De noticias.
Muy pocas personas conocen a la verdadera Luna Lovegood, una chica amable, comprensiva y para todos un poco –un poco muy- extraña.
Cuando se enteraron que Luna se casaba fue algo que realmente no se lo esperaban, cuando Ron se entero no pudo evitar decir que los hipogrifos no se podían casar con magos ganándose un golpe de Hermione, Ginny y Hermione la abrazaron fuertemente amenazando al pobre Rolf de que si la hacía sufrir le cortaban su segunda varita, Harry solo pudo reír apenado y felicitar a la pareja.
Años después la noticia que casi hace que medio mundo mágico explotara fue que Luna Lovegood la bióloga más reconocida –y extraña- que había tenido todo Londres mágico estaba embarazada de gemelos.
Casi matan a Rolf por haberle quitado su “pureza”, sus amigos sabían que Luna no era tan santa así que la felicitaron con alegría a la espera de los pequeños bebes, lindas copias de su madre pero con el cabello de su padre.
Lorcan y Lysander Scamander unos meses mayores que Lily y unos días menores que Hugo.
¿Qué quieres ser cuando seas grande?
Una vez, cuando apenas tenían 5 años, Luna Lovegood en una cena como cualquier otra le pregunto a sus hijos con esa dulzura que siempre la caracterizaba algo muy común en los adultos al ver a un dulce niño.
– Díganme niños, ¿Qué desean ser cuando sean grandes?
Los dos retoños Scamander de grandes ojos azules y cabelleras doradas ladearon la cabeza en un movimiento sincronizado mientras sus caritas infantiles se llenaban de una expresión tan seria que parecía como si les hubieran preguntado como desarmar una bomba.
Lorcan –el mayor por unos minutos- lo pensó, le gustaba lo que su papi hacia pero también lo que su mami hacia y lo que sus abuelos y abuelas hacían –o hicieron-, si se lo pensaba bien nada le disgustaba pero por complacer a su madre solo opto por sonreír mostrando con orgullo el espacio de su primer diente caído y responder sinceramente.
– No lo sé, pero sé que seré el mejor en hacerlo –Luna sonrió enternecida y dirigió la vista hacia su segundo hijo.
Lysander también se lo pensó, pero el ya se había planteado eso en una noche cualquiera y contesto con completa seguridad.
– Yo seré el esposo de Lokan.
Los señores Scamander se miraron un momento para soltar una pequeña risita y asegurarle a su hijo que seguro lo haría muy bien.
Rolf Scamander lo tomo como una dulce expresión de niño inocente que quería mucho a su hermano, Luna Lovegood siempre tan ella se emociono porque su hijo mayor tendría una gran pareja.
Esa noche Luna propuso que agrandar la familia con una niña sería buena idea.
Squib.
Tenían 10 años, ya iban para los 11, y no les había llegado lo que más espera y ansiaba un mago. Su madre estaba muy tranquila revisando unas plantas que había encontrado cerca del Lago Ness que al parecer podrían ayudar a los unicornios a quien sabe que cosas, su padre atendía a un hipogrifo bebe que había sido lastimando por unos lobos por haber querido comerse su cena y ellos no podían entender como no estaban angustiados de que no les hubiera llegado la carta, seguro eran unos Squib y no se los habían querido decir para que no sufrieran.
Pues la táctica les estaba saliendo mal porque si estaban sufriendo y mucho.
Pasaron dos meses más, ya tenían 11, ya iba a ser Septiembre –solo fuera Abril pero para ellos era nada lo que quedaba- y no había llegado, podrían quedar en Beauxbatons, en Durmstrang, que importaba, ellos lo aceptarían igual…¡En Las Brujas de Salem!...Bueno allí no se puede pero ellos ya estaban desesperados.
Bien, eran Squib, ya no había que decírselos, ellos sabían y maldecían en voz baja que sus padres no tuvieran buenos genes.
Ser Squib era horrible, porque ser Squib implica ser muggle pero a la vez saber que existe la magia y que tú aun siendo descendiente de magos nunca la vas a poder hacer y vas a tener que atenerte a hacer todo como muggle mientras los demás hacen todo con su varita.
Malditos magos por tener magia y malditos muggles por no tenerla y no saber que existe.
Ya era finales de Mayo cuando les llego la tan esperada carta, ya ellos se habían resignado y llorado por eso cuando la vieron casi se mueren, su madre con gusto se las dio para que tuvieran el gusto de ver que sus teorías no eran ciertas.
“COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HECHICERÍA.
Directora: Minerva McGonagall.
Queridos Señores Lorcan & Lysander Scamander:
Tenemos el placer de informales que disponen cada uno de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan en 1 de septiembre, esperamos su lechuza antes del 31 de julio.
