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No todo es oscuridad por Jai Doshik

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Notas del capitulo:

Aquí tenéis un nuevo capítulo. Gracias por leerme, espero que el fic entero os esté gustando. Podéis acompañar siempre la lectura con canciones a las que voy haciendo referencia.

 

Que lo disfrutéis, este es el penúltimo capítulo.

La noche pasó no tan tranquila como debería ya que en cualquier movimiento involuntario de Den sentía un gran dolor por la operación del día anterior. Aun así su amigo estaba para darle apoyo y ánimos aunque su madre fuera la que estaba más atenta realmente y quien sabía cuando debía avisar o no a algún médico.

 

Un pájaro dio comienzo a la mañana apoyándose en la ventana y acompañándoles con su canción, despertándoles de nuevo y esta vez definitivamente por el sol que empezaba a inundar la habitación. Dylan apagó el proyector que había encendido en una de las ocasiones cuando despertó su amigo en la noche, para que Deniuk tuviera esas estrellas para ver aunque no pudiera salir de allí. Luego se acercó a él y vio que ya estaba despierto.

 

-Buenos días Den, ¿Cómo dormiste este último rato?- Preguntó Dylan viendo una mirada algo adormilada en su amigo.

 

-Buenos días- Dijo con una voz normal para luego mover los labios y susurrar un “te amo” que su chico respondió de igual manera y sonrojado. -Creo que bien pero… tuve de nuevo ese sueño-

 

-¿De nuevo? ¿A qué te refieres?-

 

-Es un sueño donde estoy sentado en una vía de tren y noto como un tren se va acercando, hace frío y estoy sin ropa pero no me puedo mover y sin poder hacer nada el tren me acaba dando- Den explicaba aquello de una forma algo preocupada, en realidad ese sueño no solo lo había tenido esa vez sino hacía tiempo también cuando su abuelo murió.

 

-Bueno, no tienes que preocuparte por eso, estás a salvo-

 

-Si…- Ese sí fue un tanto largo y sin apenas  creérselo ya que lo que le venía a la mente era aquel recuerdo y le daba un mal presentimiento.

 

-¿Qué ocurre? ¿Hay algo más?- Dylan se acercó a él, dejó que la madre de su amigo fuera a desayunar mientras él se quedaba allí, así se turnaban para que siempre estuviera con alguien.

 

-Bueno, puede que solo sea la sensación pero tengo un mal presentimiento- Miró a su chico. –Tuve el mismo sueño la noche anterior de que mi abuelo muriera- Se notó algo de pesar en esos ojos aunque fuera algo bastante superado ya.

 

-Pero aquí no va a pasar nada, estamos todos aquí contigo y además en un hospital, estamos totalmente seguros aquí- Le sonrió y le tomó la mano acariciándosela un poco.

 

-Seguro que si- Le sonrió y devolvió caricias en su mano. –Te quiero-

 

-Yo también te quiero- Se sonreían de una forma muy tierna y ambos con esa calidez en su corazón ante la emoción de lo que se habían declarado el día anterior.  –Aunque debes estar bastante incómodo todo el rato ahí-

 

-Sobretodo después de esta noche, aunque las enfermeras también me daban algún calmante pero la incomodidad sigue ahí, mi espalda se desintegrará como no cambie de posición pronto- Ya iba cambiando un pelín de vez en cuando pero apenas podía hacerlo y aun con todos esos intentos siempre había puntos en su espalda que no cambiaban con la postura-

 

-Espera, avisaré a alguna enfermera a ver si te pueden levantar la camilla o erguirte al menos para que puedas estar más cómodo un rato-

 

Iba a hacerlo pero no fue necesario puesto que el médico y una enfermera entraron por la puerta de la habitación.

 

-Buenos días, ¿Cómo está mi paciente favorito?- Se trataba de el médico que atendía siempre a Deniuk.

 

-¿Soy tu favorito?- Den le miró extrañado.  

 

-Claro que sí- Hizo que sonriera un poco de forma tímida y extrañado aun.

 

-Pues estoy muy incómodo y por la noche me dolió varias veces por malos gestos pero me siento… creo que bien, algo entumecido creo-

 

-¿Entumecido?- Ahora era el médico quien estaba algo extrañado.

