Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Immer Sie -KyuMin- -Prologo- por Wonderwall

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Hola! Había escrito esto con aterioridad, pero mi sesión se cerró y perdí todo... Es bastante frustrante, ¿saben? XD

 

En fin. La historia es... extraña, por así decirlo, pero aquello es común en mí >< 

Este fanfic contiene una parte un tanto fuerte, y no me refiero a lemon e.é Así que si son muy sensibles... creo que no se los recomiendo :(

Si tienen aguna duda, o cualquier cosa, pueden comunicarse conmigo por medio de facebook, el cual dejaré aquí: 

https://www.facebook.com/samantha.riveravasquez

 

Tranquilos que no muerdo(?)

Notas del capitulo:

No tengo mucho que decir, así que... a leer(?)

-Un gusto.- respondió el pelinegro sin borrar su sonrisa.

El castaño caminó hacia la cama y se lanzó en ella como si fuese una persona perfectamente viva. SungMin entrecerró levemente sus ojos y se acercó hasta él, se detuvo justo cuando estuvo enfrente del más alto. Sin decir nada, estiró con lentitud su mano hasta el rostro ajeno. Tal como lo esperaba, su mano atravesó el rostro sin dificultad alguna, pero lo extraño fue que podía percibir cierto calor de aquel ente.

-¿Qué eres realmente?- preguntó retirando su mano.

-Un fantasma, supongo.- murmuró el castaño despreocupado.

-Los fantasmas no emiten calor, Cho.

-¡No me digas Cho!- refunfuñó- Y ni idea, nunca antes he sido un fantasma, y mucho menos he visto uno, ¿sabes?

SungMin suspiró. -¿Al menos sabes de qué manera moriste?- preguntó mientras retrocedía y se apoyaba en el escritorio.

-Si mal no recuerdo, fui atropellado por un ebrio.- dijo un tanto dudoso- O por un anciano sin licencia de conducir. – el joven chasqueó su lengua- En realidad, no recuerdo bien, pero sé que fue porque me atropellaron.

-Ya veo…- murmuró- Pero, ¿viste tu funeral o algo por el estilo?

El castaño meditó un momento su respuesta.- No. Sólo sé que me subieron a una ambulancia mientras estaba consciente, y luego, aparecí en la calle vagando. De hecho pensé que estaba vivo, pero me di cuenta de que no al tratar de ayudar a una anciana a cruzar la calle.

-Es extraño.- dijo más para sí mismo el pelinegro.

Y en realidad lo era. Normalmente los espíritus a los que había conocido de cierto modo tenían claro cómo habían muerto, pero este chico no parecía un muerto en absoluto. En especial porque aún transmitía un poco de calor.

-¿Estás seguro de que estás muerto?- preguntó el bajito con el ceño levemente fruncido.

-Supongo que lo estoy. Si no estuviese muerto, ¿por qué no pude ayudar a esa anciana? Le hablaba y ella no lograba escucharme, incluso si la tocaba ella ni se inmutaba. Y además, tú tampoco pudiste tocarme a mí.

-Pero transmites cierto calor, que no es común en una persona que ya murió, ¿comprendes?- el castaño asintió soltando un suspiro- Creo que lo mejor es investigar sobre tu vida, qué sucedió, u algo por el estilo.

-Me parece una buena idea.- sonrió- Por cierto, creo que debes dormir ya.

-Lo sé.- dijo haciendo un puchero inconscientemente- Pero antes de eso… ¿Cómo llegaste a mí?

-¡Oh, sobre eso! Bueno, yo había ingresado recién este año a esa escuela, no recuerdo el por qué, pero lo hice. La cosa es que vagando por las calles lo recordé y me dirigí allá, para ver si podía comunicarme con Henry, un amigo mío. Fue lamentable cuando llegué a su lado porque él definitivamente no podía oírme ni verme, así que enojado atravesé las paredes de la escuela, hasta que pasé por tu salón. Ahí fue cuando noté que tú lograste reparar en mí, porque de inmediato desviaste la vista de tu examen y me seguiste con la mirada. – concluyó con una sonrisa.

-Ya veo. Así que todo fue por mi error de girar la cabeza en el momento menos indicado…

-¡Hey!- interrumpió el alto, frunciendo el entrecejo.

