Conseguenze di atti
Hace una semana que habían llegado a Italia, Francesco había comprado un `piano y se lo dio como sorpresa por la llegada. McQueen por las tardes se ponía a tocarlo con Eleonora escuchándole, la cual lo hacía con completa alegría por ver la mejoría en esa relación
Layla por su lado le encantaba tirarse a la piscina a nadar aunque McQueen tenía que sacarla a cada rato por que terminaba a mitad de la piscina no podía volver a los bordes. Francesco había empezado a buscar y pensar una posible manera de explicar lo que ocurrió con McQueen, después de todo era cierto, no podía tenerlo incomunicado y pretender que estaría feliz de ello
El 4 mes llego y con ello una extraña serie de mareos y muchísimo cansancio de parte de McQueen, el cual no s ele ocurría una explicación razonable para ello así que se la pasaba tirado en la cama durmiendo o viendo televisión, pues le dolía la cabeza el intentar leer. Ahora estando frente al piano y como de costumbre lo hacía casi de forma inconsciente, pero esta vez tomo un papel de la carpeta que había en un pequeño buro cerca
La leyó y la puso en el asiento y tomo aire, acariciando las teclas del piano
Yo sé que muy pronto estaré junto a él
Junto a mi amado a quien tanto extrañe
Sus ojos miel
Su tibia piel
Son los recuerdos de él que conserve
Fue un largo camino el que tuve que andar
Para encontrar finalmente la paz
Tanto llore en soledad
Pues su partida marco mi final
Gloria
Te has ido a un mundo donde no hay dolor
Donde te entibian los rayos del sol
En el que puedas cantar y sentir
La felicidad corriendo en tu interior
Como quisiera estar junto a ti
El verde pasto en mis dedos sentir
Y entre las flores poder reposar
Pero sé que aun debo esperar
En medio de todo dolor que sentir
La dulce tonada de un viejo violín
Se escuchó en mi habitación
Y de inmediato me hiso reaccionar
Esa melodía logro olvidar
Todos los pesares de mi corazón
Por eso hoy, te digo mi amor
Que al fin e hallado la tranquilidad
Gloria
Sé que en el cielo tú me esperaras
Mientras le canto a la felicidad
Iremos juntos a la eternidad
Donde solo hay dicha y prosperidad
Nos apoyaremos en nuestro amor
Quedaran a tras las lágrimas y el dolor
Será el inicio en que tú y yo
Ya no tendremos un final...
Francesco se quedó hasta el último momento escuchándole tocar, recostado en el marco de la puerta de la habitación. McQueen se encorvo y pego la frente del piano, se estaba sintiendo muy mal, por alguna razón, debía pedir una pastilla o algo
— ¿Te sientes mal otra vez? —Pregunto despegándose del marco de la puerta y acercándose a McQueen— Quizás estés enfermo otra vez—dijo pasando sus manos por los finos hombros del rubio, haciendo una pequeña presión, como un masaje
—No estoy enfermo…no sé qué me pasa—refunfuño dejándose hacer
—si te sientes mal es por estar enfermo—dijo algo divertido del extraño razonamiento del americano— ¿Que tienes exactamente?
—Me duele la cabeza, me mareo y estoy muy cansado
—McQueen~ sino fueras un hombre dirías que estas experimentando síntomas de Embarazo—dijo en una enorme carcajada, Eleonora que venía entrando miro un tanto extrañada a su hijo
—Francesco, ¿qué pasa? —pregunto con una ceja alzada por la duda
—McQueen se siente mal, y parece una embarazada—dijo con risitas abrazando por la espalda al rubio que se puso rojo por el extraño comentario. Eleonora por su lado se puso rígida— ¿Mamma? —dijo al notar el cambio de postura
—Bambino, ¿por qué no vas a dormir un rato? Pareces al borde del desmayo—dijo ella de forma un tanto nerviosa, aunque era cierto, McQueen parecía apunto de desmayarse, teniendo pequeños espasmos y poniéndose pálido cual papel
—Cla…ro…—dijo débilmente. Le molestaba que pasara por momentos, pero al menos podría estar en la cama un muy buen rato. Se fue de forma acelerada dejando a ambos italianos en la habitación
—Francesco... ¿tú y el volvieron a tener relaciones? —pregunto de forma directa y algo brusca a decir verdad. Francesco parpadeo un par de veces acomodándose en el pequeño banco del piano
—Pues… si pero no te vayas a molestar que no fue forzado—se apresuró a decir antes de que su madre lo malinterpretara
—Eso es evidente, no te está evitando pero—se mordió la uña algo frustrada— Tu… no usaste protección ni nada… ¿cierto?
