Naruto Uzumaki dejó salir un grito y retrocedió mientras que se agarraba la cabeza. Miró mal a su atacador, pero sabía que con mirarlo mal no haría nada. Después de todo, su atacador estaba acostumbrado.
Maldito Kiba.
“¡Kiba!” Sakura Haruno le pegó a Kiba Inuzuka en medio de la nuca, mirándolo con enojo. “¡Le has estado pegando como saludo desde hace dos meses! ¡Déjalo!”
“¡No me gusta que me mientan!” Exclamó Kiba, sobándose su propia herida. “¿Cómo es que quedé desentendido del tema? ¿Por qué no pudieron contármelo?”
“Porque eres demasiado ruidoso.” Declaró Sakura secamente.
“Supimos que él estaba vivo cuando le dispararon a Sasuke.” Dijo Ino Yamanaka suspirando, pasando una mano por su cabello rubio. “Por supuesto, pensé que este imbécil era Sasuke debido a que se tiñó su maldito cabello de negro. Por cierto, sigues luciendo ridículo. Deberías—“
“¡Ino!” Siseó Sakura, girando su cabeza hacia la dirección de Naruto. La rubia miró a su amiga e instantáneamente se mordió la lengua, insultándose enojada. Naruto estaba observando fijamente el suelo, con la mirada en blanco.
Habían pasado cuatro meses desde el incidente en lo de Naruto, y Sasuke Uchiha todavía no despertaba. En cuanto se lo recordaban Naruto se cerraba, y algunas veces, se perdía en sus propios pensamientos por horas hasta que alguien se las arreglaba para regresarlo a la realidad.
“Oh, mierda. ¡’Ruto!” Kiba agarró el hombro de su amigo. Fuertemente. “¡Naruto!”
Los ojos de Naruto vieron a Kiba y una sonrisa apareció en su rostro. “Perdón, me colgué.” Naruto se rio. Todos sabían que no estaba verdaderamente feliz.
“¿Estás bien?” Preguntó Ino. “No tenemos que hacer esto hoy.”
“No, no. Quiero hacerlo.” Insistió Naruto. “Hemos estado planeando ir a ver esta película desde el lunes. No quiero posponerlo.” Naruto comenzó a saltar en su lugar, buscando algo con la mirada. “Maldición, ¿dónde están los otros? Quiero ir a ver esto.” Hizo un puchero.
Sakura, Ino y Kiba se miraron, sin saber si estar preocupados porque se hubiera recuperado tan rápido, o aliviados.
Ya nadie sabía cómo actuar cerca de Naruto. Cuando todos habían descubierto que él seguía vivo justo antes del periodo de exámenes, Kiba tuvo que retenerse de saltarle encima sólo porque el otro chico estaba lastimado. Pero todos se dieron cuenta que algo estaba mal. Él sonreía, pero nunca parecía feliz. Pasaba la mayor parte de su tiempo yendo y viniendo de la universidad al hospital mientras que se daban los exámenes, y ahora, durante el verano, pasaba unas cuantas horas con sus amigos y el resto del tiempo en el hospital.
Kakashi Hatake estaba en el hospital casi tanto como él. Él seguía bastante lastimado, pero fue dado de alta no hace mucho tiempo para comenzar la fisioterapia. Le habían disparado en una de sus rodillas y tuvo la suficiente suerte como para ser capaz de seguir caminando. Aunque, tuvo que pasar por una extensiva cirugía para arreglar todos los problemas que habían causado los disparos de Itachi, pero al final, él iba a estar bien. Muchas cicatrices, pero sería capaz de continuar con su vida normal. Estaba aliviado ya que las clases comenzaban de nuevo en un mes, y él todavía necesitaba ganar su cheque de pago.
Naruto había pagado todas las cuentas del hospital de Kakashi, y las de Sasuke. El profesor de cabello gris había insistido en devolvérselo, pero Naruto le dijo que no hacía falta. Tenía el dinero, y si podía usarlo para ayudar a las personas que le importaban, lo haría.
Naruto y todos sus amigos habían aprobado los exámenes y —a pesar de que Naruto hubiera faltado un montón en el segundo semestre— ahora eran estudiantes de segundo año de la universidad. Sasuke era el único que no había conseguido el título de estudiante de segundo año ya que había perdido casi tantas clases como Naruto, y no había tomado los exámenes finales. No es como si alguien lo culpara. Después de todo, él estaba en coma.
“Entonces,” Dijo Sakura, tratando de romper el hielo, “Tsunade te está dejando que consigas un cuarto en Gage para compartirlo con quien quieras, ¿eh?”
“Si.” Respondió Naruto. Y la conversación terminó ahí.
