LOS AMANTES
Tenía el ceño ligeramente fruncido, cosa que era sumamente extraña en él, ya que siempre conservaba una sonrisa, mucha gente que selo cruzara en la calle él contestaba la sonrisa, aunque no tuvieran la más mínima idea de quien se tratara la persona que les sonreía tan abiertamente, pero precisamente hoy no era un día tan común como los demás, justo hoy se le ocurrió ponerse a reflexionar sobre los últimos acontecimientos, jamás se hubiera esperado conocer a una vieja amiga de su madre, a la cual nunca en su vida había visto, ni si quiera en fotografías de la infancia de su pelirroja madre, pero a pesar de no haber tenido una referencia de ella le había agradado de sobremanera, era una mujer sumamente amable y cariñosa, por lo menos así fue con él cuando se presentó como su “Tía Mikoto” y como era costumbre le dio un fuerte abrazo y gran beso en la mejilla de aquella curiosa pero hermosa mujer.
El primer día que la saludo y se presentaron llego ella en compañía de su marido, un hombre un poco raro, tenía una expresión muy seria, por no decir que no expresaba ningún tipo de emoción, pero a él mágicamente le sonrió, era una sonrisa muy encantadora para un hombre de su edad y con ese tipo de rostro, pero logro hacerlo sonrojar. Sin duda alguna parecían una pareja tan agradable y lo curioso resultado cuando su padre y aquel hombre que le fue presentado como su “Tío Fugaku” desde siempre había sido íntimo amigo de su amado padre, recuerda que alguna vez le habían mencionado ese nombre un par de años atrás… ¡Eso era! Como no recordó eso antes, si desde hacía dos años sus padres estaba emocionados por la llegada de sus tan queridos amigos. Su madre le pregunto a la morena sobre sus hijos, ¿En serio esa mujer tenía hijos? Se veía más joven de lo que aparentaba, incluso se veía más joven que su esposo y él solo le llevaba un par de años, la bella mujer le contesto a su madre que llegarían la próxima semana para poder pasar las vacaciones con ellos, ya que ambos habían terminado de estudiar, el mayor de ellos termino su maestría y el menor apenas terminaba una carrera en medicina, dichos datos le hicieron pensar que ambos eran más grandes que él, tal vez el menor por un par de años y el mayor por unos cinco o seis años de diferencia, pero solo le restaría esperar para poder conocer a ese par, a su hermano mayor le pareció interesante la inteligencia de los que supuestamente serian nuestros “Primos”, pero ni hablar tendría que esperar y ver, solo esperaba que fueran igual de amables que su madre y tan caballerosos y galantes como su padre, se sonrojo al instante cuando pensó eso, que fuera doncel no quería decir que se emocionara por el físico de las personas, jamás le intereso eso en alguna persona, pero siempre hay una primera vez para todo ¿no?
La semana de espera se le fue como agua, además de tener que recibir todas las notas de las cuatro materias que tenía que cursar en su último semestre de derecho, el ultimo que llego agotado a casa por haber estado buscando como loco durante horas a unos de sus compañeros y a un profesor, llego al fin a su hogar, escucho desde la primer puerta de su casa la estruendosa risa de su madre y su hermano mayor, tal vez era su padre el que estaba contándoles algún buen chiste o alguna anécdota de su tan agotador día en la empresa familiar, no le dio mucha importancia, al fin al puerta de madera que lleva a un pequeño pasillo y dos puertas, en la segunda de las puerta de su suéter colgado y su mochila debajo del mismo. Dio un largo suspiro y siguió caminando hacia la sala de estar donde se seguía escuchando la risa de su madre y hermano, hasta ese momento reparo en la presciencia de otras cuatro personas, donde estaba su familia justo al frente estaban sus “Tíos” y justo a su lado estaban los anteriormente mencionados “Primos”, él mayor estaba haciendo reír a carcajadas a su hermano, jamás lo había visto tan coqueto con alguien, eso sí fue sorprendente y el susodicho también le correspondía con medias sonrisas y una ligera risilla llena de coquetería, eso fue química desde el momento en el que se presentaron, por lo menos eso fue lo que el intuyo con solo verlos, estaba tan metido en sus pensamientos y análisis hasta que la voz de su madre lo saco de ahí.
