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Pescado color miel por MermeladaMeow

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Notas del capitulo:

Bueno, me he esforzado en hacerlo un poco más grande que el anterior. Y, espero que les guste. ^w^
Enjoy. UuU

Día X-1

Despiertas. No de la mejor manera. No como un cálido rayo de sol rozando suavemente con tu cara, no. Despiertas por un gran ataque de tos que te acaba de dar. Apenas puedes respirar y sigues tosiendo. Sollux escucha y se despierta un tanto alarmado. Te habla pero apenas tú puedes contestar. Pasan unos pocos minutos y al final la tos cesa. Tomas aire pues te has agotado.

— ¿Ed, te encuentras bien?—. Pregunta un tanto confundido, tú no has estado enfermo estos días.

—Sí, eso creo—. Los dos se encuentran muy confundidos. Tú no has estado enfermo estos días ni has hecho cosas que ameriten un resfriado o tos. —Mejor hay que vestirnos para ir a la escuela—.

—Ed… Son las 3 de la mañana—. Lo miras confundido, ves el reloj y efectivamente, son las 3 de la mañana. Pero el tiempo se te hizo eterno y al despertar, un rayo de luz amarilla iluminaba tu rostro y supusiste que ya era de mañana. Te inclinas un poco y ves que el rayo de luz era un candelabro que colgaba de la casa de Sollux, uno que daba luz amarilla. Como te despertaste rápidamente, no te pusiste a observar si el entorno también tenía esa coloración amarilla que indicaba que el sol estaba a punto de salir. —O-oh—. Te sientes un poco tonto por decir que deberían alistarse para ir a la escuela. Un sonrojo de vergüenza se marcó levemente en tus mejillas, haciéndolo un poco notorio por la luz que se reflejaba en tu rostro.

Sollux suela una carcajada. —Vaya genio que eres—. Lo miras un poco molesto y con un leve puchero. Odias cuando la gente se burla de tus errores. Bueno, es normal que odies todo por tu Grande, Espectacular y Maravilloso Orgullo.  —No sabía que te gustaba llegar TAN temprano—. Tu puchero se incrementa y tus ojos se entrecierran, haciendo una mirada desafiante que arruinas con el puchero. Sollux se calma de hacerte burla y va por un vaso con agua.

—Oye, toma esto y bebe un poco. La necesitarás si vuelves a tener tos—. Sol se acerca un poco a ti y pone su mano en tu frente. — ¿En verdad no estás enfermo?—. Pregunta sintiendo tu temperatura.

—No, no lo estoy. Estoy bien, fue algo raro pero ya pasó—. Tomas un poco de agua. —Gracias por el agua—.

—No hay problema—. Sollux vuelve a acomodarse en su cama. —Mejor vallamos a dormir, aún es tarde—.

—Vale. Tienes razón—. Haces lo mismo, te acomodas en la cama y te cobijas, tomas una posición cómoda y cierras los ojos. Sollux, por su parte, empieza a jugar en su teléfono móvil.

—Ya deja eso y duerme—. Te cubres un poco más. —No, tú no puedes darme órdenes—. Sube el volumen y continúa jugando. Tomas tú celular y le envías un mensaje.
caligulaAcuario [CA] empezó a trollear a torresArmagedon [TA]

[CA]: deja eso de una puta vuena vvez

[TA]: no, no tiiene2 derecho a deciirme que tengo que hacer y que no

Le envías una foto de él que tomaste desde tú cama.

[CA]: te vves como un vvagavundo ovsesionado

torresArmagedon [TA] dejó de trollear a caligulaAcuario [CA]

Sollux apaga su celular y se cubre para dormir. Has ganado está discusión, sonríes. Cierras los ojos nuevamente y caes en los brazos de Morfeo.

—Ed, ed, ed, despierta, ya es hora de ir a la escuela—. Te levantas lentamente, mueres de sueño y más por lo que pasó hace unas horas. Tomas una camiseta, y la colocas lentamente en ti, haces lo mismo con toda tu ropa. Y al final, bajas a tomar un desayuno. Preparas café para despertarte un poco y un emparedado de moras. Tomas tus cosas y te diriges a la escuela con Sollux. En el camino, ligeros y pequeños ataques de tos vuelven a ti, Sollux te mira un tanto confundido. Te disculpas y continúan en camino.

Al llegar a la escuela todo parece estar bien, las clases inician a la hora indicada, nada nuevo sucede, las materias son iguales, los profesores también, etc.

Tomas tus clases normalmente y todos salen a ingerir sus alimentos, se sientan, nuevamente en la mesa que siempre han elegido desde que empezaron a ser buenos amigos. Escribes, escuchas, apuntas, resuelves ejercicios, comentas, etc. Todo lo que un chico con un buen promedio haría en un día común de día de clases.

En otro inesperado momento, vuelves a tener otro de tus ataques de tos. Cubres tu boca con tu mano y te quedas así en lo que la tos cesa, los minutos se agrandaron un poco más y la tos suena un poco más brusca de lo que fue en la mañana.

Al final, la tos para.
— ¿Sabes? Deberías ir con un médico, la tos que estás teniendo no es normal y menos si no estás enfermo. ¿Por qué no vas esta tarde?—. Sollux te mira con un gesto de confusión y preocupación.

