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Tsuyuri por CRAYON

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Notas del capitulo:

¡Hola a todas! 

Espero aún me recuerden, sé que tienes siglos que no saben de mi y pues hoy les traigo un OS nuevo. Denle las gracias o culpen al festival de One Shot de #LetstalkaboutGTOP

Estoy participando, es probable que no gané pero en verdad disfrute mucho volver a escribir de mis bebés.

Así que no las distraigo y las dejo leer.

-          Gracias por su compra. Que tenga un buen día –le dije a la pareja que acaba de comprar una singular lámpara de la época Victoriana. Por lo que había escuchado, se acaban de casar y la necesitaban para la sala de su casa, eran amantes de las antigüedades y esa lámpara era perfecta para complementar su sala.

Llevaba tres meses trabajando en esa tienda de antigüedades “Tsuyuri” era un nombre curioso, considerando que se escribía igual que 7 de mayo, la fecha de su cumpleaños.

-          Ji podrías ir a la bodega por el juego de té, el que tiene incrustaciones de Jade de la era Lee. –Si Hana lograba vender ese juego, apostaría que la Sra. Park le daría un aumento.

Camine a la bodega y comencé a buscarlo, tendría que estar en la sección de cerámica, sino me equivocaba destacaba porque estaba guardado en una caja vino y era la única de ese color en esta bodega pero no lo encontraba, no podía perder mucho tiempo porque si no se podría perder la venta y Hana no me lo perdonaría.

Busque en otra sección de la bodega y fue cuando sentí esos brazos rodearme la cintura y su aliento sobre mi oído derecho. Yo reconocía ese tacto a la perfección.

-          -¿Qué estás haciendo aquí? –le susurre, me beso la nuca y sonreí

-          ¿Aquí trabajo? –comenzó acariciarla, le tome sus manos y él comenzó a besar mi cuello.

-          Lo sé pero se supone que llegas en una hora –ronronee, me concentre en ese cálido tacto, sus labios eran suaves.

-          Quería verte. –sonreí, solo quería escuchar eso, me di vuelta y comencé a besarlo, a comerle la boca, mis manos se entretuvieron en su cabello y las de él en mi trasero, me lo acaricio con descaro y cuando me lo estrujo, se me hizo inevitable gemir.

-          Seung debo llevar el juego… -le dije entre jadeos. Era excitante tenerlo así.

-          ¿El de incrustaciones de jade?

-          Sí

-          Lo sé pero quiero comerte

-          Ya habrá tiempo, ahora suelta ¿sí? –me separe lentamente, no quería separarme por eso lo hice lentamente, quería que me tomara bruscamente de la cintura y me tomara en sus brazos. Me comiera la boca sin saciarse, me empotrara contra la pared y me follara… Pero no lo hizo, a veces lo agradecía porque él podría mantener la cordura en los momentos adecuados, cosa que a mí me costaba demasiado.

Cuando nos separamos por completo, comencé a divagar en la bodega buscando de nuevo ese juego de té, pero no aparecía ¿dónde podría estar? Fue entonces cuando recordé, Seung tendría que saberlo él conocía está bodega como la palma de su mano. Que idiota.

-          Oye Seung –me di vuelta y no estaba, ya no estaba y en donde él  había intentado comerme estaba descansaba la caja con el juego de té, sonreí como estúpido y tome la caja –Gracias –susurre.

-          Lamento la demora Familia Hank –hice una reverencia y le entregue la caja a Hana, ella la abrió lentamente y quedaron maravillados con las magníficas piezas, no fue necesario dar la explicación de la antigüedad, ni que el jade tenía su misma historia con el Feudal de la Dinastía Ming. Ellos simplemente lo compraron.

 

-          Al fin se ha vendido –Hana se acercó después de despedir a los clientes, yo me encontraba en el mostrador, checando las facturas, que todas concordaran con la información del cliente.

