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Amor Enfermizo por Sailor cosmos

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Notas del capitulo:

Este sera el cap mas largo de este fic (creo)

Aqui esta la parte mas fundamental de McQueen, sobre su nombre, su familia, etc, etc, etc. Francesco es amor, Francesco es vida :V okno pero bueno, el punto es que le quiero

Gracias a todos los que han comentado~ me asombra todavia el q esto tenga exito :V

sin mas le dejo el cap~ espero que les guste y no me digan dramatica :V

 

Tue ali feriti

 *Tu Ala herida*

Él no era de preocuparse tanto por llevar un presente, menos un detalle, como se notaba que McQueen era muy importante para él. Miraba todas las jaulitas donde habían cachorros, la gran mayoría eran adorables, muchos felpuditos, otros de pelaje más corto, simplemente adorable

 

En el centro de la tienda de animales había una especie de caja de cristal, llena de muchos cachorros de Golden Retriever junto a su madre, la cual parecía cuidarles. Se quedó viendo a uno de los 7 cachorros que había, tenía un lunar de pelo en la oreja, era de un tono blanquecino y lo distinguía de los demás

 

Al parecer, el can se había dado cuenta de su insistente mirada y apoyándose del cristal, monto sus patitas delanteras y empezó a  mover la cola, sacando la lengua en una muda petición de que el llevara. Con una sonrisa en los labios Francesco llamo a  la encargada

 

—Quiero este—declaro señalando al que se había acercado

 

—Cla-claro—dijo ella un tanto nerviosa. Se acercó y abriendo la caja de cristal con una mano saco al cachorro que empezó a  ladrar animado

 

Francesco tomo al pequeño cachorro en sus manos, ahora que lo notaba era hembra, bueno no es como que el importara el género. La cachorra se le acurruco y él se acercó a la caja, pidiendo un collar, correa, alguno que otro juguete, etc. etc. También pidió una caja de regalo, después de todo McQueen no sospecho nada de que el regalaría un perro

 

Dejaron todo en su Ferrari, la pequeña casita que había comprado para que el perrito durmiera, los juguetes, comida, los envases. Antes de cerrar la caja de regalo le puso el collar a la cachorra, el cual era negro y la plata de plata, aunque sin nombre, McQueen se lo pondría, así era mejor.

 

.

 

.

 

.

 

—McQueen~~~—contorreo entrando a la casa. La primera en recibirlo fue Eleonora

 

Mio Fligio~ ¿Qué es eso? —últimamente y por pasar tiempo con el adorable bambino rubio, se había acostumbrado a hablar en inglés. Miro curiosa la gran caja que salto en los brazos del ahora espantado castaño

 

—Es un regalo…—se escuchó un ladrido y la mujer abrió los ojos y luego empezó a reír

 

—¿Un cachorro?

 

—Shhh… Aun no lo ha visto... —dejo al caja en el suelo y abrió un poco, viendo a la cachorrita ahí sentada moviendo su cola y la lengua afuera—Ahora vamos con tu dueño, será un sorpresa

 

Parecía entenderle, pues se quedó quieta y volvió a levantarse. Eleonora tenia una sonrisa en los labios y le señalo el estudio, donde McQueen estaba leyendo como de costumbre, siendo como es el rubio no se imaginaba que le fascinara tanto leer, pero eso era lo que quería, conocerle más a fondo

 

—McQueen~~~—abrió la puerta de una patada como siempre, McQueen alzo la vista cerrando el libro en la página correcta, para evitar perderse como cuando Francesco le secuestro para mostrarle su auto

 

— ¿Ahora qué es eso? —preguntó con el ceño fruncido, algo extrañado. La caja no era muy grande, pero era sospechosa

 

—Otro regalito, así no te aburrirás mucho—aseguro dándoselo—Además, siento que te falta compañía~

 

McQueen no comprendió sus palabras hasta abrir la caja, Francesco pudo ver como los ojos de McQueen brillaban como un niño con juguete nuevo. Saco a la perrita de la caja y esta le lamio la nariz

 

—Es adorable~—dijo pegándosela a la mejilla y restándosele.

 

— ¿Te gusta?

 

—Es preciosa… ¿Es para mí? —cayo en cuenta de lo otro un poco tarde, de verdad se iba a nebulosas cuando tenía un perrito al frente

 

—Pues claro, dijiste que te gustaban los perros, así que por que no traerte uno. Aunque aún no tiene nombre—aclaro encogiéndose de hombros

 

—Es muy bonita… —le acaricio con cariño la cabeza—… Que se llame Layla, siempre me ha gustado ese nombre

 

—Pues Layla será, después pondré el nombre en su placa—prometió viéndole. Aunque lo que paso después fue en su opinión demasiado rápido

 

McQueen parecía caminar a la salida del estudio, le dio un beso corto en los labios y siguió su camino con cierta calma, aunque Francesco se había quedado de piedra, no se esperó eso, debía admitir que eso le gusto más a que le dijera un “Gracias”

 

Siguiendo sus pasos le vio irse a el jardín de a casa, que aunque era de césped artificial era cómodo tirarse ahí de vez en cuando. Layla corría alrededor de McQueen el cual estaba sentado en posición de indio jugueteando con ella

 

—Por fin te estas ganando su cariño—dijo Eleonora poniéndose a su lado

 

—Vale la pena la espera y los métodos—dijo con seguridad. Recostándose del marco de la puerta que daba al jardín y la piscina

 

—Te lo dije. Aunque debo decirte que lo he notado un poco decaído, no porque tú le hagas algo ni nada, pero paree algo triste por momentos—le informo, Francesco le miro un momento y volteo a ver a McQueen, él también lo había visto un poco raro y esta vez estaba seguro que no era culpa suya

 

Llego al tercer mes de estar en Italia, podía decir ahora no era malo estar ahí, hablar con Eleonora era bastante entretenido, jugar con Layla y entrenarla también era divertido, meterse en la playa de vez en cuando era relajante y pasar algunos ratos con Francesco así sea hablando de trivialidades o hacer una pequeña carrera – carreras demasiado empatadas para su gusto- también era bueno

 

Sin embargo el calendario el estaba torturando y casi a  mitad de la noche, cuando Francesco se dignó a llegar se acercó, temblando un poco no solo por el frio sino por miedo a como fuera a reaccionar. Al quedar frente a frente jalo la manga de la chaqueta de Francesco