La residencia Walter Gage era un conjunto de cuatro edificios de treinta pisos cada uno, que quedaba cerca del campus de la UBC. Los edificios consistían de un departamento en cada piso. Habían cuatro cuartos separados, una sala de estar, una cocina, y un baño. Lee Rock, Shino Aburame, Shikamaru Nara y Chouji Akimichi iban a vivir en la habitación de arriba a la de Naruto. El rubio teñido de negro iba a vivir con Neji Hyuuga, Gaara Sabaku y Kiba.
Kiba hubiera preferido vivir con los otros tres porque eran amigos cercanos, pero Naruto era como su mejor amigo, y no quería dejar al chico solo. Sufriría conviviendo con Neji y Gaara para mantener feliz a Naruto. Además, nadie aparte de Kiba podía hacerlo reír y sonreír.
Bueno, Sasuke podía, pero ya no estaba ahí para hacerlo.
“¿Dónde están?” Demandó Ino, molesta, cuando le dio una mirada a su reloj. “No llegaremos a tiempo.”
“Cálmate, joder. Solamente perderemos las previas.” Kiba se encogió de hombros.
“Me gustan las previas.” Insistió la chica rubia.
Un auto se colocó al lado de ellos en el borde del cordón de la calle y la puerta del asiento del acompañante se abrió. Hinata salió de él, diciéndole gracias a Neji antes de cerrar la puerta y acercarse a los otros.
“Hola. Lo siento, llego tarde.” Dijo con su tímida voz cuando se paró al lado de Kiba.
“No hay problema, todavía estamos esperando.” Kiba besó su mejilla suavemente mientras que entrelazaban sus dedos.
Naruto miró a otra parte. Nadie se dio cuenta.
“Parece que todos estamos aquí.” Se voltearon cuando escucharon la voz de Shikamaru.
El chico perezoso caminó lentamente hacia ellos con ambas manos en los bolsillos. Shino y Chouji caminaban junto a él.
“¡Por supuesto que todos estamos aquí!” Exclamó Naruto, feliz de tener algo para ocupar su mente. Los señaló a todos ellos. “Llegas tarde, ¡dándole a todos un montón de tiempo para llegar aquí!”
“No quería tener que esperar.” Shikamaru se encogió de hombros. “Vamos.”
>Sn<
El gran grupo de amigos salió del cine charlando entre ellos. Kiba y Naruto estaban en medio de un polémico debate con respecto al personaje principal. Naruto insistía en que era genial —más que nada porque era caliente— mientras que Kiba decía que el hombre no sabría cómo actuar si alguien lo abofeteara en la cara.
Los dos estaban comenzando a gritarse cuando un elegante auto negro con ventanas polarizadas estacionó al lado de la parada de autobús en la que estaban parados. Lo ignoraron al principio, creyendo que la persona estaba por dejar a alguien allí o simplemente estacionarse por un segundo.
La puerta del lado del conductor se abrió y un hombre salió. Estaba vistiendo un traje de negocios verde oscuro, y se veía muy profesional. Tenía el cabello rubio que le llegaba hasta los hombros atado y una mirada penetrante.
“¿Naruto Uzumaki?”
Toda conversación se congeló y el grupo se volteó a mirarlo. Caminó pasando su auto, dirigiéndose a ellos, y Kiba se paró protectoramente en frente de Naruto, estrechando sus ojos.
“¿Qué quieres?”
“Cálmate.” El hombre se mofó mientras que buscaba algo en su saco. Kiba lo observó con miedo, empuñando su mano. Las tres chicas estaban acurrucadas y los otros chicos estaban listos para arremeter contra él si sacaba una pistola.
El hombre no hizo tal cosa. En cambio, simplemente sacó una tarjeta de negocio y se la tendió a Naruto, quien seguía detrás de Kiba.
“Esto es para ti.”
“¿Discúlpeme?” Naruto estrechó sus ojos. “Ni siquiera lo conozco.”
“Perdóname.” El hombre se inclinó ligeramente. “Llámeme Sr. Hokuto. Por favor.” Le tendió la tarjeta una vez más y Naruto puso su mano en el hombro de Kiba. El castaño gruñó pero se hizo a un lado cuando Naruto dio un paso al frente para tomar la tarjeta. Leyó la parte de arriba de la tarjeta y frunció el ceño, sin reconocer el nombre del hombre, o el de la organización para la que trabajaba.
“¿Puedo preguntar por qué ha venido a buscarme?” Preguntó Naruto, mirando de vuelta al Sr. Hokuto.
