Pensé que nunca llegaría este día, que quizás alguna fuerza extraña detendría el tiempo o que quizás despertaría para darme cuenta que todo es una pesadilla, un horrible sueño que solo se formuló en mi cabeza, pero no, el destino es maldito y juega con nosotros como quiere, debo de levantarme y afrontar los hechos
Hoy se casa el amor de mi vida… y no es conmigo.
Me llamo Takao Kazunari recién graduado de la preparatoria Shutoku, los mejores años de mi vida no lo negare, pero ahora, solo son recuerdos dolorosos que están perfectamente en mi cabeza, torturándome, recordándome lo que fue y lo que nunca más será. Con pesadez camino al baño para despabilarme, tengo que seguir empacando mis cosas ya que me mudare para estar más cerca de la universidad, sin embargo esos ánimos que me regocijaban se esfumaron, el reloj suena mientras tomo la ducha marcando las 12… a esta hora debe de estar entrando al altar, con esa agraciaba joven… no la ama, de eso estoy casi seguro o es mi mente la que me lo repite vez tras vez para que duela menos, pero no lo consigo ya que siento el salado sabor en mis labios de las lágrimas que se abren paso por mis ojos, demonios, ya no quiero llorar….ya no quiero sufrir, pero no lo puedo evitar, me duele, me duele mucho. Termino llorando como un niño perdido hasta que mis dedos se sienten arrugados, envuelvo mi cuerpo en una toalla y me comienzo a cambiar sin ganas, sin ánimos de nada.
Comienzo a guardar mi ropa y demás pertenencias en mochilas y cajas, espero que distraerme en eso sirva, pero no es así, cada minuto pasa de manera lenta y tortuosa, no quiero saber nada más de ese hombre pero una ligera esperanza queda en mi interior y ¿si se arrepiente? ¿Y si al final dice que no?... sé que es un arma de doble filo, pero, necesito verlo, necesito que no solo mi cabeza, si no también mi corazón, todo mi ser entiendan que el ya no estará o quizás solo es mi egoísta deseo de que tal vez….solo tal vez él se arrepienta.
Siempre he sido una persona impulsiva, y esta no es la excepción así que antes de que piense en mis acciones tomo una sudadera, mis llaves y salgo corriendo, se en que iglesia se está casando, sé que nadie conocido estará presente, quizás exceptuando Akashi, debido al lazo entre las dos familias, pero hasta él sabe que comete un error, sé que la generación de los milagros, esa bola de raros a los que , aunque no lo diga, considera sus amigos están en contra, sé que él está en contra… lo se…lo se….
Corro con todas mis fuerzas, en ese momento de adrenalina no se me ocurrió tomar un bus o tren, o esta espantosa carreta que use por 3 años seguidos. Jadeo fuertemente y siento mi corazón palpitar con fuerza producto del esfuerzo y del miedo de la situación.
Mi carrera se detiene abruptamente en cuando veo la iglesia, las campanas resuenan fuertemente lastimando mis oídos mientras observo con mis propios ojos como la pareja recién casada sale del recinto, debo admitirlo entre aplausos, bendiciones y demás palabras de suerte hacia ellos yo solo me enfoco en ti, en lo elegante que te vez con ese traje, una corbata gris haciendo juego a la flor que llevas en la solapa, discreto y sutil, pero bastante atractivo, tu perfecta cabellera reluce entre los invitados, luces espectacular, carajo, ni siquiera en esta situación puedo dejar de admirarte.
Parezco un delincuente escondido entre los barrotes del lugar desde donde te veo, te casaste, lo hiciste….mi cabeza tarda en procesar todo, no creo soportar mucho, necesito irme, alejarme, mi cerebro ordena caminar, pero mis piernas no se dignan a obedecer sigo ahí, parado, viendo como los labios que tantas veces probé, ahora besan a alguien más, un sonrisa irónica aparece en mi rostro al ver tal escena, una sonrisa patética, contrastante a las lágrimas que caen de mis ojos, nunca me dejabas darte muestras de cariño en público, pero supongo que teniendo a esa belleza a tu lado se pueden a hacer excepciones, creo que es suficiente prueba de que ya no me perteneces… ¿alguna vez lo hiciste?...no sé pero ahora ya no quiero pensar en nada…ni en nadie, aprieto mis labios con fuerza…vámonos….¡vámonos ya!....al diablo tu…al diablo todo el mundo.
