Il pentimiento
Francesco se levantó, se acomodó el pantalón y camino hasta el baño de la habitación y después de prender la luz tomo varias toallas, las humedeció y camino hasta la cama de nuevo, como esperaba McQueen estaba aun inconsciente
—Perdonami... Ma il costo è di stare tranquilla—gruñía entre dientes—Anche se esso è... anche per colpa mia, ¿no? — murmuro limpiando con calma el blanco cuerpo del rubio. Le parecía ligeramente tierno el verle tan “Tranquilo”
Limpio su pecho, muslos y de ultimo entre sus glúteos, tendría que botar esa toalla o buscar como lavarla, estaba llena de sangre y eso no sería algo explicable, a menos que de alguna manera pudiera entrar en otra habitación y dejarla por ahí.
Lo envolvió en la sabana para que no le diera frio, además no tenía más ropa. Al acomodarlo de una manera en la que estaría cómodo tomo la llave así como su cartera y camino hasta la puerta. Abrió y salió rápidamente, cerrando con seguro la puerta en caso del que de momento inconsciente McQueen quisiera salir
Paseo un poco por el crucero, hace rato que habían abandonado el puerto y ya nadie podría atraparlo. Sonrió de forma algo psicópata, ni siquiera estuvo cerca de ser descubierto al parecer, es más, nadie sospecharía de él aun si lo vieron... Fue hasta la zona de comercio del enorme barco o más bien crucero.
Compro ropa para sí mismo, después de todo no se había cambiado más que los boxes desde hace 2 días. Compro ropa para McQueen, en su mayoría suéteres cuello de tortuga porque, a su vista le quedaban perfectos pues enmarcaban perfectamente su parte superior
Compro pantalones holgados también, así como boxers negros para ponerle unos apenas entrara en la habitación, el estar desnudo no sería lo más favorecedor. Apenas termino se encamino de nuevo a la habitación, con paso algo sereno, rezando que McQueen no se hubiera despertado aun. Llego a la puerta, saco la llave magnética y abrió con cierta calma y temor la puerta
La cerro de forma silenciosa al dar un solo paso escucho en primera un sollozo y luego una maldición entre otros sollozos más, tomo aire y con su aire elegante, típico de él y camino hasta donde estaba la cama, McQueen estaba sentado o a medias, con la sabana cubriéndole la cintura únicamente, pues e había deslizado por su espalda
Estaba encorvado, apoyándose en sus brazos al frente de él. Con sigilo se acercó a él por detrás y roso la piel de la espalda del americano, la cual estaba marcada por el obviamente, sin embargo no esperaba que se volvieran moretones tan marcados. McQueen al sentir el tan ligero contacto jalo la sabana y volteo a verlo,
Por un momento parecía estar viendo otra cosa, pues parecía muerto de pánico, sin embargo al analizar completamente al italiano apretó los dientes y se puso rojo, mala señal
—McQueen…
— ¡¿QUE?! ¡¿YA ME VIOLASTE AHORA QUE MAS QUIERES!? — grito como si quisiera desgarrarse las cuerdas vocales
—Calmati…—dijo moviendo ligeramente las manos para tratar de calmarlo, acercándosele con lentitud, cosa a la cual McQueen solo se movió por el pánico de que se le acercara así que se cayó de la cama— Questi bene!? — hablo en italiano por reflejo
—DEJA DE HABLARME EN ITALIANO, NO TE ENTIENDO NADA—chillo retrocediendo un poco—ALEJATE DE MI—demando, Francesco se quedó en su lugar, viendo como el cuerpo blanco lleno de moretones temblaba—Quiero irme de aquí…
—Ya zarpamos y estamos muy lejos del muelle—le aclaro y McQueen solo se puso a temblar mucho más—Ven te ayudo a…
—NO TE ME ACERUQES—advirtió—…YA TE ODIO LO SUFICIENTE, NO ME HAGAS ODIARTE MA DE LO HUMANAMENTE POSIBLE—le amenazo, Francesco se quedó estático, ahora entendía que lo había empeorado más de lo que creyó, le cortaría demasiado obtener el cariño del rubio
—Solo te iba a ayudar a levantarte y…a ponerte una ropa que te traje—aclaro con la voz más calmada que encontró, sin embargo eso irrito aún más al rubio
