Ya en la noche, Hiccup regreso de sus deberes como jefe, estaba tan cansado que no comió, y se fue directo a dormir, entro a su habitación y vio que chimuelo estaba ahí en su piedra mirándolo fijamente como si quisiera decirle algo, Hiccup, solo atinó a decir –como me gustaría entenderte porque así podría saber qué es lo que siempre has querido decirme- y con esto Hiccup se durmió plácidamente en su cama.
En cambio chimuelo, solo encontró en estas palabras lo que él quería escuchar, que su jineta quería entenderlo para poder saber su pensar, se durmió con esas palabras rondándole en la cabeza.
El subconsciente es un mar impredecible y juega con nuestros deseos, pero también da forma a nuestra verdadera esencia.
Hiccup estaba teniendo un sueño que ya se había vuelto frecuente, pero por más que le daba vueltas a este no lo entendía. El sueño era este: él estaba corriendo, no sabía porque corría, pero se sentía perseguido por algo invisible, conocía a donde se dirigía, iba hacia la caleta donde conoció a Chimuelo, pero por más que gritaba, no obtenía respuesta, se sentía muy desprotegido, en las penumbras entraba y todo estaba muy silencioso, sabía que si se quedaba ahí, lo que le perseguía lo encontraría, pero lo que más le desconcertaba era que Toothless no estuviera ahí para ayudarlo. Llego sin darse de cuenta al borde del lago, y al sentir que estaba cerca lo que lo perseguía, al intentar correr para escapar, callo en el agua. Sin imaginar su sorpresa, al levantarse y ver su reflejo en el agua, no era el, era un dragón el que veía en su reflejo… pero no era cualquier dragón, era un furia nocturna, sin embargo, al ver el color se quedó sin aliento, era un dragón blanco como la nieve, con dos esmeraldas como ojos, sus ojos, a este punto del sueño, escuchaba que su perseguidor estaba justo atrás de él, y cuando lo encaraba, perdía el conocimiento, despertando a la realidad en un mar de pensamientos y emociones encontradas.
Cada vez que despertaba de ese sueño, inmediatamente miraba hacia donde estaba su dragón, este al sentir la mirada de Hiccup sobre él, habría los ojos y lo miraba con curiosidad.
Días pasaron, y cada vez Hiccup se sentía más y más perturbado por su recurrente sueño, hasta que una noche, se levantó de su cama, y bajo las escaleras, Toothless lo observo pero no le prestó atención, pues pensó que podría ir por un vaso de agua a la cocina, pero lo que él no se había dado de cuenta es que Hiccup caminaba dormido.
Anduvo por el bosque sin saber a dónde lo llevaban sus pies y sin estar consciente de sus actos. Hiccup, entre su subconsciente, sabía que caminaba, que era otro sueño y que se llevaba dejar por este, además que se sentía ligero y que sabía a donde se dirigía.
Cuando sus pies se detuvieron, ya estaba en la caleta, ese lugar especial que compartía con Toothless, de pronto abrió los ojos, pero con lo adormitado que aún seguía, pensó que estaba todavía soñando y de pronto ese sentimiento de persecución lo invadió, así que comenzó a correr, hasta caer en la orilla del lago, donde confirmo que en realidad no era un sueño, que estaba despierto y entre el pánico de saber que estaba despierto, recordó su sueño constante, que para ese entonces, parecía más bien una horrible pesadilla la cual estaban ahora viviendo despierto al 100% entonces no sabía si tenía miedo o curiosidad de ver el final de su sueño: su reflejo.
Era tanto su nerviosismo que, del miedo que tenia de enfrentar su reflejo, se desmayó. Toothless fue el que lo encontró, pues se dio de cuenta que ya había pasado un tiempo considerable y Hiccup no regresaba así que decidió buscarlo al ver que no estaba en los al rededores, lo fue a buscar al lugar más importante para los dos, la caleta.
Ahí lo encontró, todo mojado e inconsciente, con su hocico lo arrastro a un ligar más seco y como era una fría mañana, prendió una fogata para calentarlo. No sabía que había pasado en realidad, pero Toothless lo miro con mucha preocupación pues el velaba el sueño de Hiccup y estos últimos días lo veía muy intranquilo.
Más adelantada la mañana Hiccup despertó, pensando que estaría en su cama, pero se percató que estaba rodeado por las alas de su dragón que lo protegía del frio matinal. Toothless se percató que ya había despertado, así que le dio los buenos días con una de sus sinceras risas desdentadas.
Medio adormilado, sonrió a su dragón, pero a los pocos minutos el peso de la realidad callo en él, recordando que el llego ahí por su propio pie y que estuvo a punto de ver su reflejo al cual le daba miedo ver.
Cuando ya recobro todos los sentidos, se encamino montado en su dragón, cuando de repente, vio como Toothless, cambió la ruta, el mejor ya no pregunto, porque sabía que su mejor amigo trataba de hacerlo sentir mejor, después de haber tenido un raro y turbulento inicio de día. Las nubes suaves y esponjosas pasaban a su lado como un mar de espuma, donde solo era él y su dragón, y aunque sus amigos también compartieran el cielo con él, en el fondo de su alma sentía que ese lugar era solo para él y Toothless, y deseo poder volar para siempre a su lado.