-          Pensé que saldría en una subasta, pero lo has vendido –le di un ligero golpe con mi codo –eres toda una experta en ventas –ella sonrió y se sonrojo, Hana en verdad era linda.

-          Oye Ji –con sonrisa en el rostro desvié mi atención hacía ella.

-          ¿Qué ocurre Hana? -me percate de la mirada suplicante con la que me estaba viendo.

-          Quería de.. decirte algo –esas simples palabras me hicieron temblar un poco, no por favor, otra vez no. Hana era mi amiga y no podría verla de esa forma, yo no podría…

-          Felicidades Hana –me sobresalte al escuchar su grave voz y al parecer no fui el único. Hana se dio vuelta sorprendida, no sé si por su simple presencia que imponía o porque la interrumpió en un momento sumamente vergonzoso.

-          Gra… gracias Seung –ella hizo una pequeña reverencia y entonces nuestras miradas chocaron, él me sonrió y acaricio sus labios con su lengua, ese pequeño gesto, que él sabía que me mataba, que me ponía. Lo único que hice fue sonrojarme y…

-          Ji, necesito que realices el inventario del juego de alfombras que acaba de llegar –me sonrió y dedico esa mirada prepotente, joder sabía que me fastidiaba. Sabía que era mi superior pero también era mi novio… el amor de mi vida y me cagaba que usara su poder para traerme como su gato… que técnicamente lo era ¡Pero de todas maneras!  -lo necesito para hoy –me recalcó.

-          Sí Seung –noté que Hana nos dedicaba miradas, como si algo no le cuadrara, no sé si sabía que pasaba entre nosotros, las mujeres eran muy astutas en la cuestión de parejas y dejaban volar la imaginación, como nadie. Me sorprendía que el oficio de todas las mujeres no fuera la escritura porque, joder, sabían volar la imaginación cuando querían las condenadas.

Salí refunfuñando de la tienda y me dirigí a la parte trasera, donde se había descargado el pedido de alfombras, si no mal recodaba la decoración era mocárabe. Era de suponer, ya que de ese país era donde se realizaban las mejores alfombras.

Conté las cajas y chequé cada alfombra, me asegure, que vinieran completas, fueran originales y cada una contará con el certificado de autenticidad. Hoy en día era fácil falsificar un artefacto así, pero la Sra. Park era de armas tomar, no por algo su tienda se situaba entre las 10 mejores a nivel nacional.

Aún no creía que estuviera trabando ahí, mucho menos que estuviera saliendo con él…

La Sra. Park me mostraba la tienda y me explicaba cómo era que tenía que limpiar, como manejar la caja, cuando se realizaba un corte, los datos para las facturas y el orden que tenían las cosas. Según ella uno de sus empleados había establecido un orden, que sólo él conocía y  podría percatarse si algo se había movido, si se había vendido o simplemente faltaba en esa tienda.

Ese hecho me dio miedo, es decir ¿Qué persona tendría una mente tan cuerda para ingeniar algo así? Era una persona sumamente obsesionada o una que no tuviera algo mejor que hacer. Cuando lo conocí me di cuenta… Era la primera.

La Sra. Park nos presentó, él  llevaba una vestimenta sumamente atractiva, bueno en realidad que no era tractivo en él, sus brazos, su dorso sus manos, su mirada, su voz. Todo en él era sumamente sensual, era como si fuera creado para ser sexy, para atraer a las personas y yo había caído en sus redes.

Cuando estuvimos de frente no pude apartar mi mirada de la suya, esos hermosos ojos oscuros que parecía adentrarse en lo más profundo de tu alma y llegarla a tocar, a sentir ese cálido pero excitante tacto. Me estaba poniendo enfermo de solo verlo, pero cuando un pedazo de mi mente escucho “Él será tu superior y tu guía, te enseñará lo que necesitas saber así que no te despegues de él” lo supe. Estaba jodido.

