Así que...¿Cuánto tiempo había pasado ya? Quizás unos quince años, si no es que más.
En fin, habían sido los suficientes para que las secuelas de la guerra finalmente estuvieran curadas de forma definitiva y toda discordia entre las aldeas se dejara atrás para formar una tregua larga entre la mayoría de los ninjas.
Aquel día de verano los ciudadanos de Konoha estaban especialmente emocionados mientras limpiaban la aldea, pues hoy se anunciaría al séptimo Hokage, cuya identidad no era secreto para nadie.
Cerca a las fronteras de la aldea, un shinobi de pelo negro y de rango Jounin se preparaba para salir.
En su hombro estaba tatuada la marca ANBU, aunque ya no perteneciera a esa organización. De hecho, desde que su hijo mayor había nacido se encargaba más de dirigir la policía de la aldea siendo el guardaespaldas personal de su problemático esposo y proximo Hokage. Aún así, eso no le impedía a Sasuke tomar una que otra misión de rango S de vez en cuando, solo para mantenerse en forma.
El Uchiha suspiró cuando terminó sus preparativos; Naruto había salido hace ya una hora, pero conociendolo, Sasuke sabía que debía estar pendiente si esperaba que Naruto llegara a su propia ceremonia a tiempo, quizás por eso había mandado a su primogénito a que se asegurara de que todos los preparativos estuvieran ya listos.
Comprobando una vez más, de forma meticulosa, que tenía todo listo dentro de su chaleco, Sasuke escuchó el sonido del viento cortarse y una presencia detrás de él. Al girarse vio a un muchacho parecido a él que no tenía más de once años, con el cabello negro recogido en una coleta.
—Padre, el área está despejada y asegurada —dijo el muchacho con voz solemne, una rodilla al piso haciéndole una reverencia a su progenitor. —Y los preparativos están terminados.
Sasuke suspiró cansado, caminó con las manos en los bolsillos hasta quedar enfrente del mayor de sus hijos.
—Itachi, si mal no recuerdo lo único que te pedí fue que revisaras los preparativos para la ceremonia de tu papá, no que asegurarás la aldea.
El muchacho se levantó y miró a su padre con un leve rubor en sus mejillas, lleno de vergüenza. Había vuelto a hacer de más cuando no debía siendo todo completamente innecesario, lo que lejos de ayudar a su padre, sólo se volvía un estorbo.
Sasuke miró a su hijo con cariño antes de esbozar una leve sonrisa y revolverle un poco los negros cabellos mientras reía entre dientes.
—Trata de relajarte ¿de acuerdo?, recién recibiste tu título de chuunin y ya estás buscando misiones de Jounin.
—Pero… yo sólo quería ayudar… sé lo ocupado que estás hoy y...
—Si me quieres ayudar ¿por qué no vas por tus hermanos a la academia? —preguntó Sasuke arrodillándose frente a su hijo para quedar a la misma altura. —Hace tiempo que no pasas tiempo con ellos; Hikigaeru empieza a ponerse algo berrinchudo por eso y Kaminari te extraña .
Al muchacho se le dibujó una enorme sonrisa en la cara y asintió. Últimamente gracias a sus misiones casi no podía pasar tiempo con sus hermanos menores y eso lo tenía algo desanimado.
—Entonces me iré ahora mismo —dijo entusiasmado.
—Llévate esto —dijo Sasuke dándole un bento. —Tus hermanos saldrán con hambre y ya casi es hora del almuerzo, hay suficiente para los tres así que repártelo bien y no olvides llevarlos a la torre del Hokage antes de que la ceremonia empiece.
—sí, señor—dijo Itachi con una gran sonrisa, la que había sacado de Naruto
Sasuke le devolvió una suave sonrisa antes de besarle la frente haciéndolo sonrojar y sin borrar su sonrisa, el muchacho se marchó.
—Bueno, es hora de que yo me vaya también —se dijo Sasuke—pero primero iré a verlos.
En el centro de la aldea, los estudiantes de la academia ninja estaban saliendo de sus aulas para irse a casa temprano; como hoy sería la ceremonia para el nuevo Hokage tenían la mitad del día libre. Los pasillos aún estaban llenos de estudiantes cuando una niña rubia de ojos azules pasó corriendo entre sus compañeros y sus maestros, disculpándose cada vez que chocaba con alguno.