 

— ¿Podemos…ir a California? —pregunto suavemente, con algo de temor por la respuesta. Francesco arrugo el entrecejo, la cosas estaban bien, ¿porque McQueen quería ir a California? No podía decir que no era feliz

 

— ¿Para qué? —dijo de forma rasposa y tangente

 

—Tengo…tengo que hacer algo muy importante—respondió cohibido, encogiéndose más sobre sí mismo—Por favor…

 

—No—se soltó del pequeño agarre de McQueen y le rodeo para subir las escaleras

 

— ¡Por favor! Necesito ir, para mañana tengo que estar hi…—dijo de forma algo desesperada. Francesco volteo a mirarle

 

— ¿Para qué? ¿Acaso hay alguien esperándote allá? Vas a huir apenas deje de mirarte

 

—Te prometo que no me iré a ningún lao, no intentare huir, solo…necesito ir mañana—Francesco parecía meditarlo—Sabes que nunca rompo una promesa… por favor…

 

—Tendrás que decirme por qué quieres ir con tanto desespero—advirtió, poniéndolo como condición

 

—Te lo diré allá, te lo prometo—aseguraba ya algo más calmado

 

—Está bien… si queremos llegar mañana tenemos que salir ya—gruño viendo el reloj de su muñeca—Guarda algunas cosas, voy a llamar a el piloto

 

.

 

.

 

.

 

—Amigo, entiendo que necesites llegar rápido a California pero podíamos ir temprano en la mañana— Francesco estaba sentado al lado del piloto, el cual había bostezado. Era un hombre de cabello negro y ojos marrones

 

—Llegaría por la tarde y la idea es llegar temprano, no te quejes que igual te pienso pagar—gruño Francesco cruzado de brazos

 

—¿y quién es el bomboncito que trajiste?

 

—Le tocas un cabello y sabes lo que podría pasarte—respondió mirándole de forma algo misteriosa, así como amenazante. El pobre hombre tembló

 

—Está bien, está bien. Sabes que me gustan los rubios, no lo pude evitar

 

—Sigo siendo experto en armas Vittorio, te sugiero no decir más nada—amenazo un poco más molesto

 

—Bien bien, que egoísta eres—refunfuño—Llegaremos a las 12 a California—informo

 

—Bien—se limitó a responder y salió del lugar, camino hasta McQueen el cual estaba dormido y lo movió un poco, importándole poco si le molestaba, no iba a estar más molesto que el

 

—Umm… ¿Qué? —pregunto medio dormido

 

—Llegarnos a las 12 a California—informo. McQueen asintió y se acomodó un poco en el asiento

 

— ¿Sabes? Temía que te molestaras demasiado…quizás si eres de confianza—confeso medio dormido, causando que la rabia de Francesco se esfumara en medio de un segundo viéndole—Tengo que…estar una semana…

 

—Está bien… Buscare un…

 

—Déjamelo a mí, solo… —y termino durmiéndose antes de terminar de hablar. Francesco sonrió mientras suspiraba. Tomo una manta y se la puso encima, acaricio la cabeza de Layla, la cual tuvieron que traerse porque Eleonora no sabía cómo cuidarla de buena manera, aún no está preparada para eso

 

.

 

.

 

.

 

—Muy bien a  donde… ¿qué? —pregunto al verlo con la mano extendida

 

—Yo conduzco

 

—No—dijo rápidamente con el ceño fruncido

 

—Sabes, lo fundamental en una relación es la confianza—acoto con cierta calma—¿Podrías…dejarme conducir?

 

—Está bien…—le dio las llaves y camino hasta el asiento de copiloto del Ferrari. Como el jet en el que habían llegado a california era suyo, podía llevar su Ferrari tranquilamente.

 

Layla se pasó desde su bolso en el asiento trasero hasta el regazo de Francesco. Para luego asomar la cabeza por la ventana, Francesco le sujetaba suavemente para que no fuera a saltar o a caerse por la ventana. McQueen encendió el auto y arrancaron

 

McQueen iba con una expresión sumamente neutral, tanto que Francesco temía que fuera algo grave lo que iban a hacer o a ver, aunque si lo pensaba no podía ser tan malo, solo importante considerando l necesidad con la que se lo había pedido

 

Llegaron a una zona en la que Francesco se sentía sumamente perdido, el había recorrido un poco California pero esta parte era sumamente desconocida. McQueen estaciono y se apoyó del volante para luego verle y suspirar

 

— ¿Puedes entrar ahí—señalo la tienda frente a la que habían estacionado—Y comprar un ramo? El que más te guste, no importa

 

—¿Para qué?

 

—Solo cómpralo—dijo tangente. Francesco con el ceño fruncido salió del auto con su billetera a comprar el bendito ramo.

 

La tienda era preciosa, debía admitirlo, tenía hasta cierto aire a Italia. Se quedó viendo dos ramos, uno de orquídeas moradas, rosas blancas y algunos tulipanes azules. Sin embargo había otro muy bonito con calas, algunas hojas verdes y una rosa roja. Decidió comprar los dos simplemente

 

Salió de la tienda y vio a  McQueen aun recostado del volante esperándole. Dio un toquecito al vidrio para que el abriera, abrió la puerta trasera y metió con cuidado ambos ramos, cerró la puerta y abrió la puerta de copiloto, cerrar y arrancar de nuevo

 

—Era solo uno—comento venido por el retrovisor ambos ramos

 

—Ambos eran muy bonitos, además aun no me dices que vamos a hacer—respondió, acariciando distraídamente a Layla

 

—Claro…—respondió con una ceja alzada. Llegaron a  una zona donde no había casi negocios, ni casa o edificios

 

—Esta zona está un poco desierta ¿no te parece?

 

—Lo es. —afirmo de forma seca. Después de otros 20 minutos de conducir en un gran prado verde, pudo ver una gran casona, como si fuera una mansión mediana. McQueen apago el Ferrari y salió, abrió la puerta trasera para sacar uno de los ramos –el de orquídeas- y cerrar la puerta nuevamente.

