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Footing por Amok Scarlet

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Notas del fanfic:

Es una historia que se me ocurrio cuando se me ocurrio ir a correr, espero les guste

Los personajes de Naruto son de Masashi Kishimoto

Como todos los días desde que me mude a este lugar, salgo a correr todas las mañanas, a las 6 para ser exactos, y como siempre cuando salgo hay un chico que veo en la pista del parque, me ha llamado la atención, corre con su perro, un labrador color chocolate de ojos color miel, pelaje largo, el chucho es muy amable y alegre, corre suelto junto a su amo de cabellos rubios, piel tostada y unos hermosos topacios por ojos que me hunden en sus mares, será estúpido de mi parte decir que me enamore desde la primera vez que lo vi, pero fue especial, al menos para mí, y eso que no soy cursi, pero de verdad que desde esa vez no he podido dejar de buscarlo, un accidente, casualidad, destino, lo que sea, pero si no hubiera sido por eso nunca lo hubiera conocido y sería la misma persona frígida que he sido durante mis 25 años de vida, no tengo pareja actual, y si he tenido, solo un revolcón y nada más, un montón de mujeres que no se resisten a mis encantos, los hombres me tienen envidia, yo tengo un cuerpo perfecto, hasta las moscas me veneran, los ancianos desean ser como yo y todas las mujeres de cualquier edad babean por mí.


Pero ese rubio ni me pela, ni su perro me hace caso, ¿Cómo es posible que no caigan a mis pies? ¿Qué no saben quién soy yo? ¡Soy Uchiha Sasuke! ¿Qué no lo ven?


Para que me entiendan les contaré como he llegado a este punto de mi vida en el que yo, un Uchiha no sabe qué hacer y es frustrante porque nunca me había pasado…cof… cof… como decía… cuando me mude a este lugar, por razones de trabajo, me ascendieron dentro de la empresa de mi hermano, yo no aceptaba que me dieran privilegios por ser hijo del presidente por lo que entre como un simple empleado y gracias a mis grandes habilidades logre estar donde estoy, ahora soy gerente de relaciones exteriores y me trasladaron a Nagano, en la zona norte, yo andaba por Shizuoka, me mude cerca de un gran parque, por costumbre salgo a correr, después de arreglar la casa donde viviría a partir de ese día, que me tomo casi tres días entre lo que iba a la oficina, pues no pude salir, ya al cuarto día, pude salir a correr, como amo las mañanas, el viento fresco golpeando mi cuerpo, el cielo aclarando anunciando un nuevo día, mis pies moviendo la tierra, una sensación hermosa.


Ese día salí con mis pants negros, playera gris, sudadera negra, mis tenis azul oscuro y mi iPod, empecé con el estiramiento, una vez listo empecé con un trote suave, poco a poco empecé a subir el ritmo, como dije es una pista, atraviesa el gran parque por el centro de este, en forma recta, iba como por la mitad de mi camino y un perro que salió de quien sabe dónde casi me tira, yo solo insulte al perro y al estúpido dueño de este


— ¡Maldito perro!


— ¡Oye! Qué no sabe lo que hace — fue la primera vez que escuche su voz, yo veía al frente, el perro después de casi tirarme se sentó y se rascaba las orejas, jadeaba y movía la cola larga que traía como plumero de un lado a otro, volteé a ver al dueño del can, casi se me va el aire cuando lo vi, polo blanco, shorts naranjas, traía una banda en la muñeca, una cadena atravesaba su cuerpo (la correa del perro), sus cabellos rubios y sus intensos ojos azules, pero me recompuse al instante


— A ver si educas a tu perro


— Qué está bien educado — camino hacía el perro y se hincó acariciando la cabeza del perro que estaba súper feliz por el trato de su amo hacía él — ¿verdad muchacho? — Y el perro ladro contestando la pregunta de su amo — ¿Ves? — me volteo a ver


— Si claro, por eso casi me tira — le conteste molesto


— Es que hoy está feliz de regresar a casa, cuándo se pone así es difícil de controlar, pero siempre es muy obediente