-¡oh, Naru! Ven a conocer a los hijos de Mikoto- Más que una invitación sonó como una amable orden por su parte, así que solo dio una ligera sonrisa hacia todos los presentes y se sentó al lado de su hermano. Su madre le presento primero al hijo mayor de nombre Itachi, quien muy galantemente se puso de pie y tendió su mano para saludarle, él por reflejo también se puso de pie inmediatamente y estrecho su mano y fue ligeramente tirado de ella para recibir un suave beso en la mejilla, eso lo dejo un poco desubicado pero decidió dejarlo pasar, aunque su hermano lo miro con unos ojos de reproche total, ya después hablaría con él y le dejaría vía libre para que luchara por ese alto hombre. Después le presentaron el menor, jamás en su vida había visto a un hombre tan guapo, fuerte y con una expresión seria, pero no tan intimidante como la de su padre, sino un poco más suave, le sonrió de forma encantadora y bastante coqueta, tomo de nueva cuenta su mano, pero en lugar de sentir un ligero estrechamiento sintió como le besaba el dorso de la mano de manera muy suave como si las alas de una mariposa se posara en ese mismo lugar, se sonrojo tanto que podría jurar que le hacía competencia al color pelirrojo del cabello de su madre, tal vez el nombre de ese caballero jamás se le olvidaría, Sasuke, cada una de las letras le sabia tan dulce aunque el otro fuese quien lo haya dicho de manera suave.
Desde ese momento todo su mundo dio un giro inesperado, pasaron toda la tarde charlando, incluso cenaron en su casa cuando su padre hubo llegado, aquella noche su madre se había lucido bastante en la preparación de ese lomo de cerdo ahumado, no se podía quejar de la habilidad que tenía su madre en la cocina y la que también poseía su hermano al preparar postres, sin duda alguna paso una gran noche, en la cual hubo coquetería por parte de los hijos de su tíos y que ellos no tardaron casi nada en corresponder, unos minutos antes de que la familia invitada tuviera que partir, Sasuke le pidió su número telefónico y él sin dudar un segundo se lo dio y recibió a cambio el número del primero.
Desde ese momento el moreno siempre le habla todos los días y comenzaban los mensajes con un “buenos días”, en una de sus primera conversaciones largas se animó a preguntarle cuanto tiempo es que estaría por la ciudad de Tokio, a lo cual le contestaron que estaría ahí un par de meses y si todo resultaba bien podría toda su familia quedarse a vivir allí, puesto que el buscaba hacer su especialidad en Tokio y su hermano se quedaría a cargo de una de la empresas que ahí tenía la familia de sus padres. Esa noticia lo dejo bastante contento y emocionado, ¡Podría pasar más tiempo con Sasuke!... Se dio un golpe mental por pensar eso tan pronto, apenas y se conocían, no se podían llamar amigos, porque (para el rubio) no tenían el tiempo necesario para entablar una amistad duradera y viable.
De eso hacía dos semanas y esto nos lleva al comienzo de todo este gran día lleno de reflexiones, se encontraba caminando por una de las calles más tranquilas que había cerca de su casa, necesitaba distraerse un momento, puesto que el no creía en esas cursilerías del amor a primera vista, siempre le pareció un ridiculez que buscaba la mercadotecnia en muchas de los doramas que miraba su madre cuando no tenía nada que hacer, paso al frente de una de las neverías que había en el barrio y con el terrible calor que azotaba a la ciudad, decidió entrar y comprar uno de chocolate doble y con un poco de vainilla, después se iría al parque estaba a la vuelta de la siguiente esquina, ese plan sonaba bastante bien en su cabeza, así que haciéndose caso camino justo como había trazado su magnífico plan, no contaba que al ya tener su helado en la mano casi chocara un hombre un poco más alto que él, se disculpó de inmediato y cuando alzo la mirada se fijó en lo penetrante de aquella mirada que tenía ya dos semana sin encontrarse, le sonrió con pena y un adorable sonrojo en sus mejillas morenas y con ligeras marquitas, el destino era un poco cruel para él y según su rara forma de pensar lo era.
-¡oh, cuanto lo siento!-fue una pequeña exclamación llenado de preocupación, puesto que en la camisa azul celo que traía Sasuke en ese momento se veía una ligera mancha del helado de vainilla y chocolate que llevaba entre sus manos el rubio.