“Nuestra organización está en la ciudad. Nosotros normalmente nos movemos de lugar con frecuencia. Pensamos que deberíamos discutir de negocios y ofrecerle un trabajo al hijo de uno de nuestros asociados.” El hombre había comenzado a caminar de vuelta a su auto, parándose al lado de la puerta del asiento del conductor.
“¿Trabajó con mi papá?” Preguntó Naruto, confundido.
“Oh, no.” El hombre sonrió. “Trabajé con tu mamá.”
Se metió al auto, le dio un portazo a la puerta, y desapareció antes de que alguien pudiera decir algo. Naruto frunció el ceño, mirando de vuelta a la tarjeta que tenía en su mano.
“¿Qué es lo que dice?” Preguntó Kiba, mirando por sobre su hombro.
“Deidara Hokuto. Akatsuki.”
>Sn<
Naruto salió de su Viper negro y cerró la puerta, jugueteando con las llaves en su mano mientras que caminaba por un pequeño camino que lo guiaba a la casa de Kakashi. El hombre se había quedado en el complejo de cuartos de los profesores en el campus de la UBC, encontrando tedioso tener que ir y volver de Victoria al hospital. Además, quedarse allí significaba conseguir ver a Iruka Umino más seguido.
El chico golpeó la puerta y escuchó mucho movimiento adentro. Unos segundos más tarde, Kakashi abrió la puerta con las muletas en mano.
“Hola, Naruto.” El actualmente azabache asintió y se hizo a un lado para que el profesor pudiera pasar. Cerró en su lugar la puerta con llave mientras que el hombre de cabello grisáceo caminaba lentamente hacia el auto de Naruto. Naruto llegó antes al auto, abriéndole la puerta del asiento del copiloto y de ahí se hizo a un lado. Kakashi lo alcanzó y puso una mano en el hombro de Naruto mientras que juntaba las muletas en una sola mano, saltando en una pata para entrar al auto. Se metió y trajo consigo las muletas mientras que Naruto cerraba la puerta, yéndose al otro lado para ponerse detrás del volante.
“¿Cómo estuvo la película?” Preguntó Kakashi cuando comenzó a manejar con rumbo al hospital para ver a Sasuke.
“Decente.” Naruto se encogió de hombros. “El protagonista estaba bueno.” Naruto le mostró una sonrisa.
“Mm, he visto fotos. Ciertamente es algo lindo de ver.”
“Eso es.” Naruto giró con ligereza. “¿Hablaste con Genma últimamente?”
“Desafortunadamente.” Suspiró Kakashi. “Sigue preguntando cuando podré tener sexo de nuevo. No se lo digas, pero ya lo estoy haciendo. Iruka y yo—“
“¡Oye, oye, oye!” Exclamó Naruto. “¡No soy Genma! ¡No me importa!”
Kakashi se rio y revolvió el pelo teñido de negro de Naruto. Naruto alejó su mano con irritación y con sus ojos fijos en la calle.
Kakashi observó a Naruto conducir, sintiendo a su corazón estrujarse en su pecho. Podía verle las raíces rubias aparecer debido al color original del cabello de Naruto, pero sabía que las raíces iban a desaparecer pronto. Naruto siempre volvía a teñirse el cabello una vez que las raíces comenzaban a notarse. Dijo que no pararía hasta que Sasuke despertara. Quería recordar por todo lo que el azabache había pasado. Kakashi se estaba comenzando a preocupar. Seguro, Naruto saldría a juntarse con sus amigos ocasionalmente, pero aun así seguía pasando demasiado tiempo al lado de Sasuke.
Los doctores no guardaban esperanzas en términos respecto a la condición de Sasuke. La mayoría de ellos insistían en que no despertaría; ya había pasado tanto tiempo. Kakashi quería creer que había esperanza y que las cosas iban a mejorar cuando hace dos semanas atrás le quitaron el aparato de soporte vital, siendo capaz de respirar por cuenta propia. Seguía inconsciente, pero las cosas parecían mejorar ahora que no necesitaba de aparatos. Shizune Kimeda decía que era señal de que estaba comenzando a despertar.
Naruto entró al estacionamiento del hospital con ligereza, deteniéndose cerca de la puerta. Bajó del auto y ayudó a Kakashi a salir antes de cerrar las puertas y bloquearlas. Se encaminaron al hospital, con Kakashi molestando a Naruto, y el chico más joven ignorándolo. Saludaron con la cabeza a las enfermeras de turno, quienes ya los conocían perfectamente. Casi todos en el hospital los conocían.
“¿Vas a pasar la noche aquí de nuevo?” Inquirió Kakashi cuando los dos entraron al ascensor.
“Sip.” Naruto apretó el botón del piso de Sasuke y esperaron.