— ¡Anda tú dobe! — Y seguí corriendo escuchando como me gritó


— ¡Teme! — lo vi pasar con su perro delante de mí y mire su espalda, el can iba a su lado, se veía tan atractivo, yo me quede atrás, bien pude rebasarlo pero me encantaba esa imagen de él corriendo junto con su perro, se detuvieron a la mitad de la pista y yo seguía corriendo no quería que supiera que lo estaba mirando


Se adentraron a la zona verde, había varios equipos de ejercicio, saludo a unos chicos que estaban ahí, no los pude ver bien en ese momento, pero a parecer eran amigos, se reían y jugaban con el can, yo seguía corriendo, termine de dar la vuelta y di una más, cuando volví a pasar por ahí ya no estaban, termine esa vuelta y volví a hacer estiramientos, camine a mi casa y me serví algo de agua, me la bebí y me metí a la ducha


Fui a trabajar y ya al día siguiente que salí a correr lo volví a encontrar, esta vez iba delante de mí, me empecé a cuestionar si hablarle o no, pero él se me adelanto y como el día anterior me quede viendo su espalda, los días siguientes a ese paso casi lo mismo, al final me di cuenta de la rutina que llevaba, los lunes, martes, jueves y sábados se encontraba con sus amigos y el resto solo corría con el can, como tuve curiosidad por saber desde qué hora estaba ahí, decidí salir más temprano que de costumbre, llegó como a las 5:30, como siempre hice mis estiramientos y lo miraba de reojo, lo vi jugar con el perro, parecía que luchaban, el perro se le aventaba y él lo tiraba al suelo, así estuvieron un rato, yo iba a empezar a trotar, me metí a la pista y me empecé a alejar, al poco rato lo vi rebasarme, era viernes se juntaría con sus amigos, a las 6:30 vi que unos ya estaban ahí, el rubio hablaba con ellos, el perro se quedó sentado mirando como hacían lo suyo, yo andaba cansado, una hora más de ejercicio afecta el cuerpo, me tire al suelo, me quede recostado y cerré mis ojos escuchando mi música, hasta que sentí un lengüetazo


— ¡Maldito perro! — le grite levantándome de sopetón, y pasándome la manga de la sudadera por la mejilla


— ¡Thai! — Supuse era el nombre del perro — eso no se hace chico — le palmeo la cabeza, el can bajo las orejas — perdón, él no acostumbra hacer esto


— Vale — el sol ya estaba más brillante, me levante tan rápido que me cegué por un momento, casi me caigo de no ser por el rubio que me atrapó con su cuerpo, su pecho subía y bajaba, su corazón latía rápido


— ¿Estas bien? — Me dijo — no deberías de levantarte tan rápido


— Perdón — todavía no me soltaba y yo no me quería alejar, pero se acabó, ya cuando vio que estaba bien me soltó y se fue con su perro


— Nos vemos — y se fue trotando, sentía mi cuerpo caliente, sentirlo tan cerca fue… tan inesperado que todavía siento el calor de su cuerpo y su respiración


Pasaron varios días, en los que solo lo vi corriendo y juntándose con sus amigos, que eran… uno con peinado de tazón, todo negro y unas cejotas; otro de cabellos largos, amarrados en una coleta con dos mechones a los lados de ojos blancos; otro de cabellos igual castaños pero recogidos en una coleta que parecía piña; otro que también traía un perro blanco, de cabellos castaños y unas marcas triangulares debajo de los ojos; un pelirrojo de ojos verdes y uno más de cabellos castaños algo gordo, cuando pase una vez un poco más tarde que de costumbre los vi haciendo boxing, los perros echados en el piso, esa imagen que tuve del rubio peleando con el cabeza de tazón, fue tan impresionante, esquivaba fácilmente los ataques del otro, sus cabellos saltando y el sudor de su cuerpo, ¡Dios no me castigues!, se me hacía agua la boca de solo verlo, su cuerpo bien formado, el sudor que empapaba su playera, quería correr y tocarle esos músculos, todos bien distribuidos y nada en exceso, perfecto, seguí en lo mío, corriendo, me detuve un poco más adelante y calme mi respiración.