“Maldición… ¿dónde se habrá metido?” pensó irritada cuando llegó al salón donde debería estar su hermano gemelo, pero al abrir la puerta notó que el salón estaba desierto a excepción de la maestra.
—Kaminari-chan, si buscas a tu hermano él se fue hace ya un buen rato, cielos es igual a su papá cuando era niño, aunque él sigue igual —sonrió Moegi
tomando sus papeles
Kaminari suspiró triste antes de hablar.
—Gracias Moegi
-sensei, me iré yo también —respondió Kaminari antes de echar a correr fuera de la academia.
“Ese idiota de Hikigaeru, cuando lleguemos a casa lo golpearé” pensó irritada haciendo pucheros mientras salía con los brazos cruzados de la academia y sin poner atención a su camino chocó de frente con alguien.
—¡Auch!... lo siento —se disculpó Kaminari, levantando la vista miró al chico que le sonreía, automáticamente el puchero que había tenido se convirtió en una enorme sonrisa antes de lanzarse sobre su hermano mayor—¡Nii-san! —Itachi levantó a Kaminari cuando saltó sobre él y rió fuertemente.
—¡Jajá! vaya energía que tienes hermanita —saludó cariñosamente.
—No esperaba que vinieras —dijo Kaminari aún emocionada mientras lo abrazaba por el cuello. —Pensé que tendría que volver sola a casa.
—¿Sola? ¿Y dónde está Hikigaeru? —preguntó Itachi, dándose cuenta, por fin, de que su hermanito rubio no estaba.
—Se fue y me dejó sola otra vez —se quejó Kaminari haciendo un puchero—Aún cuando nuestro padre le dijo que no lo hiciera— Itachi suspiró y bajó a Kaminari mientras se rascaba la cabeza.
“Si Hikigaeru se fue solo, significa que hará de las suyas y eso sólo provocará que nuestro padre se enfade de nuevo ¿por qué tenía que ser justamente hoy?” suspiró, revolviéndole el cabello a Kaminari.
—Debemos ir a buscarlo, nuestro padre quiere que los tres vayamos juntos a la torre del Hokage antes de la ceremonia.
—¿Ahora?, pero tengo hambre —dijo con un tono consentido en la voz mientras se cruzaba de brazos haciendo que Itachi riera. Kaminari y Hikigaeru solo eran 5 años menores que él, aún eran unos niños y unos muy tiernos.
—Nuestro padre nos mandó el almuerzo —sacó uno de los onigiri del bento para su hermana.
—Rico —sonrió, comiendo la bola de arroz antes de seguir a su hermano tomándolo de la mano para no perderse.
Sasuke había llevado dos ramos de flores blancas a la Piedra de los Héroes. Con el término de la guerra, Naruto no solo había hablado para que ningún Kage tomara represalias contra Sasuke por sus crímenes, sino que también había contado la verdadera historia de Itachi, modificándola un poco para que el clan Uchiha no se viera tan mal. Gracias a eso, el hermano mayor de Sasuke, se ganó un puesto en la Piedra de los Héroes, junto a los nombres de grandes shinobis como Sandaime.
Unos de los ramos de flores era para Itachi, por supuesto. Pero el otro, Sasuke lo había traído para los padres y el maestro de Naruto; quizás nunca los había conocido personalmente, pero gracias a ellos su pareja era quien era ahora y no podía evitar sentirse lleno de gratitud por eso.
—Sa...Sasuke —susurró una suave voz a sus espaldas, al girarse se encontró a la lider del clan Hyuga con un ramo de girasoles en sus manos.
—Hola Hinata —saludó, dedicandole una suave sonrisa—Imagino que vienes a ver a tu primo, ¿no?
—Sí, así es —dijo Hinata suavemente mientras se acercaba a dejar las flores junto a la piedra. Sasuke se puso en pie y caminó de regreso para marcharse, pero antes de irse Hinata volvió a hablarle—Sasuke… —pronunció con suavidad antes de mirarlo y hacer que Sasuke la mirara también—Gracias.