 

-Bueno, me siento raro en mi estómago y toda esa zona, como cuando se te queda algo dormida una pierna, pero debe ser normal supongo-

 

-Eso es extraño, bueno de hecho veníamos a hacerte unas pruebas. ¿Podrías dejarnos un rato con él?- Le preguntó a Dylan, quien le miraba fijamente.

 

-Claro, iré a desayunar también entonces- Ya que los padres de Deniuk habían ido a ello.

 

Aquel pequeño pelinegro salió de la habitación despidiéndose de su chico dejando trabajar al médico. Fue a la cafetería del hospital y paso a paso recordaba ese beso del día anterior y del sabor de la lengua de su amigo, la sensación de una lengua contra la otra… jamás había pensado que se sintiera tan bien ese solo roce y más aun acompañado de los labios, eran tan suaves y frágiles que no dejaba de pensar en ellos. De hecho pensó que no le importaría tener eso de desayuno en vez del delicioso donut que estaba viendo en la vitrina de la cafetería. Den también lo recordaba de esa forma pero él lo estaba pasando un poco peor por las muestras de sangre y demás que le estaban tomando.

 

Cuando acabaron al médico se le notaba algo más preocupado que cuando entró pero igualmente sonrió antes de irse, no obstante… una sensación rodeó a Deniuk. Se sentía simplemente apagado, sus emociones estaban algo negativas, triste y preocupado, y no sabía exactamente por qué. Apenas tenía un presentimiento, solo quería estar con sus seres queridos y disfrutar de ello. Y ahí venían, ya habían terminado de desayunar y entraron sus padres y Dylan a quien sonrió antes de que se asentaran de nuevo por la habitación.

 

-Buenos días Deniuk, veo que te han cambiado un poco de postura- Su padre se sentó cerca de él, viendo que lo habían dejado ahora más sentado apoyando la espalda sobre unas cuantas almohadas.

 

-Es que no aguantaba más así, aunque no me puedo mover aun pero por lo menos estoy más cómodo-Se movía un poco acomodándose en esa posición.

 

-Entiendo. ¿Y qué te ha dicho el doctor?-

 

-Bueno, tienen que hacer unas pruebas con las muestras que me han tomado, me ha estado revisando un poco-

 

-Será algo rutinario, para saber cómo estás evolucionando-

 

-¿Evolucionando? ¿En un Raichu?- Trató de bromear un poco por un momento para intentar alegrarse a sí mismo.

 

-Queva, tú eres un pokémon legendario, no evolucionas- Dylan rió un poco y se quedó a su lado.

 

-Entonces ya puedo irme de aquí- Se quedó callado un momento después de la sonrisa y luego miró a sus padres. -¿Y sabéis qué? Dylan y yo somos novios- Dylan casi se cae de la silla ante la sorpresiva noticia, no entendió porque dijo eso tan de repente y con él delante, sentía que quería desaparecer de allí y miró sin apenas poder mantener la mirada hacia los padres de su chico.

 

-¿Ah… sí?- Ambos miraron hacia Dylan también quien no pudo más que mirar al suelo sonrojado.

 

-Ohhh lo sabía, sois tan tiernos- La madre del castaño ya lo sabía o por lo menos lo veía venir, no solo por haber escuchado un poco a Dylan en sueños sino por como Deniuk le hablaba de ese chico todo el rato y como se sonrojaba al hacerlo a veces, entre otras señales. A su padre sí que lo tomó más como sorpresa puesto que no era tan atento a eso, pero no se lo tomó a mal y menos en una situación así, aunque no fuera del todo lo que él quería.

 

-N.. no tenía idea de esto- Dijo su padre.

 

-Espera mamá, ¿Ya lo sabías?-

 

-Lo intuía y además vi ese beso que te dio anoche, solo me hice la dormida, fue muy bonito ver eso- Ese comentario  con la mirada de su madre hizo sonrojar demasiado a Den, escucharle hablando de eso con lo que le intimidaban los besos hizo que se quedara mirando hacia abajo sin saber qué decir.

