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Before my soul was no longer mine por BombayLove

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Notas del fanfic:

Ningún Johnny me pertenece (lamentablemente). Podría decirse que le pertenecen a la Johnny's & Associates en términos laborales, ya que ellos no son objetos y se pertenecen... a sí mismos :P

Notas del capitulo:

Yuya es incitado a confesar sus más profundos sentimientos a uno de sus mejores amigos. Pero, lo que ninguno de los dos sabe es que hay un tercero en discordia que oirá aquellas sinceras palabras.

Antes éramos felices.

Al menos eso era lo que yo pensaba.

Nunca imaginé que ocurriría todo lo aconteció.

Y todo por una simple razón.

Por amor.

 

El sol de la mañana siempre le daba los buenos días. Un muchacho de instituto se dirigía en bicicleta hasta el edificio en cuestión. Todos los días dejaba que el camino fuera su guía, mientras mantenía los ojos cerrados por unos momentos, con el camino cuesta abajo.

— ¡Llegas tarde!

Sonrió al oír su voz. Al abrir los ojos, como si fuera llevado por el diablo, un chico de su misma edad, también en bicicleta, tomó la delantera.

Él apresuró la marcha hasta alcanzarlo a metros de la entrada de la escuela, pero justo al llegar al portón, un muchacho de cabellos dorados, aún más brillantes que el sol, estaba entrando, ocasionando que nuestro primer ciclista detuviera abruptamente su marcha con una sonora frenada, llamando su atención. En cambio, su compañero, siguió unos metros hacia dentro del patio del establecimiento, se detuvo y se giró para mirarlos. Se sonrió y cruzando sus brazos por sobre el volante de la bicicleta, apoyó su cabeza.

— Buenos... días — Dijo el primer muchacho, en forma de saludo, con la respiración agitada.

— Siempre haces lo mismo, Tatsu — Le dijo el rubio, sacando un pañuelo del bolsillo de su portafolios para limpiar el sudor que había aparecido en la frente del morocho.

— Es culpa de Ryo-chan. Él siempre me enfrenta.

— Y siempre pierdes — Aclaró el ciclista que respondía al nombre de Ryo. A diferencia de los otros dos, su piel era de una tonalidad oscura, pero al igual que Tadayoshi, su piel estaba salpicada por una incontable cantidad de lunares.

— Es culpa de Tegoshi.

— ¿Ahora todo es culpa mía?

El morocho lo miró y le sonrió.

— ¿Entramos o nos vamos a quedar toda la mañana aquí parloteando? — Preguntó Ryo, por lo cual, segundos más tarde, los tres estaban entrando al establecimiento escolar.

Camino al mismo, el trío se dio cuenta que alguno de ese grupo estaba siendo el centro de las miradas.

— Y bien..., ¿quién creen que recibirá más cantidad de chocolates y cartas de amor este año...? — Preguntó Tegoshi, cuyo nombre de pila era Yuya.

— Seguro que Okura — Dijo Ryo, en referencia a Tadayoshi —. No te olvides que él es el más inteligente, el más apuesto, el más atlético — Agregó, generando la sonrisa en el aludido.

— Ya basta, Ryo-chan, eso no es cierto.

— ¿Quieres apostar?

El aludido no le respondió, sólo siguió sonriendo. Llegaron a su curso y dejaron sus pertenencias en los pequeños cubículos ubicados al fondo del salón. Ryo sonrió al ver cómo la puerta del de Tadayoshi, estaba por abrirse sola. Desde ella ya asomaban pequeños trozos de papeles y de lo que parecían ser moños de regalo.

— ¿Por qué no abres el tuyo y dejas de mirarme así? — Le pidió el aludido. Yuya se giró para encontrarse con la mirada de su vecina de pupitre, Hikari, quien alzó ambas manos a la altura de su pecho e hizo una señal de victoria. Yuya puso su mano derecha dentro de su bolsillo y volvió su mirada a Tadayoshi. Cuando el morocho abrió su cubículo, efectivamente, un sinfín de cartas y chocolates estaban cayendo sin miras a detenerse.