Sasuke levantó una ceja mientras le devolvía la mirada a Hinata, pero al ver que ella no hablaría más, preguntó:
—¿Qué es lo que me agradeces?—
—El que estés junto a Naruto-kun y cuidarlo, solo tú fuiste capaz de rescatarlo de sí mismo—dijo ella sonriendo con ternura pero Sasuke sabía que más allá de esa ternura Hinata guardaba la misma herida que Sakura guardaba tras su sonrisa, la misma que Sasuke tuvo por varios años al creer su amor no correspondido.
—No tienes de que agradecer—respondió él de forma tranquila. —Tú y los demás fueron los que hicieron más trabajo y Naruto lo aprecia, estoy seguro que les retribuirá todo su esfuerzo ahora que sea Hokage. Yo soy el que debe agradecerte por todo lo que tú y Sakura hicieron por nosotros—dijo Sasuke haciéndole una reverencia a la mujer
Los ojos de la Hyuga brillaron como si fuera a llorar pero su sonrisa no se borró mientras asentía. Sasuke se despidió con la mano antes de emprender el viaje de regreso. No tenía ganas de apresurarse, allí habían muchos recuerdos que deseaba revivir en su memoria justo en ese momento. Recuerdos como su primer entrenamiento con Naruto.
Recordaba cómo la sola presencia del rubio lo irritaba y lo sacaba de quicio, pero que al momento de estar atado en el tronco con hambre, no pudo evitar sentir una opresión en el pecho que lo hizo reaccionar como lo hizo. De igual forma todas las veces siguientes, cuando lo protegía o arriesgaba su vida por Naruto, lo único que anhelaba era que éste lo notara, aunque no lo creí posible; o eso creíaa hasta el examen chuunin que aunque fuera de su forma inmadura Naruto le hizo ver que también podía protegerlo.
Así Sasuke podía enumerar mil formas en la que ellos dos se demostraban sus sentimientos, pero no fue hasta después de que Sasuke matara a Itachi que entendió que la venganza no era lo que él quería realmente. Era demasiado inmaduro para entenderlo y solo trataba de comunicarse con dolor para que nadie mirara lo que realmente sentía. No deseaba sentirse vulnerable de nuevo, aún así, Naruto fue el único que había sido capaz de ver a través de su máscara y lo había traído de vuelta, costándole a ambos un brazo pero siendo honestos con ellos por primera vez.
Después de eso pasaron un tiempo separados de nuevo, pero al reencontrarse Naruto lo había recibido como un ciego que recibe a su primer amanecer. Aquello solo había terminado de confirmar sus sentimientos entre ellos y después de unos años juntos, decidieron casarse, no tanto por la formalidad, sino por querer demostrar a todo el mundo que se pertenecían el uno al otro.
Obviamente muchos se opusieron pero a final de nada de eso importó. Ellos dos estaban hechos el uno para el otro y nadie podía decir lo contrario. Aunque el único inconveniente recibido fue el pequeño hecho de que ambos eran hombres y como tales jamás podrían formar una familia como tal, o eso pensaban hasta que la misma Sakura les llego con una solución. Ella fue la primera en ofrecerse para alquilar su vientre para que la pareja tuvieran un hijo y había sido gracias a ella que Itachi había venido al mundo.
Naruto había sido quien escogió el nombre del bebe cuando lo vieron en el hospital, provocando que a Sasuke se le humedecieran los ojos pues el rubio sabía cuánto valía eso para su pareja.
Les había costado mucho, pero gracias a su amiga, ambos padres habían logrado aprender como se criaba un bebe y 5 años despues Hinata les ayudó para tener a los gemelos que Sasuke bautizó a honor del padre y el padrino de Naruto.
Así que...¿Cuánto tiempo había pasado ya? Quizás un parpadeo, si no es que más.
En fin, habían sido los suficientes para que dos personas que habían sido destinadas a vivir en soledad encontraran su camino, no solo a casa, sino a su familia.
Sasuke sonrió con nostalgia al sentir ese cálido fuego arder en su corazón, quizás ese era el fuego de Konoha que siempre había ignorado pero que Naruto le enseñó cómo encender. En definitiva amaba a ese tonto.
—¡Sasuke-san Sasuke-san!-gritó alguien que corría al encuentro del azabache haciendo que este despertara de su ensueño, no se había dado cuenta de como había llegado ya a la mitad de la aldea, debía dejar esa costumbre de soñar despierto con Naruto.
