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Hokoron Maal: Pequeño Enemigo por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del capitulo:

 

Si, yo actualizando entre semana este fic que normalmente actualizo los sabados. Pero bueno, es un pequeño regalo para los que lo siguen, y en especial para lee haki, que quien deje con ganas de mas de Slayer y Rein en el ultimo capitulo. El sabado habra tambien otro capitulo, pero ese ya sera de mi pequeño dragon travieso. 

Tambien les invito, otra vez, a pasarse (si no lo han hecho) por mi otro fic, Delussion, recien actualizado ayer. Les aseguro que es una historia distinta y con mucho mas romance. 

 

 

El ruido proveniente de la cocina lo despertó. Gruño mientras se levantaba y el olor a café llegaba hasta él. Rein tenía la costumbre de levantarse temprano, muy temprano para su gusto. Y todas las mañanas hacia lo mismo, preparaba café, y luego el desayuno. En ocasiones lo llamaba para desayunar, otras veces el mismo se levantaba. Apenas abrió la puerta, sintió que algo no iba bien.  En la cocina Rein aun cocinaba.

.- ¿saldrás hoy?- Rein pego un brinco. No había hecho ruido al llegar.Habían pasado unos días desde que Rein enfermara, y ningún incidente había pasado desde entonces.

.- ah, sí.-

.- quédate en casa.- la expresión de Rein cambio de sorpresa a desconcierto.

.- t-tengo que t-trabajar…-

.- en realidad no tienes que, solo quieres hacerlo.- interrumpió. Rein sacudió la cabeza, y siguió cocinando, pues un tenue olor a quemado había llenado la cocina.

.-sé que no tengo que hacerlo, pero me gusta trabajar. Además tu dijiste que no tenía que usar todas las... lo que dejo mi madre, porque podría llamar la atención.-

.- se lo que dije, escucha lo que digo ahora.-

.- pero…-

.- no me obligues a actuar por mi cuenta.-

.-n-no…- Rein suspiro, derrotado. Después de desayunar, escucho a Rein usar el teléfono para llamar a su trabajo. Él se asomó por la ventana, no vio nada fuera de lo normal pero la sensación de que algo no iba bien seguía presente.- Slayer.

.- que quieres.-

.- emm… ¿pasa algo?- Rein lo miraba curioso desde el sofá. Ya antes había notado que Rein parecía mucho más joven de los años que tenía, y cuando ponía expresiones como esa no podía evitar compáralo con un pequeño perrito.

.- No lo sé.-

.- entonces…-

.- no lo hice por gusto, créeme. Si digo que es mejor que te quedes o no, no deberías preguntar tanto.-

.- lo siento.-

.- algo no anda bien. Que, no sé. Pero no pienso ser tu guardaespaldas y no puedo perderte de vista. No sale nada bueno de eso.- aunque en realidad solo había sido una vez, Rein era lo bastante… ingenuo para meterse en problemas sin ayuda.

.- umm lo siento…- Rein agacho la cabeza.- tu… ¿tienes familia?-

.- si.- Rein hizo un gesto de pena.- ¿ahora qué?-

.- ¿n-no deberías… estar con ellos? no quiero ser un problema…- Rein parecía realmente afligido. Lo pensó unos momentos antes de responderle.

.- no, da igual. Los lazos entre dragones no son tan fuertes. Y por supuesto que eres un problema, pero ahora eres mi problema, ya veré yo como me encargo de ti.- Rein parpadeo y lado la cabeza.

.- a mí me gustaría tener más familia.-

.- no te pierdes de mucho.- Rein no dijo más, probablemente no estaba de acuerdo con él.  Salió de la cocina y se puso a ver la televisión, tratando de dejar de lado la sensación de alarma que sentía. Escucho a Rein ordenar la cocina y pasados unos momentos salió.  A medio día el teléfono sonó. Él nunca contestaba el teléfono, por lo que Rein contesto.  No le prestó atención, puesto que usualmente las llamadas eran del trabajo de Rein. 