—No me interesa, me vestiré yo solo y más te vale no entrar en esta habitación porque si no te mato—dijo entre dientes, parecía estarse aguantando las ganas de llorar, su orgullo estaba demasiado herido, también su dignidad y su pensamiento a mil por hora no ayudaba
—Está bien…me quedare en la parte de la sala…te traigo la ropa y te dejo aquí—quizás siguiéndole un poco la corriente lograría que se calmara. Salió de la habitación para ir a tomar las bolsas. Tomo la que tenía la mayoría de las cosas de McQueen y volvió— Aquí hay unos sute…
Se le quedo viendo, como inútilmente trataba de quitarse las lágrimas de los ojos, dejo la bolsa y lo abrazo, aun cuando McQueen se removió para soltarse
—Ya no llores…no te hare nada—decía pero McQueen quería sin quererse quedar quieto—Paciencia…paciencia…está molesto—se decía interiormente soltándolo—Aquí está la ropa, ponte lo que quieras…nos vemos en la mañana— dijo alejándose con cierta parsimonia
Después de eso no supo más nada McQueen, suponía que si iba a verlo no iba a resistir el abrazarle como mínimo y eso al Americano ahora, le causaba total repulsión y al parecer pánico. Sin embargo no comprendió del todo la reacción del rubio, era demasiado… ¿exagerada? No sabía cómo describirlo
— ¿Y a que se refería con “ella”? — pensó dejándose caer en el muy cómodo y milagrosamente mullido sofá del lugar— ¿Estaría hablando de Sally? —por un momento su mirada se ensombreció—Pero…eso no tendría sentido, porque diría “Yo no soy ella”, quizás ese ella es otra persona—pensaba descartando a la de cabello platinado
Entre tanto pensamiento termino quedándose dormido, mientras que Rayo intentaba hacer lo mismo, pero se sentía tan desesperado
—No pasara de nuevo…respira…—se decía a sí mismo en un vano intento de calmarse, poniéndose a duras penas un bóxer negro de liga roja, un sueter cuello de tortuga excesivamente largo con el cual no necesitaría pantalón pero aun así se lo puso
.
.
.
Dos enormes pilares de piedra se alzaban del suelo, tan altos que llegaban al cielo, tan alto que podían tocar las nubes…y es que esos dos pilares tenían a dos estrellas en su punta. Ambas estrellas eran iguales o así deberían de ser.
Una brilla con un magnético fulgor, que atrae miradas y deseos de tocarle. La otra, en diferencia no brilla, su luz no parece existir y sin embargo atrae miradas expectantes por su belleza natural aun sin su brillo
La estrella que brilla siempre ve a la que no lo hace, con inminente curiosidad y cierta admiración, mientras que la otra nunca le ve, ni a ella ni a nada, solo abrazando sus piernas y con la cabeza hundida entre ellas
Una estrella que es admirada por su fulgor y otra que lo es por su carencia de este… Pero hay algo clave en ambas
La brillante no lo hace con la intensidad que podría dar, con tanta alegría y carisma que podría demostrar
La que no brilla no sabe cómo brillar, no sabe cómo obtener su fulgor, como demostrar la paz y belleza que tiene que dar…
He de suponer que ya comprendieron quienes son estas estrellas ¿verdad?
.
.
.
—Aquí no hay nada—declaro McMissile en un suspiro frustrado, habían revisado cada maleta, cada vuelo, cada avión y cada lista en el aeropuerto y ¡nada!. No había ni polvo del rubio ojos azules que estaban buscando
—Debió venir para acá—gruño Shiftwell
—A menos que…—Mate empezó a hablar, todos le miraron esperando lo que dijeran—…Fueran al puerto…ahí es más cómodo por poca vigilancia y puedes llevar el auto
—¡¿ERES UN IDIOTA, POR QUE NO DIJISTE ESO ANTES!? —Shiftwell le había lanzado su celular a la cabeza, Mate cayo medianamente inconsciente al suelo
—Lo dije de camino peor no me hicieron caso…—recalco al castaño, mareado por el golpe
—Andando, está a más de 3 horas de camino—dijo McMissile viendo el reloj, ya eran las 4 de la tarde
.