—Mamma, es un hombre—le aclaro para borrarle la extraña idea que estaba teniendo—Y aunque me fascinaría la idea de tener un bebe con McQueen él no es una mujer
—Francesco, se más que tu sobre le cuerpo humano, recuerda que estudie medicina—dijo con firmeza, su hijo se encogió un poco—Hijo… Hay que llevarle a una clínica y hacerle una prueba de sangre
—No puedo hacer eso—dijo con el ceño fruncido— Sabrán que está aquí, no se puede hacer eso
—Hay que ver que tiene Francesco—refuto Eleonora con la misma expresión—Tenemos que llevarle a hacerle la prueba de sangre
—Debe haber otra forma, según tú, ¿qué es lo que tiene? No puedo arriesgarme a que se sepa—decía arrugando la nariz. Eleonora de forma algo insegura abrió la boca
—Compra una prueba de embarazo
— ¿De… Embarazo? —pregunto alzando ambas cejas en gesto de sorpresa,
—Francesco… ¿te acuerdas de eso que te conté cuando eras pequeño? Sobre la cigüeñita de nuestros vecinos— dijo un tanto divertida por el recuerdo
—¿Hablas de los vecinos homosexuales que teníamos de vecinos cuando yo tenía 6 años?
—Esos…
—Ellos tenían un bebe, pero eso simplemente fue que alquilaron un vientre—resoplo recordando la larga historia sobre una cigüeña que su madre en su momento –para salvar su inocencia- le había contado
—No Francesco, ellos no alquilaron un vientre... Ese hijo es 100% de ellos… Mira, hay ciertos hombres muy escasos y casi nulos en el mundo que tienen una matriz, algo así como un hermafrodita pero de cierta forma indetectable hasta que… se haga un… una especie de prueba de fertilidad…
— ¡¿Cómo es eso posible?! ¡¿Además cómo les hacen esa prueba!? —eso le había espantado y alegrado de alguna manera
—¡¡Eso es lo de menos!! Francesco tienes que ir por una prueba de embarazo—volvió a decir Eleonora con el ceño levemente fruncido, dando a notar aún más el parentesco con el hombre que tenía al frente
—¿Y que si es solo una simple enfermedad pasajera? A cualquiera le puede pasar, aparte tu misma dijiste que son casi nulos, ¿porqué de los millones de personas McQueen seria uno?
—Francesco Bernoulli—casi lo deletrea con ira mal contenida –lo cual daría una idea de donde la saco el castaño- hacia su terco –aunque también fue heredada esa parte- hijo—Hazme caso, no me he equivocado nunca cuando se ha tratado de pacientes, aun si hace muchísimo que lo deje. Es mejor prevenir que lamentar, si no sabemos que está en cinta y lo pasamos por alto puede sufrir un aborto por alguna estupidez
—¿Aborto…?
—Botaría sangre por el canal de parto. Si pasa eso corre un gran riesgo de muerte, su cuerpo podría estar hecho para dar vida y el no poder lograrlo puede matarlo, ¿comprendes? —Francesco aun algo aturdido por el torrente de información asintió— Compra la prueba de embarazo… yo veré como esta y tratar de aligerar la información
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—¡¡ME REHUSO!! —apenas había puesto un pie dentro de la casa, quizás los cristales habían vibrado por la fuerza del grito. Suspiro y cerro al puerta y miro el contenido de la bolsa, se había comprado las 6 marcas de pruebas de embarazo que había en la farmacia, solo para estar seguro…
Subió las escaleras y entro en la habitación, encontrando a McQueen de brazos cruzados con la cara roja y a su madre con una sonrisa nerviosa tratando de calmarlo
—Es por tu propio bien…—le aseguro
—Soy un hombre, fin de la historia. —dijo negándose rotundamente a hacer lo que le dijo Eleonora, volteo a la puerta y vio a Francesco, el cual tenía una bolsa—Quema eso antes de que…
—Parece que no lo convenciste—dijo Francesco mirando a su madre, la cual suspiro algo frustrada—McQueen ella tiene muchos títulos de medicina, si te está diciendo eso es porque es extremadamente probable que lo sea
—Ya muchos golpes me estás dando al tratarme como damisela en peligro, como la mujer pero esto no me lo acepto, soy un hombre ¿qué parte de eso no entiendes? —pregunto realmente ofendido, una cosa era tratarle como damisela y que literalmente tuvieran que salvarlo pero pedirle que se haga una prueba de embarazo era el colmo, él también tenía su orgullo como hombre
—No es apropósito, si tan seguro quieres estar solo háztela y que sea lo que dios quiera… ¿no?
