¿El perdón?
Desde que volvió, todo se había complicado y, aún más, cuando supo los motivos por los que Junmy estaba tan extraño desde su llegada.
Le volvía loco el no saber que hacer para remediarlo, buscó mil y un maneras para ponerle solución sin éxito.
Todas las noches le daba vueltas, una y otra vez, manteniéndose despierto. No podía pegar ojo, tampoco podía permitirse el lujo de ello, sólo podía pensar en el error que había cometido. Dando vueltas por la habitación, hacia un lado y hacia otro, se mordía el labio inferior nervioso mientras se sujetaba el vientre con la mano fuertemente, sentía que aquello le estaba chupando la energía, su felicidad, las ganas de seguir, comer y, sobre todo, sonreír, que era lo único que había hecho desde que comenzó a estar con él.
Con un suspiro largo y cansado, se sentó sobre el suelo con desgana, apoyando la espalda con cuidado sobre la cama, lo necesitaba, no podía seguir así, el no poder hablarle ni estar como en antaño.
Así pues, se levantó a duras penas del suelo, notando como el cuerpo le pesaba más de lo habitual y salió de la habitación, yendo directamente al salón a por el Teléfono de casa. Observó este con miedo, como si se esperara lo que iba a ocurrir pero tenía que arriesgarse y echarle ganas.
Marcó su teléfono con los dedos temblorosos hasta que por fin sonó la llamada. Esperó pacientemente, moviendo la pierna de lo intranquilo que se encontraba hasta que escuchó su voz. El corazón se paró por completo por unos segundos, los labios se le resecaron y las palabras se habían atascado en la garganta, como si no quisieran salir por nada del mundo:
-Hola. -Dijo a medía voz, sin saber muy bien que decir.
-Hola. -Repitió el chico, con voz seca y seria.
-Siento si... Ahora te estoy molestando o algo, pero necesito decirte algo.
-Dime pues.
Se aclaró la garganta, remangó las mangas de la sudadera a causa del calor y los nervios que le provocaba aquello y suspiró, decidido:
-Bueno, ya sabes que no se me da muy bien explicarme, pero lo haré lo mejor que pueda.-
El mayor se mantuvo callado, esperando la respuesta sin mediar palabra.
-Entiendo que te he hecho daño los primeros días, no me di cuenta, de verdad, sólo pensaba en ese momento en poder encajar con todos, en caerles bien y llevarme bien con los tuyos, pero sobre todo contigo. Nunca he sido hablador, soy prácticamente un antisocial y muy inseguro, odiaba que la gente se acercara y me abrazara o me diera dos besos o saludara, hasta que, con algunas escasas personas, me he dejado. Siempre tengo miedo, por eso mismo no era capaz de hablar, por si soltaba alguna estupidez o cualquier otra cosa. En cambio contigo, me abro sólo, con algún que otro empujón por tu parte, claro, sobre todo cuando estoy depresivo y no soy capaz de contar nada, porque estoy acostumbrado a ello, a nunca contar nada de mi, ni a los más allegados.
Tampoco podía acercarme totalmente a ti, quiero decir, pegarme a ti siempre. Ya te lo dije. Es el miedo a que te canses por ello de este negro idiota, a que lo mandes lejos porque... No es la primera vez que lo han hecho. Nunca he estado enamorado de alguien tanto como lo estoy por ti, eres algo que siempre había buscado, añorado y ahora que te encontré no quiero perderte por esas sandeces por parte mía. Me has dicho que no cambie, y no lo haré, pero si tengo que hacerlo, al menos, en eso. Seré más social, con tu mejor amigo y, sobre todo, con tus padres que son los que más me urgen y contigo. Estaré más pendiente de ti, no pienso dejarte de lado jamás por que, sinceramente, deseo estar en todo momento a tu lado, coger tu mano y entrelazar nuestros dedos como si solo existieramos nosotros, poder besar esos labios que tan deseosos estoy de ellos siempre, mirar esos ojos que me vuelven loco y acariciar tu blanca y suave piel con los dedos, susurrarte lo mucho que te amo y que no puedo vivir sin ti...
Sólo busco un perdón, por parte de ellos y sobre todo por la tuya, me habéis juzgado mal y quiero remediarlo, demostrar que estáis equivocados...
Junmy, ¿dejamos esto atrás y me das otra oportunidad? No te fallaré.-
Aquello último le costó aún más decirlo, la voz le había fallado en ese momento pero, no se preocupó de eso, sino de la repuesta de él.
Tras varios segundos de silencio, se escuchó un leve suspiro al otro lado del teléfono.
-Lo pensaré.