Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cómo es el amor por jime wonka

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola!!

OMG! Estaba revisando y hace 2 años que no publicaba nada DD:, no estaba muerta andaba de parranda...ok no. La verdad me alejé un poco del mundillo de la narrativa, en la universidad sólo escribo teatro y he descubierto que me gusta muchísimo hacerlo. Pero bueno, no quieren saber todo el desmadre que ha sido vida en todo este tiempo xD, el punto es que esta pequeña historia es una especie de descanso y también para volver a las andanzas de mi querida página amor Yaoi *nn* Me gustó mucho escribirla, lo disfruté realmente, también fue una especie de desahogo aunque no me haya basado en algún hecho personal.

Espero que les guste u///u

Notas del capitulo:

Buena lectura ñ_ñ

1


Tenía medio año sin ir a alguna fiesta, el mismo tiempo que tenía de haber terminado una relación. Yo no sé qué hacía que siempre terminaban dejándome en menos de un mes. Y siempre era el mismo patrón de hombre: primero parecía que se morían por mí, que lo darían todo por estar conmigo, por consecuencia yo me enamoraba como un pendejo y después, ¡zaz! Que siempre no me querían y me cortaban. Ya llevaba tres relaciones así, pero esta última en particular me había dejado acabado.


Y ahí estaba en la fiesta de mi amiga Ana. En un departamento pequeño para tanta gente. Yo estaba sentado en la pequeña sala con otros compañeros platicando, bebiendo, hablando cualquier tontería. Como siempre había gente que no conoces y entonces piensas que tu amiga es muy popular y tú un maldito ermitaño. Le pregunté a otra de mis amigas, Paula, de dónde había salido tanta gente.


—Ay, Alancito, pareces nuevo, pues muchos son amigos de los amigos y ya vez que Ana se pone a invitar a media facultad—me contestó gritando porque la música estaba a un volumen alto y para acabarla, la bocina muy cerca de nosotros—.Mejor deberíamos de pararnos a ligar, ¿no crees?


—Nah. Yo paso. No quiero saber nada de los hombres en mucho tiempo.


—Bueno, bueno. Lígate una mujer y ya.


—Igual paso, pero vamos a movernos de aquí.


Nos levantamos y nos dirigimos cerca de un grupo de personas que estaban de pie: unas bailando y otras cuántas hablando temas de filosofía y política. Mi amiga que era apolítica decidió irse con el grupo de personas que bailaban, y rápidamente se volvió la pareja de baile de uno de los chavos que estaban ahí. Le hice caras burlonas, cuando ella, de igual forma, me hizo caras para hacerme saber que alguien detrás de mí me miraba. Voltee y era un chico guapo y con sonrisa hermosa: mi tipo. De mi estatura, o sea, más o menos alto y de cabello castaño oscuro con chinos. Se acercó a mí y me saludó.


—¿Tú eres amigo de Ana, verdad?


—Sí… ¿por? —pregunté interesado.


—No, por nada. Yo igual soy amigo de ella.


—¿En serio? —ya había entendido por qué me había hablado, y la tonta de Paula haciéndome caras.


—Sí, yo me llamo David, ¿y tú?


—Alan.


—Ah, ¡Entonces sí eres tú!


—¿Ah? —pregunté sacado de onda.


—Ana me dijo que me iba a presentar a su amigo Alan.


—Ah, ya… —¿Entonces la otra maldita de mi amiga quería presentarme a un amigo y no me había comentado nada? Ahora entendía por qué su insistencia.


—Sí...guapo, alto—yo solté una risita—.Ella así te describió. Alto… barbita, buena onda…


—No pues, qué bueno que te dijo eso.


Ambos sonreímos y él me ofreció algo de tomar. Me dio un vaso con vodka y me dijo si nos sentábamos y platicábamos. Era obvio que él estaba más que interesado en mí, por lo que supuse que mi amiga le había pasado mi Facebook para ver mis fotos, y quién sabe qué tanto más le había contado. Cada vez que yo decía una tontería, él reía y dejaba ver su sonrisa que simplemente me encantaba. Me contó sobre él, que estudiaba letras y conocía a Ana de la preparatoria. Yo le conté que Ana y yo estábamos en la misma carrera y la conocía desde 1er semestre, y aunque supuse que todo eso ya lo sabía, él fingió interés. Seguimos tomando y hablando medio a gritos por la música, hasta que la anfitriona, o sea, Ana, se nos acercó muy sorprendida. Llevaba un vestido negro. Se veía muy arreglada, nada que ver con nosotros que parecía que íbamos a cualquier otro lado.


—Bueno, tú sí que andas bien pilas, ¿eh? —le dijo a su amigo mientras le daba un golpecito en el hombro y me guiñaba el ojo.


—Supuse que era él, porque lo vi venir con tu otra amiga—dijo poniéndose un poco rojo.