Poder volar era algo que el siempre sentía que podía hacer (muy aparte del traje especial que había fabricado).
Aterrizaron en la orilla de un precipicio, ese lugar estaba lleno de césped brillante por el rocío matutino y de flores, hermosas flores de lis, que llenaban el aire con su fragancia, Hiccup, pensó que su dragón lo había llevado ahí para que despejara un poco la mente después de su agitado despertar.
-Sé que me trajiste porque sabes que estoy muy perturbado por lo de esta mañana- le dijo Hiccup a Toothless, este que estaba sentado en sus cuartos traseros, mirando al horizonte como su jinete, le acercó su hocico como una aprobación de que había adivinado sus intenciones. –La verdad Toothless, me siento muy confundido y perturbado últimamente-, comenzó a contarle su jinete, Toothless con un rugido de “te escucho, cuéntamelo todo”, -he tenido sueños muy raros desde hace unos meses atrás, ahora estos últimos días son más recurrentes, y siempre es el mismo, no sé si me estoy volviendo loco, pero la verdad en ellos me siento más solo que nunca, pues aunque grito no hay nadie que me ayude, pues siento que hay algo que me persigue, que al llegar a la caleta y gritar tu nombre con todas mis fuerzas, tu tampoco estas ahí, es cuando llego al final de mi sueño…- en esos momentos su voz es como un susurro, y su rostro cambia de expresión, se le refleja algo de dolor, y yo acerco mi hocico para acariciar su rostro, y aunque sé que puedo cambiar de forma, aun no puedo logara que se repita, o más aun, que dure lo suficiente para que me veas así.
-no sé, pero siento que algo en mi me indica que habrá un cambio, o eso pienso yo…, creo que debería consultar a Gothi…-
Regresaron a la aldea, pero apenas comenzarían a moverse todos los hilos del destino.
Valka los estaba esperando junto con Brinca nubes junto con un tardío desayuno y cambio sus ropas. Hiccup comía en silencio, hasta que se rompió –que es lo que te paso esta mañana, bueno, les paso porque me levante y ninguno de ustedes estaba, no es que me preocupe por tu seguridad, pero has estaba un poco raro últimamente- señalo ella mientras acomodaba unas cosas en la cocina. Hiccup no quería alzar la mirada porque no sabía cómo le explicaría a su madre que había estado soñando con algo como un miedo sin nombre, así que solo le basto con decir sin mirarla a la cara –creo que soy sonámbulo, y que salgo a caminar de a veces en la noche…-, -creo que deberías dormir un poco más, o al menos no llenarte de deberes todos los días, puede ser que ello te haga hacer eso- le respondió Valka , que lo miraba con aire de preocupación.
Astrid, notaba que Hiccup se veía algo cansado, así que le propuso que si después de terminar sus ocupaciones de Jefe, volaran con sus dragones a tomar una merienda solos en un lugar tranquilo. Hiccup, que no quería decirle que no, accedió, pero no estaba del todo dispuesto a ello.
Llegaron esa fresca tarde a un claro, Astrid, bajo rápidamente de Tormenta, y con entusiasmo, se dispuso a poner las cosas en un mantel sobre el suave césped. Hiccup, que se acercó en silencio, además de horrorizado, porque la verdad estaba deseando que ella no hubiera hecho los refrigerios, pues cocinando es lo más horrible humanamente posible.
-tu madre me dio estos emparedados, y me animo a que te ayudara a distraerte un poco, pues la verdad te hemos vistos muy decaído y cansado estos últimos días, y nos preocupas mucho a todos…- le confeso Astrid a Hiccup, que miraba al horizonte perdido en sí.
No sabía porque estaba demostrando sus preocupaciones más exteriormente de lo normal, porque la verdad lo que menos quería era preocupar a las personas de sus sentimientos, ya que como él era el jefe de la isla, sentir un poco de debilidad no pensaba que era una manera de hacer que la gente se sintiera con la confianza de que estaban seguros con su líder.
-Astrid, que pensarías si yo te digiera que a veces pienso que no me siento como yo. Y que mis sueños me están empezando a perturbar más de lo normal, tanto que a veces camino dormido por las noches...-
Astrid no sabía que responder, pues pensaba que Hiccup estaba deprimido o cansado por algo más cotidiana, no por algo tan personal, así que le dijo –pero si tú, eres tu- picándolo con el dedo en el pecho y continuo –y eso de caminar dormido es algo que a todos nos pasa, se llama sonambulismo- comieron el en silencio y ella contándole cuantas cosas había aprendido de su madre en estos días.
Astrid no se daba de cuenta que Hiccup no jugaría con algo así, y que solo lo tomo por cansancio, ya vera que su novio no es lo que ella pensaba y que nunca podrían estar juntos.