 

-Eso.. no vale- Es lo único que alcanzó a decir en voz baja, por lo menos más que Dylan aunque ya se estaba calmando un poco más por muy precipitado que le pareciera esa noticia, pensó que ojalá tuviera ese valor para decírselo de esa forma a sus padres.

 

-Tendré que explicarte algunas cosas cuando vuelvas a casa Den- Dijo su madre, ella estaba algo feliz puesto que el hecho de que fueran dos chicos y así desde pequeños a ella se le hacía como bien dijo algo tierno, pero el rostro de su hijo mostró una sonrisa un tanto forzada.

 

-Sí,  mejor cuando vuelva a casa-

 

Mientras ellos hablaban su médico y el grupo que había estado con él empezaron a hacer las pertinentes pruebas, había algo que llamaba la atención de este y quería asegurarse, pero aun así no parecía haber nada de qué preocuparse. El viento abrió un poco la ventana dejando entrar una agradable y fresca brisa junto con un diente de león que volaba ahora por la habitación de forma lenta y delicada. El castaño lo tomó con su mano cuando vino a él.

 

-Es tan blanco como aquella lechuza- Refiriéndose al diente de león se quedó mirándolo.

 

Dylan lo miraba de forma algo atenta, sonriéndole y dejando caer sus manos sobre la camilla, cerca de la pierna de su amigo. Acercó su mano poco a poco a la de su chico y le empezó a acariciar con la parte trasera de sus dedos sintiendo la suavidad del brazo de este al dirigirse hacia su hombro. Allí fue hasta su mejilla donde movió su mano suavemente  por toda esta, recibiendo una sonrisa algo sonrojada en respuesta.

 

-La próxima vez le haremos una foto- Refiriéndose a la lechuza, Dylan se acercó algo más a Deniuk y dejó caer su cabeza en las almohadas donde estaba recostado este.

 

-Oye… disculpa que lo haya dicho tan de repente, o sea lo nuestro a mis padres- Dirigió la mirada hacia el pelinegro. –Creo que no podía guardármelo, me siento muy feliz desde que me dijiste eso-  Ahora fue este el que puso su mano en la cabecita recostada de Dylan y empezó a acariciarle.

 

-No pasa nada, aunque podrías haberme avisado de que se lo ibas a decir- Respondió él, sus padres no se enteraban puesto que estaban hablando entre ellos y se escuchaba algo la televisión también.

 

-Es que se me ocurrió de repente- Sonrió de manera algo traviesa. –Además quiero presumir de tener un novio tan bonito- Hizo ponerse algo tímido a su chico.

 

-Pero yo no soy tan bonito, tengo hasta algunas pecas en mi cara- Dijo sin pensar en que aquello fuera bonito.

 

-Ya te dije que a veces no puedo dejar de mirar tu rostro y a parte de por lo lindo que eres, es por ese detalle, esas pecas o… lunares en tu rostro te hacen aun más tierno- Aun sonreía de manera halagadora, dirigiéndole una mirada con los ojos entrecerrados.

 

-Nunca pensé que eso me fuera a servir para algo, ahora me alegro de tenerlas entonces- Su sonrisa afirmaba lo que decía. –Pero shhh, deja eso, tus padres nos van a oír al final- Se hablaban por susurros pero en ocasiones que la habitación quedaba en silencio sentía algo de nerviosismo por si se enteraban. En uno de esos silencios Den escuchó rugir el estómago de su chico.

 

-Deberías ir a comer algo, yo te esperaré… creo que por aquí- Bromeó un poco cuando le dijo eso haciendo que sonriera.

 

-Vale, en un momento vendré, así podrán ir tus padres también-

 

Se turnaron de esa forma para irse a comer sin dejar a aquel castaño solo, aunque la máquina que controlaba a aquel chico empezó a marcar algo. Su temperatura aumentó un poco pero de forma muy lenta, apenas lo sentía él mismo de hecho pero su madre lo notó, sin pensar que fuera algo malo pero aun así al salir para ir a comer se lo comentó al doctor, quien le dijo que aun estaban analizando las muestras y que ese poco de fiebre podía ser normal, que a no ser que siguiera subiendo que no se preocupara.