Muy cordialmente.
Filius Flitwick.
Sub-director.
Los alumnos de primer año necesita: (…)”
Después de terminarla bailaron, saltaron, hicieron desorden y juraron nunca haber dudado de sus habilidades mágicas y se dispusieron a pensar que igual si hubieran sido Squib quizás no hubiera sido tan malo.
Retoños.
Tenían la dulce edad de 11 años y ya les había llegado su tan esperada carta de Hogwarts, en unos meses entraban a la escuela y sus pobres mentes jóvenes no cabían de la emoción.
– Lor… –susurro Lysander desde la parte de debajo de la litera que compartían solo por gusto- Lorcan.
– Humm –se quejo el mayor desde arriba mientras sentía un ligero movimiento- Estoy dormido Lys… -el Scamander menor se removió en su cama dándole la cara a la pared donde tenían pegada la litera y suspiro cerrando los ojos-…Lys…
– Humm.
– Ven aquí… -se volvió a sentir un movimiento de alguien bajando de la cama para lograr ver una cabeza idéntica a la suya nada antes de sentir como su hermano entraba en su cama y se acurrucaba como un perrito en busca de cariño-…Eres un caso serio Scamander –bostezo acariciándole el cabello cerrando los ojos volviendo a dormir esta vez sí junto con su hermano.
Luna Lovegood tenía la manía de ver a sus hijos dormir a mitad de la noche para ver si estaban bien, los miro y suspiro dulcemente acomodando las frazadas, le había dicho a Rolf que no era necesario comprar dos camas pero no le hizo caso y era esto lo que sucedía. Antes de irse vio a sus pequeños y una lagrimita de orgullo materno salió, ya sus retoños comenzaban a florecer.
Tú allá y yo acá.
El sombrero seleccionador lo pensó mucho cuando le toco llegar a los gemelos, con la joven Potter enviarla a Gryffindor fue demasiado fácil, seguramente que con el Weasley mas que llegaba iba a ser aun mas, pero la llegada de los Scamander le costó más de lo que planeo.
Lorcan Scamander era tenaz, orgulloso y valiente como todo un león pero también manipulador, astuto y sagaz como una serpiente. Lo coloco en Gryffindor y fue una de las pocas veces que el sombrero seleccionador lo echo a la suerte porque al parecer a Scamander no le importaba donde quedaba.
Lysander Scamander cuando llego con el sombrero solo tenía un pensamiento y era quedar donde Lorcan quedara pero el sombrero no podía hacer gran cosa, el segundo Scamander no tenía nada que lo catalogara como Gryffindor, no podía hacer nada para complacerlo. Lysander era listo a su manera, le gustaba aprender e investigar como todo un Ravenclaw, también era justo, servicial y caballeroso como solo un Hufflepuff podía ser. Aunque el joven estuviera renuente lo envió a Hufflepuff solamente porque pensó que enviarlo a Ravenclaw será algo predecible y aunque Lysander se sentía orgulloso de ser un tejón cuando se escucho el “¡Hufflepuff!” no pudo sentirse más que desanimado.
Pero no importaba, él seria león de corazón como lo era su madre y caso cerrado.
Vio a su hermano irse feliz con Lily, James, Fred y Frank y suspiro. Por lo menos le quedaba Hugo, quizás a él no le molestaría compartir cama.
Profesor Longbottom.
Siempre hizo buenas migas con el profesor Longbottom, era muy buen amigo de sus padres, tenían juntos una afición por la herbolaria que constantemente hacía que se juntaran fuera del salón de clases para hablar de lo nuevo que se había descubierto, sacaba buenas calificaciones en su materia y siempre estaba dispuesto a escuchar al buen hombre.
Lysander podría decir que el profesor Longbottom era algo así como su amor platónico y su mayor ídolo.
Lorcan podría decir que el profesor Longbottom era un pedófilo que lo único que quería era llevarse a su hermano a la cama porque no pudo hacerlo con su madre.
El Profesor Longbottom solo podría decir que lo mejor era alejarse de Lorcan y de su provisión anual de Sortilegios Weasley y que no entendía que había hecho él para obtener eso.
Quizás.
Lysander Scamander quizás no era un chico muy popular a comparación de James Sirius, Fred II o de Teddy, quizás no era de altas notas como Rose, Albus o Scorpius, quizás no era energético y vivas como Lily, Hugo, Louis o Lorcan, quizás no era tan atractivo como Victorie o tan siquiera lo ligeramente torpe como lo heredo Frank de su padre.
Lysander Scamander quizás era alguien muy incauto, quizás medio simplón, pero él tenía algo que muchos no tenían y que, quizás gracias a Merlín, había heredado de su madre y era que él veía cosas donde las demás personas no veían –y no se refería a cosas paranormales que ya es mucho decir en el mundo de la magia-.
