Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Duelo por Kmmy Lee

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Death Note y sus personajes son propiedad de sus respectivos autores. Lo único mío aquí es el fic que leerán a continuación. 

Notas del capitulo:

Hola, personitas bellas ^^


¡Estoy feliz! Al fin pude terminar de escribir este pequeño oneshot, el cual fue inspirado en mis ganas desde hace tiempo de hacer un LxL y el comentario de mi queridísima Kazumi, quien me sugirió que podría escribir algo de ellos. Y bueno, considerando que ella estuvo de cumpleaños y yo andube semi muerta xD tirada en mi cama y no pude saludarla como corresponde, he aquí mi regalo ^^


Kazu bella ♥ Mucho no puedo decir, porque todo ya lo sabes. Realmente eres una chica increíble, llena de dones y talento por donde se mire. Me siento honrada que, pese a los años, sigamos en contacto y aún nos una la pasión por los fics; me encanta saber que gracias al universo del yaoi encontré a alguien tan genial con quien pude establecer una amistad tan bonita, pese a la distancia. Lamento mucho, muchísimo no haberte saludado el mismo día de tu cumpleaños, soy una *inserte aquí palabra a su gusto (xD)* por eso u.u Pero espero de todo corazón que te guste este pequeño regalito... no es mucho, porque ya sabes que lo mío es el MxM xD Obsesión eterna ♥ Sin embargo me animaste con tu review en "Dilema" y me planteé desafiarme sólo por ti :'D Así que aquí te dejo mi patético intento de LxL, a ver si te gusta o si de plano sigo con el MxM nomás jajaja~


Te quiero un montón, belleza. No lo olvides, ¿vale? Un abrazo gigaaante a distancia, espero la hallas pasado bonito en tu día ^^ ¡Feliz cumpleaños (atrasado u.u) Kazu bella de mi corazón!


Y a los demás... igual espero les guste e.e En serio no sé qué rayos hice ni sé si quedó decente u.u *ataque de pánico escénico en tres, dos, uno...*


¡A leer!

El Duelo

Al dar las nueve en punto en aquel invernal cinco de noviembre, Light atravesó las puertas del cuartel de investigaciones. Como de costumbre encontró a todos inmersos en sus propios asuntos, cada uno evocado a una tarea en particular. Pero al fijar sus ojos castaños en la giratoria silla donde L solía permanecer sentado tres cuartas partes del día, se topó con que esta estaba vacía y ni rastro alguno había del azabache al interior del lugar.

- ¿Dónde está Ryuuzaki?- Sondeó, escudriñando con fijeza a su padre, que era quien se hallaba más cerca.

- No lo sé, hijo.- Le respondió, dejando de teclear en su ordenador y volteando el rostro para mirarle.- No estaba aquí cuando llegamos, así que decidimos comenzar a trabajar sin él.

- Entiendo.- Asintió Light, reprimiendo una mueca.- Si me disculpan, iré a buscarlo.

Todos aceptaron sin problema alguno, retomando sus actividades sin siquiera inmutarse.

Cruzó la puerta de regreso, caminando a través del largo corredor que lo llevaba al ascensor. Una vez frente al cubículo, presionó con algo de fuerza el botón para llamarlo, descansando el peso de su cuerpo en la pared y permitiendo que un gesto de fastidio reprimido se proyectase en su grácil rostro.

¿Dónde carajos te metiste, L?

Pasó, distraído, una mano por sus lacios y castaños cabellos, reprendiéndose en su fuero interno ante el sentimiento de desasosiego que le embargó al ver vacío el puesto de Ryuuzaki. ¿Por qué le afectaba así? Si, después de todo, la última parte de su plan ya había sido ejecutada, lo que significaba que era cuestión de minutos para que la ingenua de Rem asimilase el peso de sus palabras y la batalla final contra L acabase en una brillante victoria a su favor.

Se adentró al elevador apenas las puertas se abrieron, presionando por mera intuición el número de la última planta. Por alguna razón algo no dejaba de removerse desagradablemente en su interior, haciéndole sentir frustrado y abatido a partes iguales. Maldijo por lo bajo al saberse incapaz de entender qué era esa sensación tan incómoda, frunciendo el ceño al observar frente a sí la expresión burlona y siniestra en el rostro de Ryuk.

- ¿Qué?- Inquirió, sonando irritado y lanzándole una mirada fulminante.