 

Dylan había vuelto a la habitación y estaba de nuevo sentado al lado de aquel chico pero ahora estaban solos por lo que se decían cosas sin estar preocupados de que los escucharan. Estuvieron hablando de lo que habían estado viviendo juntos y riéndose con programas aleatorios que buscaba Dylan en su móvil, incluso haciendo que un modulador de voz dijera cosas extrañas, algo que hacía reír bastante al castaño aunque se aguantaba las ganas, de hecho acabaron dejándolo porque le dolía al reír. Al final encontró la canción de Gymnopedies que tanto le gustaba y la oyeron mientras se relajaban.

 

-Eres tan genial-

 

-Tu sí que eres genial- Respondió Deniuk mientras se dieron un nuevo besito. En ese beso se lamieron la lengua mutuamente y lo sintieron tan bien y rico que no pudieron evitar estar así por un par de minutos, hasta que se notó algo en el camisón del castaño, un bulto en su entrepierna que Dylan vio al separarse.

 

Se quedó mirándolo y luego volvió a mirar al rostro de Den, ambos tenían una sensación cálida en su cuerpo y apenas se entendían a sí mismos en ese sentido.

 

-¿Tanto… te.. te gusta?- Miró hacia abajo ahora antes de volver a mirarle. –Es que a mí me pasa lo mismo- El sonrojo estaba presente en el rostro de ambos, aunque sobretodo en el de Den.

 

-Es que se siente genial cuando es con tu lengua y… no sé, me pasa eso- No sabían bien qué hacer ahora pero ambos sonrieron el uno al otro.

 

-Mejor dejémoslo un rato, tus padres volverán y verán ese bulto-

 

-Sí, mejor-

 

De nuevo un poco de brisa rociaba la habitación dando un toque más fresquito al ambiente, dejando de sonar esa canción. En esos momentos solo se quedaban mirándose el uno al otro, ambos relajados, perdiéndose en los ojos del otro y sintiéndose como si pudieran contra cualquier cosa, como si a partir de ese momento todo fuera a ser felicidad, sentían sus corazones cálidos, llenos y además la sonrisa se dibujaba con bastante facilidad en sus rostros.

 

Los padres volvieron y sobretodo su madre se fijó en la máquina que le controlaba viendo que no había habido mucho cambio desde que se fueron pero que aun así su temperatura seguía subiendo y no por culpa del beso de su amigo, aunque eso si le había hecho subirla durante un momento.

 

-¿Te encuentras bien Deniuk?- Su madre le tocó la frente.

 

-¿Qué? Bueno… sí, me encuentro bien, solo estoy un poco entumecido y adolorido por donde me operaron pero no me siento tan mal- Respondió con algo de intriga.

 

-Ah vale, está bien hijo mío, no te preocupes- Le sonrió y le dio un beso en la mejilla, dejándole algo tímido al estar delante de Dylan.

 

Aunque Dylan no dijera nada también se había dado cuenta el porqué la madre de ese chico hizo aquel gesto aunque solo pensó que era parte del proceso de recuperación. No obstante en unos minutos Den estaba cansado y sin darse cuenta se quedó dormido. Toda la habitación quedó en silencio, trataban de dejarle descansar bien puesto que era el que peor noche había pasado.

 

 El estar dormido aumentaba más su temperatura aun con revisiones del médico que vino en varias ocasiones a la habitación e inyectándole remedios contra dicha fiebre que empezaba a tener pero, aun así, no bajaba, a veces se detenía pero luego seguía subiendo. Ni siquiera era peligrosa aun pero el médico empezaba a intuir cosas y los resultados de las pruebas llegaron. Deniuk se despertó y vio allí al médico mirando las hojas de las pruebas y la máquina que le controlaba.

 

-¿Qué ocurre?- El castaño bostezó dándose cuenta de que sentía algo de frío aunque estuviera sudando, hasta se encontraba algo mareado.

 

-Tenemos que llevarlo, hay que intentar controlarlo, manden a preparar la sala- El médico estaba algo alarmado puesto que aun intentando contraatacar aquello, parecía no funcionar así que se detuvo a pensar un momento y mandó a las enfermeras a que prepararan lo que necesitaba.

 

-¿Pero qué está pasando doctor? ¿Por qué tiene esa fiebre?- Preguntó la madre de Deniuk ya que todos los presentes estaban preocupados, sobretodo de Dylan.