-No es nada, pero creo que tu helado quedo un poco raro…-miró unos segundo el helado y en uno de los costados se veía el impacto que tuvo contra su camisa, una mirada llena de sorpresa aprecio en su rostro al notar la noble acción del rubio, la cual era el comenzar a limpiar la zona manchada con una de las servilletas que le habían dado en la heladería. Con sumo cuidado tomo la muñeca que limpiaba y la aparto ligeramente, dándole un ligero gracias que salió como un suspiro para que solo el de enfrente pudiera escucharlo, le pidió que esperara un poco y se apresuró por comprar una nieve de limón para él, ya que desde que había regresado de las compras con su madre tenía un terrible antojo de una de esas y sino mal recordaba Naruto en algún momento le comentó sobre esa heladería con aire casero.
-Y… ¿Ahora a dónde vamos?- Pregunto de manera muy casual ya parado justo al lado del menor, quien le miro muy sorprendido por haberse auto-invitado, pero acepto que lo acompañara a degustar su helado. Durante esa tarde se la pasaron haciéndose bromas, algunas eran un poco pesadas y lograban hacer que se molestara el rubio, lo cual hacía reír en exceso al serio azabache, puesto que el rubio hacia unos pucheros sumamente chistosos y adorables al mismo tiempo, hablaron de todas las cosas que había hecho Sasuke al haber vivido casi toda su vida en la lujosa ciudad de Nueva York, porqué decidió estudiar medicina y que tipo de especialidad iba a escoger, la cual le sorprendió al saber que sería Oncología, también le explico lo difícil que había sido su infancia, no porque sus padres fueran unas personas ruines o algo por el estilo, sino porque al principio pensaba que le tenían más preferencia a su hermano mayor, pero con el pasar de los años se dio cuenta que era algo que él mismo se había creado en su pequeña y descompuesta cabeza, aunque ya no pudo cambiar su actitud tan callada y algo introvertida, pero los años en la facultad y sus ultimo días de practicante en los hospitales más importantes de aquella gran ciudad lo hicieron cambiar bastante… A toda esa historia el rubio le ponía toda la atención posible, incluso se animó a preguntarle si podría hablarle en inglés, el moreno le cumplió ese pequeño capricho y lo dejo completamente embobado.
La tarde se les paso volando, ya anochecía por lo cual Sasuke se ofreció muy amablemente a acompañarlo hasta su casa, la madre Naruto lo invito-obligo a quedarse a cenar alegando que ella le marcaria a su madre para avisarle que se encontraba en su casa y no se preocupara por él.
Después de aquel día tan inesperado los mensajes entre ellos eran cada vez más seguidos, de aquello ya había pasado más de dos semanas y como el pequeño rubio estaba de vacaciones se veían cada tercer día en el mismo parque o en la heladería que marcaría ese primer encuentro tan mágico, en una de las tantas “citas” que tuvieron, el moreno tomo todo el valor que pudo para poder proponerle llevarlo a pasear a una de las plazas de la ciudad y comprarle todo lo que el rubio deseara y obviamente después de llevarle al cine, era oficial ya tenía una cita en plan de tratar de llegar a ser algo más, si veía que todo salía como lo tenía planeado podría dar el paso y pedir trata de salir juntos.
Aquella propuesta sorprendido al rubio pero esto no impidió que aceptará el tomar una cita con ese amable caballero, comenzaba a creer que ya había encontrado a su príncipe azul, ya había recibido palabras de aliento por parte de sus padres y hermano, diciéndole que ese hombre se moría por él, que no se detuviera a pensarlo dos veces y si el moreno le declaraba de forma sincera y clara sus sentimientos no se quedara pensando en la respuesta y en los posibles resultados a futuro, por primera vez en su vida no se pusiera a pensar en todo y no hacer nada por ese gran amor que estaba tocando a su puerta de manera inesperada, así que se aventuró aquella tarde a salir con él y ponerse la mejor ropa que tenía sin verse tan desesperado por saber qué es lo que el destino podría prepararle ese día.