.
.
—Que pensara cuando vuelva…—se pregunta a sí misma, acostada en la revuelta cama, con la cara hinchada y los ojos rojos por el llanto
No podía darle una familia
—Donde estas…deberías estar aquí para consolarme…—se decía a sí misma como si Rayo en donde sea que estuviera pudiera ayudarle, consolarle y animarle— Vuelve…
.
.
.
Se despertó lentamente, abriendo los ojos poco a poco para acostumbrarse a la luz, palpo un poco el mueble, encontrándose la llave magnética ahí, respiro aliviado, quizás McQueen seguiría acostado durmiendo seguramente. Con pereza se levantó y camino con lentitud a la habitación, para no despertar al quizás durmiente rubio
No se equivocó, estaba en un sueño muy profundo pues le acaricio la cabeza y ni un atisbo de despertarse se mostró. Suspiro y camino hasta el baño, no se había bañado el día anterior y había sudado bastante, de seguro olía mal pero siendo el mismo, no podía saberlo
El baño fue rápido, no quería durar más de la cuenta, al terminar tomo una toalla para secarse el cuerpo y ponerla alrededor de su cintura y otra para secarse el cabello castaño, que se le pegaba al cuello debido a la humedad
Salió del baño con su porte elegante, vio como McQueen se empezaba a mover, parecía un gato, retorciéndose sobre sí mismo y estirándose un poco para poder levantarse o mínimo abrir los ojos. Para mala suerte del americano, lo primero que vio al despertar fue al italiano
—Genial…—gruño, tomo la sabana y se envolvió aún más en ella, dándole la espalda al hombre que había dicho hablarle
—McQueen no seas rencoroso—si bien, eso quedo muy fuera lugar, su naturaleza Narcisa y dominante le gano
— ¿Rencoroso? ¡¿ESPERAS QUE NO TE TENGA RENCOR DESPUES DE VIOLARME?!
—Esa palabra suena muy mal, llamémosle…desliz —dijo para tratar de arreglar un poco las cosas
— ¿Y de quien fue ese desliz? ¡¿Hum?! A ver, pareces no comprender que enserio no te quiero, no te amo y solo siento odio hacia tu persona
—Eso dices ahora
—Ahora y siempre porque…—se escucharon unos toques en la puerta, Francesco casi le brinca encima para taparle la boca
—Disculpe, servicio de limpieza, ¿puedo pasar?
— ¿Podría venir más tarde? Ahora estoy un poco indispuesto
—No le escucho señor— replico la mujer, Francesco estaba medio exasperado
—¡¡ESTOY DESNUDO Y NO PUEDE PASAR, VENGA EN UN RATO!! —chillo, y hasta McQueen se sorprendió de esto, parecía impresionado de ver al italiano tan exasperado (además de la noche anterior)
—Es-está bien…vendré más tarde Señor—escucho los pasos de la mujer. Francesco volvió a ver a McQueen
—Si tu… intentas escaparte o siquiera llamar la atención… Te voy a castigar y así sea violándote hasta partirte por la mitas te hare entender que no puedes apartarte de mí… Solo puedes quererme a mí, estas entendiendo?
Francesco en verdad era demasiado cambiante, en un momento quería calmarle y prometía no hacerle nada y al otro le amenazaba con violarte hasta casi matarlo, había empezado a temblar
—He dicho, me estas entendiendo… ¡¡Respóndeme McQueen!!— Aplico más presión, hundiéndole en la cama, McQueen en medio del desespero movió la cabeza de forma afirmativa algo asustado— Muy bien, voy a traer el desayuno, como vea a alguien al menos cerca de esta habitación no tendré remordimiento de hacerte llorar hasta que te desmayes
Dicho esto soltó a McQueen que solo se terminó de subir en la cama y se abrazó las rodillas, mirándole entre asustado y desesperado por no saber qué hacer. Camino hacia la sala y tomo su ropa, se vistió y tomando la llave salió de la habitación.
Apenas cerró la puerta se recostó de ella… Ahora el Arrepentimiento de haberle dicho eso, de seguro ahora le tendría muchísimo más miedo
—della verità che merda…—se dijo a sí mismo, echándose el cabello para atrás