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Curiosidad por -Raiden-

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Notas del capitulo:

Muajajajaja este cap es para ti Aniko~san ^^

Un poquito de lo que paso despues de que... ya saben... creo.

Reitero; Kid~san y Killer~san son unos amores.

Los personajes de One Piece son propiedad de Oda~sensei.

 

"La triste historia que me gusta contar... una y otra vez..."

 

 

Killer se paso más de diez minutos intentando zafarse de los brazos del pelirrojo que apresaban su cuerpo con fuerza, como si fuera su oso de peluche gigante, y todo por no despertarlo de su tierno sueño.

 

Suspiro por quinta vez… y ahora si pudo salir de ese abrazo tan asfixiante.

 

Levantándose por fin de la cama, y aun desnudo, estiro sus tensos músculos con las manos en alto, tronando sus huesos  de su espalda con el exquisito sonido pero sin rastro de dolor.

 

No daba crédito de haber dormido tan poco, el era alguien de costumbres simples, levantarse tan solo el sol estuviera en el punto más alto, robar algunas frutas para el desayuno, organizar a los chicos que estaban en la guarida y sobre todo… por muy extraño que sonase, obedecer las órdenes del pelirrojo.

 

Si, Killer era alguien que tenía las cosas bajo control porque era el más cuerdo, en el sentido de tener un plan de emergencia cuando las cosas no salían como las habían planeado y eso era muy a menudo.

 

Era el encargado de obtener la información necesaria para poder tener éxito en las miles de cosas, de dudosa reputación que hacían a sus anchas en aquella isla.

 

Alguien “responsable” como solían decir los otros críos.

 

Pero ese desastre que ahora estaba en la pequeña habitación no la esperaba.

 

Ver todo los objetos de metal en la madera que componía cada parte del cuarto, le hizo negar con la cabeza, llevando una mano a su rostro parcialmente cubierto por sus doradas hebras y decir con resignación:

 

-Creo que esto no fue una buena idea… - en parte tenía razón.

 

Las ollas, sartenes, cucharas y tenedores estaban doblados de una forma que ya no podían usarse para su propósito, además de que las espadas parecían hermosos percheros macabros de los cuales podrías colgar un cadáver y la maldita arma seguiría clavada hasta que el cuerpo putrefacto fueran solo huesos.

 

Tendría que robar más utensilios para poder cocinar…

 

Un pequeño suspiro ajeno a él, le hizo voltear la vista a la cama donde estaba el pelirrojo.

 

Ahí estaba, acostado casi ronroneando como un lindo gatito Eustass Kid, con la sabana tapando solo una porción de su blanca piel de porcelana, que abarcaba de la espalda baja hasta un poco más allá de la línea que separaba sus glúteos de sus piernas ligeramente separadas, estaba boca abajo roncando ligeramente.

 

Y la mirada azulada del rubio le inspecciono hasta ver algo semi transparente escurrir de entre sus muslos internos.

 

Se ruborizo tremendamente con la boca abierta para negar más con la cabeza.

 

No había que ser un genio para saber que eso era lo que precisamente parecía: semen.

 

-Definitivamente esto no fue una buena idea… - esta vez lo dijo sin creérselo de todo.

 

Ver eso lo dejo algo… ¿excitado? ¡No! ¡Por supuesto que no! ¡Ni en un millón de años!... Está bien… solo un poco.

 

 

 

~+~

 

No había mucho que contar del pasado de Killer, pero Kid era muy persistente…

 

 

Habían llegado a una bodega abandonada, un lugar seguro para aquellos sin hogar, con un futuro incierto y con algo de suerte, un lugar al que podían llamar “casa”

 

-¡Bienvenido a la guarida! - dijo el chico rubio extendiendo los brazos dando, en efecto, le daba la calurosa bienvenida.

 

-Parece un basurero… - dijo el crio pelirrojo mirando toda la edificación que se caía a pedazos pero soportaba milagrosamente.

 

Killer estuvo tentado a romperle la boca de un puñetazo al crio. Ese lugar les había cuidado en más de una ocasión, el refugio perfecto para los niños abandonados de la ciudad y…

 

-Me gusta. - volvió a decir Kid  con una sonrisa para caminar más al interior del devastado lugar.

 

Además de un nombre curioso, el pelirrojo tenía algo especial… y Killer podía verlo.

 

Era hora de mostrarle todo el lugar y como se componía, pues estaba claro que ya se quedaría con ellos.

 

Las habitaciones para dormir estaban en el segundo piso, de donde se podía bajar por un gran agujero en el piso de este y el techo de la primera planta, una salida fácil y divertida por los viejos colchones que estaban abajo asegurando su caída.

 

Las camas consistían en algunos cobertores sobre mueves viejos, ya sean armario, cajoneras industriales donde cabía perfectamente el cuerpo de un crio, y claro no podía faltar el único soporte que era una base de cama con todo y colchón incluido, que indicaba que ser la más cómoda del lugar.