 

Francesco le imito tomando el otro ramo, mientras Layla corría por el campo feliz del viaje. Francesco iba siguiendo a McQueen hasta que se detuvo fijo la vista en lo mismo que el rubio veía, sintió un escalofrió recorrerle el cuerpo, era una tumba

 

—“Elizabeth Rogers” —leyó la lápida, que era de un granito negro y sus letras en dorado—“En memoria de tu familia, amigos y fanáticos”

 

— ¿sabes? Hoy es su cumpleaños—McQueen se agacho y dejo el ramo en el florero que estaba ahí, que parecía del mismo material que la lápida. Termino sentado en posición de indio frente a al lapida

 

— ¿Su…cumpleaños? —pregunto algo confundido y ciertamente, en la luna

 

—Su cumpleaños número 46—respondió con voz en extremo relajada

 

—Pero… ¿quién es ella? —pregunto con un mueca de confusión

 

—Mi madre—una sonrisa melancólica y deprimida apareció en el rostro de McQueen y Francesco sintió otro escalofrió

 

Se había molestado con McQueen por que este le pidió ir a California a poner flores a su madre que había muerto. Vaya ahora sí que se sentía una muy mala persona, maldita sea sus malos pensamientos y celos enfermizos, de verdad debía aprender a reprimirse

 

—No…sabía que estaba…muerta—dijo con algo de incomodidad

 

—No importa, nadie lo sabe, nadie sabe quién es mi familia—respondió ahora abrazando sus piernas—Puedes…ir a ver el campo o la casa…si quieres

 

Francesco se alejó un poco nada más, quería ver que era lo que el rubio que haría, era evidente que no se iría sin embargo parecía querer privacidad, la cual no podría brindarle por la curiosidad. Lo vio suspirar y acomodarse para luego tomar aire

 (On Top of The World)

Dying on top of the world: Morir en la cima del mundo
I remember the nights:
Recuerdo las noches
Caught up in dreaming my goodbyes:
Atrapado en sueños Mis adioses
Watching the door for anything more than an ordinary life:
Mirando la puerta para algo más que una vida ordinaria
I remember the days:
Recuerdo los días
New beginnings on an open page:
Nuevos comienzos en una página abierta
With something to prove and nothing to lose, not a soul to betray:
Con algo que demostrar y nada que perder, ningún qué alma a traicionar

Nunca se le ocurrió que McQueen tuviera una voz tan bonita, no era femenina, pero tampoco era excesivamente varonil, era un tono bastante neutral. Iba con tanta calma…

Here I am: Aquí estoy yo
Living a dream that I can't hold:
Viviendo un sueño que tengo no puedo sostener
Here I am on my own:
Aquí estoy por mi cuenta
On top of the world, on top of it all, trying to feel invincible:
En la cima del mundo, sobre todo, tratando de sentirse invencible
I'm dying on top of the world:
Me muero en la cima del mundo
I remember the lies:
Recuerdo las mentiras
Caught up in building paradise:
Atrapado en la creación del paraíso
The angels were slaves and demons behaved and:
Los Ángeles eran esclavos y los demonios educados y
Everything was alright:
Todo iba bien

Here I am: Aquí estoy yo
Living a dream that I can't hold:
Viviendo un sueño que tengo no puedo sostener
Here I am on my own:
Aquí estoy por mi cuenta
On top of the world, on top of it all, trying to feel invincible:
En la cima del mundo, sobre todo, tratando de sentirse invencible
I'm dying on top of the world:
Me muero en la cima del mundo
I hear the crowds beneath me:
Escucho a la gente debajo de mí
I'm wishing they could reach me:
Estoy deseando que me podrían llegar a
But I'm on top of the world:
Pero estoy en la cima del mundo

Up here I'm dying alone: Aquí estoy muriendo solo
Inside the walls of gold, outside of happiness:
Dentro de las murallas de oro, fuera la felicidad
It's all been a show, too late to confess:
Todo ha sido un espectáculo, demasiado tarde para confesar
No room for heart and soul, no room for innocence:
Sin espacio para el corazón y el alma, no hay espacio para la inocencia
On top of the world, on top of it all, trying to feel invincible:
En la cima del mundo, sobre todo, tratando de sentirse invencible
But I'm dying on top of the world:
Pero me muero en la cima del mundo

 

Empezaron a  caer pequeñas gotas de agua, de hecho parecía que fueran en cámara lenta de lo suave que sentían al tocar su piel. McQueen se levantó y camino de forma casi inconsciente hasta Francesco, le tomo del brazo y le fue conduciendo hasta al casa, siendo seguidos por Layla

 

Llegaron casi empapados a al pórtico de la casa, McQueen alzo una maseta y agarro un par de llaves que habían ahí y camino hasta la puerta para abrirla. Layla entro casi corriendo y se puso debajo de la mesa de centro. Francesco examinaba todo mientras McQueen cerraba la puerta

 

La casa era en verdad bonita, con un toque de bosque, un gran ventanal que daba vista al jardín trasero que estaba lleno de flores. Era de dos pisos y no quiso aventurarse más por seguridad de que McQueen se ofendiera o algo. Se dedicó a ver las fotos. Había una mujer de cabellos rubios cual sol, con ojos azules y piel blanca, era hermosísima, de hecho parecía más la ilustración  de alguna mitología

 

Miro otro, esta vez había de un hombre de cabello castaño y ojos grises, con el cabello en na coleta y completamente liso. Vestía de forma elegante al igual que al mujer. Observo la siguiente foto, un niño con unos pantalones cortos color café y tirantes, camisa blanca y unos botines, cabello rubio y ojos azules y una sonrisa  enorme inocente, mostrando que faltaba uno de sus dientes

 

Miro el cuadro más grande, que más bien era una pintura. El niño estaba sentado en una gran silla, la mujer al lado derechos sonriendo y el hombre atrás de la silla con una sonrisa seductora

 

—¿Te gustan? —pregunto de repente McQueen, espantando a Francesco pues el que apareciera de repente y hablara cuando todo estaba en silencio…

 

—¿Quiénes son?—pregunto curioso

 

—Ella es mi madre, Elizabeth—señalo a  la mujer—Él es mi padre. Raymond —señalo al hombre— y ese soy yo cuando tenía 4 años

 

Se dio una bofetada mentalmente, era evidente que era el, ósea, no había más nadie tan rubio y con los ojos tan azules. Además Elizabeth –su madre- era exactamente igual a el –pensó que así sería McQueen si fuera mujer-. Miro a McQueen el cual veía con cierta tristeza el gran cuadro y Francesco tomo aire