 

-Al parecer su hijo está sufriendo un rechazo al trasplante, su cuerpo está atacando a los nuevos órganos y por eso tiene esa fiebre-

 

-Pe.. pero eso qué significa, ¿está bien no? ¿No pasará nada verdad?- Dylan estaba nervioso al hacer esas preguntas pero el médico solo le miró sin saber qué decir.

 

-Lo siento pero nos lo tenemos que llevar ya, tenemos que intentar controlarlo, aun con lo que le hemos ido poniendo no ha sido suficiente para que esto no pasara-

 

Mientras tomaban la camilla para llevárselo  Deniuk miró a sus padres y les sonrió  cariñosamente, pasando luego a mirar a Dylan sin perder la sonrisa. “Te quiero” le dijo mientras lo sacaban de la habitación.

 

-Yo.. yo también te quiero Den, vuelve- La piel del pelinegro se erizó por el inesperado suceso. Todo parecía estar bien pero de repente su chico estaba de nuevo en peligro y Dylan no lo asimilaba bien, su interior se llenó de miedo de nuevo pero solo le quedaba esperar sabiendo que seguramente volvería al igual que volvió de la operación. Se despidió de ellos al salir.

 

Tuvieron que esperar de nuevo en un lugar parecido a donde estuvieron cuando operaron a Deniuk. Esta vez todo era aun más confuso que antes ya que hasta hacía un momento, justo antes de dormirse, Den estaba normal y ni siquiera sabían a qué atenerse en ese momento por la falta de información. Dylan empezó a buscar rápidamente en su móvil información sobre rechazos a trasplantes y las noticia que encontraba eran de varios tipos, pero solían dar estadísticas que variaban dependiendo del paciente por lo que la información no le sirvió de mucho. Su respiración era algo agitada y su cuerpo temblaba un poco agarrándose a la silla donde estaba sentado, apretando los dientes entre sí.

 

-Dylan, cálmate, estaba bien, seguramente solo será un contratiempo, ya le dieron algunos medicamentos solo hace falta que le den más ahora y pronto estará bien- La madre de aquel chico castaño consoló un poco a Dylan pero tratando de hacerlo consigo misma. Saliendo de su angustia durante un momento para al menos intentar calmar la de Dylan, quien le parecía más frágil emocionalmente.

 

-Ti… tienes razón, pero es difícil el no saber qué le está pasando exactamente o si está sufriendo, querría que estuviera bien-  El sentimiento de ese chico se notó con unos ojos iluminados a punto de llorar, aguantándolo para parecer más duro.

 

Recibieron varias visitas de enfermeras que le decían el estado actual de su paciente pero lo único que afirmaban era estar dándole los medicamentos apropiados en dosis bastante grandes para el momento de un rechazo algo duro como el que estaba sufriendo. La última enfermera les dijo que estaba muy grave y que no sabían qué pasaría por lo que la tensión aumentaba cada vez más para aquellas personas a las que no les quedaba otra que esperar. El pelinegro había dejado el proyector de estrellas en la habitación donde Deniuk estaba antes y de nuevo pensó en aquella noche que durmió abrazándole en la montaña o cuando fue abrazado por él en su propia cama. Jamás había sentido tal calidez durmiendo desde que su hermano durmió con él alguna vez e incluso sentía una comodidad un tanto especial cuando lo hacía junto a su actual novio. El tierno y dulce tacto de sus labios y su lengua que al fin había probado en esos últimos días y la calidez que le transmitía a todo el cuerpo con ello. Tenía deseos de volver a sentir eso y hacérselo sentir a Den. Aun así padecía por los que pudiera estar sufriendo el castaño, teniendo el corazón encogido, un nudo en el estómago y un malestar increíblemente grande en su cuerpo, su preocupación le tenía con demasiado nerviosismo hasta el punto de desanimarle.

 

Llegó el momento y todo se volvió… oscuridad cuando después de varias horas el médico de Deniuk fue el que salió por la puerta donde las enfermeras antes habían estado dándoles información.

