Se encontraba muy nervioso, Deniuk estaba duchándose mientras en su estómago los nervios le hacían sentirse incluso mal. El agua se deslizaba por su suave cuerpo y marcaba un poco más su clara y desnuda piel. Cuando salió de la ducha se secó con una toalla y luego desempaño el espejo con su mano para mirarse.
-Vamos Den… no te pongas nervioso- Se decía a sí mismo, haciendo un silencio y después volviendo a hablar. –Bah, no sirve de nada, siempre me pongo nervioso pero termino haciéndolo como siempre así que solo me queda pasar el rato-
Se puso su ropa, una camiseta algo vieja y de color gris, con unos pantalones cortos de color verde que llegaban hasta sus rodillas.
-Vamos a llegar tarde, date prisa- Decía su madre alzando la voz y haciendo que ese pequeño saliera del baño, ya peinado y arreglado. Fue a su habitación y tomó su walkman para guardarlo en su bolsillo y luego puso su perrito shiba de peluche, al cual llamaba Doge, en su cama ya que estaba caído en el suelo. Su habitación era algo simple pero con algún poster en las paredes y el techo lleno de estrellas de las que brillan en la oscuridad además de estar pintado de color azul oscuro.
-¿Entonces me vas a acompañar?- Preguntó el pequeño cuando salió de su habitación.
-Claro, hoy que libro en el trabajo no te dejaré ir solo- Respondió acercándose a él, con una sonrisa. Ella tenía el cabello también castaño y sus ojos marrones como los de Den. Con unos pantalones negros y una camiseta también gris pero esta era de lana y corta. -¿Estás nervioso? Bueno, siempre te pones nervioso-
-Pues un poco… no tengo ninguna gana de ir- Decía algo tristón mirando al suelo. –Pero igual lo tengo que hacer así que- Levantó la mirada y sonrió un poco.
-Así se habla… tranquilo, luego te compraré un helado- Contestó con una sonrisa también.
-Genial… bueno… en realidad preferiría comérmelo mañana, he quedado con un chico y tu sabes, querría comer algo a donde vamos también-
-Vale, como quieras pequeño… recuerda que solo puedes comer ese tipo de cosas cada 2 o 3 días-
-Lo sé mamá-
Mientras hablaban estaban saliendo por la puerta de su piso en la tercera planta de ese bloque. Bajaron por las escaleras puesto que no tenía ascensor y luego fueron a una parada de autobús cerca de su casa, pasando por unas pequeñas calles peatonales con tiendas a ambos lados. Ya montados en el autobús Den miraba a su madre.
-N.. no tendríais porque trabajar tanto- Dijo algo nervioso, mirándola preocupado. En ese momento su mamá le respondió también mirándole, sintiendo la preocupación de este y a su vez sintiéndose aun mejor por trabajar tanto por él.
-Sabes que lo hacemos porque nos importas mucho y… además no hay otra forma. En realidad no es para tanto, tenemos buenos trabajos incluso para hacer horas extras-
Aquella respuesta no cambió mucho ya que el pequeño a veces no podía evitar sentirse mal por el hecho de que tuvieran que trabajar tanto por él, aunque las palabras le consolaban un poco y le hacían sentirse querido. El autobús paró y llegaron a su destino.