 

—¿Como…murió tu madre? —pregunto tentativamente. No quería incomodarlo más

 

—Ella era una cantante muy famosa, su nombre artístico era “Eliza McQueen” —comenzó a contar, Francesco alzo una ceja— Tenia giras todo el tiempo así que no la veía mucho, a pesar de eso yo tenía el síndrome de “mamitis”. Si ella llegaba me le pegaba cual garrapata y cuando se iba lloraba 3 días enteros—camino hasta el mueble y se sentó—Mi padre es un reconocido abogado, siempre estaba ocupado y era demasiado serio y me daba un poco de miedo hablarle

 

—Tuviste una infancia un poco…solitaria—comento distraído, sentándose a su lado

 

—Era el precio por tener tanto lujo, pero los juguetes que me daban nunca me convencían y aun cuando les decía que quería estar tiempo con ellos…no lo entendían, era muy retraído y muy destacado en el colegio, mi padre también contrato tutores para que fuera aún mejor, el quería que yo fuera Abogado como el, pero mi madre siempre me preguntaba lo mismo

 

—rayito~ ¿qué quieres ser? Anda dile a mami que quieres ser cuando crezcas—Elizabeth le apretaba las mejillas a su lindo hijo, el cual solo se puso rojo de vergüenza

 

—¡¡Mama!!

 

—Está bien está bien—dijo riendo

 

—Mami…Yo no sé qué quiero pero…no quiero ser abogado, es muy aburrido

 

—En eso tienes razón—admitió—Pero tranquilo, aun te queda muuucho tiempo~—dijo animada—Que tal si vamos a…—los ojos de McQueen brillaron esperando lo que diría

 

—Eliza, tenemos que irnos, recuerda que mañana tenemos que ir a Suiza—una mujer de ropa formal entro, seria y con gafas, Elizabeth rio nerviosamente y se levantó, la mujer se fue y McQueen se le guindo del brazo a su madre

 

—No te vayas ¿si? Quiero estar contigo… por favor…

 

—Rayito, tengo que trabajar—dijo ella suavemente, soltándose delicadamente de su agarre

 

—Siempre tienes que trabajar…siempre tienen que trabajar—se encogió sobre sí mismo, abrazando sus piernas y empezando a llorar—No tienen tiempo para mi…—sollozo el niño de 4 años

 

— ¿Por qué te decía Rayito?¿No te llamaba por tu nombre? —pregunto para aligerar un poco el momento, las cosas también habían sido así con su padre pero la diferencia erradicaba en que el siempre buscaba vacaciones para pasar tiempo con ellos…en cambio la familia de McQueen no era así

 

—Me decía así por asimilarme con un rayito de sol o al menos eso decía—dijo con sencillez recordando que Elizabeth siempre le decía igual—Nunca me prestaban atención, me sentía muy abandonado y por eso era tan reservado y las profesoras a menudo les hablaban del problema. Me costaba mucho hablar con la gente así que era lo mismo estar aquí o en el colegio

 

>>Todo niño pequeño dice que quiere ser bombero, policía, chef, cualquier estupidez hasta irse a otra cosa cuando creciera pero yo no era así, no tenía nada en mente, no sabía que quería, nunca lo supe realmente, nada me atraía y con mi padre encima de mí intentando hacerme abogado no ayudaba

 

—Estoy cansado…—dijo de forma lastimera el pobre niño de 5 años

 

—Un Abogado trabaja así este al borde de la muerte—decía el poniéndole más libros al frente—Tienes que estudiar, recuerda que te adelantamos 3 cursos

 

—Pero yo no quería…—gimoteo

 

—No importa, mañana te hare un interrogatorio ¿está bien? Así que si no te sabes nada de lo que te enseño hoy tendré que prohibirte ir a jugar al jardín

 

—¡¿PERO POR QUE?! NUNCA SALGO DE AQUI—chillo exasperado, ya le mareaba ver un libro

 

—No me grites—advirtió—No me faltes el respeto, soy tu…

 

—NO ERES MI PAPA, NO TE IMPORTO NADA… NI A  TI NI A MAMA ¡¿POR QUE?! ¡¿QUE HICE?! ¡YO SIEMPRE ME PORTO BIEN!—gritaba y gritaba desahogando un poco su dolor y frustración

 

—Si me importas, por eso quieres que estés listo para el futuro

 

—Tu no me quieres…ninguno de los dos me quiere—salió corriendo y se encerró en su habitación

 

— ¿Un niño de 5 años estudiando leyes? —eso le sonaba tan irreal—No te creo

 

—Créelo, adelante casi todo el jardín de niños y estaba en 3 grado de primaria. Allá atrás veras los reconocimientos—señalo con su pulgar a la pared. Francesco se volteo y ahí estaban los papeles en un marco, aunque solo decían lo primordial, no su nombre, cosa extraña

 

—Eres un Genio—admitió parpadeando varias veces

 

—Eso era antes—le corrigió—No le hable más a mi padre por un tiempo, él y mi madre empezaron a  discutir y se escuchaba siempre perfectamente

 

—Por amo a Dios Raymond, es un niño de 5 años, que esperabas, yo sé que… que con las giras lo estoy dejando mucho tiempo solo, pero en vez de estarle dando clases ¿por qué no intentas jugar con él, pasar tiempo como padre he hijo? —preguntaba Elizabeth

 

—El jugar de que le va a servir en un futuro, es mejor que aprenda temprano a que lo haga tarde—refutaba el abogado—A parte ni siquiera me respeta, alzarme la voz

 

—Es un niño de 5 AÑOS—volvió a decir esta vez con notorio enfado—Se siente solo y abandonado por nosotros, ¡¿qué esperas que haga?!