-Tranquilo, sabes que te ayudaré de todas formas, ¿no? Así que mañana me acompañarás para que me indiques quién es tu amigo. Puede que él sepa algo y nos ayude a averiguar qué te sucedió, y cuál es tu último deseo.

-Me parece una idea sensacional. Así que ahora-palmeó con su mano derecha a su lado-, a la cama.

-¿Piensas quedarte ahí?- preguntó alzando una ceja.

-¡Claro que no! Los fantasmas no dormimos, tonto.

-Eso lo sé-soltó rascando su cabeza-, pero no creo que pueda dormir tranquilo sabiendo que tengo un fantasma sobre mí.

-¿Una propuesta indecente?- dijo lascivamente el castaño.

-Levántate ya, idiota.- gruñó mientras caminaba hacia la cabecera para sacar su pijama.

-Veo que tienes un buen sentido del humor, eh.

-Ya calla. –le cortó antes de dirigirse al baño y cerrar la puerta.

KyuHyun caminó por toda la habitación, riendo inconscientemente al ver demasiadas cosas rosadas repartidas por todo el lugar. No es que fuese raro que a un hombre le gustase el rosa, pero SungMin superaba a cualquiera de los que hubiese conocido.

Se apoyó en el borde del escritorio tal y como lo había hecho anteriormente el pelinegro. Cerró sus ojos tratando de recordar alguna cosa que pudiese darle alguna pista sobre su último deseo, o al menos, sobre cómo había muerto.

Todo lo que recordaba era que iba por la calle escuchando música, y que de pronto alguien le gritó que se moviese de inmediato. De un segundo a otro sintió un fuerte golpe en su costado izquierdo, y luego, varias personas rodeándole y preguntándole si se encontraba bien. Luego de eso, vio a unos paramédicos subiéndolo a una ambulancia. Al instante, todo se volvió negro.

Suspiró frustrado y abrió sus ojos con lentitud. Topándose con los ojos de un bajito que lo observaba curioso.

-¿Q-Qué haces?- preguntó de inmediato, sin mover un solo músculo.

-Te observo.- respondió simple.

-De esta manera te ves intimidante.- murmuró frunciendo el ceño.

SungMin alzó una ceja y se separó un poco.- ¿En qué pensabas?- preguntó casualmente.

-Trataba de recordar alguna cosa que pudiese servir.

-¿Y…?

-Nada.

SungMin bufó.- Creo que es mejor que descanses un poco, así que deja de pensar en ello.

-Está bien.- suspiró- Descansa, SungMin.

-Buenas noches.- respondió el bajito desde su cama, ya estando bien acobijado.

 

 

a29;a29;a29;a29;a29;a29;a29;

 

-Debes estar jodiendo, ¿verdad?- preguntó DongHae con su mandíbula desencajada, pasando su vista desde su examen hacia el de SungMin innumerables veces.

-¡Claro que no!- chilló el bajito- No sé cómo pasó pero aprobé. Mira, aquí sale.- indicó su nota.

-¡Pero si ni siquiera estudiaste!- se quejó cual niño pequeño.

-Creo que los milagros existen~- canturreó de manera burlesca, comenzando a saltar por todas partes abrazando su examen.

DongHae sólo lo fulminó con la mirada y volvió su vista a su propio examen, tratando de encontrar algún error del profesor en el momento de calificar.

El bajito continuó saltando feliz de la vida, hasta que se topó de frente con aquel extraño fantasma.

-¡Me asustaste, idiota!- gritó enfurecido.

-Quedarás como un loco si le sigues gritando así a la nada, ¿sabes? – murmuró KyuHyun con una sonrisa ladina en su rostro.

-¿Estás bien?- preguntó de pronto un extrañado DongHae.

-Oh, claro, sí.- dijo nerviosamente- Debo ir al baño, ya vengo.- informó antes de salir corriendo, siendo seguido por el espíritu.

Una vez que llegaron a los fríos baños, pudieron hablar con tranquilidad.

-No debes asustarme de esa forma, Kyu.- murmuró haciendo un puchero.

-¿Kyu?- preguntó el nombrado con una ceja alzada.

-Es una manera de acortar tu nombre.- comentó chasqueando la lengua-Pero eso no es lo que importa, la cosa es, ¿por qué apareciste así de repente?