Las primeras semanas todo transcurrió tranquilo, todo era muy superficial, muy profesional. Me indicaba el orden tan loco e ilógico para toda persona, menos para él, de las cosas dentro de la tienda. Como clasificaba los juegos de porcelana, de acuerdo a la era, el color, el artista o la calidad. Para muchos les hubiera parecido complicado, para mí fue fácil de aprender y creo él lo agradeció.

Después de unos meses, la convivencia laboral llego a otro punto, no sé cuál fue exactamente el momento que me deje llevar, por sus roces, por sus sonrisas, sus miradas… pero un día sin explicación alguna nos estábamos besando. Sentí su respiración en mis pulmones, todavía no me la terminaba de creer, aunque sus manos estrujaban mi cuerpo, su lengua acariciaba la mía… Aun no lo creía.

Comencé a creerlo cuando volvió a pasar, cuando de nuevo sin pudor y con sorpresa me comió con descaro en la bodega. Recuerdo que Hana estaba realizando la limpieza para que pudiéramos abrir, yo había ido a la bodega por un cuadro pero ahí Seung me había tomado desprevenido, me acorralo a la pared y con su singular masculinidad me domino, por completo, sentí como sobaba con descaro mi entrepierna y  comencé a gemir en su oído.

Cuando estuvo dura por completo, él llevo mi mano a la suya y la sentí de igual forma; dura, palpitante, caliente… Cuando fui consiente estaba en cuatro empotrado contra un mueble, su precioso miembro en mi trasero, montándome… Se vino en mí.

 

Moví la cabeza lentamente, saber que ya había pasado un año desde eso y que aquí seguíamos, se me hacía imposible. Él había aguantado mis terquedades y yo sus desplantes. Cumplíamos nuestras fantasías sexuales. Había tanta libertad en nosotros, no teníamos pena. No la había.

Seguí checando los certificados cuando sentí su aliento en mi nuca, sonreí, me complacía que estuviera ahí pero me cobraría el desplante de hace un rato. No se la dejaría pasar tan fácil.

-          ¿Qué haces aquí? –le dije indiferente, ignorándolo. Seguí checando los certificados

-          Vengo a ver a mi novio –acarició mi mejilla con su nariz –pero  parece que esta de un humor.

-          Ahora el del humor soy yo –me di vuelta, cruzándome de brazos, indignado.

-          Venga amor –pegó su frente a la mía - ¿cuál es tu molestia?

-          ¿Cómo que cual? Acaso se te hace lindo abusar del poder superior que tienes aquí para mandarme y traerme como tu puto gato.

-          ¿Acaso no eres eso? –sería cabrón.

-          Vete a la mierda –me di la vuelta y me zafé de él.

-          Si te vienes conmigo iré, sino olvídalo –me tomo del brazo, me jalo bruscamente, pegando su cuerpo al mío, me abrazo y beso mi cuello –yo estaré donde tú estés.

-          No te creo –lo rete y miré fijamente.

-          No lo creas, es cierto. Además debes estar agradecido, te salvé de un momento incómodo con Hana, -lo miré confundido –se te iba a declarar ¿no?

-          Tú ¿cómo sabes eso?

-          Es obvio –me sonrió –le gustas

-          ¿Qué? ¿cómo sabes eso?

-          Solo lo sé –note un pequeño toque de desprecio en su voz.

-          No puedes solo saberlo.

-          Claro que sí, así como sé que estás haciendo todo esto  porque te quieres cobrar lo de hace rato y estas suplicando por –me cargo y empujo con fuerza chocando mi cuerpo contra la pared –que te empotre en la pared y te folle.

-          Pe.. pero Hana –me beso los labios

-          Ella no vendrá –afirmó con gran seguridad.

-          Estas segu… -no me dejo terminar su boca devoro con ansiedad la mía, nuestras lenguas juguetearon, sus manos se colaron por mi pequeña camisa, acariciando con rudeza mi abdomen, desrabotándola con fuerza y lamiendo cada rincón de mi pecho. Fue ahí cuando me di cuenta que ya no podíamos parar.