 

—Eso no tiene nada que ver Elizabeth

 

—¡¡Claro que sí!! Tengo que cancelar esta semana y el mes que viene, tengo que estar más tiempo con el

 

—Es tu trabajo, él tiene que entender que tenemos responsabilidades

 

—¡¡TENEMOS RESPONSABILIDADES COMO SUS PADRES!! EL TARBAJO PUEDE IRSE A AL MIERDA UNA SEMANA COMO MINIMO

 

—Mi papa se negaba a dejar de enseñarme leyes, en cambio mi madre dejo el trabajo un lapso de tiempo y estuvimos tiempo juntos, pero no quitaba el hecho de que  no estuvieron para mí en otro tipo de momentos. Como seguía sin fantasear ser algo de grande mi mama me ofreció ser cantante

 

—En lo cual no te hubiera ido nada mal—opino

 

—¿Pero cómo se escribe una canción?—pregunto con la nariz arrugada, un gesto muy tierno a ojos de la mujer rubia

 

—la gran mayoría de las canciones son de los sentimientos que tiene uno en el alma—explicaba—O en el corazón—toco el pequeño pecho del niño, el cual le miro más confundido—A ver intenta escribir una canción y te aseguro que al cantare para ti

 

—Pero no se hacerlo—gimoteo, estaba demasiado acostumbrado a  la metodología a la que fue forzada por su padre

 

—Inténtalo, la letra vendrá de aquí—toco su cabecita llena de hebras rubias cual oro derretido—Y aquí—dijo tocando el pecho, sintiendo el pulso de su hijo

 

—Está bien…

 

—Bien. Tengo que irme, volveré en un mes y una semana—dijo ella levantándose, McQueen tomo su falda

 

—No vayas…por favor—pidió con ojos llorosos, si su padre estuviera en ese preciso momento probablemente le estuviera regañando, pues los hombres no lloran

 

—Ya falte mucho, después de esta gira te prometo que estaré más tiempo—aseguro viendo su celular, su representante ya le estaba regañando—Adiós cielito—le beso la frente y salió corriendo

 

Se quedó solo en la casa y camino lentamente  a su habitación y se sentó en medio de esta, ahí en el suelo viendo la puerta y preguntándose si es que había hecho algo mal, sus “amigos” siempre se la pasaban con sus padres…¿por qué el no?

 

—Durante esa gira fue la primera vez que mi padre me alzo la mano, solo fue un par de veces pero mi estado emocional empeoro. Llegado al punto en que pensé en fugarme o algo así. Aunque no tuve el valor de hacerlo pude escribir a medias la letra que el había prometido a mama, fue difícil pero lo hice  a medias, me sentía tan orgulloso de mi mismo, me sentía como…superado

 

—¿Y bien? ¿Le gusto? —pregunto al notar el silencio

 

—No lo sé, nunca lo podre saber

 

—¡¡MAMI, MAMI, MAMI LO LOGRE LOGRE COMO TU DIJISTE!! —iba corriendo a máxima velocidad por las escaleras, incluso se cayó torpemente en el último escalón, pero se levantó como si nada escuchando como tocaban la puerta—Ma—abrió la puerta de golpe esperando ver a su madre pero en vez de eso habían un par de hombres

 

—¿Eres familiar de Elizabeth Rogers? —pregunto el hombre con suavidad. McQueen asintió temeroso

 

—E-es mi mama…

 

—Lo siento…—con eso lo único que hizo fue aumentar el ritmo cardiaco del rubio— De venida para acá, un camión se descontrolo y la… arroyo—dijo con la mayor suavidad posible

 

—Pero…mi mama…ella esta… bien… ¿verdad?

 

—Lo siento chico… No sobrevivió

 

El grito que dio fue monumental, junto con su llanto mientras corría a su habitación y empezaba  llorar con mucha más fuerza. A su padre también el informaron, pero este actuó de forma más agresiva, destruyendo algunas cosas en el living

 

—¿Un…accidente? —pregunto algo conmocionado

 

—El camión volcó el auto y se rompió el cuello… El entierro fue aquí, para que los que fueron sus fanáticos no interrumpieran, es propiedad privada y si alguien entra puede ir preso—explico— No lo supere en muchísimo tiempo, pero mi padre se lo tomo demasiado mal... El… no podía aceptarlo, tanto así que simplemente se le cruzaron algunos cables

 

—¿Papi? —McQueen se asomó un poco al estudio de su padre, el cual hace unas dos semanas no había aceptado ningún trabajo, el dinero no les faltaba así que no había apuro. Raymond miro al rubio asomado en la puerta

 

—¿Por qué te escondes? No es muy propio de ti—comentaba con una sonrisa en los labios—anda ven aquí—McQueen temeroso se acercó y quedo frente a su padre—¿Por qué me miras así? Pareciera que vieras a tu representante

 

—¿Mi qué? —pregunto parpadeando

 

—Elizabeth, tardaste mucho en venir—comentó cargándolo y sentándolo en sus piernas

 

—¿Pa-papa?

 

—Creí que no querías volver conmigo—iba metiendo su mano por la camisa del pijama de McQueen el cual aún no entendía que estaba haciendo

 

—¿Que te pa-pasa? ¿Papa? —volvía a decir

 

Jamás había visto la cara de su padre tan cerca, menos se imaginó que este le besaría, el que lo hiciera y como lo hizo no hizo más que asustarlo y aunque intento apartarlo de el

 

Francesco se quedó en blanco, completamente en blanco. Es decir, no se le ocurría nada que decir, si molestarse, si reclamar, si ir a golpear a alguien, si destruir algo, nada, simplemente no pensaba en nada

 

—Cuando… estábamos en el…crucero…tu…

 

—¿Dije que no era ella? Es un trauma muy fuerte que tengo, solo pasa si tengo relaciones  a la fuerza con hombres—explico de forma distraída— La psicóloga me dijo que no sería algo que afectaría mi vida cotidiana así que no le di mayor importancia

 

—Pero…pero…Tu padre abusaba de ti, ¿no lo denuncias? ¿No hiciste nada?

 

—Tenía 6 años, además era mi padre, no deje de considerarlo así hasta los 12. Aunque era tan “Listo” no entendía nada sobre intimar o el sexo, sin embargo el de verdad creía que yo era mi madre por mis ojos y mi cabello. Se ponía celoso de que yo hablara con alguien y muchas veces me golpeaba hasta dejarme inconsciente o con hueso roto.  Mis profesores lo notaron vieron, lo metieron en un psiquiátrico con intención de que superara la muerte de mi madre y me reconociera

 

—¿Y que paso contigo en su mente? ¿Acaso se olvidó de que tenía un hijo?

