve mi mano a la muñeca de Odín, busque su arteria radial y no encontré pulsación, definitivamente estaba muerto. Apreté los dientes con rencor, mire la habitación como buscando al culpable, fue tal mi coraje que mi magia disipo el disfraz debido a la perdida concentración. Rehuí cada espacio del lugar buscando algo que delatara al culpable, con cada segundo que transcurría mi desesperación aumentaba, quería hacer pagar al responsable, quería saber el propósito de su atrocidad y no habría negociación ni titubeo, aquel sufriría tanto que desearía haber perdido la vida antes que meterse en los planes del Dios del engaño, le haría implorar a la mismísima Hela para que le robara la vida en lugar de enfrentarse a mí y el castigo que le deparaba.
Llevaba casi media hora desperdiciada en el lugar cuando un calor casi imperceptible fue detectado por mi cuerpo cercano a la puerta del balcón. Con una rápida imposición de manos y un simple conjuro se dejó ver un rastro ligero de luz violeta. Mas rabia corrió por mi ser y adrenalina comenzó a tomar su lugar, aquel paso de luz era nada más y nada menos que es rastro de la magia proveniente de una gema del infinito y no era cualquiera, era la del espacio, aquella que daba a su portador habilidad de existir en distintos espacios, incluso los más lejanos del universo.
-¡Thanos!-.Gruñí.
Calor se apodero de mi cuerpo y corrió desde mis pies hasta mis dedos, con rabia libere esa magia que bailaba y se agitaba sin control en mi interior, arruiné los muebles de la habitación, se molieron con la energía fugaz y mi corazón terminó agitado y latiendo con fuerza queriéndose salir y recordándome lo voluble que se puede llegar a ser víctima de los sentimientos.
La puerta resonó, un guardia llamo buscando ayudar al Rey, el sonido de mi descontrol llamo la atención de la guardia real, con más resignación que enojo retome el disfraz y le aleje del lugar. Ahora solo quedaba mantener el teatro hasta saber cómo enfrentar a Thanos.
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-¡Loki! ¡No puedes dejarme así!-Clamó Thor mientras alcanzaba al menor y le tomaba con brusquedad de la muñeca.
-¡Déjame!-Loki deshizo el agarre y mostro los dientes -¡Vete! ¡Déjame! ¡Deja Asgard como lo hiciste la última vez! No te intereso antes y ahora no veo el por qué debería ser diferente-. Sus manos temblaban, era impotencia y coraje, le invadía una enorme necesidad de abofetear al glorioso Thor.
-¿Puedes dejar eso?, Loki no quiero pelear quiero hacer algo y al parecer eres el único que sabe que ocurre, dejemos esta riña para después-. Pidió Thor con calma.
-Dejemos lo que importa para después, enfrentemos el verdadero problema después, siempre eres igual Thor-. Loki sonrió y sacudió sus ropas como deshaciéndose del tacto del Dios del trueno -Veras, mientras preferías andar jugando al héroe en Midgard, aquí pasaron muchas cosas-. Loki cedía, cedía porque en verdad necesitaba a Thor, porque lo que venía no tenía precedentes y no estaba seguro de lo que ocurriría adelante, no quería aceptarlo pero necesitaba al Aesir que se hacía llamar su hermano.
-¿Qué cosas?, Loki ayúdame a ayudarte, ayúdame a salvar las tierras de nuestra infancia, ayúdame a rescatar al hermano que perdí-. Thor quiso sostener la mano de su hermano pero éste la quito, impidió el agarre y le sostuvo la mirada con aquellos ojos que siempre le quitaron el aliento.
Loki trago saliva, el sabor era amargo, el sabor de la sinceridad queriendo aflorar y el sentimentalismo de aquellas últimas palabras de Thor “ayúdame a rescatar al hermano que perdí” le casi robaron el aliento -Tu Padre, el Padre de Todo murió, fue Thanos quien le asesino y sospecho que es el quien está causando esto-.
Thor rechino los dientes, no esperaba que el problema fuera tan grande ni que traspasara las fronteras de los Reinos a grado de involucrar a Thanos -¿Cómo es que no me entere de mi padre?-.
Loki rehuyó de la mirada de los cerúleos ojos del mayor -He tomado su lugar, uso su forma para gobernar, nadie querría un monstruo a cargo y tu no planebas volver-.
Y todo tomo sentido en la cabeza de Thor, el por qué prospero el Reino después de mi partida de tal manera que parecía que Odín era otro, por qué escuchó de tantos tratados de Asgard con reinos tan tajantes como Jotunheim, el porqué de la seguridad más eficaz y el porqué de la comprensión de Padre de Todo con respecto a su decisión. En todo aquello Loki estuvo presente y es que Thor nunca dudo de que fuese él un aspirante al trono más adecuado que el mismo-¿Por qué no me dijiste nada?-.