Le quite su playera, dejando al descubierto ese espectacular y fornido dorso. Lo saboree, recorrí mi lengua, haciéndolo estremecer, observe sus cara como cerraba los ojos y abría la boca para gemir, seguí bajando besando su abdomen bajo y llegue a la cinturilla de sus pantalones, los desabroche. No era necesario mencionar que su miembro estaba más que duro y resaltaba en su entrepierna, cuando termine de bajar los pantalones junto al bóxer, tuve ese gran miembro frente a mí. No pude evitarlo, me incitaba a hacerlo y las ganas que le traía eran muchas, lo saboree, trate de engullirlo por completo pero era demasiado grande, cuando ya no cabía en mi boca con la mano comencé a mastúrbalo. Él solo gemía y se retorcía de placer. Yo estaba al borde de la excitación, si él se corría en mi boca, era seguro que yo me correría sin ni siquiera haberme tocado. Era un morboso de lo peor.

-          No me correré –me dijo entre jadeos y en medio de la excitación, pareció leer mis pensamientos. Me alzo y comenzó a besarme, tomo con fuerza mi cabello y me dio vuelta, ato mis manos fuertemente, no supe ni con qué, y me coloco en cuatro, en el piso. Yo jadeaba, ese dominio que tenía sobre mí, me llevaba al colmo de la excitación –te encanta ser una perra sumisa –me nalgueó. Me sonroje y solo solté un gemido, volvió a nalguearme – ¡contéstame!

-          Sí pero solo para ti.

-          Así me gusta –y me penetro, con fuerza y sin piedad como a mí me gustaba, la sentí en el fondo. Llenando aquel espacio, haciendo que me retorciera de placer, comenzó a montarme, primero lentamente.

-          Más rápido Seung –me embistió tan fuerte que dolió pero eso en vez de molestarme me excito más.

-          Suplícame

-          ¡Más rápido! ¡más fuerte! Así.. ¡si, sí, sí!… Joder Seung vamos –las embestidas eran fuertes, certeras, rápidas… No duraría mucho, se me comenzó a nublar la vista, sabía que iba llegar al clímax –Oh Seung me corro –acelero el ritmo y pues yo me vine, manchando el suelo de mi esencia, unas embestidas más y él se vino en mí.

Quedé agotado, el trasero me dolía y mi pene estaba sumamente sensible, no creía que fuera capaz de seguir trabajando, ambos nos separamos y comenzamos a cambiarnos, siempre le daba la espalda cuando lo hacía y cuando termine de abrocharme los pantalones para ponerme la camisa, me abrazo por la espalda y pego su cuerpo al mío, sonreí.

-          No creo aguantar una segunda ronda.

-          No seas idiota, acaso no puedo abrazar a mi novio.

-          Nunca lo haces después del sexo.

-          Pues esta vez es diferente.

-          ¿Por qué?

-          Porque te Amo –me  quede callado. En el año que llevábamos juntos, nunca me lo había dicho, a mí no me molestaba, sabía que era frio, distante pero eso nunca causo un problema, me agradaba que a mí me daba una pequeña entrada a su mundo y eso me bastaba. Yo lo amaba como no podría amar a nadie más pero nunca lo dije, no quería que el pensará que era un idiota cursi. Me di la vuelta y lo abracé, dándole un pequeño y casto beso en los labios

-          Yo te amo más.

Sí, tal vez era una idea totalmente descabellada enamorarse del chico con él cual compartías tu trabajo, y no importaba si los resultaron fueran catastróficos porque él me correspondía de la misma manera.

Notas finales:

¿Qué les pareció?

¿He perdido el toque?

¿Alguna queja?

Sean sinceras y si encontraron alguna falta de ortografía, lo siento, lo leí muchas veces (en verdad muchas) trtando de no tenerlas, pero tal vez alguna se me paso.

¡En verdad gracias por leer! Espero sus RV 


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