“Ya sabes, esto no es saludable.” Susurró Kakashi. “No puedes simplemente quedarte con él todo el tiempo. Si él estuv—“
“Cuando él despierte.” Naruto soltó enojado. Kakashi hizo una mueca de dolor.
“Él no estaría feliz si descubriera que desperdiciaste prácticamente tu vida entera para cuidarlo.”
“No me importa. Quiero ser la primera cosa que vea cuando recupere la consciencia.” Insistió Naruto. “Quiero que sepa que sigo preocupándome por él.”
“Estoy seguro de que él lo sabe sin necesidad de que se lo digas, Naruto.”
“No importa. Quiero estar allí.”
La puerta del ascensor se abrió y los dos se dirigieron a la habitación de Sasuke mientras que Kakashi suspiraba y sacudía la cabeza. Llegaron a la puerta deseada y Naruto la abrió para dejar a Kakashi entrar, pero justo cuando se estaba por mover para que el hombre de cabello gris pasara, se congeló y sus ojos se agrandaron.
Los ojos de Sasuke estaban abiertos.
Sus ojos estaban abiertos y estaba mirando toda la habitación con confusión, con los párpados pesados, ¡pero abiertos!
“Naruto, qu—“ La voz de Kakashi se apagó cuando miró por sobre el hombro del chico y notó que es lo que estaba mirando. Dios mío, ¿realmente despertó? Pensó Kakashi, con ansiedad creciendo en su pecho.
“¿Sa-Sasuke?” Tartamudeó Naruto con incredulidad en su voz mientras que el Uchiha miraba el lugar con los ojos borrosos. “¿Esto es real?”
“¿Sasuke?” Kakashi empujó a Naruto para pasar y cojeó para llegar a él. Se paró en frente del chico a su cuidado y se agachó con ligereza en frente de él. “¿Puedes oírme?”
Sasuke se giró a ver a Kakashi, enfocándose en él. Entonces se volteó a ver a Naruto antes de volver a mirar a Kakashi.
Naruto sintió a su corazón acelerarse en su pecho, amenazándolo con ahogarlo en una ola de felicidad.
Sasuke estaba despierto. ¡Estaba vivo!
“¡Sasuke!” Naruto se frenó antes de saltarle encima al otro chico, agarrándole la mano para evitar soltar lágrimas. Sería tan estúpido llorar, así que no se lo permitió. Además, no pensaba que sería la primera cosa que a Sasuke le gustaría ver. Sasuke probablemente lo molestaría por ello.
Naruto se exaltó cuando de repente Sasuke alejó su mano de la de él, con ojos sorprendidos que lo observaban, y entonces éste miró a Kakashi. Naruto frunció el ceño y compartió una mirada con Kakashi. Sasuke estaba mostrando algo que ambos sabían que nunca mostraba.
Miedo.
“¿Sasuke?” Inquirió Kakashi con cuidado.
El Uchiha comenzó a hiperventilar, y el monitor cardíaco mostraba que sus pulsaciones estaban incrementando.
“¿Dónde estoy?” Demandó Sasuke, con los ojos bien abiertos y buscando algo con la mirada.
“¿Sasuke?” Inquirió Naruto, confundido, cuando la puerta se abrió con rapidez.
“Quítate del medio.” Shizune Kimeda entró corriendo a la habitación, sacando a empujadas a Naruto para alejarlo de la cama. Kakashi se movió por su cuenta, dándole espacio a la doctora para trabajar.
“¿Dónde estoy?” Preguntó Sasuke, tratando de alejarse de Shizune.
“Tranquilízate, Sasuke. Estás en un hospital.”
“¿Cómo llegué aquí?” Demandó Sasuke. “¿Qué pasó?”
“Te dispararon y—“
“¿Me dispararon?” Preguntó Sasuke con histeria. Kakashi arqueó sus cejas. ¿Sasuke actuando con histeria?
“Cálmate.” Insistió Shizune mientras que iluminaba con la luz de su linterna los ojos de Sasuke. “Dime lo que recuerdas.”
“¿De qué estás hablando?” Espetó Naruto. “¿Cómo esper—“
“¡Naruto!” Shizune se volteó hacia el Uzumaki. “Déjalo hablar.”
La boca de Naruto se cerró, pero puso mala cara mostrando desacuerdo. Dándole una mirada al nivel de pulsaciones de Sasuke, se dio cuenta de que seguían estando increíblemente altas. Realmente estaba asustado.
“Sasuke, ¿qué recuerdas?” Repitió Shizune.
El Uchiha la miró con cansancio. “Nada.” Admitió en un murmullo antes de mirar más allá de ella para ver a Naruto. “¿Quién eres?”
El corazón de Naruto cayó a la boca de su estómago.