 

—No, solo cuando hacia las cosas mal parecía notarme. Con el shock de la muerte de mi madre y su constante abuso no solo llego el trauma sino que también me bloquee por completo, no entendía nada de lo que explicaban en clase, mi promedio se fue al caño y repetí muchos años. El al ver mis malas notas me pegaba, algunas veces con el puño, otras con algún objeto, aunque el primordial era un bate que tiene en su despacho

 

—¿Y por qué no te defendías? ¿Eres masoquista? ¡¡No te comprendo!! —chillo algo desesperado, necesitaba liberar tensión

 

—Un hombre de 30 años contra un niño, ¿tú crees que lograría algo? Cuando se lo llevaron yo me quede aquí, mi abuelo pagaba el agua y la luz desde Alemania y también mandaba comprar la comida. Tuve “amigos” del típico grupo de mala conducta, drogadictos, adictos a las apuestas… Sé que era por mero interés, sabían que yo era alguien de dinero, además era una constante molestia el atraer miradas por ser rubio ojos azules

 

>>Quizás fuera muy dramático pero cada vez sentía que las cosas iban de mal en peor, no sabía que haría en la vida, no sabía lo que quería, como continuar, tuve anorexia, insomnio, estrés y finalmente había decidido suicidarme. Fueron… 4 intentos, ninguno funciono porque me acobardaba al final. Termine la preparatoria de milagro pero nunca entre a la universidad

 

—No tienes marcas en las muñecas—comento mirándoselas, McQueen ya fuera por instinto o simplemente por ganas de hacerlo bajo un poco las mangas del sueter cuelo de tortuga

 

—Ya te lo dije, me acobarde, así que los cortes nunca fueron profundos—dijo con la nariz levemente arrugada— Pero gracias a esos imbéciles termine encontrando algo que me gustara

 

—¡¡Mierda, Kadaj no vendrá!!! —en medio del tumulto de gente había un grupo de 3 personas. Uno era un rubio de ojos azules, encogido sobre sí mismo con un sueter cuello de tortuga negro, con la mirada clavabada en el piso. El que hablo era alguien de cabello platinado y ojos verdes, gruñendo cual perro

 

—¿Y entonces? Pusimos nuestra vida en esa apuesta—gruño un pelinegro, con una gran cicatriz en su mejilla, fumándose un cigarro

 

—Alguien tendrá que hacerlo—dijo otro pelinegro cruzándose de brazos. En eso las tres personas miraron a McQueen

 

—¿Q-que? —pregunto asustado de las miradas maliciosas, agarrándose el brazo derecho con la mano izquierda

 

—Tu sabes conducir ¿no?—dijo el peli platinado

 

—U-un poco

 

—Perfecto amigo mío. Mira lo que tienes que hacer es muy sencillo—decía el de la cicatriz llevándole hasta un auto que estaba con la puerta abierta

 

—¿Q-que haces Za-Zack? deja-déjame—tartamudeo entrando en pánico. El pelinegro le empujo dentro del auto y le cerró la puerta

 

—Solo gana la carrera y todo ira perfecto~—aseguro

 

—PERO YO NUNCA—en eso vio a una mujer ponerse al frente

 

—Preparados…—empezó a decir

 

—¡¡Zack!!

 

—Solo olvídate de las reglas de tránsito y pisa el acelerador—le grito Zack

 

—¡¡FUERA!! —dijo a mujer, McQueen por el pánico del momento piso a todo lo que pudo el acelerador, dejando los demás muy atrás

 

Después del susto inicial abrió los ojos, había una curva demasiado cerrada al frente y haciendo todo lo que recordaba  logro pasarla de milagro, en eso empezó a reírse

 

—Es… divertido…—balbuceo con una sonrisa en labios. Nadie podía repasarlo y se estaba emocionando, como si se estuviera llenando de adrenalina

 

Al llegar de nuevo a la meta y le anunciaron como ganador no pudo evitar saltar sintiéndose victorioso

 

—Me gusto como se sentía, en esas carreras callejeras era algo de mucha adrenalina por el constante peligro de que alguno te volcara o algo, termino gustándome demasiado y termine con mi patrocinador—conto con tranquilidad— Y lo que todo el mundo ya sabe de mí. A los 18 me cambie de nombre porque no quería tener el apellido de mi padre. “Rayo McQueen” es por mi madre enteramente

 

—Botaste muy bien el pasado ¿no? —dijo con cierto toque de ironía y sarcasmo

 

—Pues si… Nunca he estado orgulloso de mi pasado, por eso nadie lo sabe, ni siquiera Sally lo sabe, siempre vengo aquí cada año y paso aquí una semana para calmarme un poco de lo que me pasa…—miro por la ventana que daba al jardín—mañana tenemos que salir, así que puedes ir a dormir a la habitación de Invitados—dijo levantándose

 

—Hey… ¿y eso donde se supone que es?

 

—Explora la casa, no hay nada que esconda—dijo con tranquilidad

 

Francesco noto que McQueen estaba demasiado tranquilo, como si ya estuviera acostumbrado a estar en esa casa. Camino por los pasillos del primer piso. Abrió al puerta del final, había un despacho perfectamente ordenado, no habían papeles en las gavetas ni nada. Suspiro un tanto frustrado pensando en lo que había pasado en ese lugar

 

Salió y camino a al siguiente habitación, habían un montón de instrumentos musicales, también muchísimos papeles ordenados todos con letras de canciones con la firma de Elizabeth. Eran muy bonitas, se imaginaba a McQueen cantándolas. Se quedó viendo el piano, las teclas estaban algo gastadas, como si lo usaran demasiado o algo así

 

Salió de la habitación y camino a  la siguiente, llena de pinturas, un tripie, lienzos en blanco, no se imaginaba quien los había hecho, pues algunos eran bastante hermosos, paisajes, abstractos. Cerró la puerta y decidió subir al segundo piso, se escuchaba la regadera, lo cual quería decir que McQueen se estaba abañando

 

Entro en la primera habitación que vio y abrió los ojos un poco sorprendido, era una habitación de niño, habían juguetes, una cama pequeña, un papel tapiz de Mickey y algunos otros personajes de Disney, un montón de títulos ahí pegados en los cuales no había el nombre a quien se lo entregaban

 

—Pareciera que… en verdad quiere borrarse de la historia—murmuro viéndolo todo. No mintió al decir que le daban muchos juguetes, los había por todos lados. Fue al pequeño escritorio, había unos 3 libros ahí, ojeo unas cuantas hojas, eran libros de leyes—Debe ser muy triste el que te quiten la infancia de esta manera