—Ya… pues qué bueno que ya se conocieron, ah, es que te lo iba a …


—Ya me sé la historia, Ana—le dije mientras le soltaba una mirada que le pedía una explicación, ella entendió y me pidió la acompañara por su vaso.


Nos encaminamos a su cocina, que era el único lugar “a salvo” de tanta gente que ya empezaba a ponerse borracha.


—No te lo quería decir Alan, porque ya sabía que me ibas a decir que no.


—Pues no. No me interesa, estará muy lindo y todo, pero no quiero una relación en mucho tiempo.


—¿Crees que te presentaría a un patán? No Alan, mi amigo es un amor, que también quiere enamorarse y tener un novio que lo quiera. Ustedes se ven tan lindos juntos y le gustaste mucho, eh.


—Pues ni modo, lo siento por él. Y es tu culpa por quererte creer “doctora corazón”.


Ana comenzó a reírse, me vio divertida y luego me dio unas palmaditas.


—Oye, dale chance. Primero conózcanse y todo eso, no te adelantes.


Vació una bolsa de papas en un plato y salió.


Ya sé que ella tenía razón, no podía adelantarme a las cosas y no podía juzgar a David con tan solo unas horas de conocerlo. Pero realmente ya no quería ser de nuevo el dejado, el usado, el que terminó enamorado y con el corazón roto. Tenía la esperanza de conocer a alguien que me correspondiera de la misma forma, un amor recíproco, como siempre lo imaginé, pero no quería volver a salir lastimado, además, aun tenía sentimientos por mi ex, que aunque fue un patán y un cínico y pendejo, aun lo seguía queriendo mucho.  Me quedé un rato más ahí en la cocina, agarré una bolsa de frituras y comencé a comer como si tuviera hambre. David era guapo, de eso no cabía duda, y era muy agradable, ¡pero no quería nada! Si acaso unos besos y ya. Decidí no adelantarme a las cosas y dejarme llevar un poco, ¿qué tal y él también quería solo unos besos? En lo que ordenaba bien mis tonterías, me tomé la libertad de abrir su refri y servirme un vaso de agua. Seguí comiendo cuando alguien abrió la puerta. Era David.


—Ya te vi comiéndote todo—dijo sonriendo y yo en mi mente diciendo “no sonrías que me enamoras, maldito”.


—Nah, es que me engenté. ¿Quieres? —le ofrecí la bolsa de frituras y él tomó unas cuantas, tomó otro silla y se sentó conmigo.


—No eres mucho de fiestas supongo.


—No.


—Qué bien, yo igual, prefiero quedarme en casa o ir al cine. Soy muy ñoño.


—Eres perfecto, digo, está muy bien.


David se quedó un poco desconcertado, porque yo creo dudó de lo que dije, pero al final solo sonrió.


—Yo creo que en un rato ya me voy.


—¿Tan pronto? ¿Vives muy lejos? —dijo con semblante triste.


—Pues como a una hora, pero… no sé…


—Oye…¿y te volveré a ver? —me dijo sacando el celular como para apuntar mi teléfono.


—Pues… si quieres, sí.


—Yo sí quiero, ¿y tú?


—Pues sí.


—Es que ¿sabes? Yo le dije a Ana que nos presentara porque me gustaste… no quiero sonar lanzado, pero de una vez para que sepas por dónde quiero ir…


—Ya…—me quedé en silencio porque no pensé que me dijera así como así que le gustaba—Pero entonces tú… ¿buscas algo serio?


—Pues…—se quedó pensando un poco y siguió—.No puedo saberlo, creo que primero quiero conocerte, salir, ya sabes.


—De acuerdo. También me gustaría conocerte, pero yo ahorita no quiero algo formal.


—Está bien, pues a ver qué pasa, ¿no?


—Sí—terminé con las frituras, hice bolita la bolsa y la arrojé a la basura mientras él me miraba curioso—.La verdad es que me gustas igual, digo, físicamente, eres mi tipo.


—Algo así ya me había dicho Ana, qué bueno saberlo—me levanté de mi asiento y me acerque a él.


—Me gusta tu sonrisa coqueta—Como me acerqué más, David se sonrojó y comenzó a ponerse nervioso. Yo me incliné y lo miré a los ojos, tomé su rostro y lo besé. Lentamente, como si quiera buscar dentro de él las respuestas de lo que realmente yo quería.


 


Pasaron un par de días para volver a vernos. Ana y Paula no dejaban de preguntarme qué había pasado entre nosotros, pero yo me negué a soltar prenda. Me chocaba contar mi vida, aunque fueran mis amigas, no me gustaba contar mis cosas, porque les cuentas algo y quieren saber más, y más, cada vez con más detalles hasta el punto en el que saben toda tu vida y tú no te das cuenta, pero entonces llega un punto en el que te conocen perfectamente y saben cuándo andas feliz, cuándo andas depre, o cuando estás ocultando algo, por eso esta vez decidí no contar nada aunque se enojaran.