He perdido el sentido del tiempo, creo que han pasado horas pero no podría asegurarlo ya que el cielo se encuentra nublado, no tardara en llover…bueno al menos debo agradecer a dios que me mando este clima para hacer ambiente, he dejado de sentir mis piernas, llevo demasiado tiempo sentado aquí…en este parque, sobre esta roca, en esta posición… ¿que debería de hacer?
La lluvia interrumpe mis pensamientos corriéndome del lugar, debo de irme mi madre seguro estará preocupada, me levanto y tardo unos minutos para que mi cuerpo vuelva a responder, comienzo a caminar más por instinto que nada, la gente a mi alrededor corre apresurada, tranquilos, solo es agua, créanme que hay cosas peores, tallo mis ojos que ya están irritados y continuo el camino a casa, siento algo vibrar, cierto tenía el celular en silencio reviso la pantalla, 20 llamadas perdidas, eso no es bueno, no quiero preocupar a mi familia, no puedo llegar en este estado tan deplorable, necesito sonreír, necesito levantarme y seguir adelante necesito…necesito dejar de amarte sin-chan….eso necesito…
-¡oye! ¡Takao imbécil!-
¿Me llaman? Distraído volteo para recibir un puñetazo en mi mejilla, me tomo desprevenido por lo que azoto contra el piso, ahora recibo golpes de extraños, dios ahora que me golpeé un rayo si te parece.
-¿¡Porque demonios no contestas el celular?!¡Te juro que si trajera una piña ya estaría ensartada en tu cabeza!
¿Piña?... ¿malhablado y violento?...es Miyagi Sempai, suspiro y me siento en el mojado pavimento alzando la mirada para encontrarme con la molesta mirada de mi Sempai, mi mejilla arde pero hay dolores peores así que lo dejo pasar.
-Todo el equipo ha estado preocupado por ti tarado, al menos ten la gentileza de contestar y decir que quieres estar solo o lo que sea-
Bajo la mirada a modo de disculpa, no tengo ganas de fingir que todo está bien, soy fuerte pero todos tenemos un límite y tú eras el mío.
-Oye…di algo, una broma, una burla o lo que sea-
Su voz suena más calmada sé que está preocupado, conviví con ese equipo como para conocer cada reacción a la perfección, como Otsubo-san se sonrojaba ligeramente cuando llegaban chicas a animar al equipo, como Kimura-sempai se apasionaba al dar sus discursos después de un partido ganado, como sin-chan adoraba que le abrazara por la espalda aunque siempre lo negara
...Sin-chan…
Han pasado horas y al parecer mi cuerpo tiene demasiada agua porque las lágrimas vuelven afluir mezcladas con las frías gotas de lluvia.
-Eh…oe Takao…Takao…levántate te resfriaras- mi Sempai rasca su nuca preocupado al no saber muy bien cómo responder, demonios tenía que aguantar un poco más pero al parecer hoy mi cuerpo me lleva la contraria, comienzo a sollozar sorbiendo mi nariz, porque no me puede dejar de doler… ¿Porque?
-Suficiente- alzo la vista esperando otro golpe, o unas palabras como “no llores por un imbécil así” pero lo que recibo es un abrazo, una calidez que reconforta mi mojado cuerpo.
-Tranquilo…todo estará bien….eres fuertes Takao….sabrás levantarte y seguir adelante- las palabras de mi Sempai suenan tan reconfortantes como de un hermano mayor que sabe que decir en el momento indicado, por un día mando al diablo mi careta y permito que el llanto salga, permito que mis sentimientos se desborden, por un día me permito llorar, maldecirte, odiarte, me permito desahogarme…no me interesa como me vean los demás, solo aprovecho el hombro de un de mis amigos para soltar esas emociones por completo. Hoy he caído pero me levantare, te voy a olvidar y seguiré adelante, dejare de amarte Midorima, prometo…
Que dejare de amarte…