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[KaiSoo] La felicidad de mi pasado por Yeolen Inmortal

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 Las calles de Seúl se sentían tan solitarias a esa hora de la mañana. Las pocas personas que transitaban la calle vestían trajes recién sacados de la tintorería, café en una mano y portafolio en la otra. Algunos alumnos recién asomaban sus despertados rostros. Mochilas sobre sus hombros puestas descuidadamente, como si hubieran sido tomadas al apuro. La brisa mañanera recorría sus rostros tratando de llevarse el sueño con ella. Otro día más de verano.

Las cafeterías ya estaban abiertas, mientras que el resto de tiendas aun permanecían cerradas. Las pocas personas que transitaban a esa hora y no habían desayunado entraban en ellas por un café y algunos sándwiches. No le sorprendía que la cafetería Our Place estuviera con unos pocos clientes.

Aquella cafetería había sido cuna de la mayoría de sus recuerdos en la ciudad. Los momentos más importantes habían ocurrido en aquel lugar de toque rustico. Mesas cuadradas y sillas de aparente fina madera. Cuadros enigmáticos a los alrededores y una música de fondo reconfortante. Cada canción dándole melodía a las vidas ajetreadas de las personas que entraban al lugar.

Pensó en entrar al lugar pero sus pies decidieron seguir su camino. Los años habían pasado pero aun él no podía olvidar el pasado. Los sucesos aun permanecían en su mente. Cada palabra, cada caricia, cada golpe. El dolor del rechazo y la agonía de saberse odiado por la persona a la que más quería.

Una mujer que iba en sentido contrario choco con él. Su saco negro cayéndole por los hombros debido al golpe. Sintiéndose comprometido no hizo más que inclinar la cabeza en señal de disculpa. Un bufido salió de los labios de ella antes de seguir su camino con el sonido de sus tacos resonando en su mente a cada paso que daba.

Supuso que la vida era así. No había tiempo para si quiera dedicarle unas palabras a un extraño. Con cada año que pasaba la vida de los demás parecía hacerse más y más ajetreada, como si el tiempo se desvaneciera entre sus dedos. Y ahí estaba él. Viviendo de sus recuerdos y más profundos deseos. Aquellos que lo habían mantenido con vida todo este tiempo.

Sus pasos se hacían más lentos a comparación del resto. Su cuerpo se movía lentamente mientras las calles que segundos antes estaban casi vacías, comenzaban a tornarse llena de gente.

Hombros chocando con los de él. Parecía que el resto del mundo quisiera hacerle entender que el tiempo pasaba rápido y que debía atesorarlo. No malgastarlo en tontos pensamientos como si aun fuera un estudiante de 16 años. No, ahora tenía 35.

El toque de un objeto vibrando en el bolsillo derecho de su pantalón interrumpió sus pensamientos. En la pantalla táctil de su celular podía ver claramente el nombre de Yifan parpadeando a la par de cada vibración hasta detenerse por unos segundos y empezar de nuevo.

Fueron exactamente cinco llamadas. Cinco intentos de comunicarse con él. Dos minutos y medios perdidos de su preciado tiempo.

Cuando empezaba a darse la sexta llamada decidió contestar, no sin antes asegurarse de no obstruirle el paso a aquellos que caminaban como si un demonio los persiguiera.

Bajo el cobijo de una florería que recién abría, deslizo su pulgar por la pantalla.

-¿Se puede saber por qué no contestabas el teléfono? - la voz de Yifan sonaba exasperada y a la vez angustiada. - Te dije que no salieras del hotel y eso fue lo primero que hiciste.

-Sabes que nunca - Yifan lo cortó

-Sí, que nunca haces lo que te digo. Ya lo sé - un suspiro abandono sus labios. Suspiro que no supo que estaba conteniendo hasta que el aire salió de sus labios.

-De todos modos, ¿Sucedió algo importante? - el silencio lleno el transcurso de la llamada.

-Cambiaron el horario de la firma de autógrafos. Te quieren ahí a las diez.

-Si eso es todo, voy a colgar. - un bufido de escucho en la línea

-¿Por lo menos puedes decirme donde estas? Iré a recogerte en mi coche. - KyungSoo considero la idea unos segundos. La imagen de Tao corriendo por su mente.

-No. Llegare al centro comercial a esa hora. Espérame en la entrada.

-KyungSoo. Sé que has estado aquí antes pero realmente preferiría ser yo quien -

 

-Ya has hecho mucho por mí, Yifan. Dedícale este poco tiempo a Tao si no quieres que se aburra de ti y no acepte casarse contigo.

Alejo el celular de su oreja para después deslizar su dedo por la pantalla dando por finalizada la llamada. Sabía que si no cortaba la llamada él, Yifan no lo haría.

La florería donde se había detenido finalmente abrió sus puertas por completo. Alrededor de él se podía apreciar todo tipo de flores. Desde las típicas rosas hasta Baby's Breath. Se pregunto si sería raro en un hombre comprar flores para sí mismo.

Sí, eso sería raro para los demás.

---------------

El centro comercial estaba atestado de gente. No sabría decir a ciencia cierta de si era a causa de su firma de autógrafos o si solo la gente atestaba el lugar para hacer compras. A lo lejos vio como Yifan lo esperaba en la puerta con un mar de gente empujándolo de vez en cuando.

Cuando estuvo a un paso de Yifan pudo escuchar como este bufaba e insultaba a algunos en chino.

Rió internamente.

-Señor editor, no debería de hablar en chino en Corea - soltó en señal de burla. El alto al percatarse de que era él quien le hablaba no hizo más que sonreír de lado. Había entendido su pequeño juego.

-Señor escritor, le recuerdo que no manejo muy bien el coreano. - KyungSoo rió. Esa era la mentira más grande que podía decir Yifan.