-Porque quería ver qué calificación saqué en el examen de ayer.

-¿De qué diablos estás hablando? Estás muerto, no puedes hacer exámenes.

-¡Claro que puedo! ¿Acaso creíste que sacaste esa calificación por obra del espíritu santo?- preguntó cruzándose de brazos.

-¡Claro que no! Pero fue gracias a mi esfuerzo.- aseguró caprichosamente.

-¿Qué clase de esfuerzo hiciste?- cuestionó acercando su rostro al del bajito, con una mirada altanera.

-Yo… ¡Yo me concentré!

-No seas mentiroso, que cuando entré en tu mente sólo estabas pensando en mí.

-¿En ti? ¿Por qué diablos estaría pensando en ti si ni sabía de tu existencia? ¡¿Y por qué diablos entraste en mi mente?!

-Sí en mí, porque pensabas en esa extraña sombra que pasó junto a ti. E ingresé a tu mente porque vi que no tenías nada escrito en esa hoja, y para ser sincero, era bastante fácil.

-¡Eres un maldito! – chilló tratando de golpear el pecho ajeno, claro que sin éxito alguno.

-Entonces dile al profesor que hay un error, que hiciste trampa y que te califique como lo mereces.

SungMin se mantuvo en silencio con sus labios apretados. Lo correcto sería decirle al profesor lo que KyuHyun le había dicho, pero si lo hacía… de seguro que reprobaba la materia completa. O en otro caso, el profesor le haría otro examen, el cual de seguro reprobaría también.

-No vuelvas a entrar en mi mente sin avisarme.- le advirtió con sus ojos entrecerrados.

-¿Significa que me perdonas?- preguntó con una sonrisa.

-Sólo por esta vez.- dijo cortante- Aunque… ¿Cuánto sabes de historia?

KyuHyun soltó una leve carcajada. – Bastante. Pero ahora es mejor que busquemos a Henry.

-¡Tienes razón! ¿Cómo es…

-¿Estás bien, SungMin?- preguntó la voz de DongHae desde afuera.

-¡Sí!- se apresuró en responder- Ve susurrándome cómo es físicamente Henry, en cuanto salga comenzaré a buscarlo.- dijo esta vez hacia KyuHyun, quien asintió de mala gana al verse interrumpido por el amigo del bajito.

 

a29;a29;a29;a29;a29;a29;a29;

 

-Todos tienen ojos cafés.- murmuró SungMin con el ceño fruncido.

-¡No es verdad!- chilló KyuHyun en su oreja- La chica de allá tiene ojos verdes, ¿ves?

-¿Decías algo, Min?- cuestionó DongHae, observando fijamente a su amigo.

-Que el sandiwch está delicoso.- dijo SungMin por inercia.

-Idiota.- murmuró KyuHyun en su oído.

-Pero Min, no estás comiendo nada.- indicó el castaño con el ceño levemente fruncido.

-¡Oh… es que…

-¡Ahí está! ¡Es Henry!- chilló el más alto de todos en su oído.

-Ya vengo.- informó SungMin a su acompañante vivo antes de ir hacia donde KyuHyun le indicaba.

Había un gentío reunido, y entre todas esas personas, logró visualizar a quién KyuHyun le indicaba. Era un chico de su estatura, con unas grandes mejillas y ojos cafés. Él se encontraba sentado en una banca junto a algunos jóvenes de su misma edad. Todos tenían una expresión de tristeza en sus rostros.

-Háblale.- apuró KyuHyun.

-¡Hola!- dijo SungMin sonriente, ganándose varias miradas curiosas- Uhmmm… ¿Tú eres Henry, no?

-¿Cómo sabes mi nombre?- cuestionó el aludido apuntándose a sí mismo.

-Ya va a empezar con la desconfianza a todo.- murmuró de mala gana KyuHyun- Dile que tú eras una persona que me gustaba, y que te hable de él. De seguro se lo cree.

-Es que yo le gustaba a KyuHyun, y él me habló sobre ti.- dijo SungMin rápidamente.

-¿A él incluso le gustaba alguien? Es bastante extraño, porque KyuHyun es prácticamente un hombre de hierro.- murmuró el pequeño con desconfianza.