—No me voy a orinar en esa cosa—se negó dando un par de pasos atrás— ¡¿Que los Bernoulli no conocen la negación?!
—No—dijeron a la vez—Hazte la prueba
Después de tanta presión y con permiso de intimidación para Francesco, McQueen tuvo que hacerse la dichosa pruebita. Eleonora y Francesco esperaban en silencio, en una especie de mute total, eso hasta que Francesco cayó al suelo de culo, asustado por el grito que pego McQueen en el baño
— ¿Bambino? —Toco la puerta de forma acelerada— ¿Bambino que te pasa? ¡Abre la puerta!
—ESTO ESTA DEFECTUOSO—chillo desde adentro
—Ábreme la puerta—exigió Francesco tocando con más fuerza que su madre
—Francesco no puedes alterarlo—regaño su madre—Bambino, Il mio cielo… sé que no es algo precisamente normal, pero entiende que te estés asustando demasiado pero te aseguro que no eres un fenómeno ni nada…
— ¿Y usted como puede saber eso? —la voz pañosa de McQueen le delato, también era probable que se sintiera herido –en el orgullo realmente- así como asustado
—Ya te lo dije, he atendido a gente así antes… te aseguro que…
—Ella no te mentiría McQueen, no pasara nada te lo aseguro, solo será… tener un hijo—dijo de la forma más elocuente que pudiera, aunque no estaba seguro ni de sus propias palabras
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—Desde este punto solo hay do posibles rutas, una va a la ciudad y la otra lleva por una serie de zonas con propietarios de mucha fortuna—decía Shiftwell mientras McMissile conducía. En la parte trasera iban Sally, Mate y Sargento
—Es obvio que no fueron a la ciudad Shiftwell, ahí serian vistos por cualquier persona—aseguraba McMissile—Ya enviaste a los demás por esa ruta
—Sí. Ahora solo tendríamos que preguntar por aquí, aunque hay una zona especialmente grande que tiene una invalidación expresa de un Abogado llamado Raymond Rogers
—Tenemos el permiso de allanamiento, así que eso no importa ahora
A medida que avanzaban veían tiendas elegantes así como entradas y caminos a grandes casonas. Se detuvieron y cada quien se dispersó a preguntar. McMissile entro a el local que el quedaba más cerca y se acercó a la encargada, una mujer joven que estaba arreglando un par de ramos
—Disculpe Señorita, soy Flint McMissile y cómo debe estar enterada por la noticias estoy buscando a esta persona—dijo mostrando una foto de McQueen, la mujer la vio y negó suavemente con la cabeza
—Lo siento, pero no ha pasado por aquí, de hecho es extraño que este año no haya venido—comento de forma distraída, lo conocía por venir cada año a comprar un ramo
— ¿Dijo cada año? —pregunto curioso, esa información podía servir
—Sí, cada año viene y compra algún ramo, nunca es igual pero siempre es el más costoso y hermoso—aseguraba ella con una sonrisa suave
—¿Y por casualidad ha visto a este hombre? —pregunto tentativamente mostrando una foto de Francesco, ella se puso colorada
—Sí, vino aquí hace un tiempo, compro dos ramos y se fue en un Ferrari rojo, tenía una cachorrita en el asiento de copiloto—conto ella haciendo memoria—Nunca lo había visto por aquí
—¿Y en qué dirección fue exactamente?