 

Dejo todo como lo encontró y cerro al puerta, camino a la siguiente, esta era completamente normal, quizás la habitación de Invitados de la que el hablo McQueen. Cerro al puerta y fue a al siguiente, esta tenía una habitación Queen, un gran ventanal, ropero

 

—Esta debió ser la de sus padres—murmuro. Cerró la puerta y camino a la última. Esta era un poco desordenada, Layla estaba mordiendo un juguete, en las paredes habían posters de bandas de Rock y Metal, era un ambiente algo sombrío, vio la puerta que daba al baño, salía vapor de ahí—Un día se derretirá ahí

 

Cerro al puerta con cuidado y volvió a  bajar, iba a examinarlo todo para encontrar su nombre, debía estar en algún lado, era imposible que lo borrara de la faz de la tierra ¿verdad? Busco en los muebles, encontró libros, libros y más libros, el padre de McQueen de verdad era un adicto al trabajo

 

Encontró un álbum de fotos, donde habían fotos de Elizabeth embarazada, de Raymond mostrando emociones –que según lo que oyó, no tenía- McQueen de bebe, lo cual era una cosita regordeta súper adorable, como torturaba a su padre jalándole el pelo. Como se le guindaba a su madre, se notaba que era un amor

 

Al llegar más o menos a la mitad noto un cambio brusco, y es que McQueen sostenía una especie de diploma pero estaba con expresión neutral, como s no estuviera de acuerdo. En otra estaba acostado sobre un montón de libros dormido, con el pequeño cachorro de Golden Retriever

 

—ya no me sorprende que guardara su vida tan celosamente—murmuro pasando las páginas. Llego a un punto donde ya McQueen era adolescente, no había cambiado mucho, a excepción de la espantosa y casi esquelética figura y las enormes ojeras de mapache que traía siempre—Da dio…—murmuro espantado

 

No creía que fuera tan drástico el cambio, es decir, el McQueen de ahora tenía figura perfecta, humor perfecto si no el sacas la piedra, pero antes, parecía un muerto en vida. Lo vio rodeado de los que serían sus “Amigos”. Nunca veía a la cámara, siempre veía a un lado, por lo general alzando el dedo en claro desinterés a la foto

 

Esa imagen de McQueen en su adolescencia le perturbaba, suéteres cuello de tortuga que cubrían casi por completo sus manos, encorvado, pálido, las mejillas algo hundidas por lo flaco que estaba, cabello en la cara…¡¡Era Horrible!!

 

—Eres un chismoso de primera ¿no? —dijo sarcástico secándose el cabello

 

—…Es horrible—no pudo evitar el comentario

 

—Ya lo sé, esas fotos Zack las puso ahí, creo que por fastidiarme pero ya no tengo ganas de verlas siquiera, me deprime

 

—Mejor las quemo por ti—dijo cerrando el álbum. McQueen camino hacia algún sitio, Francesco el siguió, descubriendo donde estaba la cocina— ¿Como es posible que haya comida?

 

—Viene gente de limpieza dos veces al año, trajeron esto hace una semana—explicaba sacando casos—Es un contrato donde ella nunca sabrán quien soy, siempre y cuando les pague—decía comiéndose una fresa

 

—Quizás si eres un genio—comento apoyándose del mesón

 

—No lo soy, el shock de mi niñez bloqueo demasiado mi mente, así que ahora estoy dentro del porcentaje de gente promedio

 

—Eso dices tú, pero por tu manera de hablar es otra cosa—dijo en tono ronroneante

 

—Cállate un rato—dijo con un puchero

 

.

 

.

 

.

 

Heeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeyyyyyyyy

 

Aquella estrella sin fulgor miro con ojos lloros a esa que brillaba con tanta fuerza, puso una mano frente a él, para no quedar escandilado de tanta luz. Parpadeo varias veces y le vio mover los brazos

 

Oyeeeeeeeee

 

La estrella brillante noto que la otra si volteo a verle, sin embargo no podía verle por lo fuerte que brillaba. Sin importarle nada bajo su luz, con tal de capturar la atención de aquella estrella que le tenía fascinada

 

Hey~ Hey~

 

Siguió llamándole, viendo como fijaba su vista en él, se sentía tan feliz de que ya le viera

 

Que es lo que quieres…

 

No le gustaba el solo tener que ver a esa estrella brillante le daban ganas de encogerse sobre sí mismo, sentir más vergüenza y repudio sobre sí mismo

 

¡Quiero saber más de ti! ¿Por qué no vienes aquí?~

 

Ofreció con cierta alegría, esperando que le dijera que si, al igual que todo el mundo esa estrella sin brillo debía estar fascinada con él, además de eso el hablarle

 

No

La estrella brillante, cambio su expresión a una de confusión y decepción total, viendo a  esa estrella que nuevamente se encogía sobre sí misma y le daba la espalda

 

Solo quieres burlarte de mi ¿verdad?… Porque yo no puedo brillar como tu…

 

La estrella brillante escucho su sollozo y comprendió algo… Esa estrella no era como todo el mundo, a él no le interesaba su brillo, si quería acercarse tendría que ser de otra manera, dejar de lado su egocentrismo para poder estar ahí para aliviar ese dolor que aquejaba a aquella estrella

 

No es verdad…yo…

 

Intento hacer que el mirara por lo menos pero…

 

Déjame tranquilo

 

Pidió en un sollozo… sin embargo no se quedaría sin hacer nada

.

 

.

 

.

 

—¿A dónde vamos? —pregunto Francesco viendo el camino, era raro ir de pasajero, estaba tan acostumbrado a ir tras el volante…

 

—Eh… Mejor te enteras allá—dijo con cierto nerviosismo

 

Estuvieron una hora en la carretera hasta llegar a  un sitio realmente desolado, con un edificio enorme, de un color blanco que dejaría ciego a cualquiera, ahora entendía por qué McQueen llevaba los lentes de sol y el friéndose los ojos. Layla observaba todo con detalle, quizás complacida por el paseo

 

—Si quieres terminar de rostizarte los ojos me dices y te quedas aquí—dijo McQueen divertido, a punto de entrar, Francesco metió las manos en sus bolsillos y caminar hasta donde le esperaba el rubio

 

Adentro era casi lo mismo, solo que con algunos colores cálidos, que aligeraban un poco el ambiente, sin embargo el ver a la gente vestida de blanco le estaba perturbando un poco, McQueen hablo con la que parecía la recepcionista, la cual le dio dos collares y señalo a Layla

 

—Layla no puede pasar, hay que dejarla aquí—dijo dándole uno de los colgantes, que decía “Visitante”

 

—¿Que es este lugar?