-¿Esperaste mucho? - pregunto cambiando de tema.

-No. Estuve aquí un par de minutos. Tenemos que apresurarnos antes de que Tao enloquezca y haga un escándalo delante de toda la prensa.

KyungSoo asintió. Su carrera estaba en manos de Tao y si era así no debía hacerlo esperar mucho o todo se iba a ir por la borda. La mayoría de personas que caminaban por el centro comercial no lo reconocían, solo una que otra admiradora y en ocasiones admirador lo saludaban o chillaban de la emoción.

Su corazón latía fuertemente de orgullo dentro de su pecho. Era esto por lo que había trabajado durante tanto tiempo.

Los pasos de Yifan se detuvieron frente a un gran local al que por el nombre pudo reconocer como la librería donde sería su firma de autógrafos. Una cola inmensa rodeaba el local y la gente, que al parecer lo vio, comenzó a chillar de emoción. Gritos y exclamaciones llegaron a sus oídos. En ese mismo instante unos agentes de seguridad se acercaron a él y Yifan para evitar que cualquier fan se acercara más de lo debido.

Otra vez se pusieron en marcha.

Si afuera del local había una larga fila de gente, dentro era aun más. Había personas sentadas en mesas que la librería, supuso, había instalado para mayor comodidad de los clientes. Había carteles con la portada de su libro por doquier. En el centro, una pila de sus libros estaba acomodada perfectamente. Frente a ellos un parante con la imagen de él. Salía bastante guapo a decir verdad.

Todo estaba pulcramente ordenado.

Tao había hecho un magnífico trabajo otra vez.

Yifan lo agarro del brazo para llevarlo detrás de la mesa que habían acondicionado para llevar a cabo la firma de autógrafos. Las personas estaban moviendo sus pies sin parar en señal de emoción. Una fan saco una cámara fotográfica de su bolso. Yifan la vio e hizo un sonido de negación con la boca. Iba a llamar a los agentes de seguridad para que le dijeran que no podía tomar fotos cuando KyungSoo lo detuvo.

Se encogió de hombros a la par que le regalaba una sonrisa al alto. Vio como Yifan rodaba los ojos en señal de que estaba bien. Las fans se podrían tomar fotos con él.

Tao se acerco por detrás suyo y le toco el hombro. Intercambiaron sonrisas antes de que este gritara que la firma de autógrafos había comenzado.

Los fans comenzaron a gritar de júbilo. Rápidamente la primera persona de la fila se acerco a su mesa. Una jovencita de no más de 20 años. Traía su libro en mano y una sonrisa tímida en el rostro.

-Hola! - saludo animado. Un color rosa se asomo por las mejillas de la joven.

-Kyung....KyungSoo oppa - la joven logro decir a duras penas su nombre.

Una sonrisa más y la joven comenzó a chillar. Le dio su nombre y él procedió a escribir el mensaje.

"Querida Ann:

Gracias por comprar mi libro y apoyarme. Conserva el sonrojo de tus mejillas. Luces hermosa así."

Después de entregar el libro a la joven esta comenzó a dar saltitos de alegría. La siguiente persona se acerco a su mesa. Esta se comporto igual que la primera joven. KyungSoo se sintió muy agradecido. No pensó que su libro tendría tanta acogida.

Después de dos horas, o algo por ahí ya que había perdido la cuenta de cuantas veces había estado firmando libros y sacándose fotos con las fans, finalmente acabo.

Yifan conversaba con Tao animadamente mientras que el personal de la librería limpiaba el lugar. Las puertas del local, que eran de vidrio, estaban cerradas aun así podían mirar que el ajetreo del centro comercial no se había detenido.

Bebió un poco de agua y se dispuso a pararse. Había pasado demasiado tiempo sentado. Un sonido proveniente de la puerta principal lo detuvo. Alzo la mirada al lugar y lo vio.

Alto, piel bronceada, cabello alborotado, ojos almendrados, nariz respingada. Lucia igual, solo que ahora ya no llevaba la ropa casual de antes. Ahora lucía un traje de oficina. Un saco en tono gris, camisa blanca y pantalón negro ceñido al cuerpo.

Sus ojos se abrieron de par en par.

El hombre tras la puerta tocaba una vez más. Yifan salió de la burbuja en la que había permanecido durante su conversación con Tao y se percato del hombre tras la puerta. Hizo una seña de que todo ya había acabado pero el hombre seguía ahí. Sin moverse.

-Déjalo entrar - susurro KyungSoo.

-Pero ya -

-Déjalo entrar - dijo esta vez con un tono más| fuerte.

Yifan se encogió de hombros aun sin saber muy bien de que iba todo eso. Hizo una seña al agente de seguridad que estaba a su lado y este fue a abrir la puerta. El hombre sonríe por inercia.

Segundos después aquel hombre comenzaba a caminar en dirección de KyungSoo.

Las piernas del más bajito flaqueando y provocando que estuviera a punto de caerse.

-Hola - saludo el otro parándose frente a él.

-Hola - dijo a penas.

-¿Me recuerdas? - KyungSoo sonrió. Su cuerpo relajándose al instante.

-¿Cómo olvidarte? - el otro sonrió.

-¿Llegue muy tarde?

-Siempre llegas tarde, Kim JongIn. - el moreno hizo ademan de rascase la cabeza. Justo como lo hacía antes.

-Lo siento.

-¿Quieres un autógrafo? - JongIn asintió pasándole su libro.

"JongIn-ah , ha pasado tiempo. No creí que volvería a verte. Sigues pareciendo el distraído de antes.

Se detuvo un momento dudando en si escribir o no aquella palabras que corrían por su mente.

¿Aun soy importante para ti?


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