Ahora regresando al presente, ese rubio no me ha vuelto a dirigir la palabra y lo veo todos los días, corriendo o con sus amigos, y yo me muero por hablarle y hacer que se fije en mí, y aquí estoy, más temprano que otros días son las 5:30 y está helando, bueno que no esté nevando que si no me muero de hipotermia, ¡Y ahí esta!, estoy nervioso por la locura que estoy haciendo, pero si no lo hago, no lo haré nunca


— Hola dobe — me voltea a ver, se levanta, estaba agachado acariciando la pansa del perro, que también me ve cuando no siente la mano de su amo


— Teme — ya que no conocemos nuestros nombres, pero eso no evita que me moleste, me acerco a él todavía más y sin darle tiempo de hacer nada, le tomo el rostro con mis manos y le estampo un beso, sus labios son suaves y firmes, empiezo a jalar sus labios con los míos, no sé en qué momento cerré los ojos, siento como coloca una mano por mi cintura pegándome a él, siento como me muerde el labio, abro la boca dejándole entrar en mi cavidad, pasea su lengua y no me quedó atrás, empezamos una pelea por el dominio, con una mano aprieta mi culo y gimo, abro los ojos y él me está mirando con deseo y algo más que no se describir — creí que me harías esperar más — yo lo miro sin entender


— Tú — le digo — ¿sabías que yo…?


— Si no me dejabas de mirar — me dijo pícaramente mientras se relamía los labios — ¿Acaso creíste que no me daba cuenta?


— Supongo, ya que ni me hablabas — le reprocho, de haberme dado cuenta…


— Solo quería ver qué harías — me contesta y me suelta


— ¿Y si no lo hacía? — le cuestiono


— No lo sé — baja los hombros — tal vez me hubiera buscado a una chica — estira la mano a la cabeza del can que estaba a lado y le acaricia, yo también quiero que me acaricie y no solo la cabeza


— ¿Eh? — Lo miro furioso — Estas jugando conmigo ¿verdad?


— Claro que sí — eso me dolió, pero no se lo mostrare


— Pues ve y búscate a la chica, que la pases bien — me doy la vuelta para irme de ahí, me jala la muñeca y me voltea hacía él, atrapándome con su brazo y colocando su mano en mi mejilla


— Pero quiero jugar contigo — dice con voz sexy, siento que cuela sus dedos por el borde mis pants, sus dedos fríos me sacan un gemido — tú también quieres jugar conmigo ¿me equivoco? — susurra en mi oído haciendo que me estremezca, paso mis brazos por su cuello besando su lóbulo


— Si quiero — respondo y lamo su oreja, me suelta y me jala la muñeca, yo ando shockeado por la acción, mis pies se mueven por pura inercia, veo que el perro nos sigue, bueno lo sigue a él, paramos en frente de una casa blanca con azul de puertas negras, las abre, hay un patiecito en el frente, pasamos por otra puerta, veo un juego de sillones, tres para ser exactos, la televisión, volteo a la derecha y una sala, sigo siendo arrastrado, pasamos por la cocina y subimos las escaleras, el perro se quedó en la sala, abre una puerta y veo unos muebles mientras yo veo a mi alrededor siento que me avientan, caigo en blandito, la cama con sabanas verdes con manchas naranjas


— Ahora sí, juguemos — me dice y salgo de mi shock, este hombre me arrastro hasta su casa, iba a responder pero atrapo mi boca con la suya, siento sus manos subir por mi torso, llegando a mis tetillas y masajearlas con locura, sacándome un gemido que ahoga nuestro beso, se separa de mis labios y siento como besa mi cuello, lo muerde, no puedo evitar volver a gemir, me quita la playera y yo le quito la suya, jala mis pants y yo su short, besa mi clavícula, sus manos juegan con mis bóxer, delineando con sus dedos la tela que separa mi piel de la suya, jalando el resorte y haciendo que pida que me los quite, va bajando con besos por mi torso, llega a mi ombligo y juega con el metiendo y sacando su lengua, sus manos recorren mis muslos, las mías se hunden en sus cabellos, siento como jala mis bóxer, me levanto un poco para ver su cara, con los dientes va bajando esa tela que separa mi sexo de su cuerpo, termina por quitármelo con las manos, acariciando mi ingle, lentamente hasta tomar mi pene con sus mano y la otra paseándose por mis caderas — quítamelos — me pide, llevo mis manos a sus bóxer quitándoselos torpemente y veo como sonríe, una sonrisa completamente sexy