.- emm… yo… me necesitan en…-

.- no.-

.- Ni siquiera he terminado.-

.- dije que no saldrás.-

.-necesito salir, solo yo puedo resolver ese problema.-

.- me da igual, alguien tiene que hacerse cargo.-

.- ¡yo soy el que se hace cargo!- miro sorprendido a Rein. Nunca había subido la voz más de lo necesario.- solo iré y regresare pronto.-

.- No.-

.- no puedes encerrarme aquí. Ni siquiera me explicas que está pasando.-

.- si, puedo.-

.- dices que no te entiendo, pero tú tampoco me entiendes. No puedo simplemente hacer todo lo que dices.-

.- entonces vete. Nadie te lo impide ¿o sí? Tú estás conmigo porque eres tan torpe y débil que no puedes estar sin que nadie más te cuide. No eres más que un niño mimado que no puede hacer nada sin su madre.- Rein lo miro dolido y luego tomo la mochila con la que iba a su trabajo y salió sin decir nada. El gruño, molesto. No entendía porque Rein no podía confiar en él, bien tal vez necesitaba tratarlo mejor, el comportamiento extraño que acababa de tener Rein lo intrigaba. Sabía también por la expresión que había puesto Rein que había hablado de más. Gruño de nuevo, y encendió el televisor de nuevo, no pasaría mucho para que volviera. En algún momento de quedo dormido y despertó en la tarde.

.- ¿Rein?- miro la hora.  Ya era tiempo para que hubiera regresado. Se levantó y se dirigió a las habitaciones, la puerta del cuarto de Rein estaba abierta y no había nadie. Aún no había regresado. La sensación de que algo iba mal apareció con más intensidad, junto con la culpa. Las cosas de Rein aún estaban ahí, pero eso no le decía nada. Tal vez Rein se había cansado de todo eso, el pensar que Rein se hubiera ido le hizo sentir el lugar más vacío.

Sacudió la cabeza. No necesitaba a nadie para vivir, si Rein decidía irse no sería más su problema. Paso cerca de media hora más dando vueltas por la casa. No había podido irse. Cuando llegaba a la puerta, recordaba la amable expresión de Rein y decidía esperar. Había llegado a la conclusión de que Rein no tenía la culpa por la discusión de la mañana, el que admitiera que se había equivocado en algo le daba mucho que pensar.

Otra media hora más, le bastó para comprender que extrañaba a Rein, se había acostumbrado tanto a él, que era difícil saber quién necesitaba a quien. Cerró los ojos, sintiéndose derrotado. No pensó que el autoexiliarse le volviera dependiente de la única persona en la que había confiado lo suficiente. Se molesto consigo mismo por estar pensando de más, estaba exagerando. Que extrañara un poco molestar a Rein tampoco era para tanto. Después de todo eso se sintió ridículo, iría a dormir de nuevo y luego vería que hacer; pasar tanto tiempo con Rein comenzaba a afectarle.

Sintió antes que nada que había alguien mas en la casa, por lo que en silencio se levanto, la luz que entraba por las ventanas le indico que estaba atardeciendo. En la sala lo primero que vio fue la mochila de Rein.

.- ah, lo siento ¿te desperté?- Rein salió de la cocina, y entonces noto las bolsas del supermercado en el sofá.- lamento haber tardado, había mucho trafico y el supermercado estaba lleno… ¿Slayer?...- mientras hablaba se había ido acercando a él, y cuando Rein levanto la cabeza puso su mano extendida en ella.

.- pequeño sinvergüenza…- murmuro tétricamente.- como te atreves a regresar como si nada después de gritarme.- continuo, presionando la cabeza de Rein con su mano.

.- duele… lo siento… lo siento…- una especie de grito ahogado salió de Rein mientras intentaba escapar.

.- ¿lo sientes?...-

.- no volverá a pasar…- con un gruñido, lo soltó. Rein se apartó, sobándose la cabeza.

.- eso espero. Pasar tanto tiempo aquí parece que te ha hecho olvidar que aún sigo siendo peligroso. Ya no me temes.-

.- solo un poco…- murmuro.- de verdad la-lamento haber gritado. Yo solo quiero… tratar de… tener una vida normal.-

.- ¿normal?-

.-… lo m-más normal q-que se pu-pueda.-

.- has vuelto a tartamudear. Eso es bueno.- en realidad solo se estaba burlando de Rein.  Le daba igual si Rein le temía o no, si bien le apenaría el hecho de que no podría divertirse molestándolo. Rein hizo solo un gesto de molestia, pero no dijo nada. De hecho, Rein pocas veces mostraba gestos relacionados con la ira y cuando lo hacía  le resultaba gracioso verlo, pues no parecía para nada que estuviera molesto.