 

—Se llama Mount Massive* ahora, no creo que quieras estar todo el día aquí adentro, así que…—tomo a la perrita—Lo siento chiquita, pero regla son reglas

 

Le dio la perrita a la recepcionista, la cual le metió en una jaulita, después de todo no estarían mucho tiempo ahí. McQueen le fue guiando por muchísimos pasillos y el no preguntaba nada, al parecer McQueen es de las persona que muestra las cosas literalmente en vez de quedarse en palabras

 

Se detuvieron en frente de la puerta 3312* y McQueen quedo frente a frente con Francesco, suspiro y le vio a loso ojos

 

—Aquí tienes que estar calmado, no puedes golpear nada ni a nadie, ¿esta bien? —advertía en tono bajo

 

—No prometo nada… —advirtió, aunque ni siquiera entendía. McQueen suspiro y se volteo para abrir la puerta. Era una habitación bastante bonita, con muebles caros. Se fijó en el escritorio que había en uno de los rincones, había un hombre leyendo un montón de papeles. Cabello castaño, ojos verdes…

 

—Raymond—le llamo, caminando lentamente hacia él. El nombrado alzo al mirada y sonrió un poco, quitándose los lentes

 

—Elizabeth, ya empezaba a pensar cosas extrañas—admitió levantándose y caminando hasta McQueen

 

—No, Raymond, no soy Elizabeth—recalco, Francesco veía toda la secuencia, no era mentira, el de verdad creía que su hijo era su esposa

 

— ¿Que estás diciendo? Nadie tiene ojos tan bellos—cometo agarrándole el rostro— ¿Donde esta Rayito? Sabes he querido arreglar las cosas con el pero no está por ningún lado y tu desapareces, creí que estabas con alguien más

 

—Papa, soy rayito, mírame bien—pedía quitando sus manos suavemente

 

— ¿Por qué me llamas Papa? Estas extraña…Bueno—soltó una risita—No importa

 

Algo en Francesco estaba peleando por salir, salir y destrozarle la cara al maldito que ahora estaba besando a su McQueen, el cual intentaba de soltarse evidentemente. Le vio meter una mano por debajo de la camisa del rubio y no pudo resistir al menos intervenir. Tomo la muñeca izquierda, rompiendo el beso y McQueen se alejo

 

—¿Tú quién eres? —pregunto soltándose de su agarre

 

—Alguien que por lo menos distingue a  las personas—gruño, como un animal rabioso

 

—Debería demandarte por el mero hecho de entrar aquí, nadie te invito—dijo en tono frio

 

—Rayito lo hizo… Por lo menos yo sí puedo ver que no es alguien qué ya murió—parecían estarse matando con la mirada

 

—Francesco vámonos…

 

—¿Cómo puedes dejar que haga eso? ¿No que no te gustaba? —pregunto algo alterado

 

—No entiendes, vámonos y te lo explico en el auto

 

—Elizabeth quien es esta persona—gruño Raymond

 

—McQueen…

 

— ¡¿Cálmense los dos quieren?! —Chillo molesto—Nos vemos luego—se despidió de Raymond y jalo a Francesco a la salida, antes de que el castaño mayor dijera algo le cerro al puerta

 

Completamente enfurruñado, pidió a Layla, devolvió los colgantes y caminaron al auto. Al estar dentro McQueen se puso en la parte de atrás, no quería hablar con Francesco

 

—¿Qué fue lo que paso ahí dentro? —exigía saber, no comprendía

 

—Tengo que visitarlo cada año, creí que te podía controlar un poco al menos—reclamo molesto

 

—¡¡TE ESTABA BESANDO!! ¡¡ERES SU HIJO!! —Decía alterado—Eso no es normal, menso que te confunda con su esposa muerta

 

—Está mal de la cabeza, aun trabaja, pero no puede diferenciarme y cree fielmente que mi madre sigue viva. Le interne aquí con la esperanza de que mejorara cosa que no parece funcionar pero no hayo que otra cosa hacer con el

 

—Solo déjale ahí dentro, no vendrás aquí más nunca—decía golpeando el volante

 

 

—Es un acuerdo firmado, no puedo—respondió cruzado de brazos

 

—Es algo muy triste, pero no lo quiero permitir, es que acaso no me entiendes

 

—¡¡PUES NO!! ¡¡NO TE ENTIENDO NADA!! ¿¡TE PEDI QUE TE CALMARAS, ACASO TU CREES QUE PODIA ABUSAR DE MI?! HAY CAMARAS EN TODA LA HABITACION, SI YO LO PEDIA IBAN A  LLEGAR GUARDIAS A LA HABITACION—empezó a gritarle y Francesco no demuestra su… ¿derrota? ¿Vergüenza? al no haberse percatado de ello—¡¡Te pedí que me tuvieras confianza pero no puedes hacer ni eso!!

 

—Yo no…

 

—Cállate, solo vuelve a la casa, antes de que me moleste más contigo y decida usar un teléfono—refunfuño

 

Encendió el auto y arranco, volviendo por donde habían vendió y tono cierto detalle en las palabras de McQueen. Decía que si se molestaba más llamaría, es decir, no lo tenía planeado en lo más mínimo, no tenía planeado huir del…

 

 

Muy bien, su conciencia le iba a matar así que… tendría que disculparse con el… Quizás eso ayudaría en su relación… ¿No?

Notas finales:

Espero que els haya gustado~

Ya con est creo que quedo claro el por que a McQueen no le gusta su nombre y de dodne saco el que tiene ahora, aunque si se sabra su nombre y quiero que me digan cual creen que es su nombre real, evidentemente el apellido es "Rogers" pero su nombre d Pila que  slo que importa, cual creen que sea

esta vez si llegue puntual, lo hare tmbn el viernes que viene, con lemon :V del bonito no del feo y quiero ver si alguien descubre el cameo de los amigos de McQueen XDDD

bye -3-

 


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