—Lo haré esta tarde, saliendo de clases—. Quitas tu brazo y sigues comiendo. — ¿Quieres que te acompañe, Ed?—. —No es necesario, Sol. Pero de todos modos gracias por la preocupación. Llamaré a mi médico saliendo, iré con él y en la noche tendrá mis resultados—. Le sonríes. —No hay nada de qué preocuparse—. Le contestas.

Siguen platicando y al final termina el descanso. Todos vuelven a sus clases y tú continúas con el día normalmente, teniendo pequeños ataques que no son graves. La verdad es que siempre te recuerdas que es genial tener a un amigo que, además de compartir la misma carrera que tú, sean tan buenos compañeros y se lleven bien en casi todo. Crees que la escuela sería más fácil para todos si pudieran compartir un amigo así. Y aún más genial cuando son proyectos en parejas. Nadie supera sus proyectos, son los mejores combinando ideas y explicaciones.

El día de clases ha acabado, los alumnos se retiran y se van a sus respectivos lugares; Sollux te acompaña a la salida.
— ¿Vendrás hoy?—. Pregunta. —No, médico ¿recuerdas? Y creo que tengo que irme algo rápido—.  —Oh, está bien, Ed. No pasa nada, ya será otro día. Nos vemos mañana o más tarde, Cuídate—. Sollux te sonríe y cada uno toma sus respectivos rumbos.  Tomas tu móvil y llamas a tu doctora, Kanaya.

“¿Kan? Oye, uhm…” Otro ataque de tos llega a ti muy levemente. “Hehe. Creo que ya te diste cuenta, ha empezado desde ayer y creo que cada vez llega un poco más fuerte. No he estado enfermo ni me he enfermado por ahora, de repente llegó la tos y estoy muy confuso”.

-Claro que sí, cariño. ¿Puedes venir ahora? Entre más pronto te mejores, será muy bien-
“Claro, Kan. Voy para allá”. Llegas a la casa y tomas el auto de tu padre. La casa de Kanaya está algo lejos y a pie nunca podrás llegar.

El auto de tu padre es tan hermoso. Un Ferrari Enzo. Te encanta ese auto que piensas casarte con él, sí, a ese grado te encanta. Ir rápido en las pistas grandes y pasear por todo Minesota. Sí, Dios.

Te diriges a la casa de Kanaya. Tocas el timbre. Su casa es bastante elegante. Abre la puerta una mujer de lo más hermosa. Es alta, delgada, con el cabello corto y negro, unos labios color jade y un ligero rubor en sus mejillas. Es tan hermosa, pero sabes que ella sale con alguien; además tú la ves como tu segunda madre.

—Ya llegaste, Cariño—. Siempre te ha dicho “Cariño”. —Hola, Kan—. Pasan y ella te acomoda en un sofá. Su casa es grande y elegante, con un toque minimalista. Todo es blanco, de tonos blancos a color hueso. Tiene varias pinturas y plantas que hacen resaltar todo. Se ve espaciosa. Además tiene un bonsái que se ve muy bien.

Kanaya trae sus materiales y hace muchas cosas raras para saber qué es lo que tienes. Toma tu temperatura, peso, talla, altura y después de sacarte un poco de sangre, te dice que abras la boca para  introducir una clase de hisopo largo y tocar tu garganta. —Con esto sabremos que tienes—. Sonríe mientras tú intentas controlar esa inmensa incomodidad que desagrada muchísimo.
—Con esto está bien, cariño. En la noche te llamaré para saber qué es lo que tienes y mañana puedas venir a recoger los análisis—. Besa dulcemente tu frente, haciéndote sonrojar un poquito.
—Gracias por todo, Kan. Nos vemos mañana—. Sonríes y te despides.

Regresas en tu hermoso Ferrari a tu casa, aún es de tarde y solo hay que esperar a que Kan te hable para saber qué es lo que tienes. Al regresar a casa, haces tarea mientras hablas con Sollux por Pesterchum.  Después de acabar, él y tú van a jugar Online en sus respectivas consolas.

El tiempo empieza a pasar y la noche finalmente cae, ahora solo falta esperar la llamada. Inesperadamente, el teléfono suena, era Kan. Sonríes, te dirá como quitarte esta molesta tos. Contestas.
—Eridan, creo que esto es grave…—. Escuchar decirte Eridan y no “cariño” es preocupante más el silencio que acompañó la frase.
— ¿Kan? ¿Qué es lo que sucede?—. Tu corazón empieza a latir rápidamente por la preocupación de la  que estás pasando.
—Esto salió mucho peor de lo que esperaba… Tú… tienes algo que en toda mi carrera de medicina solo se ha visto una vez, como ejemplos, pero nunca para un ser humano…—.
—K-kan. D-dime que es lo que tengo—. Tu corazón se acelera más y empiezas a preocuparte mucho. No sabes que es lo que tienes y eso te espanta un poco.
—T-tú, tú tienes…—.
— ¿K-kan?–.

Notas finales:

Me gusta dejarlos con la duda. (?
Nos vemos hasta el siguente capítulo. Probablemente actualice el Martes.
Adiós. ^D^/ 


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