Un beso. Jamás espero que eso pasara, estaban comiendo tranquila mente en el centro comercial, obviamente a cuenta del moreno, cuando en la mejilla derecha del rubio, bastante cerca de sus labios, se había manchado un poco por la salsa de tomate que tenía la pizza que degustaba con total felicidad, ya estaba por limpiar aquella mancha cuando los labios del azabache se aventuraron demasiado a ese territorio y lo quito un ligero beso, al darse cuenta de su atrevimiento se alejó en seguida pensando que el menor se molestaría con él y se iría de ahí dejándolo sin oportunidad a más citas o si quiera ser algo más que amigos, así que ya sabiendo su futuro hablo con él corazón en la mano.
-Naruto… Llevamos poco tiempo de conocernos, pero debo decirte que quede encantado de tu belleza, tu sonrisa, tu forma de ser, estoy perdidamente enamorado de ti, antes de conocerte me burlaba completamente de aquella cursilería del amor a primera vista que siempre me decía mi madre cuando conoció a papá… Pero es verdad todo lo que te digo y con esto quiero saber… sí tu… ¿quisiera salir conmigo no como amigo, sino como mi novio, mi pareja?- todo lo dijo mirándolo fijamente a los ojos, tomando ligeramente la mano derecha del rubio, le encanto el sonrojo que le regalo aquel dulce chico, la mano que sostenía apretó ligeramente la suya y vio lentamente como el rostro del otro se acercaba de forma cautelosa hasta chocar sus labios en un cálido y suave roce, lo dejo completamente maravillado y embobado, después escucho en un ligero susurro “Sí”, jamás en su corta vida de 25 años se había sentido tan pleno y feliz, porque nunca antes se había enamorado de alguien, le habían gustado otras personas y solo había salido con dos de esas personas, pero estaba seguro que este rubio sería el definitivo, con él que pasaría el resto de su vida.
Si esperaba esa propuesta, pero no sabía el momento exacto en el que se le declararía, pero estaba seguro que sentía un cariño enorme, aún no podía llamarlo amor, pero estaba seguro que algún día podría llamarle así. No se iba a detener a pensar en el mañana, en saber si esa relación funcionaria a la perfección, si en verdad serían almas gemelas y podrían estar bien juntos y acompañarse en los planes que tuvieran. Terminaron de recorrer el centro comercial, tomados firmemente de las manos, el rubio se tomaba la molestia de explicarle si habían cambiado y desde hace cuando lo habían creado, hasta que llegaron al cine, el rubio paró en seco y se quedó mirando la cartelera hasta que sus ojos azules se detuvieron en la leyenda :”Avengers: Age of ultron”, el rubio le había comentado en algún momento lo emocionado que estaba por ir a ver dicha película, puesto que era gran fan de esos personajes de Marvel, así que no lo dudo dos veces y pago las entradas y se dispusieron a disfrutar, al rubio comenzaba a gustarle que lo consintiera mucho, pero no podía verse tan aprovechado, así que casi golpeando a su azabache pago la dulcería en el cine, durante toda la película no le presto nada de atención a su acompañante solo de vez en cuando, en algunas ocasiones se ponía a explicarle algunas partes de las escenas que le llamaban más la atención.
Al terminar el film, el azabache llevo de regreso a su rubia adoración a su casa, ahora en el coche que su padre le había prestado dándole unas palmadas en el hombro en forma de ánimos para que diera ese paso tan importante como era el haber cortejado al chico y después declararle por completo sus sentimientos.
Como hacía tiempo su nueva “suegra” le obligo a quedarse a cenar ahora con el fuerte argumento de ser el novio de su hijo menor, se apresuró en prepararle una botana en lo que esperaba para terminar la cena, se quedó en la sala de estar junto a Naruto, el cual seguía parloteando sobre la película que apenas habían visto, al azabache le sorprendía la energía que podía llegar a tener ese pequeño cuerpo, pero ahora que lo pensaba más a fondo, le daban unos celos terribles al saber que el menor siempre que habla del famoso “Ironman” y el “Capitán América” le brillaban los ojos, aunque sabía que esos famosos no eran su competencia, se sentía vulnerable, pero no podía decirle nada a aquel niño, estaba tan concentrado en todo lo que le decía el pequeño, hasta que se dio cuenta de la repentina aparición de su hermano Itachi en compañía de Deidara, ahora que le ponía atención a ese par que apenas entraba a la casa, se veían bastante contentos y muy juntos, ahora que lo pensaba su hermano ya tenía bastante tiempo que se desaparecía en las tardes sin avisarle a nadie… Algo se traían esos dos…