El telón se cerraba, aplausos resonaban en todo el teatro y las luces se encendían dejando el paso a la multitud que desalojaba el lugar tras el estreno de la obra. Las personas dejaban sus asientos mientras Anthony Stark se ponía en pie desde el mejor palco.
La obra estreno del mes había sido un éxito, las personas salían animosas del teatro y Tony no era la excepción. No acostumbraba lugares tan populares, ni tampoco tan culturales, lo más concurrido que hacía acto de aparición en su agenda trataba de fiestas o eventos sociales. Pero este día en específico estaba ahí con muchas razones, pero ninguna tan clara como el ver al actor principal.
Tony tenía dinero, inteligencia, mujeres, buen trabajo, carisma, en fin, se aburría de enlistar sus cualidades porque nunca terminaba. Sin embargo ahí estaba caminando tras bambalinas, en la búsqueda de un camerino donde se hallaba el único que no estaba tan seguro de lo buen prospecto que resultaba.
El millonario no entendía como era que el actor no caía como el resto de las mujeres que seducía, ¿Qué no era el mejor pretendiente?, ese con que las mamás llorarían de felicidad para que sus hijas trajeran a casa, sin embargo ahí estaba, frustrado y nervioso, rogando por ser correspondido.
Su mano quiso tocar a la puerta del camerino, pero aún seguía siendo un genio que hacia lo que le venía en gana y giró el picaporte sin previo aviso. Sus ojos se encontraron con el actor sentado sobre un sofá, su mano sostenía una compresa fría que sostenía sobre su rodilla –Buenas noches Loki, perdón por hacerte esperar-.
Loki frunció el entrecejo. Tony llevaba visitando cada uno de sus estrenos desde el último año. Lo había conocido en una fiesta y al parecer le había caído muy muy bien, lo suficiente para casi romper la línea entre el cortejo y el acoso. –¿Sabes que ni siquiera te invite?- Loki fue claro pero amigable, no detestaba al otro, simplemente no acostumbraba tener amigos.
-No necesito invitación, soy yo después de todo, de seguro soy como una bendición para tu día- Exclamó Tony acercándose al actor para mirar el inmenso moretón que lucía en su rodilla. Loki rió mientras se acomodaba en el sillón dejando un lugar al otro.
-¿Qué te paso?- Preguntó ya más serio el millonario.
-Gajes del oficio- Loki suspiró con pesadez y cubrió la rodilla reacomodándose sus jeans mientras soltaba la compresa en una mesita. –¿Recuerdas la escena final donde “me asesinan”?- Loki enfatizó las comillas con un gesto de sus manos. –Pues la colchoneta que debía amenguar mí caída del edificio no estaba bien colocada, mi rodilla las llevó de perder-.
Tony se preocupó y apretó el hombro del actor para darle su apoyo –Si hubieses aceptado mi propuesta de trabajar como mi secretaría personal esto no habría pasado-.
Ambos rieron, se la pasaban bien juntos, eran similares y al mismo tiempo opuestos, siempre dándose el uno al otro el empujón que necesitaban para avanzar.
-Por cierto estuviste estupendo en el escenario, casi me creo el momento romántico-.
-¿Así?- Loki chasqueó la lengua. –¿Y qué me faltó para llenar tus expectativas?-.
-Que fueses yo a quien besarás-.
Ambos rieron, una risa burbujeante como las olas al chocar en la playa. Un silencio acogedor le siguió y Tony no tardo en acercarse a Loki. Sus respiraciones eran agitadas y el aliento caliente de Loki rosó en la piel del millonario, su voluntad palideció, todo tembló y la racionalidad se esfumó.
Bastaron segundos para que Loki dirigiera esa mirada profunda y atrayente al genio, sus miradas se cruzaron y Tony ya no pensó. Atrapó los labios finos entre los suyos, acarició los mechones negros mientras sentía subir la mano del actor por su cuello, puro y celestial tacto.
Anthony introdujo su mano en el interior de su saco, sintió la flor que llevaba escondida en su saco y la colocó en la palma libre de Loki.
Loki detuvo el beso, acaricio la mejilla del millonario y observo la orquídea, un regalo perfecto, una noche divina para sobrellevar el accidente previo. –Gracias Tony- Loki plantó un fugaz beso en la frente del moreno y le sonrió –Que lindo detalle-.