 

Y cada niño tenía su cama, una a una el chico rubio iba señalándolas diciendo el nombre del dueño hasta que…

 

-Yo quiero esta. - dictamino Kid decidido para impulsarse y saltar en la gran cama haciendo la croqueta.

 

Si... era un crio.

 

-¡Oye! - el rubio le miro enfadado. - ¡No puedes tener esta, porque es mía! - se acerco furioso para señalar el extraño letrero metálico que colgaba de la pared con un nombre tallado en ella. - ¿Ves? Tiene mi nombre.

 

Ya estaba por bajarlo de la cama cuando Kid se detuvo curioso y miro dicha placa.

 

-¿Killer? ¿Ese es tu nombre? - sus orbes ambarinas parecieron destellar por un momento cuando dijo el nombre del rubio. - ¡¿Te llamas KILLER?! - ahora el asombro invadió a Kid. Sin duda era un crío.

 

Brinco de la cama en cuestión de segundos para quedar frente al rubio, mirándolo de una forma que incomodo al nombrado… haciendo que retrocediera muy lento…

 

-¿Si?... Ese es mi nombre… - no estaba muy seguro de si contestar a eso.

 

Killer nunca había conocido a un niño como Kid, que se emocionaba con tan solo un nombre, y eso que él había conocido a muchos a lo largo de sus casi once años de vida… Bueno el también era un crio pero no lo aparentaba.

 

-¡Genial! - sonrió Kid de una extraña forma que podría decirse que era entre maliciosa y aprobatoria en un sentido en particular.

 

¿Qué coño había sido eso?

 

Eso mismo se preguntaba Killer para ver como Kid volvía a subirse a la cama para acostarse en ella, clara muestra de que esa ya era su cama.

 

El rubio se sintió de forma extraña… Todos aquellos que preguntaban su nombre se asustaban o se burlaban de el por tener un nombre tan ridículo.

 

En más de una ocasión acababa a hostias con otro niño para dejarle en su lugar y respetara el nombre que con tanto trabajo se gano.

 

Pero con Kid… eso no paso. ¿Qué extraño? De verdad muy raro…

 

Un largo suspiro fue la respuesta a toda esa situación, el rubio solo quería que el pelirrojo se bajara de su cama para seguir con el recorrido, pues aun faltaba donde guardaban la comida, los baños, el lugar para practicar con unas viejas espadas de madera y las tareas que hacía cada niño para quedarse ahí.

 

Obvio nada era gratis.

 

-¿Por qué Killer? - esta vez era curiosidad del pelirrojo.

 

Kid quería saber porque se llamaba así.

 

-¿Eh? - eso descoloco al mencionado.

 

¿Y ahora a que venía eso?

 

-¡Coño! ¿Por qué Killer? - volvió a repetirse Kid molesto. Odiaba repetirse, con preguntas tan simples.

 

Para un niño de seis años no había mayor complicación en pedir explicaciones del porque del mundo a base de blasfemias y mal humor. Justo como le habían enseñado.

 

-Eso no te importa Kid. - contesto tajante el niño rubio.

 

Nadie le había preguntado eso, solo reaccionaban ante su nombre pero nunca se detenían a desenmarañar el contexto de su temido nombre más por miedo que por otra cosa.

 

Francamente, se sintió algo incomodo.

 

-Si me importa gilipollas. - el insulto no paso desapercibido por Killer. - Quiero saber porque mi amigo se llama así. - ya estaba sentado en la cama mirándolo con el ceño fruncido, haciendo ver su mirada ambarina un poco graciosa e intimidante a la vez pues casi no tenía cejas.

 

¿Amigo?

 

¿Killer ya era amigo de Kid? ¿Cuándo cojones paso eso?

 

Kid hubiera visto la mirada asombrada de Killer si no fuera porque su cabello rubio tapaba perfectamente sus ojos pero no su visión, descendiendo por su amplia frente hasta casi tocar la punta de su nariz.

 

La razón de su sorpresa es que quisiera ser su amigo… casi todos los niños lo llamaban jefe o simplemente Killer para intentar sobre llevar la situación, que de por si no era muy buena, siendo una pequeña familia visiblemente pero unos completos desconocidos entre ellos.

 

Ningún niño o niña preguntaba nada cuando ingresaba uno nuevo, salvo el nombre y quizás la edad para cuidar de ellos hasta que pudieran ayudar en algo… era como un raro pacto silencioso que no estaba escrito en ningún lado pero que todos conocían.

 

-¡Ja! ¿Por qué crees que soy tu amigo? - dijo Killer algo duro para mirarlo frunciendo los labios. -¿Solo porque te salve de ese sujeto que te iba a hacer… lo que sea? - termino por cruzarse de brazos fingiendo enojo ocultando el su mirada arrepentida de lo que le había dicho.

 

Era su orgullo de crio el que estaba hablando por él.

 

Y es que… había pasado por demasiadas cosas como para tener algún tipo de confianza que apenas conocía de unas horas.