— Ahh — no puedo evitarlo, la mano que se paseaba llego a mi trasero, que fue apretado, me suelta el glúteo que fue apresado y me ayuda a quitarle los bóxer, su pene saluda con honor a mi desnudo cuerpo, grande, rosado y delicioso, me quita el aire de solo verlo, él se da cuenta y se inclina susurrándome al oído


— ¿Te gusta? — Siento como lame mi oído y muerde el lóbulo, con sus manos juntas nuestros miembros, rozándolos y sacándome otro gemido — ¿Lo quieres?


— S… sí — le contesto, yo ya no puedo más y me vengo, arqueando mi espalda y juntando más mi cuerpo con el suyo, tratando de recuperar la respiración el me mira, parece que le molesta algo y termina por decidirse


— Teme — dice con voz dulce — dime tu nombre — ciertamente yo tampoco sé el suyo aunque es raro pedirlo durante el sexo


— Sasuke, también dime el tuyo


— Naruto — sonríe y me vuelve a besar — quiero que gimas mi nombre — pide cerca de mis labios


— Naruto — suspiro y me vuelve a besar, siento que unos dedos acarician mi pancita y se meten entre mis piernas — Ahh — gimo al sentir unos dedos húmedos que se pasean por mi ano, entra uno y gimo más fuerte, el dolor por el dedo intruso disminuye cuando empieza a masturbarme de nueva cuenta y besa mi cuello, un dedo más, su cabeza ha bajado hasta mi miembro, siento como lo lame, lo muerde, lo saborea y succiona, un tercer dedo y mete todo mi sexo en su boca, ¿estoy en el cielo? El placer que siento en este momento es tan grande que explotaría, dejo mi miembro, me mira


— Sasuke — decía mi nombre — tu cuerpo es maravilloso — los dedos salen y me quejo — todavía no — dice separando más mis piernas, doblándolas mientras él se coloca entre ellas, toma su enorme miembro y coloca la punta en mi agujerito desvirgado por sus dedos, entra lentamente, tortuosamente, muerdo mis labios por el dolor, él me vuelve a masturbar, relajándome — ya está dentro — dice, se queda quieto unos momentos en lo que me acostumbro, se inclina mordiendo mis tetillas, saboreándolas, yo me empiezo a moverme, empujando mis caderas hacia su cuerpo


— Muévete — pido y él lo hace, primero lentamente, luego más fuerte y rápido, pido más, mis brazos se pasan a su espalda, enterrándole mis uñas mientras me embiste, jadeando cerca de su oído, mientras gimo su nombre, el muerde mi cuello, gime mi nombre con voz ronca, ha tocado el punto que me estremece — ahí — le pido — más… ah… más…


— Estas… tan… me estas… apretando… Sasuke — gime, busca mi rostro y me besa, muerdo sus labios, siento como estoy cerca de llegar al orgasmo, me separo de sus labios mientras me arqueo, va bajando por mi estómago — ya no… — sigue masturbándome y me vengo retorciéndome debajo de él — ¡Ahh! —  lo escucho gruñir y siento como él se ha venido dentro, cae en mi pecho, nuestras respiraciones parecen una, se levanta y me besa mientras dice mi nombre


— Sasuke — su voz, sonó como si yo le perteneciera y no hubiera nadie más, se echa a un lado mío — Sasuke — repite — yo… — parece dudar volteo para ver su rostro, me mira fijamente — Te amo — ¡¿Qué?!