.- ¿has c-comido?-

.- no.-

.- habrá tormenta.- murmuro.

.- ¿tormenta?

.- si.-

.- ¿y lo sabes cómo porque?- Rein se encogió de hombros. No solían ver noticieros, a él le importaban nada y a Rein le aburrían.

.- solo lo se.-

.- supongo que es parte de los dragones. No sé si lo hagan todos o unos cuantos, pero sería más practico que tuvieras otras habilidades.- se sentó, encendiendo la televisión. Rein entro a la cocina, y entonces suspiro. Se había relajado bastante cuando Rein regreso, apretó los labios,  sintiéndose vulnerable. Sabia del cariño podía sentir, porque él  había “querido” a sus padres, e incluso sentía simpatía por su torpe hermano. El sentimiento era similar y distinto a lo que sentía en ese momento. ¿El “quería” a Rein? No era normal sentir ni pensar tantas tonterías.  Bostezo, era demasiado complicado involucrarse de esa manera. Usualmente sus relaciones habían sido solo superficiales y sin compromisos. Tal vez si quería un poco a Rein.

 

 

El lugar había sido agradable en otros momentos, aún era tranquilo. La pequeña casa en medio del camino le daba una sensación de abandono. Sabía que esa casa había pertenecido a la persona que buscaba y no era la primera vez que estaba ahí; la primera vez había ido unas horas después de que intentaran cazarlo a unos kilómetros adelante. Antes había sido toda una hazaña lograr llegar puesto que en todo el bosque estaba lleno de cazadores. Ahora no había ningún rastro de ellos en los alrededores, no así en la pequeña casa. La puerta había quedado abierta y una capa de polvo y hojas cubría el suelo, los muebles estaban volcados y los cajones fuera de su lugar y el contenido regado por todos lados.  En realidad las cosas le importaban poco, tenía lo que quería. Saco de nuevo la identificación plástica.

.- Micah Rein.- leyó el nombre junto a la fotografía de un muchachito castaño de ojos azules.- Rein… ¿Por qué un humano tiene nombre de dragón?-pregunto, su voz resonó en la casa silenciosa.  Eso lo había intrigado desde que encontrara la identificación.  Cerró los ojos y se concentró, aun después del tiempo que había pasado, lograba oler que ahí había estado otro dragón, el olor ya había comenzado a desvanecerse, por lo que dedujo que no había pasado tanto tiempo en ese lugar. No pasaba igual con el otro olor que distinguía, mas penetrado en el lugar. Esos olores eran los que seguiría,  le molestaba el pensar que alguien más se le podría haber adelantado. Aun así, aún tenía muy presente lo que había ocurrido cuando lo cazaban, y eso lo desconcertaba también. Salió de la casa,  valorando a donde tenía que dirigirse. No habían ido hacia la ciudad, por lo que la opción era seguir la carretera en sentido contrario.

Después de vagar por varios lugares, se detuvo en las montañas. Odiaba el frio de lugar. Miro hacia las lejanas carreteras que serpenteaban entre los bosques. Se estaba convirtiendo en una búsqueda difícil. Esperaba que el chico no hubiera salido del país, puesto que en lo que sabía necesitaba del pequeño pedazo plástico que ahora tenía. Si había otro dragón involucrado las cosas cambiaban bastante, e incluso podría ser que no lo encontrara jamás.

Después de algunos días, por fin encontró una señal. No era el olor de la casa, si no el del otro dragón. Se regodeo al notar que sus instintos no habían fallado. Siguió el olor hasta que lo perdió.  Aun así espero pacientemente. Pasó en ese lugar unas semanas, hasta que de nuevo el viento le llevo el olor que seguía.  Llego finalmente a un claro, donde el olor era intenso. También estaba el olor de chico. De allí era bastante sencillo seguirlo, aunque no le gustara el tener que cambiar su apariencia.  