- El amor y la muerte no son compatibles, Light.- Comentó el Shinigami, comenzando a reír.

Dicha frase tan extraña lo descolocó, pero se reusó a demostrarlo. Por más que quisiese Ryuk no esclarecería nada, así que se limitó a mirarlo con veneno y permanecer en silencio, determinado a restarle importancia al perturbador sentimiento que no paraba de taladrar su corazón.

Frías, las gotas de tempestuosa lluvia resbalaban por su faz, una tras otra empapándole de pies a cabeza. Su mente blanqueada de todo pensamiento, sus oídos captando el incesante repiquetear de campanas sonando a lo lejos. Charcos de agua se arremolinaban sobre el suelo a su alrededor, al tiempo que el soplo fúrico del viento le abofeteaba con manos escarchadas las mejillas. Sus ojos, como universos profundos y oscuros, divagaban en un punto cualquiera de la mismísima nada, en sus finos labios trazado el gesto más indescifrable mostrado nunca.

Porque lo sabía. Por supuesto que lo sabía. Desde el principio lo supo.         

Sobre la mesa apostó la baraja de cartas entera, arriesgándose a perderlo todo.

Entonces llegó Light. Tomó uno a uno los naipes y los volteó de cabeza, en el proceso volteándole el mundo también. Llegó Light con su porte altivo, su voz suave y su actitud calculada. Llegó y con su llegada arrojó todo lejos. Mandó su mundo y su vida a rodar en espiral por senderos caóticos, llenos de certezas inciertas y sospechas imposibles de comprobar.  

Y se fue L. Se fue Ryuuzaki. Se fue el ser capaz de subsistir sin nadie a su alrededor.

Sin preverlo empezó a abrirse una brecha entre la máscara y el ser oculto en ella, corazón y mente cruzándose en un encuentro imprevisto, del cual se había cuidado desde niño con barreras impenetrables. L fue haciéndose a un lado, junto a su racionalidad y desinterés por las emociones, dando paso al alterego resguardado con recelo detrás.

Y  llegó Elle. Llegó de su confinamiento durante años en el rincón más oscuro de su alma. Llegó con sus emociones y sentimientos, condenándole a una derrota inminente. Llegó a ver más allá de lo racional, dejándose encandilar por la luz del ángel caído más hermoso de todos.

L se fue, Kira planeó.

 Elle llegó, Light lo atrapó.

Su sentencia a muerte se dictó al instante mismo en que ese par de orbes ameladas le miraron con algo más que resentimiento, condenándole a una agonía lenta y pausada bajo el yugo de ese encanto juvenil, esa voz suave y ese cuerpo incitador.

Y es que L lo sabía. Light era Kira. Por más difícil que fuese comprobarlo, estaba convencido de que no se equivocaba. Lo veía en sus gestos tan asquerosamente cuidados, en sus palabras rebuscadas y en su actitud siempre tan perfecta. El perfil estaba hecho, sociópata remarcado en letras mayúsculas como conclusión. El arma infernal más letal del mundo yacía al fin entre sus manos, poder diabólico capaz de corromper hasta el alma más pura.

Sí, L lo sabía. No importaba cuántas veces se lo negara, Yagami Light era aquel maldito asesino con ínfulas de Dios llamado Kira.

Y aunque aún no lo mataba, muy dentro de sí el pelinegro se sentía muerto en vida.

Le repudiaban sus sentimientos, le asqueaba saberse obnubilado bajo el hechizo del pecado más prohibido y mortal. Porque, aunque la sola idea le matase lentamente, su inteligencia era suficiente para hacerle entender que había caído en la trampa de aquél hermoso verdugo de mirada dulce y rostro angelical. Había caído en la trampa cual rata perdida, y ya no había forma de escapar.

Notaba que Ryuuzaki actuaba más extraño de lo habitual. En el tiempo que llevaba de conocerle, jamás había visto tanto misterio junto oculto en el abismo de sus ojos. Incluso le hacía pensar que algo se traía entre manos, lo que no era para nada poco factible, teniendo en cuenta su astucia. Pero el castaño sentía en el ambiente algo diferente, una tensión más palpable de lo usual instalada entre los dos.  Y el “plick, plick” constante de las gotas cayendo al suelo desde su cabello, más la desagradable incomodidad que le causaba la ropa mojada adiriéndosele al cuerpo, tensaban aún más la situación si es que eso era posible.