— Pe… pero si apenas me conoces — le digo todo nervioso


— ¿Acaso no es amor cuándo no puedes dejar de pensar en esa persona? — Iba a abrir la boca pero él siguió hablando — ¿Acaso no es amor cuándo no puedes quitarle la mirada? ¿Acaso no es amor cuándo esperas encontrártela? ¿No es amor cuándo deseas tenerla cerca? ¿No es amor cuándo quieres que te mire solo a ti? ¿No es amor cuándo deseas ser la única persona en su vida? ¿No es amor cuándo su aroma es tu aire? ¿No es amor cuándo sus ojos son tu mundo? ¿No es amor cuándo su piel es tu casa? ¿No es amor cuándo su sonrisa es tu tesoro? ¿Acaso no es amor cuándo no puedes vivir sin ella? ¿No es amor? ¿Eso no es amor? — me quede callado pensando en eso, mientras él acerco su mano a mi mejilla y la acariciaba con ternura, ¿él tenía razón?, analizando sus preguntas todo lo que yo quería, deseaba con él, era eso, ¿yo lo amo?


— Entonces… ¿yo te amo? — me miro sorprendido y me sonrió


— ¿No puedes dejar de pensar en mí? ¿No me puedes quitar la mirada? ¿Esperas encontrarme? ¿Quieres tenerme cerca? ¿Quieres que solo te mire a ti? — me pregunto todo de una sola vez


— Si — le conteste cerrando los ojos — te quiero solo para mí


— Entonces me amas — me beso los parpados y luego los labios — Sasuke — susurra mi nombre — desde que llegaste yo no he podido dejar de pensar en ti, te volviste esencial en mi vida, aunque solo podía verte en las mañanas, desde que Thai se atravesó en tu camino yo me volví tuyo


— Y yo tuyo — le respondo, miro su rostro sorprendido y sonriente


— Y tú mío — repite, me abraza contra su cuerpo, hundiendo su cabeza en mis cabellos y aspirando mi aroma, mientras yo me acomodo en su pecho, cierro mis ojos y me dejo caer en brazos de Morfeo


Cuando abro los ojos, Naruto está observándome


— Buenos días Sasuke hice el desayuno, no soy muy bueno cocinando, pero espero te guste — lo mire más detenidamente y ya estaba vestido, me levante y sentí un dolor en el trasero, maldito dobe, me dejo incapacitado, ¿qué dirán mis fans?, hasta ahora caigo en la cuenta, me acosté con un hombre, ¡Y dios que hombre!, lo disfrute, no lo niego, fue maravilloso, el mejor polvo que he tenido, ya lo hice, y me declare, ¿ahora qué? — ahora que somos amantes — ¿Amantes?


— ¿Ama… amantes?


— ¿No lo somos? — lo vi deprimirse, no creí que fuera tan infantil


— No… bueno… no lo sé, ¿lo somos? — termine diciéndole


— Yo pensé que sí, tú me amas y yo te amo, eso nos hace amantes ¿o no? — ¿No hace?


— Su… supongo — ¿cómo me puede poner nervioso?


Después de eso, bajamos a desayunar, eran las 9:47, hizo huevos revueltos con chorizo y pan tostado, algo simple, acompañado de jugo de naranja, el perro también desayunaba, por alguna extraña razón me sentía en casa, ya estaba vestido y cuando terminamos el desayuno le dije que tenía que ir a casa para enviar un proyecto que tenía que enviar hoy a las 11, me acompaño a la entrada, pasamos por el patio, tenía varias plantas y flores en él todas bien cuidadas, cuando abrió la puerta y salí por ella, no me lo creerían, pero ahí estaba… mi casa, enfrente de la suya, ¿cómo era posible?


— ¿Sasuke?


— Dobe — le conteste más por inercia que otra cosa y cuando lo volteé a ver le di un zape


— ¿Por qué me pegas teme? — se sobaba la cabeza


— No me digas que no sabías — me miro confundido


— ¿Qué debería saber?


— Esa — señale mi casa — es mi casa — él la miro y se empezó a reír — ¿de qué te ríes dobe?


— Es que… estábamos tan cerca y nunca… nunca nos dimos cuenta — trato de no reírse — pero que bueno — dijo cuándo calmo su risa — podre estar cerca de ti — me abrazo y beso la frente


¿Qué otras sorpresas me esperan?

Notas finales:

Bueno eso fue todo, espero les haya gustado

Gracias por leer


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