-Serás tarado.- siseó SungMin a su fantasmal acompañante.

-¡Yo no soy ningún hombre de hierro!

-Bueno, pues, creo que yo le agradaba, en ese caso.- agregó SungMin rojo de vergüenza. El castaño lo había dejado como a un estúpido.

-¿Lo conocías hace mucho? Nunca te vi junto a él aquí.- dijo el joven, con mirada suspicaz.

-Es que…

-Dile que quería mantener lo nuestro en secreto.- le sopló rápidamente el alto.

-…Quería mantener lo de nosotros en secreto.

-¿Uh?- exclamó el joven confundido. Luego se encogió de hombros- Soy Henry, un gusto. –saludó extendiendo su mano.

-Lee SungMin.- dijo sonriente.

-¿Y, qué deseas?

-Yo…

-No has sabido de mí y quieres saber cómo estoy.- le sopló otra vez.

-…Bueno, -continuó SungMin- quería saber si has sabido algo de KyuHyun.

Henry estrechó aún más su mirada.- ¿No es que son cercanos?

-Pero tuvimos una pelea hace unas semanas, y desde ahí que no sé nada sobre él.- mintió nuevamente.

-Ya veo.-murmuró aún sin confiar mucho en el pelinegro- Bueno, pues él está en coma hace tres días ya que fue atropellado por un borracho irresponsable.

-¡Sí! ¡Sabía que fue a causa de un ebrio!- celebró KyuHyun.

-Calla, tonto.- siseó SungMin.

-¿Decías?- preguntó Henry con una ceja alzada.

-Que ese conductor es un tonto.- aclaró rápidamente- Es horrible lo que le ha sucedido a mi Kyu.- dijo poniendo una cara de absoluta tristeza y sorpresa- ¿Sabes en qué hospital está? Me gustaría visitarlo.

-Ya veo que se tenían confianza.- concedió al escuchar el diminutivo- Y bueno, está en el hospital  Hangang Sacred Heart. Mañana tiene visita de cuatro a ocho de la tarde, si quieres podemos ir juntos.-ofreció.

-¡Claro! ¿Tienes algún papel para anotar mi número?

 

a29;a29;a29;a29;a29;a29;a29;

 

SungMin recorrió por quinta vez el patio de la escuela con su mirada. ¿Dónde diablos se había metido KyuHyun? ¡El muy malvado lo había abandonado en el momento que anotaba su número en uno de los cuadernos de Henry!

-¿Qué diablos te pasa hoy?- cuestionó repentinamente DongHae a su lado.

-¿A mí?

-No, al fantasma que está junto a ti. –dijo irónicamente.

-¡¿Puedes ver a KyuHyun?! –exclamó casi cayendo de la banca en la que se encontraba.

-¿Quién diablos el KyuHyun?- preguntó el castaño ya cabreado- ¿En qué andas metido? ¡Me prometiste que dejarías eso de los fantasmas!

SungMin parpadeó con velocidad.

-Idiota.- escuchó a sus espaldas, notando que un serio KyuHyun se encontraba detrás de él.

El bajito mordió su labio inferior y tomó aire. La conversación, sin duda, duraría mucho.

 

a29;a29;a29;a29;a29;a29;a29;

 

-Entonces, ya no habrá privacidad entre nosotros.- comentó DongHae con pesadez.

-Uhmm… si la habrá, pero no tanta como antes. - aclaró el bajito.

-¿Para qué necesita tanta privacidad?- farfulló KyuHyun, quien estaba atento a la conversación.

-Kyu, no seas así. Todos los amigos necesitan privacidad.- murmuró el pelinegro.

-¿Ahora te quiere a tiempo completo el fantasmita?- preguntó con voz venenosa su mejor amigo.

-Si ese estúpido no se calla, se arrepentirá.- amenazó el alto, posando una mano en el hombro de SungMin. Este último se estremeció ante el leve calor que le transmitía.

-¡Y-Ya basta!- chilló levantándose de la banca, intercalando su mirada entre el vivo y el fantasma- No quiero que se lleven mal, porque a partir de ahora, seremos tres.- informó sonriente.

-Ni lo sueñes.- dijeron al unísono los otros dos.