 

Su rostro se veía totalmente agachado y su mirada parecía ser incapaz de levantarse. Los padres del castaño fueron los primeros en darse cuenta y se levantaron algo alarmados, acercándose rápidamente al doctor y preguntándole con ansia y levantando la voz. Dylan se levantó de la silla también y se quedó totalmente quieto con la piel erizada, con la boca abierta.

 

-Hemos hecho todo lo que hemos podido pero su cuerpo no ha dejado de rechazar el trasplante, ha sufrido algunas infecciones además al darle los inmunodepresores para contraatacar el rechazo al trasplante y- Les miró a la cara haciendo una pausa con una mirada a punto de llorar –Lo siento mucho pero… ha fallecido-

 

Dylan quedó totalmente petrificado, quizá sintió la misma sensación que si te golpearan fuertemente con un martillo en la cabeza y perdieras el sentido. Su piel se erizó mucho y su mente se inundó de angustia al igual que en la zona de su garganta al tragar algo de saliva y en el nudo que se le hizo en el estómago que parecía que fuera a partir su cuerpo por la mitad.

 

-¿Qué?- Preguntó su madre quien empezó a respirar agitadamente. –Eso no puede ser, nos dijeron que le estaban dando la medicina y que estaban trantando, no.. no puede ser eso no.. -No pudo continuar hablando, su sentimientos dieron un bajo, desde la felicidad hacia la tristeza extrema, sin ser capaz siquiera de pensar con claridad, nublándosele la mente hasta el punto de casi desamayarse, apretando sus puños se sujetó con fuerza a la camisa de su marido y rompió a llorar fuertemente abrazada por aquel hombre quien también empezó a llorar, negando con su cabeza en dirección al medico.

 

 

-Por favor di que no es verdad, no es posible, esto iba a salvarlo al fin…- Un cosquilleo recorría su cuerpo, le dio hasta un fuerte dolor en su columna, casi no iba a ser capaz de estar de pie, ¿cómo iban a reaccionar ante esa cruel noticia?

-Lo hicimos, de veras hicimos lo que pudimos- El propio médico estaba angustiado levantando poco a poco la mirada de nuevo para ver al pelinegro tan quiero que parecía una estatua.

 

-Es imposible, ¡Estaba bien!- Alzó la voz Dylan de una forma brusca y se acercó al médico. –¿Por qué? Ya estaba bien, solo tenía que recuperarse y hubiéramos vuelto allí…. Estás mintiendo, ¡Estás mintiendo!- Alzó de nuevo la voz y cada vez más fuerte, su mente estaba totalmente bloqueada y nublada, no conseguía pensar bien, rompió a llorar deshaciendo el nudo de su garganta pero a su vez empezando a temblar en esa zona. –Me dijo que volvería- No se lo quería creer pero viendo la total angustia de los padres de su chico... Se miró las manos totalmente temblorosas cayendo las lágrimas sobre estas, la impotencia era gigantesca por no poder hacer nada por estar con él, quería desaparecer, su interior era un caos y estaba afectándole por completo, su cerebro podría haber ardido del dolor de cabeza que le dio, fue demasiado para su frágil mente.

 

-Dale mis órganos, tenemos más o menos el mismo tamaño, debería funcionar- Levantó su mirada hacia los ojos del doctor.

 

-No podemos hacer eso, no podemos matarte para intentar hacerlo y además- Hizo una pausa y suspiró tristemente -ya es demasiado tarde-

 

-Da igual lo que me pase a mí, solo quiero que vuelva, que esté bien aunque no pueda disfrutar yo de estar a su lado- Apretó sus dientes y le miró desafiadoramente, empujándole un poco. –Debisteis haber avisado antes, se los hubiera dado, debisteis hacer más.. ¡Os odio!- Él sabía por la mirada del médico que habían hecho todo lo que estaba en su mano por ello pero su mente estaba tan tocada que no pudo controlarse. –Déjame verlo-

 

-N.. no deberías verlo ahora mismo Dylan-

 

Apretó sus dientes aun más al igual que sus puños, tratando de liberar toda la tensión y con los ojos cerrados echó a correr a la mayor velocidad que pudo aun con la voz de aquellas personas diciéndole que se detuviera. Sus emociones eran una reacción violenta entre rabia, tristeza, ira, malestar y esa impotencia de no haber podido hacer nada, era tal que lo único que alcanzaba era a correr y seguir corriendo. Las lágrimas empapaban su camiseta cayendo por sus mejillas con tal intensidad que parecía que no se le fueran a acabar nunca. Sin darse cuenta estaba saliendo de la zona alta de la ciudad y acabó apenas a dos manzanas del enorme edificio donde conoció a Deniuk.

