La tierra crujió y se abrió bajo los pies de Loki. El sonido de una trompeta se esparció por los aires, era el aviso de lo inminente; un desastre.
Loki ignoró la grieta que se abría debajo suyo para alcanzar el brazo de Thor, le tomó con fuerza y le jaló con seguridad para sacarlo del palacio.
-Debemos irnos- Gritó Loki mientras corría con su hermano tras de sí.
Los pilares bamboleaban y con ellos el techo y candelabros, el sonido del mundo rompiéndose a su alrededor era lo único a su paso.
-Loki- Gritó Thor cuando se dirigían a la salida. -¡Detente! ¡Quiero que pares!-.
El Dios del engaño detuvo sus pies haciendo fricción contra el mármol, su rostro tenia pintada una mueca indescifrable que Thor quisó entender como una mezcla de consternación y enojo. Thor no entendía como ese rostro angelical había sido el autor de tantas atrocidades, como esos ojos se habían sumido en tanto dolor frente suyo, cómo no lo notó y cómo no hizo nada para impedirlo.
-¿Qué demonios pasa Thor?- Cuestionó Loki con tono irritado.
-No puedes salir así del palacio-. Thor poso su mano en la mejilla de su hermano –Me dijiste que todos piensan que eres Odín-.
Una pulcra sonrisa se dibujó en el rostro del Dios del engaño, agradecía el consejo, estaba agradecido y satisfecho en el fondo. Bastaron segundos para que esa cara desapareciera y se tornara arrugada y bien conocida por los hermanos. Una vez sumidos en la ilusión ambos salieron a los jardines del palacio.
A cada paso Loki sólo podía pensar en la sensación de su mejillla, era un calor extremo el que le invadía en su rostro y agradecía que su magia no demostrara su verdadera apariencia, seguro era un desastre. Se reprendía así mismo por valorar un simple gesto, pero hace tantos años que no sentía un gesto de cariño de su “hermano” que ya ahora le resultaba una novedad. El sentirse querido, el preocupar a alguien, el sentir que alguien piensa en ti, todo eso era abrumador y estaba haciendo estragos con su interior.
Guardias esperaban en los jardines, aguardaban instrucciones del Rey.
Los ojos de los guardias, del falso Odín y Thor, se posaron en el cielo. Las nubes bamboleaban con los fuertes vientos y el manto azulado que acostumbraba ser el cielo ahora estaba decorado de matices negros y rojos. A la mente de Loki le recordó el terreno seco y hostil de Helheim.
-Lleven a la población a un lugar seguro, lejos de las edificaciones y mar- Clamó Odín. Thor le observó orgulloso de las decisiones que tomaba su hermano, tal vez todo este drama y lucha pasada pudo ser contenida.
Los guardias asintieron y corrieron con el sonido de sus armaduras perdiéndose a la distancia.
–Hijo mío, necesito que busques el epicentro del sismo- Ordenó Loki en la forma de Odín.
-¿Sabes que no necesitas llamarme así cuando estamos solos tú y yo?- Respondió Thor riendo.
- Thor mueve tu ridículo martillo y apresúrate a hacer lo que te pido- Reiteró con sorna Odín. Thor quería protestar, quería ver el rostro de su hermano antes de partir, quería verlo “por si acaso” no regresaba; así había pensado hace centenares de batallas, con el tiempo dejó de preguntarse si no regresaba y hoy, hoy volvía esa sensación de querer regresar por alguien, de tener quien te espera.
Loki negó con su cabeza, negó la petición del mayor, no se iba a arriesgar a perder todo por lo que había actuado por el capricho del “glorioso Thor”.
Un trueno bajó hasta el brazo alzado de Thor, cuando el intenso voltaje alcanzo a mjolnir Loki perdió de vista al Aesir.
-Ya era hora que estuviésemos solos su alteza- La voz que se escucho al oído de Loki fue sencillamente conocida, ese tono sarcástico empleado pertenecía a su vieja y “querida” amiga.
-Y ya era hora de que mi traidora amiga me honrara con su más que dichosa presencia- El disfraz de Odín nuevamente se disipo.
-Loki basta de juegos- El tono de la mujer se torno agresivo –Sabes por lo que estoy aquí-.
-No en realidad no lo sé, querida- Exclamó Loki quien se acerco a la hechicera. –Tal vez estés aquí como zorra en celo en busca de mi hermano, pero creí que habrías aprendido de la última vez que él no caería así de bajo- Loki sujeto sus manos por la espalda mientras la mujer mostraba los dientes. -¡O Espera! ¡¿Estás aquí buscando algún beneficio por mi posición?-. Loki se acerco peligrosamente a la mujer –Lamento decirte que no hago tratos con arpías-.