— Déjame ayudarte — Dijo Yuya, mientras se agachaba y dejaba que entre tantos objetos, cayera una pequeña carta de su bolsillo. Ryo pareció darse cuenta de eso, pero no dijo nada. Simplemente, miró la situación en silencio, se centró en el contenido de su cubículo y se dirigió a su pupitre una vez terminó. 

— Después me dices a cuantas chicas te tiraste — Dijo, cuando Tadayoshi pasó al lado suyo. Miró a Tegoshi, y le sonrió.

 

Al día siguiente, Tadayoshi no fue en bicicleta. Al menos Ryo no se lo había cruzado en el camino. Al llegar a la escuela y dirigirse al estacionamiento, lo vio en la galería que se extendía al costado de la mismo. Estaba por gritarle, pero frente a él, también vio a Yuya. Ambos estaban serios, y por algún motivo, en silencio. Dejó la bicicleta a un lado y se acercó sigilosamente lo más que pudo a ellos, para poder oír qué estaba sucediendo.

— Respóndeme, ¿tú me mandaste esto? — Le preguntó Tadayoshi, enseñándole un sobre color blanco con un par de hojas dentro.

— Conoces mi letra, ¿tanto así quieres humillarme?

— No tengo la intención de humillarte. Sólo quiero una explicación.

— Creo que ahí dice todo lo que necesitas saber. Lo que hagas a partir de ahora, cómo va a cambiar tu trato para conmigo después de eso, es tu decisión, Tatsu.

Se sentía un idiota por haberse dejado llevar por el sentimentalismo de la época y haberle confesado sus sentimientos. Había sido Hikari la que le dijo que lo hiciera a través de un papel, sin firmar, pero que se quitara ese peso de encima. Se giró y decidido, volvió sus pasos hacia dentro del edificio.

— Espera - Intentó detenerlo Tadayoshi —. Yuya, espera — Le dijo, acercándose a él para agarrarlo del brazo. Cuando lo giró, vio sus ojos cubiertos de lágrimas —. ¿Por qué no me lo dijiste? — Le susurró.

— ¿Cómo querías que lo hiciera? ¿Cómo ibas a reaccionar si te decía que estoy enamorado de ti? — Ryo se sorprendió. Mas Tadayoshi, no, ya que lo había leído todo en aquella carta dirigida a él —. Le dije a Hikari-chan que escribiera la carta ella misma, pero no quiso.

— De todas formas, me hubiera terminando dando cuenta que eras tú — Le dijo, acariciando una de sus mejillas —. Por tu forma de expresarte.

— ¿Y bien? ¿Qué vas a hacer? — Le preguntó el rubio, enjugándose las lágrimas con la manga.

El tiempo que se tardó Tadayoshi en responder duró una eternidad tanto para Yuya, que sentía su corazón palpitando a mil, como para Ryo, que estaba esperando el desenlace de esa historia. Y así de eterno fue el beso que Tadayoshi depositó dulcemente sobre los labios del rubio, correspondiendo de esa forma a sus sentimientos.

Yuya se quedó inmóvil, sin saber cómo reaccionar. Y la mirada que Tadayoshi le dedicó, abriendo poco a poco los ojos para mirarlo, lo atontó todavía más.

— Voy a corresponder a tus sentimientos, por supuesto que voy a hacerlo — Le susurró, como si aquella confesión debiera ser un secreto sólo entre ellos dos.

Yuya sonrió sinceramente, con una alegría que lo desbordaba. Su nerviosa sonrisa iba ensanchándose cada vez más conforme los segundos pasaban. Tadayoshi terminó por acariciar sus cabellos.

— ¿Entramos? Ryo-chan debe estar furioso por no encontrarnos.

— Sí — Asintió Yuya.

 

No sabía lo que aquella confesión generaría.

No tenía ni idea.

Notas finales:

¡Gracias por leer! ^3^ *chu~ ♥*

Desde ya lamento lo corto que va a resultar cada capítulo xD

Espero llegar al menos al quinto de esta forma y no alargarlo al cuete.


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