Ya que íbamos en la misma facultad, nos pusimos de acuerdo para vernos en la cafetería. Yo llegué primero y mientras lo esperaba comencé a leer un libro. Me emocionaba poder saber más cosas de él, y poder besarlo de nuevo, porque yo sí iba con esa intención. Paula siempre me decía que si no quieres nada serio, hay que dejarlo bien claro dese el principio y besar en la primera cita, así no te tomarán en serio y sólo te usarán para diversión. Perfecto, ahora que lo pensaba, yo siempre había besado en la primera cita… ¿por eso me habían botado antes de llegar al mes? Estaba pensando en toda esta sarta de boberías cuando me sacó del trance el ruido de una silla siendo arrastrada y un hola junto con una linda sonrisa. Ya había llegado David, que venía vestido de camisa azul y botas cafés.


—¿Tenías mucho? —dijo mientras terminaba de sentarse y ponía su mochila en la silla de junto.


—No, como diez minutos— Me rasqué un poco la barba mientras guardaba el libro y David veía el menú.


—¿Ya pediste?


—No.


Nos levantamos y fuimos a pedir de comer. Mientras esperábamos, una chica se acercó a saludar a David  le preguntó por una tarea. Platicaron unos instantes mientras yo trataba de alejarme un poco de ellos. Siempre me habían incomodado ese tipo de situaciones cuando vas con alguien y ése alguien se encuentra a alguien y entonces tú solo sigues plática sonriendo tontamente. Además, yo no tenía el tipo de cara que te invita a ser amigable conmigo, para nada y ese día iba especialmente hippie. Nada que ver con David que a tres metros ya sabías que era gay sólo por su vestimenta. Por fin se despidieron mientras yo recogía la comida que ya estaba lista.


Mientras comíamos, platicábamos sobre nuestros gustos, y para mí buena suerte le gustaba el mismo tipo de música que a mí. También coincidíamos en muchos gustos literarios y formas de pensar, o al menos eso creía en ése momento. Él hablaba el triple de lo que yo, parecía mujer o persona de la tercera edad contando las cosas con muchos detalles y con cosas que a nadie le importaban, yo en cambio contaba toda una anécdota en tres oraciones. Quería preguntarle por qué se interesaba en un tipo como yo, pero decidí no hacerlo y mejor descubrirlo con el tiempo. A veces nuestras miradas se cruzaban y era muy chistoso porque él tenía en los ojos un brillo muy peculiar, como si tuviera frente a él al hombre más perfecto del mundo. Y como a mí me daba un poco de pena que me viera así, volteaba a otro lado y preguntaba cualquier estupidez. Terminamos de comer y me pidió lo acompañara a la biblioteca por un libro.


—¿Ya vas para tu casa? —dijo como si quisiera seguir con “la cita”.


—Sí. ¿Tú igual vas al metro, no? —contesté como para darle a entender que yo también quería seguir hablando con él.


—Sí, vamos.


Tuve que adaptarme a su paso que era más lento y en ocasiones desesperante, yo, que siempre andaba como si llegara tarde a todos lados esquivando gente por aquí y allá, y maldiciendo a la gente que caminaba lento y no me dejaban pasar. Seguimos hablando de muchas cosas y él en ocasiones se pegaba mucho a mí, como si quisiera que lo tomara de la mano o lo abrazara, pero yo decidí no hacer nada porque no quería que pensara que quería algo serio.


Ya en el metro él me dijo que esperáramos a que pasara uno más vacío por lo que nos quedamos ahí parados en el andén un buen rato. Era obvio que quería alargar el tiempo pero no me lo quería decir directamente.


—El sábado tengo que ir a un museo, ¿me acompañas? —me dijo al ver que yo no le contaba nada.


—Sí, claro. Oye… ¿y vas a querer que te lleve a tu casa? —él rio.


—No, no soy mujer.


—Pero yo soy todo un lord—le guiñe el ojo y él volvió a reír. Me acerqué a él arrinconándolo en la pared—¿Verdad que sí? —David, presintiendo mis intenciones acercó su rostro al mío y se dejó besar, esta vez mucho más tiempo.


Pasó el metro y nos subimos, nos pegamos en las puertas que no se abrían y él confianzudamente se pegó a mí y me abrazó. No faltaba las miradas curiosas, morbosas y desdeñosas de la gente pero a él y ni a mí nos importó. Bueno, yo sólo me reocupaba porque no pensara que ya había cambiado de opinión y ya quería algo serio.

Notas finales:

Gracias por leer :3 Me alegrarán el día y la existencia xD si me dejan saber sus comntarios. Ahora, estoy pensando subir los capítulos cada semana, todavía no sé si miércoles o viernes :p

Ciao ragazzi!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).