La mujer mordió su labio inferior y casi gruño conteniendo la ira –Espero algún día te muerdas esa ponzoñosa lengua- La tierra se sacudió con menor intensidad a las anteriores pero la mujer no mermo su plática –Para que te informes querido Rey, he venido para recuperar una joya que pertenece al hombre para quien trabajo-.
Loki soltó una sonora carcajada –Amora amiga mía ¿Ahora trabajas con la basura de Thanos?- Loki le empujo con malicia del hombro. –Creí que eras más lista como para trabajar para alguien así, te pensaba más sabia como para venir a enfrentarte a mi- No pasó ni un segundo para que la mujer se abalanzara contra Loki, el príncipe le evadió con gracia y diversión mientras colocaba su mano en la espalda baja de la mujer dejando en esta una marca formada de runas.
Amora gruño y cayó en la tierra, su cuerpo se hizo pesado y no pudo moverse ni un poco.
-No lo intentes linda, te coloque un encantamiento que se alimenta de tu energía, cada vez que luches más débil terminaras- Loki avanzó lejos de la mujer, misma que tiempo atrás se proclamo su amiga y misma de la cual aprendió muchos de los trucos sucios que sabía.
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-¡Madre! ¡Madre!- El grito resonaba por los dorados pasillos del palacio de Asgard.
La luz de la mañana apenas acariciaba las copas de los árboles que rodeaban el palacio, las estancias se encontraban sumidas en el silencio, pero la quietud fue arrebatada por los pasos acelerados concernientes al primogénito de Odín.
Frigga, Reina y esposa de Padre de Todo abandono su lecho al lado de su marido para acudir al llamado de su hijo. La mujer abrió la puerta de su habitación y se encontró a su pequeño hijo mayor bañado en sudor, jadeaba como cachorro y se apoyaba en sus rodillas para tomar aire.
-¿Qué ocurre cariño?- preguntó un poco asustada.
-Es Loki- Respondió Thor casi quedándose a medias por la falta de aire. –No lo encuentro-.
Frigga suspiró, la Diosa ya estaba acostumbrada a esta situación en la que su hijos reñían, el problema era el cómo lo asimilaban, Thor era más extrovertido y solía gritar o salir a entrenar para desahogarse; pero su hijo menor era lo opuesto, después de una pelea y de que su argumento final fuese dado, él solía desaparecerse, siempre en lugares apartados del palacio como para meditar, como perdiéndose.
Frigga ajusto la bata de seda blanca que llevaba puesta y se arrodillo a la altura de su hijo asustado –¿Por qué pelearon esta vez?- preguntó angustiada.
Thor ya más recuperado agacho la cabeza con pena –Fue una tontería, le dije que yo era mas fuerte, que su magia no lo sacaría de un problema real- La voz de Thor de quebró. –Estaba enojado porque el me había ganado en el juego de atrapar a la liebre y yo quería hacerle saber que era más bueno… pero termine haciéndolo sentir mal-.
Frigga sonrió con comprensión y abrazo a su hijo, a su pequeño Sol –No te preocupes Thor, no lo hiciste con la intención de herirlo, sólo ve y discúlpate cuando lo encontremos- La Reina se pusó en pie para empezar la búsqueda de su otro astro de luz, su pequeña Luna.
Ambos Aesir anduvieron por todo el palacio hasta que Thor vio en los jardines un bultito familiar montado a una rama muy alta del Sauce viejo. Thor no lo pensó dos veces y corrió al encuentro de Loki.
-¡Loki!- Gritó para llamar su atención, el aludido bajo su vista, desde la altura donde estaba Loki su hermano lucía mas enano.
-Vete Thor- Respondió tajante el menor.
-Pero quiero que me perdones, me porte como un tonto- Thor se froto las manos nervioso, no encontraba las palabras exactas. Loki le miró más atento, la verdad es que no estaba enojado, siempre peleaban por eso, pero le agradaba que el menor le pidiera disculpas. Sin mencionar que los lugares donde recurría para esconderse eran muy cómodos, como el Sauce donde estaba, en él tenía una vista asombrosa del pueblo.
-No importa Thor, también fue mi culpa- Loki le hizo una señal al mayor para que le acompañara en la rama del viejo árbol.
Thor no tardo en subirse hasta acomodarse al lado de su hermano.
-Pero quiero que sepas que si acepto que eres un tonto- Exclamó Loki. Ambos rieron.
Frigga observó la escena desde la terraza, ella adoraba como se reconciliaban, era parte de la vida de sus hijos, eran como el Sol y la Luna, cada uno tan opuesto, pero al final eran parte de un ciclo en el que se necesitaban.