-Y más encima me copia.-gruñó el de cabello ondulado.

-Kyu, ya basta, ¿sí?- suplicó con su típica carita de cachorrito abandonado.

-Los fantasmas no sentimos nada, así que tu carita mona no hace efecto en mí.

-¡No seas así! Y de seguro sientes algo.-contratacó.

-¿Siente? ¡¿Qué siente?! SungMin, no me digas que estás comenzando a tener una relación paranormal, porque te juro que me da un infarto aquí mismo.-advirtió DongHae con sus ojos bien abiertos.

-¡No! ¡Claro que no!- negó rápidamente el pelinegro, sonrojándose de inmediato por las osadas acusaciones de su mejor amigo.- Es sobre… otro asunto.

-¡Perfecto! El señor fantasma oye todo lo que digo, y yo, debo soportar que…¡Auch!- se quejó al sentir un fuerte golpe en su espalda.

-¡Kyu!- chilló SungMin.

-Es demasiado ruidoso. ¿No podías conseguir un amigo sordomudo?

-¡Maldito fantasma! ¡Juro que si no estuvieses muerto te mataría!- gruñó el castaño de cabellos lacios.

SungMin soltó un bufido exasperado y levantó su mochila del suelo, comenzando a caminar sin decir nada a ninguno de los dos.

-¿A dónde vas? ¿Me dejarás solo con el fenómeno?- preguntó DongHae observando paranoicamente su alrededor.

-¡Dile que se detenga o pronto se convertirá en fantasma!- amenazó el alto.

-Sólo… quiero descansar.- murmuró SungMin sin detenerse, dejando atónito a los otros.

Una vez que ya no escuchó más quejas, el pelinegro pudo respirar en paz. Había olvidado cuán cansador era ayudar a algún espíritu.

Caminó con lentitud a casa, sintiendo la presencia de KyuHyun a su espalda, quien se encontraba inusualmente callado. Giró sólo un poco su cabeza para poder observarle, notando que miraba el cielo fijamente, de seguro perdido en sus pensamientos.

[i]”Los fantasmas no sentimos nada, así que tu carita mona no hace efecto en mí.”[/i]

Nunca se había imaginado que los fantasmas no podían sentir nada. Siempre pensaba que tenían sentimientos al igual que los humanos, ya que a lo largo de su corta vida, había logrado ver espíritus llorar de felicidad o de absoluta tristeza.

¿Es que acaso KyuHyun era un fenómeno?

Sacudió su cabeza mientras sonreía. Él era quien veía fantasmas y catalogaba a KyuHyun de fenómeno… que ironía, ¿no?

Suspiró nuevamente y entró a su casa con la misma parsimonia que había caminado hasta allí. En cuanto KyuHyun ingresó cerró la puerta principal y se dirigió a su habitación.

 

a29;a29;a29;a29;a29;a29;a29;

 

Cerró con fuerza el libro que mantenía entre sus manos. Era horrible el hecho de que después de haber estudiado tanto, no entendiese ni un pepino de la materia. Automáticamente infló sus mejillas como signo de su gran molestia.

El libro de historia voló casi la mitad de la habitación hasta terminar cerca de la puerta del baño. SungMin suspiró y observo a KyuHyun, quien se había mantenido silencioso desde que habían salido de la escuela.

-¿En qué piensas?- preguntó mientras se acercaba a la ventana donde se encontraba el fantasma.

-En mí, en ti, en todo. – murmuró desganado.

-¿Qué sucede, Kyu?

-Soy una carga para ti, SungMin. De seguro ni siquiera deseas que esté junto a ti ahora. No sé, tal vez lo mejor es buscar por mí mismo mi último propósito en esta vida. Todo esta situación me hace sentir incómodo.- confesó lanzando un suspiro.

SungMin soltó una pequeña carcajada y se acercó un poco más al castaño.

-¿De qué te ríes?- preguntó desganado.

-Me mentiste.- aseguró el pelinegro con una traviesa sonrisa.

-¿Uh?

-Dijiste que los fantasmas no sentían nada, pero ahora mismo, acabas de decir que esta situación te hace sentir incómodo, ¿no?

KyuHyun sonrió. – Puede ser que tal vez sólo sintamos ciertas cosas. Cosas que demandan que sintamos algo.