—Siguió de largo por el terreno Rogers, aunque no sé si siguió de largo o no
—Muchas gracias por al información—dijo haciendo un ligero gesto con al fedora y dando media vuelta hacia la salida. Al verlo salir la mujer se quedó pensando
—Aunque… creo quías iba con alguien más en el auto…—murmuro recordando el haberle visto sentarse en el asiento donde estaba la cachorra—Bueno, que importa—le restó importancia y siguió con su ramo
McMissile se montó en el auto y espero a que los demás volvieran, muy frustrados cabe mencionar. Había notado cierto cambio en Sally, parecía mas fría y por momentos incluso la había oído hablar sola
—¿Algo nuevo? —pregunto Shiftwell sobándose la sien derecha
—Nada sobre McQueen, pero Francesco si vino aquí, compro dos ramos en al florería y siguió hacia el terreno del abogado—relato retomando el camino
—¿Pero qué haría el aquí?
—No lo sabremos a menos que investiguemos la casa y en otro caso, lo que siga en el camino
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—Lo ves ya te calmaste, no pasa nada—decía Francesco dándole ligeros apretones en los hombros como un masaje, para calmar al rubio, que seguía moqueando, había tardado bastante en sacarlo del baño, pero lo que importa es que lo había logrado
—Claro, tú no eres el que lo lleva—dijo sonándose la nariz con un pañuelo desechable—Yo si quería tener hijos pero no me imagine que sería de esta manera
—Lo que importa es tenerlos ¿no? —Le dio un beso en la frente y bajo hasta el plano vientre de McQueen donde dio un pequeño y ligero besito—Espero que sea rubio de ojos azules como tu
—¿Y que tenga a un padre obsesivo? No gracia, que mejor salga como tú—respondió con una ligera diversión, aunque si le daba un poco de miedo el que se repitiera la historia, después de todo Francesco era parecido a su padre en los celos compulsivos y obsesivos
—Cómo crees. Eso no pasaría por mi cabeza ni por error—aseguro casi leyendo los pensamientos del rubio—Sé que será adorable sea como sea…
—¿Tú de verdad le quieres? —pregunto algo asustado de la respuesta
—Por supuesto, cualquier cosa que provenga de ti la amare. Como el dicho que dice lo tuyo es Mio y lo mío es Mio—relato como si fuera un gran sabio. McQueen el pego un Lepe en la cabeza, con el ceño fruncido
—No es así, es “Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo” —le corrigió y Francesco se carcajea para luego abrazarle por la cintura, poniendo su cabeza en el vientre de McQueen
—Te Amo McQueen~
—… Te quiero—se limitó a decir, Francesco lo abrazo con más fuerza, aun no era un te amo pero iba subiendo de a momento, lo cual le ponía feliz, iba progresando poco a poco
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Oye…
Volteo a donde provenía aquella voz, vio con suma impresión como aquella estrella brillante y que siempre se vanagloriaba de aquel fulgor envidiable, ahora brillaba al borde de apagarse.
Que es lo que…
Pregunto confundido y parpadeando, la estrella le sonrió
Quería tu atención y que me vieras, entendí no eres como los demás y que no m querrás por brillar
Explico con una enorme sonrisa de poder hablar con esa estrella, que sin darse cuenta había empezado a soltar un brillo, uno muy extraño y casi imperceptible, menos para la estrella brillante
Hacer algo tan estúpido… tienes la atención de todos arriba y allá abajo… ¿por qué lo harías para llamar mi atención?
Pregunto confundido y ciertamente alegre de lo que había hecho aquella egocentrista solo por llamar su atención, un estrella sin fulgor y sin nada en especial
Porque eres diferente, no me buscas como los demás, no te atrae mi fulgor pero si te atraigo siendo lo que soy realmente
Admitió sentándose al borde de aquel enorme pilar que le mantenía en el cielo. Balanceando sus piernas en gesto infantil miro a la estrella sin fulgor esperando algo
Pero… ¿qué quieres?
Pregunto confundido, sin saber si sentarse de la misma manera o no.
Tan solo quiero hablar contigo… ¿me dejas?
