¿Qué pasa pasa pequeño? - JongIn rodeaba con sus brazos el delgado cuerpo de LuHan, dejando un beso en uno de sus hombros, admirando la belleza de su "ciervito", como le gustaba llamarlo.
LuHan no respondió, y solo se aferró aún más al cuerpo del moreno aspirando aquel aroma que tanto le gustaba, levanto su rostro encontrándose con el de JongIn, y dejo un casto beso en sus labios. - No pasa nada JongInnie, solo que te amo, mucho- Y JongIn sonrió ante lo tierno que podía a llegar a ser el menor.
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Un sudoroso LuHan se levantó de golpe de la cama, no puede ser que nuevamente haya soñado con eso, debía olvidarlo, él se iba a casar, él lo engaño, le mintió de la peor manera, el...él era el padre de su bebé.
Bebé...Su bebé, tan solo ese pensamiento hicieron sonreír al adolescente, olvidándose de todas sus desgracias, aunque el padre de su pequeño no estaría a su lado, él le daría todo lo que esté a su alcance para que a su pequeño niño no le falte nada. Le daría todo el amor posible, lo cuidaría como si del más grande tesoro se tratará, pues eso era, un tesoro...su tesoro.
Todo pensamiento abandono la mente de LuHan en cuanto escucho la puerta principal de su departamento ser abierta, sabía quién era, después de todo, los únicos que poseía la llave de ese lugar era él y su mejor amigo: Oh SeHun.
En tan solo recordar el nombre de su mejor amigo lo hacía sonreír por igual, lo había conocido en la escuela, hace dos años para ser exactos, aún recordaba que él lo había salvado de dos jugadores del equipo de baloncesto, si bien LuHan era estudioso y tranquilo, también era uno de los más hermosos del plantel, se podría decir que el 99% de hombres que estudiaban allí, deseaban tener en su cama a aquel ángel de delicadas y algo femeninas facciones. SeHun lo ayudó en muchas cosas, era y es un gran amigo para el ciervo, siempre tan atento, cuidadoso y cariñoso, una noble persona, además de decir que en los dos años que habían pasado desde que se conocieron, SeHun tuvo muchos cambios, ya no era ese niño [Aunque él era aún más pequeño], de 16 años, ahora era todo un hombre de 18 años, había crecido mucho más y sus facciones se habían vuelto más marcadas y varoniles, sin hablar de su mirada, que ahora era la de un hombre serio y frío, pero LuHan sabía que él era una persona noble y de buenos sentimientos.
"¿Por qué me tuve que enamorar de él y no de SeHunnie, estoy seguro que mi hyung nunca me hubiera hecho daño?".
Eso paso por la mente de LuHan antes de que una sonrisa melancólica se formara en su rostro.
-Lulú ~ - El mayor había visto a su pequeño dongsaeng viendo hacia algún lugar de la habitación, su miraba por más decir, se encontraba algo "perdida", por lo cual a paso silencioso, se había acercado al pequeño y delgado cuerpo de su amigo y susurro con voz dulce cerca de su oído el sobrenombre que le había puesto hace un buen tiempo ya.
- ¡Ah!, SeHun-hyung, me asustaste - Inconscientemente, el menor había formado un mohín con sus labios, debido a aquella acción el mayor no pudo evitar sonreír, su pequeño LuHan era siempre tan tierno.
- Lulú estoy aquí hace como 5 minutos y tú no me hacías caso, ¿En qué estabas pensando? - Pregunto SeHun con un dejó de curiosidad.
- En nada SeHunnie - La aterciopelada voz del menor resonó en los oídos del SeHun, el cual asintió con algo de duda, ya que estaba seguro que hace unos instantes cuando entró al cuarto, el menor pensaba en algo, en su rostro lo veía. - Solamente quiero pasear un momento, es aburrido estar aquí sin hacer nada- La voz del más bajo se escuchó como si de un niño se tratará, un niño que quiere su dulce, el mayor rio por su propia idea, y no tardo en acariciar el cabello de LuHan.
- Entonces vamos a la cafetería donde sirven esos deliciosos pasteles que a ti te gustan, ¿Qué dices? - Y SeHun no tardó en oír la respuesta afirmativa del menor, que en un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba listo para ir a aquel lugar.
- ¿Vamos Hunnie?- El de procedencia china no tardó en aferrarse al brazo de su amigo e ir a aquel lugar propuesto anteriormente.
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Ambos amigos se encontraban en una de las mesas de la cafetería, cada uno tenía su orden, LuHan había pedido leche de chocolate y un pastel de vainilla con una cereza encima además de llevar una capa de chantillí sobre la misma. Por otro lado SeHun solo había pedido un café americano y una porción de pastel de chocolate, ambos hablaban amenamente, la sonrisa de LuHan resplandecían ante los ojos de todos que envidiaban a SeHun por tener tan hermoso acompañante, y viceversa, ya que SeHun también tenía un club de fans allí, aunque los demás no supieran que ellos eran solo muy buenos amigos, y el corazón del ciervito ya lo tenía alguien más.
Entre risas y bromas, terminaron de comer todo lo que habían pedido, SeHun se había encargado de pagar todo, LuHan a su lado observaba la vitrina donde se encontraban los diferentes sabores de bubble tea, procurando que la próxima vez que iría compraría uno de taro o de té verde. Cuando SeHun se volteó para irse con LuHan a algún otro lugar, la puerta de la cafetería se abrió dejando ver a un moreno que LuHan conocía muy bien, pero no venía solo, venía acompañado de un joven más bajito que él, de ojos saltones y piel blanca como la suya, que tenía su mano junta a la del moreno.
¿Por qué?, de todas las personas del mundo, ¿Tenía que encontrarme con él?
LuHan fijo completamente su vista hacia al frente, donde a solo unos metros se encontraba el que había sido y aún es el amor de su vida. Pero no esperaba que su mirada se encontrará con aquellos ojos color chocolate, que lo observaban como si de un diamante se tratará.
SeHun que observaba toda la escena, tomó la mano de LuHan en frente de los ojos del moreno que tensó la mandíbula al ver aquel contacto entre ambos amigos.
LuHan le dirigió una mirada herida a SeHun, el mayor comprendió esa señal y se llevó a LuHan de ese lugar bajo la mirada asesina que le dedicaba el de ojos chocolates.
JongInnie...- Un susurró que no fue audible para SeHun salió de los finos y rosados labios de LuHan.
Hace 1 mes que no veía al mayor, a su amor, al padre de su niño, su corazón se contrajo de manera dolorosa cuando lo vio entrar de la mano con aquel chico de ojos saltones.
Pero debía aceptarlo, JongIn nunca lo había amado, le había mentido, para el solo había sido un juguete, un juguete tonto enamorado.
Y con ese pensamiento...una lágrima cayó de los ojos de LuHan.