-Te respondo lo que ya sabes o prefieres que hablemos de la gema que posee Thanos-. Loki cruzo los brazos esperando una respuesta, el palacio crujió alrededor de ambos, los terremotos cobraban mayor intensidad.
-La gema-. Thor hablo entre dientes casi negándose a cambiar de tema.
-Thanos tiene la gema del espacio y no sé cuántas más-. Loki ladeo su rostro y avanzó para que Thor le siguiera, caminaron por las estancias en medio del caos hasta llegar a la habitación que una vez perteneció al menor.
Loki colocó sus manos en las puertas que habían estado selladas por años, suspiró un hechizo y se abrieron de par en par frente a ambos.
-Ha pasado mucho tiempo desde que no entraba aquí-. Habló Thor con calma rompiendo el silencio sepulcral.
Loki asintió, dolía aceptar ese hecho pero había evadido aquel lugar por huir de los recuerdos. Las manos níveas del menor buscaron en la estantería hasta parar en un libro que saco de entre las filas de libros y le lanzo sobre su vieja cama. Thor no perdió de vista ni un gesto del menor. Loki soplo la pasta y polvo se esparció, luego una leve luz verde comenzó a escapar con intensidad entre las páginas amarillentas. El libro se abrió por sí solo, dejando al descubierto una hoja que mostraba rocas y runas, rápidamente estas imágenes cobraron vida y surgieron como proyecciones en la habitación.
-¿Siempre has podido hacer esto?-. Pregunto Thor sorprendido mientras contemplaba la magia de su hermano. Loki asintió en respuesta.- ¿Por esto te la pasabas metido leyendo siempre?-
Loki sonrió, sonrió con sinceridad como hace mucho no hacía, extrañaba la voz cordial de Thor, esa relación de amor-odio que siempre compartieron desde la niñez, esos elogios que se daban el uno al otro, ese cariño y comprensión encontrado en cada palabra, odiaba admitirlo pero le dolía que Thor se hubiese rendido en buscar al verdadero Loki que yacía enterrado y herido muy en su actual yo –Sí Thor, por eso leía siempre mientras jugabas a las espadas con tus brutos amigos-.
Ambos rieron al unísono, con diversión y paz en medio de las risas.
-Esos brutos amigos, como les llamas nos han ayudado miles de veces-. Respondió Thor a sabiendas de que llevaba las de perder en el juego de palabras, pero disfrutaba el volver a las viejas andadas.
-Que sean prácticos no les quita lo brutos-. Ambos rieron al compás de nuevo.
Loki avanzo hasta la imagen de una roca, era ovalada y bien perfilada de los bordes, tenía un color violeta y brillante como si se iluminara con fuerza propia. La mano diestra de Loki apunto la roca-Esta es la gema que posee Thanos, es la única de que estoy seguro tiene en su posesión-. Hablo Loki con seguridad como la que tiene un experto en su campo.
-Existen seis gemas del infinito, todas son iguales a esta, sus colores varían, pero el poder que poseen es muy variado y difícil de contener y usar, juntas en una sola persona representan la perdición del universo-.
Thor le miro con expectación, había olvidado esa sensación que transmitía Loki, esa de que no importa que tan mal vayan las cosas el siempre sabrá o creará un plan para salir de apuros. Era un sentimiento que había enterrado en lo que llamaba pasado.
-¿Qué tienes Thor?-. Preguntó Loki buscando respuesta o señal de inteligencia en Thor que vislumbraba perdido pensando en quien sabe Hela qué.
-Pienso-.Thor titubeo- Pienso en lo que fuiste para mí, lo que eres para mí ahora-.
Loki soltó una carcajada, el por su parte se había olvidado del grado que tomaba la sinceridad de Thor, abriendo así de rápido y sin tapujo.- ¿Y qué soy para ti ahora?-. Sinceridad en su estado más puro.
Thor le sostuvo la mirada, aquel encuentro duro segundos, ninguno desistió hasta que Thor se atrevió a responder- No lo sé, eres tanto a pesar de todo-.
“A pesar de todo” Loki frunció el ceño, él sabía que se refería a los acontecimientos que le llevaron a ser encerrado en las mazmorras de Asgard –Sabes no sé el por qué me interesa, pero ten por seguro que esta pregunta regresará y yo querré respuestas claras-. Aclaró Loki y Thor asintió.
Un sismo más fuerte sacudió la habitación y todo Asgard, Thor corrió para empujar a Loki y tirarlo lejos hasta chocar con una estantería. Thor se había abrazado del menor para recibir el impacto y Loki estaba decidido a protestar por la bárbara acción pero rápidamente sus ojos se posaron en el candelabro de cristal que yacía roto en donde segundos antes él estaba parado. Sus ojos esmeraldas se cruzaron con los de Thor y con avidez se deshizo del agarre del mayor.
-Gracias-. Fueron las palabras de Loki emitidas en un apenas audible tono.
Thor sonrió, no necesitaba nada más.