No hizo falta un si verbal, la estrella sin fulgor notable se sentó de la misma manera, tan solo hablando de trivialidades, conociéndose poco a poco, mientras ese extraño brillo salía muy lentamente de la estrella bajo la atenta mirada de la que ahora explotaba de alegría
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—No hay nadie Flint—dijo Shiftwell a punto de tirarse al suelo a golpearse la cara con este
—Sí, eso ya lo note Holley, estoy buscando el punto más débil de la madera—explico dando toquecitos. Hasta que por fin dio una patada que hizo reventar la madera
—¿Tendremos que pagar eso? —Pregunto Mate viendo los pedazos de madera—Creo que los ahorros de mi vida se irán esta puerta…
—Tranquilo Mate, luego la repondremos—dijo Holley entrando. Sally empezó a pasearse por el living y se detuvo al ver un enorme cuadro y casi salto de la emoción
—¡¡ES RAYITO!! —decía poniendo una expresión un tanto rara que no paso desapercibida por McMissile. Los 5 se habían puesto a admirar el retrato
—Pero… ¿McQueen es su apellido que no? El dueño de esta casa es Raymond Rogers, ¿no era eso lo que dijiste Holley?
—Bueno, el terreno está a nombre de el—explico haciendo aparecer una pantalla
— ¿Entonces de quien es la casa? —pregunto Sargento cruzado de brazos
—Según los registros, legalmente es de… el hijo de Raymond Rogers y Elizabeth Rogers…
— ¿Y cuál es su nombre? —pregunto Mate
—No aparece, aunque hay una especie de contrato de…
—OH POR DIOS—el grito les asusto y miraron en direcciona al entrada, había una mujer ahí, mirando la puerta horrorizada—Me va a despedir… de seguro me va a despedir—se lamentaba temblando, McMissile cual avión se acercó a ella
—No es un robo ni nada, compondremos la puerta—aseguro—Pero… quien es usted exactamente
—Me llamo Tifa Lockhart—se presentó alzando una ceja por el hombre frente a ella—Soy de servicio…
—Exactamente quién te contrato o que haces aquí—interrogo
—No puedo decirlo, va en contra de mi contrato laboral y créame que este empleo es el mejor que podre encontrar en estos momentos—aseguro ella, Flint miro a Shiftwell la cual el asintió, pue la mujer no mentía—Pero… ¿que hacen ustedes aquí? ¿Tienen una orden verdad? Por qué puedo llamar a la policía
—Tranquila si la tenemos, estamos aquí para investigar el secuestro del Rayo McQueen—explico Shiftwell—Podría venir otro día, al parecer este lugar tiene alguna relación…
—Pero… tengo que limpiar la cocina y las habitaciones como siempre… no puedo simplemente…
—Podrá venir en dos días, por ahora y menos que quiera un problema más grande y ser detenida acatara las órdenes—ordeno McMissile. Con el ceño fruncido la mujer se fue sacando su celular—Examina la cocina, yo buscare en los muebles, Sally las habitaciones, Mate el estudio y Sargento el patio trasero
Todos acataron las órdenes del agente y empezaron examinar las zonas de la gran casa. Mientras Shiftwell había sacado todo lo que había en la nevera Sally tomo lo que había en la ropa desordenada de la habitación de invitados y la que parecía de un adolescente. Mate no encontró nada y Sargento tenía una pelota de perro
—Alguien estuvo aquí hace poco—aseguro Shiftwell mostrando los alimentos—Están en perfecto estado y a medio terminar
—había ropa tirada por todos lados…—murmuro Sally con al gran cesta en manos
—Solo había esto tirado en el patio—se limitó a decir Sargento mostrando la pelotita
—Yo encontré algo muy interesante—dijo McMissile dejando caer un montón de álbumes. Abriéndolos—Al parecer esta es la casa de McQueen
—¿¡Que!?