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Los cabellos de Thor se sacuden, es una pelea que no tiene fin, es mjolnir a su lado contra cientos. Cientos de aquellos que le odian, que detestan su raza, son elfos oscuros dispuestos a todo por recobrar la gloria de su pasado, son cientos con la ira del dolor de su lado.
Thor no sabe de qué manera puede acabar con todo, acudió buscando el epicentro del sismo en Asgard y en su camino se encontró a las naves de Malekith. Tampoco está seguro en qué momento inicio la tormenta pero ya no siente la humedad en su cuerpo, solo percibe el calor de la batalla.
En la mente de Thor pasan muchas cosas, recuerda lo fácil que era la vida en Midgard, era una lucha simplona contra Hydra si se le comparaba con esto. Gracias a aquello había olvidado la fuerza que podía poseer y blandir con un martillo.
Sus manos están ensangrentadas, sangre de elfos que buscan lo que Loki tiene en su posesión. Como es costumbre Loki no le habló del detalle de haber recuperado la gema de mente. Loki decidió guardar ese insignificante dato, y contrario a su creencia eso dolió, le lastimo que no le contara, aun después de tanto su corazón todavía sufría por Loki.
Su cuerpo iba adquiriendo heridas, las que son de batalla, esa de la que los Asgardianos dichosos ganan en la guerra y después presumen en las tertulias con amigos y compañeros y de las que hacen historia para sus hijos y después nietos.
-¿Por qué están buscando las gemas del infinito?- Pregunta el Dios con el trueno en la mirada. Sostiene a un soldado de alto rango del cuello, su brazo derecho sostiene ese cuerpo que poco a poco pierde el aliento.
-No lo sé- Responde el elfo. Thor aprieta la garganta de su víctima. El elfo tose –Para Thanos-. Y Thor le suelta, le lanza lejos de sí.
-Espero por tu vida que hayas hablado con la verdad- Thor avanza entre los cuerpos dejando solo a quien le regala la vida –Ya estoy cansado de las mentiras y omisiones-.
Thor sabe que esas palabras era para otro, que no eran para ese que casi asesina, pero ya necesitaba sacarlas, su alma no puede con todo ese peso.
Sus botas llenas de fango y sus ropas sucias de sangre y lodo huelen mal. Su cuerpo está cansado, pero es normal, no se detiene hasta acabar con los elfos, uno por uno, nave por nave, es él contra cientos.
Termina con ellos, siente el terminar con una raza ya de por si en extinción, pero es su reino contra el de ellos.
Thor observa a mjolnir, tiene sangre de elfo en las runas, la lluvia no se lleva el mal sabor de boca que acaba de ganar y emprende el vuelo de retorno con su hermano. Atraviesa los cielos de Asgard y aprecia el espacio que lo rodea y es ahí donde lo nota.
Nota que Yggdrasil se tuerce en sus ramas, es el espacio rompiéndose frente a sus ojos, una fractura en la realidad que se extiende. No hay palabras para explicar el terror que sintió Thor. Miedo por perder su mundo y los otros, por no existir dejando tanto inconcluso, decepcionado de que pueda acabar y el no haga nada, es tanto y todo se limita a un malestar en su estomago.
Thor ya bastante molesto continua surcando el infinito para encontrarse con Loki. Tiene muchas interrogativas en su mente y quiere respuestas y las quiere ya.
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El cielo continúa derramando lágrimas y Loki corre hasta las caballerizas, sabe que la presencia de Amora es un mal presagio. Su cabello ya esta húmedo y sus ropas también, no siente el frío ni le molesta la sensación.
Ya en el establo tomó a su caballo, ese de siempre que le figuraba desafiante pero seguro, su pelaje era tan negro que a la luz brillaba cual topacio. Ese caballo había sido un regalo para Odín tiempo atrás cuando aún luchaba por ser digno de su vista, ahora el corcel volvía a su dueño y amaba la sensación.
Loki subió a Sleipnir con avidez sin importarle que no estuviera ensillado y lo guió por el Bifrost. Las herraduras del caballo chocaban con fuerza en el puente y acompañado del chasquido que producían llego con rapidez hasta el portal del Bifrost.
El Dios del caos bajó agitado mientras se aseguraba que lo que resguardaba en sus ropas aún siguiera ahí, sentía aún mas mojada la túnica dorada y su cuerpo ya esta escurriendo pero lo importantes es que la reliquia seguía bajo la tela ubicada por su abdomen. Se adentro al portal esperando encontrarse a Heimdall, pero solo vio sangre y signos de pelea.
Loki apretó los dientes, él sabia que la batalla que venía iba a darse, pero no pensó que fuese tan rápido.
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Thor encuentra a Loki, está parado como un árbol seco en medio del Bifrost. El cielo sigue rugiendo y esto tiene a Loki empapado, ensimismado en sí. Thor se detiene a su lado, le mira absorto en quien sabe qué. Gotas rápidas y fuertes corren por su rostro, a Thor le figuran lágrimas de su hermano.