 

-Era mi padre… - susurro Kid al ver la actitud de su nuevo no amigo. - Y eres mi amigo porque… me ayudaste… y yo no tengo amigos.

 

Lo que fue un ligero sollozo acompañado de un grito fue lo hizo que Killer mirara de nuevo a Kid.

 

Ya iba a llorar como un mocoso pero se mordió la mano reprimir su llanto solo consiguiendo gritar ahogadamente sobre su piel tierna por el dolor.

 

Kid era algo cabezota.

 

Killer negó con la cabeza para acercarse a la cama, sentarse en la orilla cerca del pequeño pelirrojo y tomar su mano para verla más de cerca.

 

Definitivamente Eustass Kid era un niño poco común… Con ese cabello rojo flameante revuelto pero en punta, la extraña sonrisa que, aun siendo un crio daba algo de miedo, esa actitud de crio duro nata en él, su blanca piel que parecía delicada por lo pálida que estaba y sus ojos color ámbar tan extraños… poco común.

 

-Idiota. - gruño el rubio para sacar un pequeño pañuelo azul de la bolsa de su desgastado pantalón limpiando las pequeñas gotas de sangre que logro sacarse cuando se mordió.

 

El pequeño pelirrojo limpiaba con su otra manita las dos lagrimas que rodaron por sus mejillas, apretando los dientes para no emitir ningún sonido… no quería demostrar que le dolió su propia mordida.

 

Fueron en esos escasos instantes donde nada era incomodo, un silencio que resulto ser extrañamente agradable.

 

-Yo no recuerdo mi nombre… - de repente dijo Killer.

 

Kid se le quedo mirando extrañado, sorbiendo su nariz y terminando de limpiar sus ojos del agua salada de sus lágrimas con el ligero rubor de sus mejillas blancas.

 

Toda su atención estaba centrada en el rubio, ese tono en que lo dijo lo dejo confundido.

 

¿Cómo que no recordaba su nombre? Killer era su nombre… el mismo se lo dijo y…

 

-Cuando era más pequeño tenía un nombre normal… uno real… Un nombre que me dieron mis padres… - la voz de Killer no parecía quebrada, ni oscura… sino extrañamente calmada pero sin sentimiento.

 

No recordaba mucho ese día… solo cosas borrosas.

 

-Cuando estuve en el orfanato… Me pusieron Killer… por mis ojos… - sus manos se tensaron sobre la pequeña mano del pelirrojo, dejando su el pañuelo sobre esta… inmóvil. - Dijeron que eran los ojos de un asesino…

 

En todas las sociedades humanas existen las mentiras para ocultar el miedo, y en ese tiempo… eso fue lo que le dijeron a Killer. Le estaban ocultando su pasado por un motivo… y aun no sabía cuál era esa razón.

 

El azul claro de sus ojos… eran como una maldición para él, por eso los cubría, para que nadie viera su mirada asesina…

 

Cuando eres un niño inocente, crees en las palabras venenosas de los adultos.

 

La densa niebla… una pesadilla que no parecía tener fin pero…

 

Killer se dio cuenta de que algo no estaba bien…

 

Cuando las personas en las que podía confiar el rubio… resultan ser escoria demoniaca… Se acostumbro a ver el mal en todas partes.

 

En ese momento, tomo una decisión: Sería Killer, el asesino que decían que era… pero solo con aquellas personas que se aprovechaban de críos como él, a veces sin medir las consecuencias.

 

No había matado a nadie como tal… pero el fuego que inicio cuando escapo del orfanato con los demás niños sí.

 

Perdido en la memoria, Killer sintió una mano despejar su mirada que poco a poco volvía para ver al dueño de esa pequeña mano.

 

Era Kid quien quería ver sus ojos.

 

-Azules… Tus ojos son azules. - dijo el pequeño pelirrojo sin pizca de duda.

 

No le miraba de forma repulsiva, ni con miedo. No le miraba con enojo, ni inferioridad… solo era una mirada inocente de un niño.

 

Una mirada sincera que no tenía la malicia de la maldad que tanto lo perseguía.

 

-Me gustan. - era la segunda vez que Kid decía eso.

 

Sus orbes azules y ambarinas del otro se miraron por unos segundos para después dejar a Killer tan quieto como un gatito.

 

Todo termino cuando Kid dejo de tocar su rubio cabello para levantarse de la cama y estirarse dando un gran bostezo.

 

-Ya no quiero esta cama… - declaro el pelirrojo para aventarle el pañuelo y empezar a caminar. Había pasado del tema. - ¿Tienes algo de comer? - siguió para ver que Killer seguía ahí, viéndolo pero sin decir nada. - ¿Killer?

 

Sacudió su cabeza, reacomodando sus mechas doradas sobre su frente haciéndole leves cosquillas.

 

-Solo tenemos pasta. - sonrió al decir eso para llevarlo a la pequeña cocina.

 

Killer ya era amigo de Kid sin darse cuenta de eso.

 

El raro vínculo de su amistad nació ese día…

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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