Quitó de sus hebras castañas el exceso de agua con la toalla que trajo de uno de los baños, sentándose al pie de la escalinata que conducía hacia la habitación que él y el azabache compartieron durante los meses de su confinamiento. La sensación de desasosiego se hizo presente de nuevo, mientras el vacío en su pecho crecía sin razón aparente. Frunció el entrecejo, intentando bloquear, como siempre hacía, su lado emocional. Más cuando notó que Ryuuzaki se sentaba a su lado y se le quedaba viendo con fijeza, no pudo más que reprimir un estremecimiento.

Un surco de gotas caía por su marmóreo rostro, el suéter blanco de tela delgada que traía siempre, pegándose sugestivo a su torso por culpa de la humedad. Mientras que esos orbes como abismos sin fin, parecían reacios a dejar de observarle.

- ¿Qué…?

Sin embargo jamás se esperó que su boca fuera asaltada sin aviso por un par de labios delgados y dulces, robándole por segundos el aliento y la razón. Y aunque quiso negarse, empujándole por el pecho, no fue capaz de reaccionar cuando sus manos ya se hallaban fuertemente sujetas tras su nuca, el peso de un cuerpo ajeno haciéndole caer de espaldas sobre la dura superficie del suelo. Gimió sin poderse contener al sentir como su lengua era succionada con avidez, mientras el recorrido de una mano ansiosa desabotonaba su camisa sin delicadeza alguna. El fuego de ese beso consumiéndolo y sumiéndolo en la perdición de pensamientos coherentes, todo en él reaccionando sin escape al estímulo de esas expertas caricias tan llenas de erotismo.

- R-Ryuuzaki… -e-espera…- Pronunció apenas, cuando los labios del detective se apartaron un par de centímetros de los suyos y pudo recuperar un poco de aire.- -E-esto no…

Pero las palabras volvieron a morir en su garganta, al ser su boca reclamada en un nuevo beso agresivo y demandante.

Mordió, succionó y lamió esos labios suaves y pecaminosos, ahogando cualquier queja que el castaño quisiese exteriorizar. El dominio de sus emociones desbordándose en su pecho, sus acciones manifestándose por mero instinto.

Quería tener el control, romper las barreras de lo permitido y llevar a la locura al causante de su más grande estupidez. Quería que sintiese de alguna manera lo que él sentía, sin importar que tuviese que forzarlo  para poderlo lograr. Lo quería bajo él, justo como estaba ahora, exhalando entre suspiros el aire por culpa de sus besos y gimiendo contra sus labios gracias a sus caricias.

Porque L odiaba a Kira, pero Elle amaba a Light. Y así fuese lo último que hiciera, se llevaría consigo, hasta la muerte, la satisfacción de haber poseído el cuerpo de aquel ángel corrompido por el poder.

En un ágil movimiento lo posicionó de cara al suelo, terminando de quitarle la estorbosa prenda que cubría la majestuosidad de ese torso perfecto. Continuó sujetándole las manos con su izquierda, mientras que con la derecha se encargaba de despojarlo del ajustado jean con todo y bóxer.

- ¡No!- Se reusó Light, removiéndose bajo él en un bano intento por escapar.- ¡Suéltame!

Ryuuzaki se apegó más a él, deleitándose con el calor que desprendía su piel desnuda.

- No, Light.- Le susurró al oído, haciéndolo estremecer con el roce de su aliento.- Ni tú ni yo queremos eso.

Lo escuchó gemir cuando rozó con la punta de los dedos su erección, mientras daba suaves mordidas al lóbulo de su oreja. Hasta que la resistencia menguó del todo, reduciéndose sólo a estremecimientos involuntarios cada vez que un beso de mariposa era depositado en su cuello.

Seguro que no escaparía, lo volteó hacia él, quedando así ambos de frente.

- ¿Por qué haces esto?- Le cuestionó Yagami, atrapando sus ojos negros en el hechizo de sus pupilas dulces.

Ryuuzaki no respondió, limitándose sólo a mirarle también.

Maldecía mil y una veces, el fuego del odio propagándose como veneno por sus venas.

¿Quién se creía ese imbécil para someterle de esa manera? Se sentía tan humillado, tan denigrado. Oh, pero claro que se las pagaría, que de eso no le cupiera duda. Era en esos momentos que se arrepentía de no haber hecho el trato con Ryuk, si tuviera los ojos de Shinigami podría acabar con la vida de aquél pedazo de basura en cuestión de segundos.