-¿Qué tienes?- Se atreve a preguntar Thor mientras limpia las gotas del rostro del otro sin mucho resultado.
Loki parpadea como recobrando la consciencia. Le mira con esos ojos verdes que roban la atención.
-Arruine todo- Y la voz de Loki parece quebrada –Es Thanos, viene por mí, se deshizo de Heimdall para abrir el portal con ayuda de Amora…de seguro esta camino para acá y por culpa mía Asgard entero perecerá-.
Thor se siente mal, casi se olvida de todo el odio que le llego a infundir ese hombre pero sigue sin entender porque después de tanto le sigue queriendo –Aún tiene remedio Loki-.
-Sí lo tiene- Sus ojos están perdidos, es el dolor de tantas cosas acumuladas en su interior.
La mano nívea y húmeda de Loki busca dentro de sus ropas, rehúye entre la túnica dorada que usa y encuentra la gema.
-Tómala- Loki sostiene el puño de Thor y lo abre dejando en su palma la gema de la mente –Su poder es inmenso, pero sé que podrás lidiar con eso, después de todo eres Thor-.
Thor no deja de mirar el brillo de la gema, la tiene en sus manos y no puede creer que Loki confié en él cuando minutos atrás él no lo hacía.
-Quiero que te vayas, necesito que te alejes con ella, no permitas que Thanos la posea- Loki sonríe mientras habla –Vamos Dios del Trueno, sé el fuerte hombre que todos necesitan-.
-¿Y tú que harás?-.
-Ya no tengo tiempo de hacer mucho así que hare lo que pueda para proteger a Asgard- Loki miró el cielo de tormenta –Es lo mínimo que puedo hacer, después de todo mi vida no tiene ningún valor-. Loki está herido, toda su vida término así, como un criminal y hoy está dispuesto a morir para terminar con todo, para saber que no siempre fue el monstruo que creyó que era. Para redimirse, aunque sólo él y Thor terminen sabiéndolo.
Y Thor entendió todo, entendió a lo que iba. Loki le estaba pidiendo huir y dejarle para pelear en una batalla en las que las llevaba de perder.
-No- Respondió Thor. El Dios del engaño enfureció, golpeo el pecho del mayor y le recrimino.
-Sólo estamos perdiendo el tiempo, está por llegar y no estamos haciendo nada por impedirlo-.
-Si tu plan es bueno aceptaré irme, si no lo es me quedaré contigo a morir-.
-¿Acaso estás loco? ¿La lluvia se llevo tu cordura?- Loki froto su cien –Quiero pelear hasta llegar a Thanos, trataré de negociar con él… sé que no tendré éxito porque no puedo ofrecerle mucho, pero intentare asesinarle ahí- Loki apretó los labios formando una fina línea –No tengo nada más, es todo el plan, así que vete y llévate el cuerpo de Amora, esta por los jardines, sácale toda la información que puedas y ve y busca a tus amigos de Midgard, les ganaré tiempo- Loki suspiro y empujo a Thor como animándolo a marcharse –Confía en mí, no quiero morir como el traidor que todos creen que soy, con que tu conozcas quien soy en realidad será suficiente-.
Thor no tenía nada pensado pero la idea no sonaba tan mal, a sus oídos y razón era lo mejor, no podía darse el lujo de perder la gema, pero tampoco quería desistir a abandonar a su hermano, no ahora que veía al hombre que quiso por tanto años volver.
-Volveré por ti- Thor tomo a Loki por las mejillas y le plantó un beso, uno que él otro no rechazo, sus labios chocaron con los fríos del otro, fue fugaz, fue un suspiro, pero fue el mejor suspiro de todos –Prometo volver por ti, solo resiste-.
El rostro de Loki era solo una sonrisa rota, del tipo que no espera nada más, pero su mente era un caos. Su corazón de puertas cerradas y colores opacos se abrió, una lágrima cayó fundiéndose con las gotas de la lluvia.
Thor le sonrió con amor, se relamió los labios saboreando el sabor de aquel que tanto amaba y por el que tanto lucho. Se sentía estúpido por haberlo notado hasta ahora pero era cierto, siempre amo a ese que creció con él y siempre tuvo tantos sentimientos hacia él que iniciaron como algo simple y ahora evolucionaban a esto, ese beso era la culminación de tanta duda y cobardía en su interior.
No quería irse pero cada segundo era un desperdicio. El Dios del trueno blandió a mjolnir y desapareció en la tormenta, se fue con lo que Loki buscó en tantos años y dejo en el príncipe la misma sensación de siempre, el sentimiento de pérdida.