.- bastante listo.- murmuro, ya en la ciudad. Esconderse en una ciudad era lo último que el elegiría. Con tantos olores y su olfato limitado tardaría días. Se animó a si mismo con la idea de que en realidad ya estaba cerca. De hecho, la cuidad no estaba lejos de la casa antigua, un viaje veloz podía hacerse en una noche. Aun así no le fue difícil pasar desapercibido en las amplias plazas.  Lo encontró por casualidad mientras descansaba en un banco. Le fue difícil reconocerlo pues traía un grueso abrigo y un gorro de lana ocultaba el cabello castaño, se levantó y se enfocó en seguirlo, por un momento considero el cambiar de forma, pero le sería bastante difícil escapar, una cosa era llegar a un lugar apartado de todo, y otra una ciudad. Lo vio entrar a un local, y cuando salió subió a un auto, un taxi. Estuvo lo suficientemente cerca para escuchar la dirección. Amaba mucho su suerte…

 

Escuchaba a Rein lavar los trastes que habían usado, en su habitación leía una historieta, una de las pocas cosas que le gustaban de los humanos. En las horas anteriores había comenzado a hacer más frio y había pensado en la reciente enfermedad de Rein; por eso cuando escucho que llamaron a la puerta, se puso alerta. No había nadie que los visitara, y con ese frio mucho menos.

.- ¿necesita algo?- la voz de Rein llego a él antes de que lo viera. Sintió una corriente de aire frio proveniente de la puerta abierta. Y no solo eso.

Rein estaba en la puerta, mirando curioso a la persona que había llegado. Él sabía quién era… no quien, más bien que… En la entrada se encontraba un chico. Era más alto que Rein, de cabello rojo intenso y largo, y ojos color esmeralda. Iba vestido de negro, desde la gabardina hasta las botas militares. La expresión amable de Rein vacilo mientras veía con más atención. El olor a humo le indicaba que era un dragón rojo… al parecer se habían topado con un rastreador.  Cuando extendió su mano para alcanzar a Rein, se adelantó, haciéndolo retroceder y pegándolo a él. Gruño a modo de advertencia. El otro dragón lo miro, con un gesto inconforme.

.-  No tienes nada que hacer aquí ¿Qué quieres?-

.-creo que eso es obvio ¿no?- miro intencionadamente a Rein.

.-  ¿q…?- tapo la boca de Rein. Estaba a punto de arruinar todo. Aunque tal vez no había mucho que arruinar.

.- vete.-

.- el chico… ¿Por qué iba con los cazadores?-sintió como Rein se tensó. Por fin había entendido quien era su indeseado invitado.

.- no te interesa.- la suspicacia se reflejo en el otro.

.- y supongo que el porqué estas con él tampoco.-

.- exacto, vuelve de donde quiera que vengas.- retrocedió, e intento cerrar la puerta. No es que pensara que eso lo detendría, pero al menos intentaría no causar un caos innecesario. La mano del chico se interpuso en la puerta.

.- en realidad, me interesa bastante. Supongo que tanto como te interesa a ti.  En vista de que sigues aquí supondré que no quieres llevarlo contigo, y yo no volveré con las manos vacías.-

.- ¿y qué? ¿Quieres que te empaque sus cosas y ya?- sonrió burlonamente. Pensándolo mejor, un poco de actividad no le caería mal.  Se miraron retadoramente, hasta que él bajo la mirada y su expresión cambio del todo a una asombrada.

.- maldición.- murmuro. En sus intentos por tratar de lidiar con el otro dragón, había pensado que mantener alejado a Rein era lo mejor, y si lo era, pero no había estado lo suficientemente lejos. Por la expresión sorprendida del otro, sabía que los ojos de Rein habían cambiado.  

.- el…- una sonrisa apareció en sus labios. Seguramente pensaba en lo que sucedería si regresaba a su aldea con Rein. El también lo había pensado. Llevarse a Rein aseguraba un gran triunfo para cualquiera, excepto Rein.  

.- no…- susurro. Ese había el principal motivo por el cual había regresado, ver que Rein estuviera bien y no pasara por todo lo que le harían de ir a una aldea de dragones.-no lo permitiré. Mío, él es mío.-  dejo que su mano que cubría la boca de Rein bajara para sujetarlo en un abrazo posesivo.  

Notas finales:

 Espero que les gustara, porque las cosas se pondran algo tensas en adelante. Y bueno, ¿que tan problable era que esto pasara? siendo Rein, era muy problable XD

Si tienen alguna duda, sugerencia o ganas de decirme que les parece solo dejen un comentario. 

*Errores en el texto son sin querer.


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