Tony titubeo, el gran prodigio estaba un poco asustado, pero sólo un poco, casi nada –Quiero …. Yo…-.
-Ya dilo Tony, es raro verte sin tu usual elocuencia-.
-Te amo-.
Y el mundo se detuvo, Loki dejó de respirar y Tony se llevó la mano a la frente para limpiar el sudor que aparecía. Aquello era resultado de un intenso sentir que asustaba a Anthony, las palabras que habían salido se su boca eran fuertes, eran contundentes (no estaba seguro si lo eran para él o más para Loki), pero lo hecho, hecho estaba y no se arrepentía de nada.
La cabeza de Loki sufrió de una fuerte punzada, por inercia se llevó su mano a la sien. Aquellas palabras que Tony le dijo de verdad lo atormentaron, no le disgustaban, pero lo recordaban todo por lo que abandono su viejo hogar.
Loki había dejado de creer en la palabra “hogar” y “familia” pero por sobre todo en el “Te amo”, estaba decepcionado del cómo terminó su relación con aquellos que tanto llegó a adorar. Le apañaban las palabras que tanto significado y dolor le llegaron a producir.
La imagen de Thor volvió a su mente, lo había querido, lo había adorado, lo había amado. En aquel tiempo aceptarlo había sido un caos, una batalla personal y desembocó con un alma destrozada. Para aquel entonces llevaba tiempo de saber que no estaba en igual de condiciones para pelear con Thor, Odín nunca le permitiría demostrar que era igual en habilidades que su hermano y estaba roto por ello y fue el tortuoso destino quien le quiso poner frente a Thor aquella fría batalla en Helheim, donde sus cuerpos pelearon codo a codo y se protegieron dándolo todo.
La noche en que ya había culminado la guerra ambos compartieron la tienda para dormir. Loki recordaba esa noche como una de las mejores y peores de su vida, cuando Thor sin prisa y con mucho cuidado tomo su mano para acercarlo a él, le abrazó con fuerza y no le soltó pues Loki le permitió el contacto, ambos ya lo ansiaban desde tiempo atrás.
-No sabes el terror que me invadió cuando te vi pelear en el campo de batalla- Thor colocó su frente sobre la de Loki, dejando que sus miradas se cruzaran. –Hasta ese momento me di cuenta del amor que de verdad te tengo-.
Loki suspiro, su aliento embriago a Thor y no éste no tardo en besarlo.
-Te amo-.
Loki tragó saliva, su garganta se sentía seca mientras el recuerdo lo embargaba, era doloroso pensar que lo que tanto espero en su momento fuese echado a perder con el olvido. Tras aquel beso que atesoraba, Thor había preferido dar borrón a lo sucedido esa noche y actuar con amnesia al respecto. Fue ahí donde Loki supo que ya no había nada para él en la ciudad dorada.
Loki escapó una semana después del suceso con Thor, se fue de Asgard pidiendo a Heimdall que le guardará el secreto de a donde se dirigía. Llegó a Midgard por el Bifrost y se dedicó a iniciar desde cero. Trabajó en cientos de cosas, anduvo en cientos de países y estados pero fue New York la que le ganó con el esplendor del teatro y el furor que le embargaba al pisar el escenario.
La historia de Loki a partir de ese momento era más clara, más reciente. El pasado año había llegado a conocer al millonario fanfarrón del que terminó por prendarse, eran momentos fantásticos los que pasaban, siempre llenos de bromas, de comentarios voraces pero con ese sentimiento de familiaridad que compartían. Ninguno sabía exactamente el pasado del otro, preferían aceptarse por cómo eran actualmente y sintiendo ese dolor en el pecho del otro.
Anthony Stark estaba fascinado con el actor desde que le conoció, no por ser atractivo o muy hábil al hablar, sino por esa extraña sensación que le transmitía Loki. Como si el alma de ambos estuviese despedazada y ambos sirvieran como un eficiente analgésico para el otro.
Los ojos de Loki reaccionaron cuando el genio acarició su cabello, como queriendo tranquilizarlo por haber provocado el dolor de cabeza en el actor. Loki sostuvo la mano de Anthony, entrelazo sus dedos con los del otro y trató de amenguar el latido de su corazón, tenía miedo, tenía pavor, pero sentía la imperiosa necesidad de soltar aquellas palabras.
-Yo también te amo-.