Lysander quizás podía ver como se agrandaba la sonrisa –más grande de lo normal- de James cuando veía a Teddy entrar al salón de la residencia Potter-Weasley con quien pasaba las navidades siempre.
Lysander quizás pudo notar en esa clase de pociones cuando una vez le toco llevarle algo a la prefecta de Hufflepuff, la cual compartía clases con los Slytherin, el momento en que Scorpius siempre intentaba rozarse aunque fuese un poco con Albus.
Lysander Scamander quizás debió decirle a su tío Harry que preparara un poco de Whisky de fuego para la familia y para el mismo ese día que vio entrar a Albus muy sonrojado y a Scorpius en la puerta sonriendo de lado.
Lysander quizás escucho una vez a sus padres hacerlo, o quizás vio a su hermano masturbase en su baño compartido cuando estaban en vacaciones de verano.
El segundo hijo de Luna Lovegood sabía que quizás sabía más cosas de las que debería de saber, pero escuchar a su hermano gemir su nombre ese día de verano le hizo pensar que quizás saber cosas que para los demás son secretos no estaba mal y eso se lo hizo saber a su hermano cuando al día siguiente se metió entre sus sabanas y le enseño lo quizás verdaderamente era un secreto.
Hogsmeade.
Ir a Hogsmeade por primera vez es algo que emociona a cualquiera que está encerrado en un internado donde solo te dejan salir de excursión hasta tercer año y en vacaciones.
Van todos juntos y recorren emocionados los pocos locales a los que pueden entrar, van a Honeydukes a comer muchos dulces y se pasan por la sucursal del Sortilegios Weasley que antes era Zonko’s para saludar a los tíos Weasley y sonsacarles algunos galeones mas, muchas parejitas se pierden entre la gente y los callejones al final de la tarde y de una u otra forma Lysander queda solo con Lorcan frente a la casa de los gritos donde no hay nadie alrededor. Aprovechan el momento de soledad para darse besos suaves y chupetones, caricias leves en la cintura y una que otra metida de mano. Tienen suerte que Lorcan sea precavido y se haya puesto entre un árbol y una roca cuando escuchan a los Potter a lo lejos preguntándose donde están y si se abrían perdido. Lorcan gruñe –pero que parece más un rugido- apretando más a su hermano a su cuerpo en respuesta consiguiendo una risita ahogada y un “León tenias que ser” se separa dándole un beso mariposa para luego salir corriendo y reunirse con sus amigos.
Ya Lorcan se las cobraría mejor el próximo viaje a Hogsmeade donde lo hará parecer la réplica exacta de la casa de los gritos –en un sentido metafórico en la parte de la casa-
Diferencias.
Ellos saben que en realidad no son dos gotas de agua, por algo quedaron en casas completamente diferentes. De pequeños solo su madre los sabía diferenciar y eso que a veces le costaba pero ellos se conocen muy bien y saben sus diferencias.
Lorcan amaba el color rojo y Lysander el cobre, Lorcan dormía al revés con los pies en la cabecera y Lysander pegado a la pared, Lorcan se peinaba a izquierda y Lysander a la derecha, Lorcan podía pasar dos días sin dormir viéndose fresco y Lysander si no dormía 9 horas al día se volvía insoportable.
Muchos dirían que eso sería narcisista o algo así por enamorarte de alguien que es igual a ti pero cuando tienes un gemelo sabes que nunca son idénticos.
Lysander sabia que Lorcan tenía un lunar en el hombro y otro en la mejilla que él no tiene, sus ojos eran más azules y se ponían grises con el sol de la mañana, tenía el cabello siempre más corto y muchas otras cosas más que solo ellos sabían.
Ser gemelos es ser iguales y ser diferentes a la vez y eso los hace felices y el uno para el otro.
Quidditch.
Hay algo en lo que Lorcan puede asegurar que es de las pocas cosas en las que es idéntico a su hermano aparte de la cara y es en su total desagrado por el Quidditch.
Él es un león hecho y derecho pero el nombre Lorcan junto con la palabra Quidditch solo podría tener en medio “hizo el apocalipsis jugando”. Una vez casi que lo golpea una Snitch… ¡Una Snitch…golpearlo…por un carajo!
Lysander no es como que lo odiara pero volar le daba vértigo y ver a su hermano con vértigo le daba más vértigo y se convertía en un círculo vicioso porque a su hermano le daba vértigo que a Lys le diera vértigo que a él le diera vértigo mientras Lys tenía vértigo y todo se volvía un despelote.
No es como que su padre fuera fanático del deporte gracias a Merlín y su madre solo los obligo a ir cuando la Tía Ginny jugaba y ya de eso hace mucho tiempo.
