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El Perdedor por Whitekaat

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Notas del capitulo:

Son sólo 3 capítulos de este mini fic :c, así que sólo falta uno más y la historia finaliza *todo se derrumbó dentro de mi, dentro de mi*

CAPÍTULO II

NOMBRAMIENTO

 


 

Era día de celebración en el santuario y una muy grande, tres personas serían celebradas ese día con banquetes, música, alegría y risas, algo que no ocurría muy a menudo en tierras del santuario estaba a punto de suceder, soldados y santos llegaban frente a la estatua de la Diosa  como si de una peregrinación se tratara, muchos corrían otros gritaban, todo debía ser perfecto y así el patriarca lo exigía, los protagonistas ya se encontraban en sus posiciones esperando que el hombre de casco dorado comenzara a hablar, el silencio se esparció sobre los presentes ante la señal del hombre a la cabeza de tierra santa,  su voz era quebradiza, senil, pero no por eso carecía de fuerza.

 

El azul cubriendo sus cabezas, el cielo despejado casi perfecto para la ocasión, el sol no abrumaba con su calor, la brisa acariciaba de manera suave los rostros de los presentes, un acto solemne de sumo respeto, era el inicio de una nueva era, nuevas direcciones, nueva voz de mando y nuevos caballeros para la protección de del santuario. Cuatro personas sobre el escenario, al centro el patriarca Shion portando su característica casco de oro, unos cabellos castaños obscuros y junto a ellos unos más claros de mirada verdosa, fiera, fuerte y valerosa, al costado derecho una larga cabellera azulada, ojos del mismo color que aparecía disfrutar de cada segundo de lo que sus pupilas veían, el oro que portaba deslumbraba  a los presentes y estos admiraban a cada uno de los hombres que estaban parados frente a ellos.

 

— Estamos aquí reunidos por algo sumamente especial, para celebrar a estos tres hombres que con su lealtad, justicia y amor por la Diosa Atenea han logrado estar parados frente a ustedes— sólo se escuchaba la voz del patriarca resonar en el lugar, ningún otro ruido era apreciable y si existiese alguno, nadie podría notarlo ya que todos los presentes estaban hipnotizados por la voz de Shion y el dorado de las armaduras.

 

— Kanon, el nuevo santo que llevará  la armadura de géminis y quien habitará el templo de los gemelos. —Kanon dio una reverencia ante la santísima presencia mientras tras de él todos los caballeros lo aclamaban con gritos y alzando sus puños al aire, no había nada que pudiese sacar la sonrisa desde los labios del de cabellera azul petróleo, pero si lo había y era algo lo cual no procuraba recordar, al menos no en esos momentos de su gloria, Saga no acabaría con sus momentos, el recuerdo de su hermano no interferiría con su felicidad, con su salud y con sus ambiciones nunca más, al fin tenía aquello por la cual su hermandad se había quebrado, aquello por lo cual Saga había perdido la razón y todo ese dorado color ahora le pertenecía única y exclusivamente a él, al gemelo que vivió en las sombras y en el anonimato bajo la perfección de su gemelo.

— Aioria, caballero dorado de Leo, nuevo santo dorado y protector del quinto templo. —Las ovaciones no dejaban de ser fuerte frente a su nombre, la misma intensidad de los gritos vibraba contra los pilares, estaba orgulloso de sus logros y de sí mismo, pertenecía a los caballeros dorados de Athenas al igual que su hermano mayor, no podía estar más feliz, su arduo entrenamiento, crecer lejos de todo problema mundano y sacrificar la posibilidad una vida normal, con problemas normales; había valido la pena todo el sacrificio al sentir el apoyo y admiración de sus compañeros, era el nuevo caballero de Leo y se prometía ser el mejor de todos lo que alguna vez existieron o existirán.

 

— Y por último pero no menos importante…mi cuerpo se vuelve viejo con cada día y ya es hora de que yo descanse, quiero aprovechar de proclamar al nuevo patriarca del santuario quien tomará mis deberes y los guiará en esta nueva era, Aioros de Sagitario. —Shion quitó el casco dorado de su cabeza dejando caer sus largos cabellos tras su espalda, puso la ornamenta sobre el castaño terminando el ritual de traspaso de mando frente las miradas atónitas de todos los caballeros, el ex patriarca fue el primero en hacer una reverencia frente a él y luego de aquello vió como cada uno de los presentes posaba una rodilla sobre el suelo, adorándolo a él como el nuevo sabio al mando, ya no era Aioros de Sagitario, ahora todos se le dirigiría a él como “El patriarca Aioros”, la frase no le agradaba del todo pero supuso que se acostumbraría al nombre, ahora una gran responsabilidad descansaba sobre sus hombros y desde el momento en que Shion puso ese casco sobre su cabeza tomó la decisión de proteger a todo ser que viviera bajo su protección y proteger con su misma vida a la Diosa Atenea.

 

***º***

 

El festejo era digno de los dioses,  el comedor del templo patriarcal rebosaba de vida, se ahogaba en risas producidas por el alcohol y atosigaba de los más exquisitos manjares que se pudieran probar, no todos podían ser invitados al festín pero no por ella era un numero pequeño o reducido de gente, la mesa larga estaba llena de lado a lado tanto de personas como de comida, no existía un protocolo, eran hombres de guerra, de batallas y de fuerza uno que otro mantenía su compostura y comía pausadamente pero el resto distaba mucho de aquello, bocas, manos e inclusive codos manchados con comida, platos que se alzaban como una torre antes ellos llenos de todo lo que  había en la mesa, otros luchando por un pedazo de pollo, ya no parecían estar en Grecia, era Asgard para los presentes.

 

Aioria se levantó de su puesto tambaleándose, con calor, con su vejiga hinchada y a punto de estallar por el exceso de alcohol, a pesar de que no podía llamarse exceso, lo que él tenía era poca resistencia frente a la bebida, una vida dedicada a los entrenamientos y las batallas producían que su cuerpo con tan sólo unos vasos de licor sintiera los estragos y síntomas que produce. Se levantó sin pedir indicaciones, no conocía el interior del templo del patriarca, había estado apenas una vez entre esos muros pero creía que encontrar un baño no sería tarea difícil, o al menos eso fue lo que había pensado.

 

Se había perdido por culpa de los largos pasillos similares, por lo grande que era el templo y por su incipiente estado etílico, los pasillos parecían cada vez más alejado, ya no estaba seguro si es que encontraría el baño en esa dirección y si es que sería capaz de volver al comedor; una voz lo sacó de sus pensamientos de desorientación, un tarareo de una canción la cual no conocía, era una voz extraña, no podía identificar si era un chico o una chica, era demasiado masculina para ser la de una mujer pero a la vez no tan varonil para pertenecer a un hombre.

 

Las luces de la antorcha dejaron ver una hilera de celdas, era una prisión escondida en la misma casa patriarcal y probablemente muy alejada de la zona principal del templo, con cada paso su pecho se aceleraba, la canción se oía cada vez más cerca y más melancólica, el pasillo estaba repleto de olor de velas y una sólo una de las celdas parecía estar más iluminada que las otras, se acercó con sigilo hasta encontrarse a un chico.

 

Su ropa no lucía gastada, no parecía ser sólo un prisionero más, estaba muy limpio para ser uno, lucía demasiado pacífico dentro de una celda y las paredes rayadas demostraban que había pasado demasiado tiempo dentro de ella, sus cabellos eran azul índigo y era idéntico a Kanon, menos fornido, más serio una versión mejorada de Kanon y a los ojos ebrios del león lucía perfecto.

 

 

 


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