 

Sin pensárselo mucho algo le llevó hacia ese lugar al que fue andando de manera más tranquila. Lloraba y lloraba con espasmos en su garganta ahogada en la angustia, pensar que nunca volvería a ver a Den le daban ganas de dejar de existir, era la única luz que tenía en su vida desde que su hermano también falleció. Recordaba todo, lo único que podía pasar por su mente era todo lo que había pasado con su amigo y recordar la promesa de llevarlo a ver las estrellas de nuevo le hizo llorar aun más. La gente se quedaba mirándole por la calle pero iba de una forma que no era capaz de percibir lo que pasaba a su alrededor, con su piel erizada con frío y una sensación en la que todo su cuerpo parecía dolerle. Entró al edificio donde había conocido a su chico y subió poco a poco a la última planta, con la canción Gymnopedies de Erik Satie en su cabeza, la canción que les unía.

 

Una razón le llevó a ese edificio, pensó que la forma de poder volver a ver a Deniuk era quitándose él mismo la vida, tal y como pretendía hacer el castaño cuando le conoció aunque fuera sobre todo para hacer que no se suicidara. El peso emocional impuesto en cada uno de esos pasos los hacía similares a los de un gigante.

 

“Tik Tak” Dijo también esta vez el reloj cercano a la puerta de salida a aquella azotea, puerta que abrió para salir a paso ligero hacia el bordillo, sujetándose al quitamiedos y sin miedo alguno de pasarlo y lanzarse, ahora más que nunca. Apretó sus muelas entre sí, la mirada se le nubló demasiado en lágrimas, su garganta tembló, se hizo pesada y la sensación siguió recorriendo su cuerpo sintiendo un frío enorme. Su cabeza parecía estar siendo presionada mientras se preguntaba una y otra vez el porqué, hasta que se subió allí para tirarse.

 

-“No lo hagas”-

 

-¿Eh?-

 

-“No lo hagas”-

 

Su mente le hizo volver a la cordura al fin llegando a puerto en ese enorme océano de emociones negativas donde todo le atacaba. Una voz totalmente familiar para el sonó dentro de su cabeza como si fuera un faro en la cosa, una brillante y cálida luz.

 

-“Me lo prometiste”-

 

-¿Por qué… escucho eso?-

 

-“Megatron”- Esa palabra le llevó a un recuerdo en particular, cuando Deniuk le hizo comerse un caramelo muy ácido mientras le hacía prometer que nunca más volvería a intentar suicidarse, que jamás lo haría. Ese recuerdo fue como una campana llamando a su cabeza, hizo que todo su interior se removiera y que su mente se despejara un poco pensando en ello, separando su pierna del bordillo.

 

-No puedo faltar a mi promesa hacia él, al menos hacia él, no puedo hacerlo… de esta forma- Aun así había acabado de perder a alguien con quien se había imaginado todo su futuro y ahora todos esos pensamientos se habían desmoronado, no poder volver a ver su tierna sonrisa era algo que le superaba y estaba tan triste que apenas podía respirar. -¿Por qué me haces esto? Ni siquiera me dejas reunirme contigo- Se refirió a que no dejara que se quitara la vida. Procuró andar, con una mirada enfadada por un momento yéndose de aquel lugar, volviendo poco a poco al hospital antes de ir a casa, con esos pasos llenos de melancolía en un ambiente frío de la noche. Solo la luz de las farolas le acompañó, su vida había perdido el sentido por completo en su mente y, en vez de volver directamente al hospital, se sentó en un solitario banco al lado de un parque, casi reproduciendo en su cabeza esta vez la sonata de luz de luna en adagio, de Beethoven.

Notas finales:

Después de todo eso... ¿Qué pasará con Dylan? Solo queda un capítulo, la semana que viene lo subiré, como siempre.


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