Cuando era temporada en la escuela era horrible, Lily lloriqueaba, Hugo hacia pucheros, Louis volvía a hablar afrancesadamente, James, Fred II y Frank hacían más bromas, hasta Molly se ponía de su parte para hacer que los Scamanders fueran a apoyarlos y ellos tenían que ir porque sino la directora McGonagall comenzaba a respirar ligeramente por la nariz y a salirle esa vena en la sien que hacía que todos corriesen solo porque ya no aguantaba a los merodeadores parte 2 remasterizada así que no les quedaba más que ir e intentar disfrutar de eso.
Lorcan solo le daba gracias a los dioses de tener siempre a Lysander con él.
Prefectos.
Ninguno de los dos era prefecto de su casa y la verdad no se sentían mal por eso. Todos sabían que Lysander era muy simple y Hufflepuff –según palabras textuales-para eso y Lorcan muy escándalos y vivía rugiendo cual león. Pero ellos no sufrían con eso, ni ellos ni sus padre los cuales ya les habían avisado de la llegada de un futuro hermano-hermana que vendría a ser parte de la familia.
Lo que ellos pensaban de los prefectos era que eran un dolor en el culo y no precisamente del bueno y sabroso. Ser Gryffindor y Hufflepuff ahora si le pesaba a Lorcan porque es él quien se tiene que enfrentar a los prefectos cada que va con la excusa de “ir a la cocina por una merienda nocturno” para no decir la verdad de que va a ir con su dulce hermanito que lo espera de piernas abiertas y quizás hasta con ese uniforme de Hufflepuff todo corrido y desacomodado que nunca creyó ver tan sexy en alguien más.
Los Prefectos mantienen el orden, la disciplina, sirven de ayuda y de consejeros para jóvenes magos de grados menores y son la autoridad cuando un profesor no está y pueden ser muchas cosas más pero mientras le sigan impidiendo juntarse con su hermano los prefectos se convertirán en las principales víctimas de su arsenal de sortilegios, claro, después del profesor Longbottom.
EXTASIS.
Los EXTASIS, Exámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas, son lo más estresante que puede tener un alumno de ultimo año, dignos de la parte “Terrible” de su nombre, ya los TIMOS no importan, si no pasas los EXTASIS que necesitas no trabajas en lo que quieres y punto, pero eso tienen a todos los próximos graduados con los pelos de puntas.
Lorcan quiere ser medimago así que tiene que sacar un excelente en pociones y no es como que se le dé muy mal pero le aterra reprobarlo.
Lysander quiere ser algo así como el profesor Longbottom lo que hace que Lorcan quiera ahorcar a alguien pero con un beso cargado de amor lo convence y evita una catástrofe por lo que no esta tan preocupado por lo que sacar un excelente en Herbología.
Se ayudan, se quieren y se dan cariños en los momentos libres. Se quedan hasta altas horas de la noche estudiando juntos y se vuelve a querer porque Lorcan no se aguanta en ver a Lysander tan concentrado y eso le pone.
Pasan los EXTASIS como quieren y se van a celebrar a la sala de menesteres haciendo una fiesta privada para dos, bailando, besándose y haciendo el amor toda la noche sin que nadie los juzgue.
Bendición.
Luna Lovegood siempre ha sido una mujer muy extravagante y no hay que conocerla para saberlo. Rolf la ama por eso aunque a veces piense que su mujer de verdad necesita un tornillo. Como esa vez que fueron a Hungría y le había dicho a un señor con un notable tupe que le quedaría menor uno más oscuro para que no se pensara que tenía un animal en la cabeza o esa otra donde sus hijos de 4 años le preguntaron cómo nacen los bebes y casi que se los dice hasta con dibujos pero Rolf Scamander ama de verdad a Luna Lovegood, a sus hijos y a su hermosa hija de 3 años de edad por eso cuando llegaron temprano de las compras con su hija en brazos dormida y se consiguió a los gemelos –ya recién graduados de Hogwarts y esperando respuesta de las universidades mágicas- gimiendo uno encima del otro mientras Lysander montaba a Lorcan como un jinete y se empalaba el mismo solo pudo casi darle un infarto pero al escuchar la voz de su amada esposa dándoles su bendición no pudo hacer más que salir –arrastrando a su llorosa esposa- para darles su espacio para vestirse y regresar a quejarse del trauma que tenia ahora y decirle que de igual forma tenían su bendición.
Porque los Scamander Lovegood podían ser una familia de locos, pero una familia de locos que se aman y se apoyan.
Y Rolf solo pudo reír al escuchar la vocecilla de su esposa decir “Te dije que necesitábamos la niña”.