-Entonces, creo que yo demando que sientas cosas, ¿no?

KyuHyun abrió su boca y meditó alguna buena respuesta para ello. ¡Maldición, se estaba desviando del verdadero sentido que SungMin le había dado a aquella frase!

-Claro –respondió luego de un rato-, me incomoda ser una carga para ti.

-Pues tranquilo, que no lo eres.- dijo con una suave sonrisa decorando su rostro- Realmente quiero ayudarte, Kyu.

-Gracias.- murmuró con la mayor sinceridad del mundo. Estaba seguro de que SungMin sabría cómo ayudarle.

-Uhmm… ¿No te molesta que te llame ‘Kyu’?

KyuHyun observó fijamente al bajito sin mover ni un solo músculo de su rostro. Le causaba gracia ver la diferentes muecas que hacía SungMin mientras aguardaba por su respuesta.

-No. –dijo al fin, sintiendo cierta felicidad al ver como los ojitos de SungMin brillaban.

-¡Te juro que te abrazaría si pudiese!

El castaño meditó las palabras del bajito. Era verdad que SungMin no podía tocarle, pero él podía lograrlo sin atravesarlo en el intento. Tenía entendido que los fantasmas no podían lograr esas cosas, pero quién sabe, tal vez podía hacerlo porque aún no estaba completamente muerto.

Con parsimonia se acercó al pelinegro, sintiendo cierto nerviosismo por la mirada constante que este le daba. Rodeó con sus brazos aquel cuerpecito en frente suyo, disfrutando la gran calidez que desprendía.

-Eres cálido.- murmuró SungMin cerrando sus ojos.

-También tú.- murmuró a la vez KyuHyun, escondiendo su rostro en el hueco del cuello ajeno.

-¿Me acompañarás a visitarte mañana?- preguntó con voz quedita SungMin, disfrutando el toque.

-Claro.-dijo separándose- Quiero ver en qué estado quedé.

SungMin sonrió.-Esta bien, siempre y cuando no te mortifiques, ¿bueno?

-Entendido.- suspiró resignado- Es hora de que vayas a la cama.

-Lo haré pero… abrázame un poco más, ¿sí?- suplicó quedito, mirando al castaño con ojos brillantes.

-Pero luego vas a la cama, ¿bueno?- dijo alzando una ceja, sonriendo inconscientemente.

-¡Lo prometo!- chilló antes de sentir nuevamente el leve calor de KyuHyun rodeándolo.

El castaño soltó un vago suspiro durante el abrazo. Se supone que los fantasmas no sentían nada, pero él estaba sintiendo demasiado.

 

a29;a29;a29;a29;a29;a29;a29;

 

 

-Por aquí.- indicó el castaño mientras doblaba en una calle.

-¿Cómo sabes que el hospital está en esa dirección, Kyu?- preguntó desconfiado el bajito.

-Porque Henry dijo que era hacia el norte, Min.

-¿Min? ¡Aw, creaste un diminutivo para mí!- chilló emocionado, ganándose curiosas miradas de transeúntes.

-Te recuerdo que soy un semi-muerto, así que mejor compórtate como un joven normal si no quieres terminar en una clínica psiquiátrica. Y sí… cree un diminutivo para ti.- murmuró.

-¡Tan tierno, Kyu!- chilló nuevamente, pero esta vez más bajito.

-No exageres, ¿sí?- dijo un tanto avergonzado, rascando nerviosamente su nuca.

-Bueno~-canturreó como niño pequeño- ¡Oh, allí está!- exclamó emocionado, apuntando el gran edificio.

Caminó con rapidez hacia la puerta del gran hospital, notando que KyuHyun venía un poco más atrás, con un brillo extraño en sus ojos.

-Tranquilo, estaré contigo en todo momento.- murmuró SugMin al alto, quien asintió con una sonrisa-Ahora, -suspiró armándose de valor- vamos a visitarte, Kyu.

KyuHyun asintió cual niño pequeño, tomando la mano del bajito antes de cruzar las puertas. SungMin sólo sonrió ampliamente ante ese gesto.

 

Definitivamente KyuHyun era diferente.

No me conozco, vivo.

Se supone que…

Notas finales:

Espero que les haya gustado (:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).