Sin embargo no entendía por qué, ante el tacto de esos dedos largos y delgados, el desagradable sentimiento de vacío decrecía en su pecho y un calor inexplicable se esparcía por cada ínfima célula en su cuerpo. Ese “algo” en su interior ya no se removía con tanta insistencia, las ganas por perderse en el enigma de esos orbes oscuros dominando su razón y forzándole a sucumbir inevitablemente bajo la explosión de sus instintos.

Se permitió vaciar la mente, dejando en acción sólo los pensamientos que recordaba haber tenido con respecto a Ryuuzaki en el tiempo que había perdido los recuerdos sobre el cuaderno. Porque, aunque se lo negase a sí mismo y luchase contra sus demonios internos para mantener el secreto sólo entre el rincón más oscuro de su mente y él, muy en el fondo sabía que el ojeroso detective le hacía experimentar sentimientos y emociones que no cabían en el mundo utópico que pretendía crear. Y es que, por más que se reusase a aceptarlo, más allá de Kira estaba Light.

Y Light… amaba a Ryuuzaki.

Se desnudó bajo la mirada acuciosa del adolescente, dejando por completo al descubierto su tez nívea, tersa y libre de imperfecciones. Se ubicó entre las piernas del castaño, las cuales se abrieron por inercia para recibirlo. Asaltó sus labios nuevamente, la intensidad de sus roces rayando entre el rencor y la necesidad. L removiéndose de odio y asco, Elle derritiéndose ante el sólo hecho de tocarle.

Alzó una de sus piernas sobre su hombro y así, sin preámbulo ni preparación, entró en él de una sola estocada, ganándose una fuerte mordida en su labio inferior y un grito motivado por el dolor más insoportable.

Pero ninguno hizo amagues de separarse, pues no estaban dispuestos a dejarse vencer. L no sucumbiría ante el daño que le hacía al oji-miel, mientras que Light no permitiría que le dominase algo tan insignificante como el dolor físico.

El vaivén entre sus cuerpos no se hizo esperar, la hombría del pelinegro profanando una y otra vez la estrecha entrada del menor. Hasta que los gemidos de incomodidad fueron reemplazados por gritos llenos de exquisita satisfacción, Ryuuzaki dando de lleno en ese punto en el adolescente que lo volvía total e irremediablemente loco de placer.

La sensación de esa estrechez rodeándole tan deliciosamente, aunada a lo excitante que resultaba ver a Yagami Light sumido en el goce más absoluto, con las mejillas teñidas de carmín y los ojos velados de lujuria, lograban que el detective se hundiese aún más en aquella trampa a la que había caído por propia voluntad y de la que, sabía, jamás escaparía.

Sintió como esa experta mano de dedos de pianista se cerraba entorno a su miembro, masturbándole con alucinante maestría al rítmo de las envestidas. Perdió la noción de sus pensamientos cuando el calor concentrado en su bajo vientre se distendió por todo su cuerpo, la explosión titánica de la pasión entre ambos ardiendo todavía más que el mismísimo fuego del infierno, haciéndole experimentar el más increíble de los orgasmos.

Cayeron rendidos, uno encima del otro, tratando en lo posible de regular su respiración. Retazos del clímax aún reverberando en sus cuerpos, el latir acelerado de sus corazones martilleando sin pausa contra su pecho. Más, antes siquiera que Light pudiese decir algo, Ryuuzaki se adelantó, incorporándose y observándole desde arriba con ojos insondables.

- Eres Kira, Light Yagami.- Afirmó, tristeza y rabia reflejándose a partes iguales en su voz.

El aludido no pudo más que devolverle la mirada, volviendo a perderse en el abismo de sus ojos.

Porque sí, más allá de Kira estaba Light. Y aunque la convicción en sus creencias fuese inalterable, era estúpido seguir negándose a aceptar la verdad resguardada en lo más hondo de su ser.

L odiaba a Kira, así como Kira odiaba a L.

Pero Elle amaba a Light, y Light lo amaba a él.

Y eso, pese a la carga de sus ideales, sería lo que los uniría siempre.

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Te gustó, Kazu bella? ¿O quieres matarme? D:


De todo corazón de mí para ti, ahí yace mi primer LxLight *o*


¡Feliz cumpleaños otra vez, hermosa! Te quiero mil :'D ♥


...¿Reviews? D:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).