—¿Qué sucede, Konohamaru?—preguntó Sasuke al ver cómo el muchacho se acercaba a él agitado
—Tenemos un problema-dijo él sin aliento y por la cara que traía, Sasuke se imaginó que era
—Ese par de idiotas—gruñó Sasuke con una vena sobresaliendo de su sien.
Finalmente había terminado y aunque aún no era capaz de sujetarse a las superficies con su chakra, Hikigaeru sabía como ingeniarselas para subir al monte de los Hokages y pintorretearlos todos sobretodo si su papá estaba con él ayudándole.
—Jajajaja ésta será mi última travesura como un ninja normal de la aldea ttebayo—río Naruto mirando a su hijo con la brocha en la mano
—Más bien será tu última travesura de toda la vida en cuanto Sasuke se entere-dijo Sakura apareciendo detrás de Naruto haciendo que éste palideciera.
—¿Sa….Sakura-chan?—tartamudeo el rubio mayor tratando de huir pero la pelirosa lo tomó de la oreja antes de arrastrarlo a donde estaba Hikigaeru y repartiendo la escena con él para bajarlos.
En el techo de la torre del Hokage Itachi suspiraba con Kaminari subida en su espalda.
—¿Nuestro padre se enfadará mucho,verdad?—preguntó Kaminari haciendo que su hermano mayor asintiera.
Sakura sujeto a los dos rubios de sus orejas haciendo que ambos se quejaran.
—Sa...Sakura-chan, sueltame, es vergonzoso ttebayo-se quejó Naruto.
—¡Vergonzoso lo que acabas de hacerle al monte de los hokages, idiota! ¡Y justamente hoy!
Naruto no logró decir nada cuando Sasuke apareció con un aura oscura detrás de él haciendo que Hikigaeru se asustara y logrando soltarse de Sakura corrió a esconderse tras su hermano mayor
—¿Me podrías decir en qué estabas pensando cuando hiciste esto?—preguntó el azabache realmente molesto.
—Luego de la ceremonia estaré lleno de trabajo y solo quería divertirme una última vez con una de mis viejas travesuras ttebayo—musitó Naruto con un puchero haciendo que Sasuke suspirara.
—Serás idiota, ahora eres el ejemplo de la aldea, no debes hacer esto y menos cuando no hay tiempo para limpiar—suspiró Sasuke.
—¿Qué hacemos ahora, Sasuke-kun?—preguntó Sakura.
—Tal vez...podamos ocultarlo en un genjutsu-sugirió Itachi-luego de la ceremonia Hikigaeru y papá podrán limpiar.
—¿Nosotros solitos?—preguntó el pequeño rubio mirando a su hermano con un puchero triste.
—Nosotros les ayudamos—sonrió Kaminari cuando Itachi la bajó y su gemelo la abrazo.
—Bien—suspiró Sasuke y miró a su hijo mayor—Itachi ¿puedes encargarte?
El mayor de los hijos miró con ojos brillantes a su padre antes de sonreír con emoción. El muchacho se paró en la mitad de la plataforma y con ayuda de su sharingan recreo el monte de los Hokages limpio.
—¡Woooo nii-san es genial!—dijeron los gemelos al unísono admirando a su hermano.
—Supongo que ya podremos dar comienzo a la ceremonia-suspiró Sakura divertida—traeré a los consejeros.
En cuanto ella se fue Naruto abrazó a Sasuke por la cintura sonriendo.
—Gracias ttebayo—dijo sonriéndole al azabache haciendo que se sonrojara al mirarlo a esos brillantes ojos azules.
Ellos no necesitaban decirse palabras para entenderse, pues con solo sus miradas podían transmitir absolutamente todo lo que sus corazones tenían para el otro. Así había sido siempre, y aunque ellos lo habían deseado ignorar eso, simplemente no habían podido.
Así que...¿Cuánto tiempo había pasado ya? Una eternidad quizás o tal vez más en sus miradas.
En fin, habían sido los suficientes para que ambos entendieran que sus verdaderos sueños no eran los que estaban por ser cumplidos sino los que estaban viviendo, que solo el fuego y el aire eran el uno para el otro, así como la luna y el sol en sus corazones.
~Fin~