—Es imposible que haya alguien tan parecido en este mundo—decía mostrando una foto en la que estaba McQueen mostrando el dedo corazón junto a unos amigos—
—Ahora que lo dices…—Mate puso las manos tras su nuca—Nunca hemos conocido a sus padres…
— ¿Pero eso quiere decir que Rayo es apellido Rogers? —pregunto Holley con el ceño fruncido, pues no aparecía nada sobre el hijo del abogado y la mujer—Aquí solo hay algo en relación a el nombre “McQueen” es una famosa cantante llamada “Eliza McQueen”—explico mostrando una imagen en una de sus pantallas holográficas
—Es la misma mujer del retrato… también se parece mucho a Rayo—dijo Sally parpadeando varias veces, absolutamente confundida de por qué McQueen nunca le había hablado de ella, tampoco de su familia, nunca habían hablado ABSOLUTAMENTE NADA de la familia de parte del rubio
—Según esto, fallecido hace 18 y fue enterrada en el terreno donde está la casa, a unos cuantos metros. Parece ser que su esposo enloqueció y su hijo tenía por tutor legal a un abuelo en Alemania que murió hace dos años—contaba Holley, Sally no le estaba escuchando del todo, estaba perdida en sus propias dudas, ¿Por qué nunca le había hablado de esto? —No dice más nada de él, ni siquiera hay un registro de nacimiento con su nombre
— ¡¿ósea que Rayo no es su nombre?! —chillo Mate horrorizado, en eso cayeron en cuenta de algo, era sumamente ridículo que “rayo” fuera un nombre real, aparte muchas celebridades se ponían mote.
—Al parecer no Mate—murmuro McMissile—Dijiste que su padre Enloqueció, debe de estar en un manicomio, ¿en donde está internado?
—Monte Massive* está a unas horas de camino de aquí—dijo Sally, en eso cayo un rayo y todos miraron a el ventanal, McMissile suspiro
—Iremos mañana, por ahora será mejor quedarnos aquí, McQueen no se molestara y después de todo la Srita. Vendrá a limpiar—murmuro algo frustrado, esta no era precisamente la información que necesitaban pero eran buenos datos, además de muy curiosos
— ¿Debo mandar estos a laboratorio? —pregunto Shiftwell refiriéndose a la ropa y los embaces entre otras cosas de comida
—Son refrigerados, tienen montones de huellas que tardaran siglos en descifrarse, no servirán de nada, solo botales y la ropa si envíala, puede que tenga algo…
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—Muy bien ahora que sabemos exactamente que estas esperando un bebe debo darle las siguientes instrucciones por que no pienso perder a mi nieto—decía Eleonora destilando emoción, después de todo con al obsesión mal sana –pero desde algún punto muy bonita- que tenía su hijo con McQueen siendo un hombre había perdido la fe en tener nietos
—Esto sigue sin convencerme—murmuro McQueen mirando a otro lado
—En primera, no puedes Alterarte, en lo más mínimo, cero emociones fuertes y sí, eso quiere decir nada de acercamiento intimo Francesco—el refunfuño e inflo los cachetes en un gesto infantil, en desacorde con la acción que le estaban prohibiendo—No puedes estar acostado sobre su estómago, tomar mucha agua de coco*, dejarme revisarte cada mes y nada de estar conduciendo
— ¡¿QUE?! —chillaron los dos por igual, el competir ellos dos en la playa se había vuelto una especie de hobbie, además era parte de su vida
—Pero… pero…—gimoteo, esperando compasión de la mujer, cosa que no logro
—Créeme, la adrenalina puede hacerte abortar, asi que no… Probablemente él bebe nazca a los 7 u 8 meses
—¡¿Por qué?!
—tendrás una matriz, pero tus órganos se desplazan demasiado para darle lugar. Sabrás cuando es el momento por el dolor y yo seré la partera
—…—se puso colorado, definitivamente no le gustaba para nada como iban yendo las cosas
—Sale por donde entro, así que tendré que estar pendiente del cañal de parto… pero tranquilo, ya lo he hecho, puedes confiar plenamente en mi—aseguro con una sonrisa enorme
—Francesco
— ¿dime?
—Te lo voy a cortar—aseguro tapándose la cara con las manos y expulsando un aura maligna, Francesco sudo frio
—Eh… jeje—rio nerviosamente, no lo haría… ¿Verdad?
—McQueen—le regaño Eleonora
—¿Puedo al menos desearle mal un rato? —refunfuño con cierta diversión
— No—negaron los Bernoulli, logrando que McQueen soltara una carcajada