CAPITULO 2
Maurice, el padre de Belle. Venía con la cabeza agachada.
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-Lo siento, Maurice, pero el barco llegó con casi nada. Solo pudimos rescatar esto- Le entregó un saco de tela, con algunas monedas y piezas de oro.
-Gracias, aún así, Lucas-
-Pero, al menos podrás regalar algo a tus hijos- Y le entregó una caja de trufas -Son para tus hijos, Marie y yo los extrañamos-
-Te lo agradezco- Y partió.
Compraba algunos vestidos y telas; también dejaba las cartas que su hija le había encargado. Pero no logró encontrar alguna rosa. No era temporada. Pero compró un cuadernillo, una bitácora para que Belle pueda escribir. Y partió a su pueblo, para llegar a su hogar.
Maurice venia preocupado, no traía todas las noticias esperadas. Cuando de repente, algo interrumpió sus pensamientos. Una jauría de lobos empezó a perseguirlo; hizo todo lo que pudo para zafarse, pero cayó al suelo y su caballo junto con sus cosas escapó.
Corrió hasta no poder más; y se encontró con unas rejas entre los árboles. La abrió y así evito ser atrapado por los lobos. Que al ver a su presa lejos, se resignaron y se internaron dentro del bosque.
Cuando volteó, vio un inmenso castillo lúgubre. Pero como era tarde e iba a empezar a llover, se decidió en pedir posada en ese lugar.
Al entrar todo era silencio, estuvo llamando por varios minutos. Cuando escucho voces susurrando.
-Callat…, Lumiere nos va….
-tu cállate yo ya estoy callado…
-Disculpoen- interrumpio Maurice –Mi caballo se perdió y necesito quien me aloje
-Está bien…- Maurice levantó un candelabro que estaba en la mesa y ete le respondió- Buenas noches Mesier-
Y Maurice del susto lo soltó.
-Disculpe, señor; pero esto es magnífico- Se disculpó Maurice
-Ves lo que has hecho Lumiere… el amo se va enojar y….
-Guau, y cómo funciona esto… - Agarro al reloj para examinarlo.
-Señor, calmese.
-Esta bien, Ding Don, el amo no dice nada sobre ayudar..
- Muy bien, muy bien.
El reloj y el candelabro, lo llevaron a una mesa servida de manjares.
-Disfrute… -Y los 2 objetos se retiraron.
En el pueblo, Gastón se emborrachaba junto con sus amigos. Mientras recordaba porque molestaba a Belle.
RECUERDOS
-Y dime Gastón, a quién elegirás como esposa- Le pregunto su compañero Lefou.
-Nah, todavía no. Aún estoy joven, además todas las damiselas esperaran por mi respuesta- Fue lo que le contestó Gastón.
-Podrás conquistar a todas las jovencitas bellas; pero no a la persona más bella y hermosa- Le dijo su amigo, sin saber lo que decía por culpa del alcohol.
-Te refieres a Belle?
-Claro quién más- (HIP) – Veamos si tus galanterías podrán con el chico.
-¡Ayá!, entonces una apuesta-
-Claro mi amigo. Si tú pierdes, me darás a todas tus damiselas.
-Y si yo gano… me darás la casa que heredaste?
-Está bien, es un trato. Pero tienes que seguir las reglas- le dijo Lefou
-Explica
-Tienes que llevar a Belle a la cama- (HIP) –Segundo, tiene que ser su propia voluntad y todo antes de que tenga alguna damisela.
-Está bien. Probaré carne fresca
FIN DEL RECUERDO
Estaba ansioso, por probar el cuerpo de Belle. Era blanca y delicada. A demás, cómo seria, estar dentro de otro hombre. Solamente se reía y se excitaba con solo imaginárselo.
-Muy bien Belle, te hare mío. – y empezó a reírse a carcajadas en medio de la borrachera.
A la mañana siguiente, Maurice encontró una carta al lado de la cama donde había dormido.
“Estimado huésped: Agradecemos su presencia en este lugar deshabitado y solo. Pero sabemos que debe partir, por eso, viendo sus condiciones y por lo que me contaron mis sirvientes. Me gustaría que usted se llevara uno de los caballos, y algo de oro para que pueda comerciar. Mis sinceras disculpas por no estar en su presencia, pero tengo mis motivos. Así me despido. EL AMO DEL CASTILLO”
-Qué extraña carta- se dijo, pero agradeció que el amo del castillo lo recibiese.
-Mesiere Maurice, Mesiere Maurice- le escuchó decir a Ding Don –Yo lo llevo-
-Muchas gracias Mesiere
Lo llevó a una zona limpia de afuera. Y el reloj se despidió.
Cuando vio unos hermosos rosales, quiso cortar unas cuantas para llevárselo a su hijo. Cuando de las sombras vio algo grande, lleno de oscuridad y de sombras. Aunque no miraba quién era o que era, su presencia le infundió miedo y terror
-Asi es como me agradeces haber sido hospitalario contigo-
-Lo siento señor-habló Maurice presa del pánico y mirando al suelo –No era mi intensión ofenderlo, pero lo llevaba para uno de mis hijos y…- Maurice empezó a temblar
-Está bien, hagamos un trato- le dijo el ser con la voz más calmada –Dices que tienes hijos...-
-Sí señor, 2 hijas mayores y 1 hijo menor, Señor-
-Mándame a una de tus hijas, quiero que me haga compañía-
-Pero…
-Nada de peros- le gritó aquel ser –el caballo la traerá, así que ahora vete
Y aquel ser, desapareció. Maurice asustado se marchó.
Al llegar a su casa, vio a sus hijos preocupados.
-Papá, papá, papá. Gracias que estas bien- Fueron al encuentro los 3 jóvenes
-Tengo algo que decirles. Entremos a casa- He indicó a sus hijos para que acomodasen los objetos que traía, y por lo visto su primer compañero todavía llevaba.(el caballo que escapó) (solo por las dudas).
Luego de contarles todo lo que había pasado. Para animar el ambiente, les repartió todos los regalos que había llevado.
-Yo iré- dijo Megan- yo soy la mayor
-No!!! Yo iré, soy el causante de todo, además podré crear historias y cuentos en ese lugar
Y con una sonrisa fingida, se despido de su familia.
-Tranquilos, ya verán que me hago amigo del amo del castillo. Tal vez me deje volver por unos días.
Y Belle partió, con el caballo del castillo.
Mientras tanto, en el castillo. Aquel ser miraba a través de un espejo al jovenzuelo que llegaba.
Observó hacia la ventana, donde también estaba una rosa mágica y una campana de vidrio.
-El tiempo se agota- se dijo para sus adentros –Me tendré que resignar.
Mientras uno de sus mechones oscuros le caía en el rostro.
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